Relato erótico
Y sigo con mis cuernos
Nuestro amigo de Sevilla, ya nos ha contado algún encuentro sexual que ha tenido con su mujer y sus amantes. En esta ocasión nos explica, con todo detalle, dos sesiones de sexo salvaje.
Cornudo – SEVILLA
Amiga Charo, otra vez soy el cornudo de Sevilla y te voy a contar otras de las experiencias que hemos vivido con mi mujer, Rocío. La primera fue cuando yo conocí a un chico de Córdoba por internet. Él, me contaba que tenia a varias parejas que eran amigas suyas y que era un semental pero, yo no me lo creía, aunque él seguía insistiendo hasta que me dio unos números de teléfono y me dijo que llamara a unas horas determinadas y que también lo hiciera Rocío para hablar con las mujeres
Le di los teléfonos a mi mujer y la sorpresa fue que empecé a oír desde mi despacho gemidos de Rocío. La verdad es que me extrañó pues estaba hablando por teléfono. La observé desde una de las ventanas y me hice una paja viendo a la golfa de mi esposa masturbándose. Mas tarde le pregunté que siendo tan temprano ya estuviese cachonda y ella me dijo que había hablado con una amiga del chico de Córdoba, que se llama Jaime. Le había contado cosas muy calientes, diciéndole que Jaime la tenía muy grande y que la había excitado. Me dijo que le llamara y le dijera que ella tenía mucho interés en conocerle o por lo menos hablar con él. Le llamé y le di el teléfono de Rocío, a la que llamó enseguida y al cabo de un rato salió ella sudorosa y me dijo:
– Esta tarde estará Jaime en Sevilla y he quedado con él sobre las 6 de la tarde.
Después de comer se echó la siesta y luego se vistió para ir al club donde habían quedado. Se puso un suéter casi transparente y una minifalda y encima se coloco la gabardina, pues estamos hablando del mes de marzo. Llegamos sobre las cinco de la tarde, entramos y había dos chicos.
Le preguntamos al camarero que si alguno era Jaime de Córdoba y bingo, era un tío alto y fornido y nada feo. Se presentó, pedimos una copa pero, como veía que no se rompía el hielo, los dejé solos para ver lo que ocurría. Pasaba el tiempo y yo miraba de vez en cuando como seguían hablando y riendo aunque la cosa mejoraba ya que Jaime la abrazaba, le cogía las piernas y Rocío no lo rechazaba. Al cabo de un rato me asomé de nuevo y no estaban, miré al salón de dentro y vi a los dos desnudos bailando en la pista. Me acerqué, recogí primero la ropa, después me desnude yo también y me puse detrás de ella sintiendo su respiración fuerte.
Al rato nos sentamos en un reservado donde ellos siguieron besándose hasta que ella agachó la cabeza y se la empezó a mamar con tanta fuerza que creía que Jaime se iba a correr, pero la respiración y la fuerza era por el tamaño de la polla que era muy grande, aunque Rocío ya ha probado algunas mayores. Luego él se la puso en las rodillas y empezó a chuparle las tetas, a continuación la subió hacia su boca y, con él sentado, le chupó el coño metiéndole la lengua dentro y aunque ella le pedía polla, él seguía y seguía hasta que, al cabo de unos minutos, vi a Rocío tener su primer orgasmo. Después la hizo sentar sobre su polla y poco a poco le fue metiendo ese pedazo de carne dura como el acero dentro de su coño.
Rocío empezó a cabalgar sobre él gritando y suspirando hasta llegar a correrse como a ella le gusta, diciéndole a su amante de turno:
– ¡Me corro… me corro, Jaime, aaah…!.
Él se corrió también dentro de ella y cuando se la sacó se escuchó como un chop de una botella de champán, luego se apartó, encendió un cigarrillo y yo le sustituí. Rocío me chupó la mierda de polla que tengo y luego me la follé sintiendo la leche de otro en sus entrañas.
Acabamos en 5 minutos y como siempre, ella me dijo que le limpiara, así que saqué los clinex y la limpié también como pude pero Jaime le dijo que él no se la follaría más si yo no le limpiaba mejor el coño por lo que se lo limpié con mi lengua.
Cuando acabé, encendí un cigarrillo y junto a ellos, sentado, hablamos un buen rato, nos vestimos Rocío y yo mientras Jaime seguía desnudo pero se puso una toalla para salir. Fuimos a pedir otra copa mientras Jaime seguía tocado a Rocío. Yo quería y no quería que la cosa continuase, pero sentía vergüenza que lo hiciera allí, en medio de la barra pues había dos parejas más. De pronto Jaime le sacó un pecho y al instante el otro. Rocío se volvió, le besó y me dijo que le quitara las bragas y que me las guardara yo.
Obedecí y entonces Jaime se quitó la toalla, se sentó en un taburete y mi mujer empezó otra de las mamadas que ella le gusta tanto hacer. Las parejas no nos quitaban la vista de encima y cuando ella estaba con su chupeteo una pareja se les acercó, la chica le subió la falda, se agachó y le empezó a chuparle el coño. Rocío gemía y movía el culo hasta que dijo con dificultad:
– ¡Quiero polla… quiero polla!.
La chica le bajó los pantalones a su pareja y se la chupó hasta que se le puso dura, y cogiéndola se la puso a Rocío en la entrada del coño, empujó y se la metió entera y allí seguía yo cada vez más excitado y cornudo mientras que veía a mi mujer follada por dos pollas a la vez. El chico empujaba con fuerza, mientras la chica le acariciaba la espalda y el culo al chico y con la otra mano le cogía las tetas a mi mujer y yo, cornudo, me masturbaba. El chico, cuando se iba a correr se la sacó y se la metió en la boca a su chica lanzando un chorro de leche al su rostro. Entonces Jaime se levantó y poniendo de culo a mi mujer, se la metió en el coño pero esta vez se la metió de un solo empujón, fuerte y seco. Rocío pegó un respingo y Jaime le dijo que ella misma reculara, que él no se iba a mover, que si ella quería leche que se moviera. Mi mujer reculaba con fuerza y cada 4 ó 5 minutos decía lo de:
– ¡Me corro, Jaime, me corro!
Así fue hasta que en el tercer me “corro, Jaime”, el amigo se corrió dentro de su coño, lanzando una cantidad leche enorme. Rocío se quedó en esa posición hasta que empezó a sentir que la leche le corría por los muslos, entonces se fue a la ducha con Jaime y salieron vestidos ya. Terminamos nuestras copas y nos marchamos. Esa noche mi mujer durmió como una bendita mientras que yo me tuve que masturbar dos veces para quedarme dormido, pues seguía con la imagen de Rocío follada por Jaime.
La segunda experiencia empezó cuando un día mi mujer me contó que había quedado con dos amigos, uno de ellos argentino y al que llamaremos Luís, y otro de Sevilla al que llamaremos Paco.
Eran dos estudiantes y habían quedado en un bar junto al campo del Betis por la mañana. Mi mujer iba vestida en plan golfa como a ella le gusta, con una blusa ajustada, sin sujetador, y una mini pero estaba vez llevaba un tanga. Cuando llegamos, los chicos se levantaron, pues ella les había dicho como iría vestida. Nos saludaron, a mí con un apretón de manos, y a ella con un beso en la boca. Esto prometía. Nos sentamos con ellos y hablamos de cosas triviales hasta que, poco a poco, se fue calentando el ambiente.
Luís era un chico de los que se pueden llamar de los lanzados y aunque Paco era más introvertido era muy simpático, Al rato Rocío les propuso ir a un chalet que tenemos en el Aljarafe y que solo lo utilizamos en verano y aunque los chicos habían venido en moto, Rocío no les dejó irse solos, así que se montaron con nosotros en nuestro coche, los tres en la parte de atrás mientras yo conducía, pero no iba a perderme nada de lo que pasara atrás.
A Rocío le gustan los tíos lanzados y ni Luís ni Paco la iban a defraudar pues, no habían pasado ni dos minutos que ya le estaban metiendo mano y besándola con pasión. Antes de llegar al puente Quinto Centenario ya iba Rocío con las tetas fuera y el tanga en el asiento del copiloto. Ellos le acariciaban las tetas hasta que Rocío se agachó para chupársela a Luís.
Paco se movía de un lado a otro para intentar follársela allí mismo. Ella gemía y suspiraba sin miedo que alguno de los coches que teníamos al lado la vieran pero, cuando ya estábamos cerca, les dije que se calmaran un poco, que estábamos llegando. Todos se arreglaron un poco. Llegamos al chalet y entramos en él, les preparé un refresco y siguieron magreando a Rocío hasta desnudarla hasta que Luís le comió el coño pero como yo, mientras, estaba en el sillón de enfrente tocándome, Paco me dijo que me marchara, que les dejara solos, que ellos iban a follarse a mi mujer con nunca.
Me marché al dormitorio pero subido en una silla veía todo pues nuestro cuarto tiene una pequeña ventanita encima de la puerta. Ellos abrieron el sofá-cama del salón, Luís se puso encima de la boca de Rocío y le estaba follando la cara mientras Paco se la metía en el coño. Rocío tenía arcadas de vez en cuando porque Luís se la metía demasiado adentro. Al poco y con unos gritos tremendos, se corrieron los tres. Luís llenó la boca de mi esposa de leche y Paco el coño, poniéndola perdida de semen. En el acto Rocío me llamó para que la limpiara y yo, como un cornudo consentido, salí del dormitorio con los pañuelos de papel. A continuación cambiaron de posición y siguieron follando a mi mujer. Paco, precisamente, era una taladradora y Rocío llegó a correrse hasta tres veces en este polvo y los chicos la inundaron otra vez, pero la leche de Paco Rocío de la tragó toda diciéndole a Luís:
– Esta leche está mejor que la tuya.
– Eso lo veremos – contestó Luís.
Tumbó a Rocío y colocándose otra vez encima de su boca, se la folló de nuevo hasta que se corrió obligándola a tragarse su corrida. Se rieron, Rocío encendió un cigarrillo y mientras los chicos fueron al baño, ella me llamó para que la limpiara. Estaba llenita de leche. Cuando los chicos salieron, Rocío entró para darse una ducha y allí estaba yo en mi salón con dos tíos aún con las pollas tiesas, cosa que me sorprendió pues ya se habían corrido varias veces. Al salir Rocío y verlos así suspiro y dijo:
– Vaya dos machos tengo hoy en mi casa, aprende Antonio, estos son dos tíos de verdad que están follando a tu mujer como nunca lo has hecho tú.
Luís se sentó, cogió a Rocío de la cintura y la sentó sobre su polla. Rocío empezó a cabalgar como una loca la polla de Luís que entraba como un pistón, pero en un momento dado, Rocío se paró y me llamó, yo salí del cuarto y ella me dijo que me sentara en el sillón, que quiera besarme mientras los dos se corrían dentro de ella. Yo me senté, ella se puso a cuatro patas, Luis se tumbó en la mesita del salón, mi mujer se colocó encima, se metió la polla dentro de su coño y Paco se la metió por detrás. Rocío pegaba un respingo cada vez que Paco le daba un viaje.
– ¡Antonio, me están follando el coño, me están dando por el culo! – me decía mientras que yo la besaba.
Al cabo de un rato me dijo que se iba a correr y yo la besé con fuerza mientras los chicos la inundaban con su leche otra vez. Después me dijo Rocío:
– ¡Venga, cabrón, ya estoy satisfecha con el gusto que me han dado estos dos pero ahora fóllame tú!.
Me desnudé y se la metí en el coño lleno de leche mientras los tíos se reían. Al instante me corrí. Rocío y los tíos se metieron en el cuarto de baño para ducharse y por los ruidos seguros que hubo alguna mamada dentro, cosa que luego ella me confirmó.
Saludos de un cornudo y de su mujer golfa.