¿Por qué no probarlo?

Pensó que el hecho de que su mujer no hubiera estado con ningún otro hombre que no fuera él, no era “justo”. Le comentó a su mujer lo que había pensado pero ella se mosqueó.

Antonio – TUDELA
Mi nombre es Antonio y estoy casado con Lola desde hace 10 años. Nos conocimos desde niños y fuimos novios cuando yo tenía 16 años y ella 15. Nuestro matrimonio siempre ha ido de maravilla, tenemos dos hijos y Lola se conserva igual de hermosa. En la cuestión sexual, también hemos sido muy afortunados de satisfacernos plenamente y básicamente por que he tratado de inventar cosas nuevas constantemente. Diferentes posiciones, diferentes lugares, caricias, motivarnos con videos, etc.
Todo esto, con la intención de no caer en la monotonía pero de tal manera que al pensar en nuevas sensaciones, llegué a desear verla con otro hombre. Quería que ella experimentara el probar una polla diferente a la mía.
Ella no había tenido relaciones con otro hombre que no fuera yo, y eso me parecía que era limitar su satisfacción y su posibilidad de experiencia.
Mi verga es de un tamaño regular y creo que le satisface, pero compré un consolador de plástico de gran tamaño y pude ver lo mucho que lo disfruta. El problema fue que cuando le dije que me gustaría verla con otro, se indignó. Me dijo que si no la conocía, que como era posible que la quisiera compartir con otro hombre. Al ver su reacción le pedí disculpas y le dije que solamente era una idea, que lo olvidara. El otro problema fue que yo no lo olvidé y comenzó a crecer esa idea en mi, aunque no sabia como podría hacerlo realidad.
Después de mucho pensarlo decidí como lo haría. Tendría que ser sin que ella supiera que yo lo había planeado. Puse un anuncio en la sección de contactos y seleccioné a un hombre de 35 años, del cual omitiré su nombre. Parecía ser una persona seria y que me inspiró mucha confianza. El plan era que saldríamos Lola y yo a una disco y nos sentaríamos cerca de él, para que ellos quedaran viéndose de frente y que él la coqueteara con la mirada y si había respuesta de ella seguir adelante. Yo me levantaría para ir al baño, para que él aprovechara. Le pedí que fuera muy educado, por que de otra forma, de seguro que ella lo rechazaría.
Tengo un negocio de venta de repuestos electrónicos y le di a él una grabadora de reportero con un micrófono que le adapté para que grabara su conversación con Lola. Así lo hicimos. Le dije a Lola que la llevaría a bailar y que se arreglara. Nos fuimos a la disco y al llegar inmediatamente vi a mi nuevo amigo. Nos sentamos como lo había planeado y después de un rato de bailar y de tomar algunas copas, pude ver como cada vez que yo me giraba para mirar la pista de baile, Lola se giraba para atrás, hacia donde estaba sentado él. Incluso en una ocasión la vi sonriendo así que decidí que era el momento de ir al baño, aunque con un poco de nerviosismo, por lo que pudiera pasar.

En el fondo quería que ella lo rechazara, pero era más mi deseo porque no fuera así. Tardé un poco más de lo normal y cuando regresé Lola estaba sola. Me senté y le pregunté:
– ¿Todo bien?
– Sí, amor – contestó.
Yo tenía la ligera esperanza que me dijera que un tipo se le había insinuado o algo, pero no fue así. Pensé que sería por temor a que armara un desmadre y aunque yo no aguantaba la espera de hablar con él, tendría que esperar al otro día. Me levanté más temprano de lo normal y en cuanto salí de casa llamé a su móvil para saber que había pasado.
– Hola, ¿como estás?
– Bien, ya está, solamente falta que me llame tu mujer pues le dejé una tarjeta con mi nombre y teléfono.
Sentí que se me removía todo el estomago, pero ya estaba hecho, yo me lo busqué, era mi deseo. Ahora había que ver hasta donde llegaría Lola. Le pregunté a él como se había grabado y me dijo que solamente se oía su voz y la música, pero que él me diría lo que contestó Lola a lo que él le decía. Me contó que se acercó a ella y le dijo que por favor no lo tomara a mal, pero que llevaba rato observándola y que le parecía una mujer muy hermosa y que se sentiría muy honrado si le aceptaba una invitación a tomar un café. Me dijo que ella se puso muy nerviosa y se giraba mirando para los servicios, pero que cogió su tarjeta y la guardó en su bolso. Ahora habría que esperar para ver si Lola le llamaba pero, como era un sábado, no le podría llamar, ya que por la tarde no trabajo y yo estaría en casa. Todo el fin de semana estuve muy nervioso y ella de lo mas normal.
El lunes por la tarde me llamó él, me dijo que ya le había llamado Lola, que la invitó a tomar un café y que quedaron de verse allí, a las diez y media de la mañana el martes. Entonces me vi con él para ponernos de acuerdo de como sería todo y le di una bolsa conteniendo una cámara de vídeo disimulada para que grabara todo lo que sucediera. Le dije que en caso de que hubiera algo, tendría que ser en un hotel. No quería que ella supiera donde vivía él.
Por la noche me dijo Lola que le había llamado una amiga de la escuela, que a mi me cae muy mal, y que la invitó a desayunar. Le dije que estaba bien pero como os podéis imaginar, esa noche no pude dormir. Al día siguiente me despedí, le dije que se portara bien con su amiga y que no iría a comer.
Toda la mañana estuve como cuando ella dio a luz, caminando de un lado a otro, esperando la llamada de mi amigo que, a las dos me llamó y me dijo que estaba servido. Fue primero un sentimiento de desilusión, ya que no creía capaz a Lola de hacerlo, y me llegaron las dudas de que si realmente seria la primera vez. Pero también ardía en deseo de ver el vídeo y escuchar los detalles.

De inmediato me reuní con él y le pedí el vídeo. Estiró la mano con el vídeo y sin soltarlo me preguntó si estaba seguro de querer verlo. Se lo arranqué y solo le dije que regresaría más tarde, para hablar con él. Me fui directamente a mi despacho y mientras rebobinaba la cinta, que por cierto estaba terminada, me serví un trago y encendí un cigarro. Al encender el vídeo lo primero que vi era una cama vacía, se oía música de la que programan en los moteles y así estuvo por mas de 10 minutos sin verse nada más que la cama.
Después se oyeron los gemidos de Lola y supuse que le estaba acariciando el coño. Luego oí los de él y se dejaron de oír los de ella. Quince minutos después de solamente oír gemidos, él se acostó en la cama, totalmente desnudo y con una erección de aproximadamente 20 cm. Ya me había enseñado su miembro cuando hicimos el contacto, pero no estaba erecto. Después llegó Lola, también desnuda y se situó inclinando su cara sobre aquel miembro, pero tapándome todo con sus bellas nalgas pero él, descubriendo que no voy a ver nada suavemente le cogió el trasero, apartándolo, mientras ella le mamaba la polla. Yo no podía creer lo que estaba viendo, mi bella y fiel mujer con una verga enorme en los labios.
En ese momento, puse el stop y fui por un rollo de papel al baño pues estaba seguro que me tendría que masturbar un par de veces. Seguí viendo como Lola estaba como si le fueran a quitar esa verga. La besaba de arriba a abajo, con su lengua, con sus labios, se la metía casi todo en su boca y con una mano la masturbaba. Creí que lo haría orgasmar ya que Lola hace unas mamadas increíbles, pero después de unos minutos él la detuvo pidiéndole que se sentara sobre el. Lola se situó y con su mano cogió su verga, la frotó por el chocho y luego dándose masajes con la verga en las nalgas, en el ano y en el coño. Luego la puso en la entrada de su chocho y se fue sentando en ella lentamente, hasta que vi como desapareció, quedando a la vista únicamente, los huevos.
Yo sabía que podía con ella, porque eras más o menos del tamaño de la de plástico que le compré. Pero estaba seguro que la sensación debió ser increíble, por que inmediatamente se empezó a mover, primero lentamente y cada vez mas rápido.
Pronto vi como los labios de su coño quedaban abiertos y como brillaban de humedad pero no tardaron más de tres minutos cuando, por las exclamaciones de ambos, me di cuenta que estaban corriéndose al mismo tiempo. Entonces Lola se recostó sobre su pecho mientras el tomaba una caja de pañuelos de la mesita de noche. Le sacó la verga, todavía erecta, ella se limpió con los pañuelos y dejándoselos en el coño cerró las piernas, lo abrazó y se besaron durante unos minutos, acariciándole él los pechos y las nalgas con una mano y con la otra la abrazaba.

Al rato ella le cogió la verga, la empezó a masturbar y de nuevo se le puso totalmente tiesa. Entonces él se levantó, se montó sobre ella, le abrió las piernas, le quitó los pañuelos, le frotó el coño con la verga un poco y de un solo golpe se la metió toda. Lola cerró las piernas en ese momento y gimió muy fuerte. De nuevo abrió las piernas y con sus manos le apretaba las nalgas y le ayudaba a que la penetrara más profundamente. Tardaron unos 5 minutos en orgasmar, esta vez primero él y luego Lola. Después se quedaron otro rato besándose y hablando.
No se oía nada, pero después él me dijo que Lola le decía que no quería que la malinterpretara, pero que le había gustado mucho y que quería seguirlo viendo, que ella me amaba, pero que yo tenía un pene muy diferente y que también lo hacía muy diferente.
Le dije que si le había preguntado si lo había hecho antes con otro y me dijo que no le había preguntado. Ahora mis dudas son si será bueno que le permita que la siga viendo. Para mi fue una experiencia increíble verla gozar de esa manera, pero no se si vale la pena correr el riesgo de que se enamore.
Él me dice que no le interesa ella para enamorarse, pero le gusta como lo hace, aunque si no estoy de acuerdo él se retira. Pero ahora que ella lo ha probado, yo sé que si no es con él será con otro.
Saludos y hasta otra