Relato erótico
Celebrando los 40
Se montaron un fin de semana en la costa catalana para poder celebrar su cuarenta cumpleaños. Reservaron en un buen hotel y salieron a cenar y a tomar unas copas y…a follar que se acaba el mundo.
Jesús – Teruel
Había cumplido 40 años y decidieron ir a celebrarlo, solos, a la costa catalana para pasar allí todo el fin de semana. Pero antes de llegar al hotel, donde teníamos reservada una habitación, nos paramos en un centro comercial, que encontramos en el paseo marítimo, a comprar un conjunto de ropa interior de lo más sexy, un conjunto de medias, liguero, tanga y sujetador de color negro. Llegamos a la habitación del hotel, me duché yo primero y luego esperé que mi mujer terminase. Cuando salió tuve que mirarla dos veces para comprobar lo preciosa y provocativa que estaba, le di un beso y salimos de la habitación.
Teníamos una reserva en un conocido restaurante de la población y al llegar al local nos llevaron a la mesa reservada, pasando delante de todas las mesas siendo mi mujer el blanco de todas las miradas, pues llevaba una blusa blanca desabrochada y abierta hasta tal punto que no entendía como pude reprimir no meter mi mano dentro de su escote, con una falda negra muy corta y las medias negras del conjunto que compramos.
Nos trajeron la carta, pedí un vino blanco de aguja, que sé que le gusta a mi mujer, y empezamos a tomar unas copas antes de pedir el menú. Cuando íbamos por el segundo plato, le pedí al camarero que llevase la segunda botella. El vino le empezaba a hacer efecto pues ella se desabrochó otro botón de la blusa y cuando venía el camarero no le apartaba la vista de su escote. Yo se lo comenté pero ella me contestó sonriente que ya se había dado cuenta.
– ¿Es que estás caliente? – le pregunté entonces.
No me contestó, pero con su media risa conocía yo la respuesta así que puse la mano en su muslo desnudo y ella exclamó:
– ¿Pero qué haces? Nos pueden ver, es pronto y tenemos toda la noche por delante.
Le volví a preguntar si estaba caliente y me contestó, después de una corta pausa, que sí.
– Pues déjame tocarte – añadí.
– No, que nos pueden ver, pide la cuenta y salgamos de aquí – contestó.
Así lo hicimos, fuimos a un bar musical que estaba abarrotado, atravesamos el bar y llegamos a la barra no sin antes restregarnos con todos los asistentes. Cuando llegamos al fondo de la barra, en la parte más oscura, pedimos una copa cada uno, le pregunté que como estaba y me contestó que bien.
– ¿Sigues tan caliente como en el restaurante? – le dije.
– Después de haber atravesado todo el local y notar como alguna que otra mano me tocaba el culo y otras, de una manera muy sutil, mi talla 95 de pecho, ¿como quieres que esté? – replicó.
Intenté tocarle la entrepierna, pero me apartó la mano otra vez y me dijo que me esperase, protesté y le dije:
– Casi todos los tíos que hay en el bar te han sobado y yo todavía no, y yo sí estoy que no puedo más, además en el lugar donde estamos no nos puede ver nadie.
Después de insistir pude llegar a su entrepierna y tocarla, notando que tenia el tanga chorreando. Le hice un par de masajes y cuando empezaba a gustarle, paré de golpe y al protestar ella, le dije:
– Quítate el tanga.
Me miró pero dijo nada, se fue al servicio y cuando salió se sentó en la silla alta de la barra, abrió un poco las piernas, le toqué el coño y comprobé que se había sacado el tanga. Entonces me acerqué más a ella y empecé a frotarla con mi entrepierna, pero entonces ocurrió algo sorprendente.
Había un chico que se puso detrás de ella y que se había dado cuenta de todo. Entonces yo le desabroché otro botón de la blusa y como también se había sacado el sujetador, se le salió una de sus grandes tetas, pero estaba tan caliente que no se daba cuenta y el chico que estaba detrás de ella veía y oía sus gemidos. Entonces el tío empezó a tocarle el culo. En un principio creía que era yo, pero cuando se dio cuenta de que no, me lo dijo al oído y le contesté:
– Si te gusta, déjale.
No me contestó y el chico cada vez la tocaba con más descaro. Era la primera vez que dos manos que no eran las mías, desde hacia muchos años, que la tocaban y estaba en el momento más caliente. Cuando me separé un poco, el chico le metió mano en la entrepierna e introdujo por sorpresa dos dedos en el interior de su coño produciéndole en el acto un orgasmo explosivo. Cuando terminó pagamos y nos marchamos, sin oportunidad de que aquel joven nos dirigiese la palabra. Salimos del bar y nos fuimos al club de intercambio que nos habíamos propuesto de buen principio.
Llegamos, la relaciones públicas nos mostró el local y nos invitó a una copa, nos acomodamos en la segunda fila delante de un escenario en el que habían una mujer que era desnudada por dos hombres y después fue follada por los dos al mismo tiempo. Mi mujer no paraba de mirar y de vez en cuando se tocaba la entrepierna. Yo, entonces, la toqué sin que opusiera ningún tipo de objeción, pero sin apartar la mirada del escenario. Estaba chorreando y de vez en cuando se tocaba un pecho desnudo con una mano y la otra me tocaba a mí. Había parejas en nuestro alrededor que estaban completamente desnudos y no paraban de tocarse.
Cuando terminó el espectáculo, pedimos otra copa y los chicos y la chica que habían hecho el espectáculo, pasaban junto a las mesas. Mi mujer estaba más que nerviosa y muy caliente. Uno de ellos se sentó junto a nuestra mesa, totalmente desnudo y nos preguntó si era la primera vez que veníamos, contestando mi mujer que sí aunque cuando él le puso la mano en la rodilla, ella se la apartó, pero sin demasiada resistencia. El chico le preguntó si le había gustado el espectáculo y le dijo que si quería podía subir al escenario y ser la siguiente.
Ella contestó de una manera no muy convencida que no, aunque mirándome a mi como pidiéndome autorización. Yo le dije que habíamos venido a divertirnos y mientras me miraba, el chico había vuelto a poner la mano en su rodilla y esta vez no se la apartó.
Mientras, en el escenario, el otro boy junto a la mujer del espectáculo anterior, tenían a otra mujer totalmente desnuda siendo penetrada por el hombre mientras que la mujer le chupaba los pechos. Nosotros ya apenas miramos el espectáculo sin dejar de tocar a mi mujer, yo los pechos y él con la mano bajo su falda.
Ella no paraba de jadear y estaba con las piernas bien abiertas, sin bragas y la blusa totalmente desabrochada, pero cuando estaba apunto de llegar al orgasmo, nos levantamos los tres y subimos al escenario, yo me desnudé y terminamos de desnudarla quedando los tres en pelotas. Yo estaba detrás de ella y le abría las piernas para que él empezara a penetrarla con su enorme verga. Ella no paraba de tener orgasmos uno detrás de otro hasta que varios hombres y mujeres subieron al escenario y no paraban de tocarse delante de nosotros y alguno incluso llegó a tocarle los pechos.
Cuando el chico terminó, salió de su coño y me puse yo, pero antes de penetrarla varios hombres que estaban pajeándose a nuestro alrededor la tocaron por todas partes e incluso alguno le metió algún dedo en el chocho. Yo a las pocas envestidas acabé pues llevaba toda la noche con ganas de descargar.
Al poco rato y después de vestirnos, salimos de allí y nos fuimos directamente a la habitación del hotel, donde volvimos hacer el amor recordando cada minuto de la noche. A la mañana siguiente nos despertamos, hicimos el amor y nos marchamos a casa.
Estoy deseando tener otra escapada.
Saludos y hasta otra.