Relato erótico
El amigo de mi marido
Era amigo de su marido y por temas de trabajo tuvo que ir a Marbella. Se hospedó en su casa y a nuestra amiga le encantó provocarlo. Hasta su marido le dijo que si quería, podía echar un polvo con él y hacer realidad una de sus fantasías.
Paula – MARBELLA
Lo que voy a contar me sucedió hace dos meses, y comenzó, con la llegada de Alfredo, amigo de mi marido. Este tal Alfredo vino de vacaciones a Marbella y se hospedó en nuestra casa por 3 días. Llegó un jueves y pasó el día completo con mi marido, pues ambos se dedican a lo mismo.
El viernes me invitó a irnos a pasear y conocer parte de la población, pues el quería conocer todo lo que pudiera y de paso comprar alguna cosa para su familia.
Yo por mi parte, era feliz porque solo llevamos aquí en Marbella unos nueve meses y aun no la conocía mucho así que me alegré con su invitación, aunque en realidad casi me hice invitar yo porque no estaba en sus planes que fuera con él, pero se lo sugerí y no se opuso, conocimos varios lugares.
Ese mismo día mí marido y Alfredo se fueron a tomar unas copas con unos compañeros de la oficina, había una reunión, mi marido le dijo que al terminar, podía reunirse con ellos.
Sobre las ocho de la tarde regresaron de la reunión, habían estado bebiendo un exceso de cerveza y estaban algo “lanzados”. Nos pusimos a ver una película en la tele, pero Alfredo quería salir a conocer algo de la vida nocturna de Marbella. Mi marido llamó a otro de sus amigos, Francisco, para ver si podían hacer algo antes de que fuera muy tarde para salir. Antes de salir y como ellos ya estaban con algunos traguitos de más, me pidieron que comprase cerveza para nosotros, yo compré tres botellas, pero solo tomamos una botella juntos y ellos se fueron, así que yo, pensando que la noche había acabado, me fui a dormir.
Llegaron algunas horas después, y rápidamente me levanté para acompañarlos, continuamos bebiendo el resto de la cerveza que quedaba y como había sido un día largo, mi marido sugirió que nos fuéramos a dormir porque estaban muy cansados. Nos fuimos a nuestro dormitorio y el amigo se quedó en la sala viendo la televisión, aunque mi marido le sugirió que si quería podía poner algunas de las películas porno que tenemos en casa.
A él y a mí, a veces nos provoca, y ponemos algunas pelis para calentarnos.
Nos acostamos y yo realmente estaba con muchas ganas de tener sexo. La presencia de Alfredo en la habitación contigua me excitaba muchísimo, pero mi marido no me hacía caso, le chupé la polla con mi mejor mamada, me subí sobre él y nada de nada. Estaba más que frustrada, me moría de ganas, me imaginaba como sería tener sexo con Alfredo, pero no le dije nada a mi marido, así que con la sed que da el haber estado tomando cerveza con el estomago vacío, fui a la cocina por un vaso de agua, luego fui al baño y cuando salí él estaba de pie y yo no sabia por qué. Regresé al dormitorio y se lo conté a mi marido, diciéndole lo que había pasado, aunque muchas veces nos habíamos excitado juntos con la fantasía de que yo lo hiciera con otro hombre, me sorprendió un poco lo que el me dijo.
– Si quieres, sal y ten sexo con él si así lo deseas.
No sé si fue por los vasos de cerveza que había tomado o todo el tiempo que había estado con Alfredo en los últimos dos días, pero tenia ganas de saber que era estar con otro hombre, pero no era capaz de decírselo abiertamente a él. A pesar de todo, salí y me acerque a la sala, él estaba viendo una película porno de dibujos animados que a mí me gusta mucho y nos pusimos a comentar sobre las escenas, el parecido de los dibujos con la chica que los había creado y cosas parecidas, hasta que con el pretexto de tomar nuevamente agua, me fui a la cocina. Estaba bebiendo en la oscuridad cuando él llegó, me pidió que le diera un poco y mientras que le servía el agua, se me acercó y me tocó la espalda, luego sus manos buscaron mis pechos frotándolos con delicadeza, y aunque yo le pedí que se detuviera, no me hizo caso contestándome que por favor le dejara ya que desde el día anterior me había estado observando y no resistía más. Sentir mi olor y el calor que emanaba de mi cuerpo cuando por casualidad nos tocamos las manos. Esto me gustó y no pude decir nada más, así que simplemente cerré los ojos y me dejé llevar, sintiendo sus manos acariciando mis pezones, cosa que me gustaba más a cada minuto.
Pronto nos fuimos a la sala, ya que se suponía que él estaba viendo una película porque allí le había colocado una cama, yo me solté de él y me dispuse a ver la película pero él se acercó nuevamente, cogió mi cara acercando sus labios a los míos y besándome suavemente me dijo:
– Eres tan sensual que no soporto más.
Sus besos eran calientes y su lengua la sentía distinta, ya que solo he tenido una pareja y recién entonces pude comparar lo que se siente si otra persona me toca, me gustaba y correspondí a sus besos y le tocaba la cara con suavidad sintiendo su piel vibrar, como se iba calentando y como vibraba su cuerpo, yo sentía lo mismo y bajé mi mano hacia su polla, pero como tenía el pantalón puesto, rápidamente se lo bajó, y pude tocarlo, sentirlo, olerlo, y sin saber como, estaba de rodillas frente a él, empezando a mamar su cipote con mucha suavidad. Estaba saboreándolo y me sorprendí a mi misma viendo lo grueso y ancho que era la cabeza de su polla.
Descubrí que su pollón y sobre todo su capullo me volvían loca. Se lo chupaba primero por encima y conforme iba sintiendo más placer iba chupando más y más adentro hasta que lo tenía en el fondo de mi garganta, metía y sacaba su polla de mi boca en forma continua y alocada, succionándolo de arriba abajo, sintiendo con mi boca y manos como iba creciendo. Con mi saliva iba mojando y recorriendo con mis labios y lengua todo su miembro, tocaba sus huevos suavemente y a la vez en forma descontrolada sintiendo como iban creciendo y calentando poco a poco.
Levantó mi cara, me hizo poner de pie y me besó en los labios buscando mi lengua para chuparla y morderla con fuerza y fiereza, su cabeza bajó a mi pecho mientras sus manos acariciaban con delicadeza mis pechos, su boca los buscó succionándolos suavemente, mientras yo me sentía morir de placer, pero tenia miedo de hacer ruido y que los vecinos me oyesen, así que todo lo que sentía se quedaba dentro de mi.
Al rato, me pidió que me apoyara en la pared y me pusiera de espaldas a él, yo no quería hacerlo pero, su forma de tocarme me elevaba al cielo, y sin oponer ninguna resistencia hice lo que me había pedido apoyándome en la pared de mi dormitorio sintiéndome tan excitada que levantaba mi trasero levantándome en las puntas de mis pies para permitirle sentirme. Él se colocó detrás de mí y situó su polla. Al principio jugaba de arriba abajo recorriendo mis labios vaginales y yo cada vez me humedecía más y más de solo sentirlo, hasta que por fin introdujo su miembro dentro de mí. Yo me corrí de una forma violenta y espectacular. Mis orgasmos son muy fuertes y me corro abundantemente.
Me dirigí al baño para calmar todo lo que sentía dentro de mí y que de no parar hubiera estallado de una forma escandalosa, conseguí calmarme en el baño y cuando salí pensé que íbamos a seguir tocándonos y sintiéndonos, pero él entro al baño y cuando salió, fue como si no nada hubiera pasado y todo hubiera sido un sueño de placer. Es así como acabó mi noche de lujuria con el mejor amigo de mi marido. Después mi marido salió y me preguntó qué estaba haciendo allí y le dije que viendo la película, pero él me llevó a nuestra habitación e hicimos el amor y yo le conté luego, brevemente, lo que había pasado y como todo lo que había sentido no me había satisfecho ni de lejos sino que por el contrario me había encendido más aun, si eso era posible, así que quise seguir haciendo el amor, lo hice con furia y pasión descontrolada, y mi marido, como siempre correspondió, ahora sí, a todos mis deseos y con solo sentir su olor, oír su voz, sentir sus manos tocándome donde solo él sabe para hacerme estallar de placer, continuamos por dos horas más.
No sé si nuestra pasión la oyó Alfredo, aunque yo realmente quería que nos oyera y que supiera lo que se había perdido. Finalmente nos quedamos dormidos.
Al día siguiente tuve un despertar hermoso ya que mi marido me estaba chupando y dando pequeños mordiscos en el coño y yo casi dormida me movía más y más para obtener más placer. El no se había afeitado y su barba me excitaba más, sentir el roce de su barba, su lengua metiéndose dentro de mí confundiéndose mis jugos con su saliva de nuevo… No sé si Alfredo nos oía, pero me gustaba pensar que sí y a pesar que no hacíamos mucho ruido yo imaginaba que gritaba y me gustaba hacerlo para que el mejor amigo de mi marido se excitara. A veces en mí imaginación pensaba que iba a entrar en nuestra habitación y me iba a penetrar o tocarme, pensando esto sin decirle nada a mi marido, me corría de una forma brutal, acallando mis gritos de placer moviéndome como nunca.
Pero no fue así, nunca entró en nuestra habitación, y yo seguí montada sobre mi marido y cabalgué como no lo había hecho antes, corriéndome una y otra vez, sintiendo un orgasmo dentro de otro y explotando cada vez más, mojándolo como a él le gusta, besándolo de una forma desenfrenada y tocando su cuerpo como si fuera una gata salvaje, sintiendo placer y ansiedad que nunca había experimentado antes. Así me sentí liberada de todos los miedos que tenía y que no sabía que podían tener solución. Ahora me siento libre y no tengo porque temer a lo que siento, que es bueno y sobre todo si mi marido está conmigo. Me bañé y al salir no sé si él dormía, pero me puse la toalla floja y alta para que se vieran mis muslos al completo y estoy casi segura de que sí me vio.
Al llegar la noche, él se despidió, ya que regresaba a su ciudad, pero antes yo le dije o le insinué que volviera pronto. Así acaba la aventura con el mejor amigo de mi amor.
Besos a todos.