Relato erótico
Zorronas muy guarras
Le llamaron unas amigas diciéndole que iban a pasar unos días a su ciudad para ir de marcha. Aunque tiene novia, no quiso desaprovechar la ocasión de verlas, ya que según él, son un poco “zorronas”.
Antonio – Valladolid
Hola Charo, soy Antonio de Valladolid, tengo novia y estoy bien con ella, pero a veces las cosas pasan sin planearlas. Un día recibí una llamada de unas amigas mías de Salamanca, que me contaban que venían a Valladolid de fiesta.
Ana y Ángela, que así se llaman, son unas putarronas de cuidado, y lo sé porque nos lo contamos todo, aunque yo nunca he follado con ninguna de las dos. Me decían en la carta que llegaban por la tarde, que irían directamente a su hostal y que fuese a verlas allí.
A eso de las seis me presenté, me recibió Ana y estábamos hablando mientras Ángela se duchaba y cuando esta terminó, salió como si nada, desnuda por completo y me saludo diciendo al ver la expresión de mi cara:
– Hijo ni que no hubieses visto nunca una tía en bolas.
– Sí que he visto – contesté – pero no tan buenas como tú.
Entonces, ni corta ni perezosa, Ana también se desnudó para meterse en la ducha y tengo que reconocer que estaba mejor que Ángela, con tetas grandes y firmes, con unas medidas de impresión, y cara de muñeca pero picara, como de decir “quiero rabo ya”. Por el contrario Ángela es algo
más baja pero con dos tetas que le caen por el peso.
Ana se duchó y yo disimulando mi empalmada, me eché en la cama boca abajo, mientras a mi lado, Ángela se estaba vistiendo. Me dijo que había ligado con un tío en carnavales y que a la hora de follar era una pifia, que se corría sin tocarle la polla. Solo quería que se la chupara, y aunque a ella le encanta hacerlo y tragarse la leche, también le gusta ser follada pero el tío, una vez se había corrido ya no servía para nada. En esto salió Ana y al saber de lo que hablábamos dijo que a ella le pasó lo mismo, que el tío solo quería mamadas.
– ¿Pero es que os lo tirasteis al mismo tío por separado? – les pregunté algo sorprendido.
– El mismo día sí – me dijeron – pero no a la vez.
Yo estaba que agujereaba el chándal con la dureza de mi polla. Había ido allí solo para quedar con ellas y no me había puesto traje.
En esto sonó mi móvil, que tenía en un bolsillo de mi chupa, colgada tras la puerta. Me levanté intentando disimular la erección que tenía y era un amigo mío, Raúl, que me llamaba para vernos más tarde. Entonces le conté donde me encontraba y como eran mis amiguitas. Rápidamente me dijo que venía con nosotros pues su novia hoy no salía por tener exámenes. Entonces me di cuenta que las dos chavalas se estaban rompiendo de risa, pero, yo no sabía de qué.
Cuando cerré el móvil Ángela me dijo riendo:
– ¿Este “bulto” es por mis tetas, por las de Ana o por lo de las mamadas que hacemos?
Yo me puse colorado, sin saber que decir. Pensaba que era mi oportunidad de follármelas pero estaba tan nervioso y sorprendido que contesté lo primero que se me ocurrió.
– Es por vuestras tetas, son bestiales – dije.
Ana me dijo entonces que ya que ellas estaban en bolas yo, para no ser menos, tenía al menos que enseñarles la polla. Me la saqué con un poco de miedo ya que no es gran cosa, de larga unos 15 cm pero es gruesa. Ana se la quitó de las manos a Ángela y empezó a meneármela. Yo estaba en el cielo cuando sonó mi móvil de nuevo. Ahora era mi novia que tampoco podía salir conmigo a causa de los exámenes.
Mis amigas, al oírlo, se reían y en el acto Ana volvió a mamármela mientras yo intentaba aguantar los gemidos para que no se enterase Sandra, mi novia, de lo que me estaban haciendo. Al final colgué y me dispuse a disfrutar. Como la mamaba de bien la condenada, pasaba la lengua por todo el rabo y luego, solo con los labios, se la metía toda en la boca a la vez que me masturbaba. A todo esto Ángela estaba tirada en la cama metiéndose un dedo en el coño y gimiendo. Yo no pude más y descargué toda mi leche en la cara, boca y tetas de Ana. Cuando acabé mi larga corrida, se fue con Ángela para que se lo lamiera todo.
Estaba súper excitado, me acerqué a ellas y comencé a meterles mano. Al rato fue Ángela la que se adelantó diciendo que ella también quería pirulí, y me la empezó a mamar. Ella lo hacía mejor aún que Ana y eso que esta era una maestra. Me masturbaba y se la metía toda, succionando, y así un rato hasta que no pude más y me volví a correr aunque para su desgracia solo salieron dos gotas de leche. Algo enfadada, me dijo que le debía una y que se la pagaría a lo largo de la noche.
Ya más tranquilos reímos comentando lo que había pasado y las ganas que teníamos de que esto ocurriera desde hacia tiempo. Hablamos de mil cosas y en esto sonó de nuevo el móvil. Era Raúl que me preguntaba si podía llevar a un amigo y su novia, los dos de San Sebastián y que habían venido a ver el partido de fútbol del domingo.
Le dijimos que si y quedamos para las nueve en la plaza mayor. Entonces yo me fui a casa a cambiarme y desde allí le conté a Raúl todo lo que había pasado, y el tío casi se le empalma, dijo que teníamos que liarnos con ellas, pero que no sabía qué pasaría con la pareja que vendría.
Llegamos a la cita yo solo, ellas por un lado y Raúl y la pareja por otro.
Después de las presentaciones, decidimos ir a un centro comercial a por bebida y reunirnos en la habitación de Ana y Ángela y después salir de fiesta. Compramos bebidas, vasos y algo de picar. Fuimos a por hielo y luego al hostal.
Al llegar, empezamos a beber y entre risas Jorge y Esther, los amigos de Raúl, no paraban de meterse mano ante nuestro asombro. Al final les dije que dejasen algo para luego, que me daba envidia, pero Esther me dijo que la sobase también, que eso la excitaba.
Yo no me corté supongo que por el ron que tenía ya en sangre. Lo cierto es que le toqué el culo como en broma, pero Jorge dijo de jugar todos a algo.
Contó que consistía en tirar un dado que llevaba Ana en el llavero. Cada uno de nosotros tendría un número asignado. En la primera tirada perdida se bebía un vaso, en la segunda se pagaba prenda, la tercera era un beso y la cuarta, una prueba. Empezamos, yo bebí, Ana se quitó el jersey, el beso le toco a Esther y ante el asombro de todos se lo dio a Raúl, lamiéndole toda la boca. La prueba le tocó a Ángela y entonces Esther dijo:
– Que se la casque a uno durante una tirada entera.
Ángela aceptó y eligió a Jorge que, por cierto, gastaba una buena polla. Seguimos con el juego y al llegar a la prueba otra vez, me tocó a mí y Ana pidió que le comiese el coño durante otra ronda, y yo encantado. Se siguió con el juego y solo paré de comerme el coño de Ana para beber. El beso fue entre Ana y Raúl. Mientras, la prueba le tocó a Esther y Jorge propuso follársela entre los tres. Esto era una orgía en toda regla.
Yo se la puse en la boca y me la empezó a mamar sin problemas, Raúl le follaba el coño y su novio el culo. En esto miré a Ana y Ángela viendo como se masturbaban mutuamente contemplando como nosotros nos follábamos a Esther, aunque al cabo de un rato protestaron por que duraba demasiado nuestra actuación, así que paramos.
Entonces ellas dijeron de tirar a los dados quien iba a estar con quien, y luego cambiar. Todos estuvimos de acuerdo y fue así. Esther con Raúl, Ángela conmigo y Ana con Jorge.
Empezamos comiéndoles los coños pero cambiando de coño cuando gemían corriéndose. Después fueron ellas las que nos la chupaban, igualmente rotando, luego las follamos el coño y yo me corrí en la boca de Ángela, diciéndole que la deuda estaba saldada a lo que ella dijo que aun no, que tenía que encularla y que ella me enculase a mí.
No podía decir que no, después de todo era divertido. La verdad es que su culo era estrecho pero una vez dentro, ¡qué delicia! Ella me metió primero un dedo y luego dos en mi culo, cosa que me puso muy cachondo y nos corrimos a la vez.
Ya más tranquilos, decidimos echarnos en el suelo a ver como follaban los otros. La verdad es que me gusta mirar. Esther gemía y al final me pidió que yo la follase ya que era el único que no lo había hecho, pero Ángela se me adelantó diciendo que si la follaba, Jorge me la tenía que meter a mi.
Acepté y mientras me follaba a Esther Jorge me enculaba a mí. Al principio fue muy doloroso, pero luego me gustó y me corrí en el coño Esther que chorreaba leche, supongo que de Raúl. La corrida fue más grande de lo que yo esperaba teniendo en cuenta que ya había eyaculado unas cuatro veces hoy.
Descansamos y decidimos vestirnos y arreglarnos un poco para ir a tomar la penúltima, pero Raúl, Esther y Jorge se cortaron porque decían que estaban cansados del viaje y se fueron a casa aunque, según me contó Raúl pasaron toda la noche follando, y Jorge a él, también lo enculó y él se llevó lo suyo.
Debido a esto, nos quedamos Ana, Ángela y yo. Fuimos a una disco de moda y allí pedimos más alcohol y fuimos a bailar. Los tíos no les quitaban los ojos de encima a mis amigas. Me di cuenta que había una tía que no dejaba de mirarme. Era mayor que yo, unos 40, pero estaba muy buena. Mis amigas, me dijeron que fuera a por ella, pero que tenía que llevarles algún tío para ellas.
Acepté, me acerque a la mujer y empezamos a hablar. Se llamaba Luisa. Era morena, alta y aunque con pocas tetas, sí con muy buen culo y cara. Me dijo que se encontraba con su marido, pero que este estaba ligando con una amiga suya y que se había cabreado. Seguimos hablando y en esto la música paró y nos dijeron que cerraban. Busqué a mis amigas y me dijeron que habían conocido a un chico y que se lo iban a tirar a su habitación. Luisa lo oyó todo y le dije que si quería venir con nosotros. Aceptó y por el camino nos encontramos a su marido, David. Preguntó que donde íbamos y Luisa le dijo que a casa. Él le contestó que tenía el coche ahí mismo y Luisa se despidió de mí diciéndome que me llamaría para terminar lo que habíamos hablado. Yo me fui con mis amigas, pero como no me apetecía más sexo y tenía sueño, quedé en ir por la mañana. Bueno, esto es todo y si ocurre algo con Luisa ya os lo contaré.
Besos, Charo.