Contacto a medida

Habían hablado que les gustaría montarse un trío con una chica bisexual. En los Contactos, de la Revista Clima, encontraron a una chica bisex que buscaba a parejas de su ciudad. Se pusieron en contacto y…

Oscar – Valencia
Me llamo Oscar y siempre había deseado, junto con Vanesa, mi novia, encontrar una chica bisexual con la que poder jugar de vez en cuando y poder explorar su sexualidad. Hasta que al final después de mucho buscar la encontramos de una forma un poco casual. Leyendo vuestra revista llegamos a la sección en la que la gente buscaba amistad o relación con otra gente y vimos el anuncio de una chica bisex de nuestra ciudad que buscaba compañía femenina para relaciones esporádicas y decidimos contestar.
Una semana después, la chica nos llamó por teléfono, ellas hablaron y quedaron en verse en una cafetería del centro. Vanesa se vistió de manera insinuante pero sin parecer demasiado provocativa. Vestía una camiseta de algodón blanca con un pequeño escote que mostraba buena parte de sus gordas tetas, pero que las medio ocultaban unas pequeñas cintas del mismo color, y unos pantalones vaqueros. Al rato de estar en la cafetería ella vio llegar a una chica rubia, de pelo teñido y largo, ojos marrones, con una camisa de rayas azules y blancas y un pantalón color crema parecido a los que se usan para montar a caballo. Una corazonada le dijo que esa era la chica y al girar para poder llegar donde ella, la chica se tuvo que dar la vuelta y pudo ver como el cuerpo, por lo menos el culo, era soberbio.
Sonia, que así se llamaba la chica, se presentó y se dieron dos besos. Pidieron dos cafés y comenzaron a hablar hasta que Vanesa le dijo a la chica que ella prefería que en sus encuentros estuviera presente su novio, o sea yo, que no hacía falta que interviniera pero que le gustaría. Sonia le dijo que aunque no era lo que buscaba exactamente aceptaba lo de estar presente y que lo de intervenir esperaría a estar en plena faena a ver que pasaba. Entonces Vanesa la dijo que si quería me llamaba, ya que yo estaba dando una vuelta cerca por si acaso ella aceptaba y así poder conocerse.
Sonia la dijo que sí, que me llamase y me presenté cinco minutos después. Vanesa me presentó a Sonia y nos dimos dos besos. La verdad es que había surgido la chispa porque se veía en los ojos de los tres que deseábamos estar a solas para dejarnos llevar por la pasión. Pagamos y salimos del establecimiento. Las llevé hacia mi casa, metí el coche en el garaje y a los pocos minutos entrábamos en mi piso. Las dos chicas iban agarraditas de la cintura y en el coche ya se habían comenzado a besar apasionadamente.
Sonia sujetaba a mi novia de la cintura mientras la besaba en los labios con lujuria, con deseo y la iba soltando con delicadeza estudiada los cordones que cerraban la camiseta en el escote. Luego se la quitó y lo tiró a un lado, dejando saltar sus increíbles tetas al aire. Yo me había desnudado y estaba sentado en un sillón con una cámara digital para inmortalizar los mejores momentos, habiendo preparado también una cámara de video en un trípode para grabarlo todo.

Cuando lo hubo preparado todo las dos chicas ya solo tenían encima las braguitas. Una braguita blanca, atada en la cintura por dos cordoncitos en el caso de la rubia y un tanga gris de tejido semejante a la ropa deportiva en el caso de Vanesa.
Se veía que Vanesa estaba bastante mojadita porque el gris de su tanga se veía de un tono oscuro en su coño. Entonces Sonia se arrodilló bajando el tanga de mi novia con los dientes y luego ayudándose con las manos, hasta que se lo quitó definitivamente. Luego ella se levantó y dejó que Vanesa hiciera lo mismo. Ya desnudas las dos, Sonia, agarrándola de la mano, llevó a Vanesa hasta la alfombra del centro del salón, se sentaron y comenzaron a besarse, primero muy dulcemente pero luego fueron convirtiendo sus besos en húmedos y lujuriosos. Sonia iba descendiendo por el cuello de mi novia y le daba pequeños mordiscos de vez en cuando para volver a subir a la boca mientras con sus manos acariciaba los gordos pechos de Vanesa para luego descender a su sexo y abrirle los muslos prodigándola caricias inocentes primero y luego más sexuales. Yo, en el sillón, no paraba de disparar la cámara y de acariciarme el miembro hasta que me cogió unas dimensiones considerables.
Al rato Sonia se puso de pie para ofrecer su coño a Vanesa y yo pude observar el cuerpo de la chica. Tenía dos pechos que desafiaban la ley de la gravedad, con los pezones como dos pequeñas montañitas de color rosado que apuntaban al frente, un sexo completamente rasurado que se abultaba en dos labios completamente deliciosos y un culo redondo, duro y casi perfecto. Vanesa empezó a comerle el coño a su compañera de juegos pero en seguida la hizo tumbarse y colocarse sobre ella en la postura del 69. Vanesa era de pechos más redondos y muy grandes pero también bien puestos y nada caídos, al contrario de Sonia tenía el vello púbico completamente negro y el culo un poco más grande que el de Sonia pero también sin caerse.
Sonia lamía los labios vaginales de Vanesa para después aspirar el clítoris y jugar con sus labios con él. Vanesa entretanto lamía como una perrita con su lengua húmeda los labios una y otra vez para después lamer a velocidad de vértigo el clítoris y con una mano acariciar en círculos el ano de Sonia. Las dos chicas a su vez, como podían, se acariciaban mutuamente los pechos hasta estallar las dos en un gran orgasmo. Se miraron después de sentarse juntas en el suelo tras este combate amatorio y miraron mi polla como si fuera un caramelo, se acercaron a mí y me hicieron ponerme de pie. Ellas se colocaron de rodillas delante de mí y comenzaron a mamármela a dos bocas. Yo no podía creerlo y la excitación crecía de manera descomunal. Mientras una se comía mis huevos la otra me la mamaba metiéndose todo el falo en la boca y con una mano me acariciaban los muslos.

Al rato Sonia se centró en mamármela con fuerza pero de vez en cuando, al estar yo a punto de correrme, se la sacaba de la boca y entonces jugaba con mi glande y con el frenillo succionando el agujerito de la uretra. Yo estaba a mil y más porque Vanesa, entretanto, me lamía con autentico deleite mi agujero trasero lentamente en círculos humedeciéndolo suavemente para después introducirme un dedo como buscando la próstata. Esto hizo que entre la mamada de Sonia y esta maniobra de mi novia avisara de mi pronta eyaculación y las dos muchachas se colocaron delante para recibir todo el semen en sus caras.
Después de limpiarse todo el semen de sus cuerpos comenzaron a besarse. Estaban insaciables y al final se tumbaron una encima de la otra, completamente abrazadas y besándose apasionadamente con lo que sus coños quedaban a la altura mi boca, empezando a lamer los dos chochos. Las dos chicas gemían y jadeaban como posesas cuando no besaban el cuerpo de la otra. MI polla no tardó en volver a ponerse dura y aproveché para sentarme en una silla pero Sonia tomó la iniciativa sentándose sobre mí, clavándosela del todo y comenzando a cabalgar poco a poco mientras jadeaba.
Vanesa se arrodilló detrás de ella y cogiendo un bote de vaselina le untó el culo con él haciendo círculos en el ano hasta que logró que uno de sus dedos entrara sin dificultad hasta que la follaba el culo con él. Ahora ya eran dos y notaba que estaba venciendo la resistencia del esfínter y les avisó. Sonia, que sabía que Vanesa había hecho esto porque ella le había comentado que tenía ganas de probar el sexo anal, se levantó y se puso a cuatro patas delante del sofá sujetándose a él con la cabeza entre las piernas de Vanesa y así recibió mi polla en su ano. Lo hice muy lento introduciendo primero el glande y acostumbrando al esfínter a él para después empezar a entrar más polla hasta que la penetré de una sola vez y me puse a follarla sujetándola de los pechos mientras ella acariciaba los pechos de Vanesa y la lamía el coño de todas las formas posibles arrancando varios orgasmos de mi novia.
Esta vez yo aguantaba bastante y cada vez la jodía con más velocidad y fuerza hasta que noté la eyaculación próxima y entonces se la saqué del culo corriéndome en la espalda de la rubia y en los pechos de la morena, o sea, mi novia.

Nos fuimos los tres a duchar, allí nos besamos y acariciamos teniendo ellas un par de orgasmos más, liego salimos, vistiéndonos y Sonia se fue, asegurando que lo que había pasado esa noche lo repetiríamos muchas veces y de manera muy variada.
Besos de los tres.