Viva el verano

Fueron de vacaciones con otra pareja. Tenían ganas de desconectar y pasar unos días de playa relajados y divertidos. Todo salió tal y como ellos esperaban, incluso con algún “aliciente” no planeado.

Juan – Ciudad Real
Amiga Charo, la experiencia que voy a contar nos pasó el verano pasado en un viaje que hicimos mi novia y yo con otra pareja a una zona de la costa andaluza. Salimos hacia nuestro destino un miércoles por la tarde, deseando llegar para descansar unos días tirados en la playa. Mi novia se llama Carmen, tiene 24 años, mide 1,65 y pesa 56 kilos. Tiene un cuerpo precioso, no está gorda ni delgada, tiene un culo redondo y duro y unos pechos duros y en su sitio, usando una talla 90, pero ella dice que no le gustan porque son pequeños. Yo me llamo Juan, tengo 26 años mido 1,77 y peso 80 kilos y mi cuerpo está bastante bien, me cuido, no tengo el cuerpo que cuando tenia 21 y nadaba, pero me sigo cuidando.
La otra pareja es mi amigo de toda la vida y su novia. Ella se llama Isabel, tiene 27 años y un cuerpo como el de mi novia pero con unas tetas más grandes y con algo menos de culo, es monitora de aeróbic y tiene unas piernas perfectas. Mi amigo se llama Javier tiene 24 años. Llegamos al apartamento que habíamos alquilado a las 12 de la noche, hechos polvo y deseando meternos en la cama para descansar. Por la mañana, desayunamos y cogimos el coche rumbo a una playa que nos aconsejaron porque era preciosa, sin urbanizar. Llegamos y había poca gente, dejamos las toallas y los trastos en la arena y nos fuimos a bañar. Luego nos sentamos en las toallas y empezamos a hablar hasta que mi novia y yo nos fuimos a jugar a las paletas y al volver a las toallas nuestros amigos estaban discutiendo porque Isabel quería hacer topless y mi amigo no la dejaba.
Carmen y yo nos pusimos a favor de Isabel aunque, la verdad es que mi amigo es muy celoso y dice que no quiere que los demás vean las tetas a su novia, pero claro ella dice que si él se pone las botas mirando las tetas de las demás, que más da que los demás vean las suyas. A mí que Carmen haga topless me da igual, si ella quiere enseñar que las enseñe. Al final Javier parece que se convenció o que se dio cuenta de que era una tontería cabrearse por eso y le dijo que hiciese lo que quisiese. Yo la verdad estaba deseando ver las preciosas tetas de Isabel, me daba mucho morbo la situación de ver la novia de mi amigo, pero suponía que ella al final se cortaría por estar yo. Mientras tanto Isabel intentaba convencer a mi novia para que lo hiciesen las dos al mismo tiempo. Carmen hace topless en la playa y en la piscina cuando estamos los dos solos pero es muy vergonzosa y no lo haría delante de otro chico que conociésemos porque le da vergüenza, dice que sus tetas son muy pequeñas. Después de llevar 10 minutos discutiendo parece que me iba a quedar con las ganas, porque Isabel se tumbó boca abajo y Carmen, Javier yo hicimos lo mismo.

Al rato yo ya estaba cansado de estar quieto y me di la vuelta y me incorporé y cual fue mi sorpresa cuando vi a Isabel, sentada en la toalla y con las tetas al aire. Eran mejores de lo que creía. No sabía ni que decir ni que hacer, además yo tenía un empalme de escándalo y no me podía levantar, así que lo único que salió por mi boca fue:
– Parece que al final te has animado…
Carmen y Javier se dieron la vuelta y Isabel volvió a animar a mi novia, pero esta dijo no. Nos pusimos a jugar a las cartas y mientras jugábamos yo no me podía concentrar viendo como se movían las tetas de Isabel de un lado al otro cada vez que cogía la carta o se movía. Al acabar la partida, comimos unos bocadillos y luego nos fuimos a dar un paseo. Isabel seguía en topless. Pronto nos paremos a bañarnos y luego seguimos con nuestro paseo mientras Isabel nos contaba lo a gusto que se está sin lo de arriba y el masaje que te dan las olas cuando te bañas en topless.
Después de ese excitante día de playa nos fuimos al apartamento, nos duchamos y nos tumbamos un rato a descansar y a descargar toda la libido que habíamos acumulado en la playa. Más tarde cenamos y nos fuimos a tomar algo. Javier y yo íbamos normal, pantalones y camisetas ajustadas marcando espalda, ellas con trajecitos de verano de una sola pieza. Al salir por la puerta Isabel decidió quitarse el sujetador porque decía que hacía mucho calor y que total si se agachaba, ya se las había visto yo en la playa. Mi novia siguió su consejo y fue también a la habitación a quitárselo. Empezaba bien la noche, ver esos melones moviéndose en esos trajecitos ajustados, ya no sabía ni como ponerme para que no se me notase el empalme, además cada vez que nos sentábamos y nos levantábamos en las terrazas la visión para Javier y para mí era impresionante.
Había poco gente de copas, así que decimos irnos al apartamento y jugar a algún juego mientras bebíamos unas copas. Llegamos, nos sentamos, cogimos la botella de whisky y nos pusimos a jugar. El juego consistía en que uno tenía la baraja y el resto tenia que adivinar el palo de la carta y si no lo acertaba se bebía un chupito de whisky y si se acertaba, mandaba beber a uno de los otros. Si lo que salía era una figura de la baraja y también se preguntaba por la figura, rey, caballo, sota… entonces el que acertaba mandaba una prueba. Al principio eran tontería pero a medida que el alcohol hacia su efecto, las cosas se calentaban y fueron las chicas las que empezaron.
Carmen acertó la carta y dijo que teníamos que quitarnos los calzoncillos haciendo un strip-tease detrás del sillón, de tal manera que se nos veía justo de cintura para arriba.

La prueba siguiente fue que se tenían que quitar ellas las bragas. Lo hicieron rápido. Se pusieron de cara a nosotros, se inclinaron hacia delante, echaron sus preciosos culos para atrás y se quitaron los tangas. Yo estaba cachondísimo y Javier creo que igual que yo. Se sentaron y cruzaron las piernas. Pero, enfrente de mí estaba Isabel. Yo esperaba que en algún descuido se la viese su coñito pero no fue así. A las 3 de la mañana cambiamos los chupitos por cubatas para aguantar más y pusimos una nueva regla. Quien acertase la carta y la figura haría que el resto se quitase una prenda y si no se acertaba se la quitaba el que había fallado o si uno no se quería quitar una prenda, se tenía que beber una copa de un trago y si no se la terminaba, además se quitaba una prenda. Las chicas se quejaron porque ellas solo llevaban puesto el vestido así que se fueron a poner los tangas y los sujetadores, y Javier y yo nos pusimos los calzoncillos, así que estábamos todos igualados.
En las primeras rondas nos quitamos los zapatos y calcetines. Empecé perdiendo yo que me quedé pronto solo con los calzoncillos, así que me tocó beberme alguna copa de un trago. La primera en enseñar algo fue mi novia que, como no era capaz de beberse la copa de un trago, se tuvo que quitar el sujetador haciendo un strip-tease. El alcohol y la situación la estaba poniendo a cien, así que antes de ver sus tetas al aire Javier y yo pudimos ver ese culazo en tanga dándose paseos por delante de nosotros. El siguiente fue Javier que intentó evitar quedarse desnudo bebiéndose la copa de golpe, pero no pudo así que se tenía que desnudar. No quería seguir con el juego, yo en parte le entendía porque estaría como yo, medio empalmado y da corte. Su novia y la mía le animaban y yo me ponía de parte de mi amigo, así que las chicas se medio enfadaron porque decían lo cortados que éramos, que poco maduros. Lo que pasa es que mi novia quería verle la polla a Javier e Isabel quería vengarse por lo del topless.
Al final decidió seguir jugando a cambio de que se desnudaría al mismo tiempo que al siguiente que le tocase, pensando en que sería o Isabel o Carmen. Y por fin llegó el momento, le tocó a Carmen. Intentó beberse la copa, pero se quedó a la mitad, ahora parecía que a ella no le apetecía seguir jugando, pero al final se levantó. Yo estaba alucinando porque no me lo creía, y se desnudaron los dos al mismo tiempo. Mi novia no quitaba los ojos de encima a la polla de mi amigo, que estaba a medio empalmar pero tenía un buen tamaño. Se sentaron y Javier se intentó tapar un poco el medio empalme, además y creo que no miró ni un momento al depilado pubis de mi novia porque sino la erección aumentaba. Mientras tanto la conversación ya había ido hacia el sexo, lo que hacíamos, como nos gustaba más, con quien lo habíamos hecho y las típicas bromas de haber quien aguantaba más sin correrse.

Javier decía que él. Yo decía que yo era mejor. Luego les tocó a las chicas, que si Isabel la chupaba mejor que nadie, las típicas tonterías que se dicen para reírte un rato y más si vas medio borracho.
El siguiente en desnudarse fui yo al tiempo que Isabel se quedaba en topless. Ambos intentamos bebernos la copa pero no pudimos así que. Isabel nos volvió a enseñar sus pechos y yo tuve que sacar mi polla en medio empalme. Isabel no me quitaba los ojos de encima y además eso me ponía más cachondo y me hacia pasar más vergüenza. A mí me da igual que me viese Isabel desnudo porque la conozco desde hace mucho, pero me daba corte que me viese empalmado, aunque sea algo natural pero no es lo mismo. Después se tuvo que desnudar Isabel que nos hizo un strip-tease increíble y nos enseñó su coño perfectamente depilado y yo tuve que mirar para otro lado para intentar no subir la erección. Ya estábamos todos desnudos y seguíamos hablando.
Después de esto, a nuestras novias les apetecía gastarnos una broma y conscientes de que yo estaba sentado frente a Isabel y Javier frente a Carmen y los sillones eran bajos, decidieron hacernos pasar un mal trago y mientras hablábamos los cuatro, ellas se abrían de piernas, de tal manera que yo podía observar los labios vaginales de Isabel y Javier el de Carmen ya que hasta ahora se habían cruzado de piernas y solo veíamos el pelo. Obviamente nuestras pollas empezaron a apuntar alto. Y las chicas se empezaron a reír. Ya habíamos perdido la vergüenza y Javier se levantaba totalmente empalmado a por hielo y yo a por los refrescos. Estábamos bastante bebidos cuando a las chicas les entró la curiosidad de saber lo que medían nuestros miembros. Cogieron una regla de 30 cm y nos mandaron que nos pusiésemos de pie junto a la pared. Por el alcohol y porque ya llevábamos ya un rato totalmente desnudos, los dos teníamos las pollas morcillonas, así que las chicas dijeron que arreglásemos la situación que así no podían medir.
Nuestra respuesta fue que lo hiciesen ellas. Carmen no quería levantarse así que Isabel estaba haciendo una paja alternando la mano y las tetas a su novio. Parece que surgió efecto y Javier recuperó la erección. Isabel sacó la regla y midió 19 cm de largo y 5 cm de diámetro. Ahora me tocaba a mí, pero Carmen seguía sin querer levantarse así que le dijo a Isabel que lo hiciera ella misma. Isabel miró a Javier que le dijo a su novia que adelante. Isabel cogió mi pene y empezó a hacerme una paja y cuando ya estaba apunto de correrme por la excitación, paró y midió, 17 cm y 7 cm de diámetro. El momento más excitante empezó cuando Isabel dijo que también hay que saber estimular a la pareja y que el sexo oral es importante, a lo que con la borrachera que llevábamos empezamos a fardar de nuestras parejas. Javier dijo que Isabel la chupaba como nadie y que yo no aguantaría una mamada suya ni 3 minutos, Carmen dijo que yo comía el coño como nadie y que ella también chupaba la polla muy bien, hasta que Javier dijo:
– Pues hay que comprobarlo – y al quedarnos todos callados, mirándonos, Javier volvió a decir – Vamos, que ya si somos mayorcitos. Solo hay que cronometrar.

Yo dije que vale, pero pensando en que cada uno con su pareja, de repente mi novia fue la que me lo aclaró al preguntar quien empezaba si ella con Javier o Carmen conmigo y que quien empezaba, los chicos o las chicas. Ya entendí, y como parecía que todos estaban de acuerdo pues perfecto. Nunca habría podido imaginar esto, estaban siendo las mejores vacaciones de mi vida. Carmen tomó la voz cantante y dijo que empezaban ellas haciéndonos la mamada y luego las chicas comíamos el coño a las chicas, y la pareja que perdiese invitaba a la otra a una cena en un restaurante. Es decir, quien hiciese que el otro se corriese antes ganaba, y si había empate.
Nos pusimos Javier en un sillón y yo en otro y las chicas delante de tal manera que yo veía como mi novia se la chupaba a Javier. Yo solo pensaba en la mamada que me iba a hacer Isabel y ya estaba empalmado, pero tenia que aguantar para que mi novia fuese más rápida. Empezó la prueba e Isabel se metió mi polla de golpe, subía y bajaba, luego puso sus tetas sobre mi polla y empezó a subir y a bajar mientras me chupaba el capullo. Carmen estaba disfrutando con los 19 cm de Javier y subía y bajaba como una loca mientras llevaba las manos de Javier a sus tetas y con la otra mano le tocaba los huevos. Era increíble, yo estaba como loco no podía más. Isabel empezó a acelerar, succionaba cada vez más fuerte, yo la sobaba las tetas y estaba a punto de correrme cuando Javier gimió. Eso significaba que había perdido. Carmen se incorporó y tenía todo el pecho manchado de la lecha de Javier. Esa visión hizo que ya no pudiese aguantar más, cogí la cabeza de Isabel y la intenté apartar porque me iba a correr, pero ella seguía y me corrí en su boca, tragándoselo todo. Carmen nunca se tragaba el semen y yo lo prefería porque si luego la besaba me daba un poco de asco. Me dejó la polla totalmente limpia, se incorporó y yo me fui a abrazar a mi pareja, que me dio un beso y dijo:
– Ahora no me falles y a ganar.
Se sentaron ellas y nosotros nos pusimos delante. Yo ya estaba otra vez empalmado, Isabel había abierto las piernas y la visión era increíble, con el pubis muy depilado, con la línea del bikini. Empezamos la segundo parte de la puesta, yo solo veía el coño de Isabel, pero oía los gemidos de mi novia y me ponían más cachondo. Chupaba y pasaba la lengua por el clítoris de Isabel mientras metía dos dedos por su agujero. Llevábamos ya un rato cuando oí a mi novia pedirle a Javier que se la metiera más dentro, yo me di la vuelta y vi Javier metiéndole toda la polla a mi novia que estaba a cuatro patas en el suelo, cuando giré la cabeza, Isabel se inclinó sobre mi y me tumbó en el suelo, se metió toda la polla de golpe dio un gemido de dolor empezó a cabalgarme. Era increíble, las dos gritaban como locas cambiamos de posturas varias veces, nos subimos en la mesa, en el sillón, a cuatro patas. Mientras mi novia y Javier no estaban quietos y también cambiaban. Isabel se corrió dos veces, yo uno y quedé reventado pero Javier no pudo correrse.
El resto de los días fueron increíbles. Si hay otra ocasión… ya os la contaré.
Saludos y besos.