Viaje con intercambio incluido

Fueron a Granada para solucionar unos asuntos de trabajo y decidieron “estrenarse” en un club de intercambio de parejas. Vivieron unas viciosas y placenteras experiencias.

Javi- Mataró
Quiero relatar la primera experiencia que tuve con mi pareja. Cambiaré los nombres para evitar una identificación que podría causarnos problemas. Nos llamaremos Rosa y Javi. Somos de un pueblo costero de Barcelona y habíamos organizado un viaje a un pueblo de Granada para solucionar unos asuntos de ella. Después de hacer las averiguaciones pertinentes nos dirigimos a Benalmádena para pasar un par de días.
Teniendo los dos ya experiencias sobrada en el sexo, coincidíamos en inquietudes, así que la última noche nos dirigimos a un club liberal del pueblo. Al llegar no había mucha gente, una pareja, un chico solo y en la esquina de la barra, dos hombres solos. Rosa estaba deseando experimentar y empezó a hablar con la camarera. Hizo como que no tenía casi experiencia, y le dijo que le gustaría probar algo nuevo esa noche y que los dos de la barra le atraían. La camarera se llevó una sorpresa cuando le preguntó con cara asombrada que si con los dos, a lo que Rosa dijo que sí.
Se la llevó para dentro un rato y al salir, Rosa se quedó conmigo y la camarera se fue a hablar con ellos. Aceptaron sin discusión, ya que Rosa es una mujer guapa, con morbo saliéndole por los poros y un cuerpo excelente. La camarera nos invitó a un reservado y ellos llegaron al instante. Se presentaron siendo el mayor, de unos 40 y tantos, de Málaga y el otro un compañero de Brasil.
Para romper el hielo empezamos a jugar con un dado de esos eróticos, pero sin ser porno. Las jugadas eran inocentes, pero servían para calentar el ambiente, como así fue, y llegados a un punto, ella optó por ponerle más mordiente, proponiendo que el que gane elija la prueba. Ganó el malagueño y pidió que ella le tocara el paquete por encima del pantalón, a lo que ella accedió notando un bulto enorme crecer rápidamente. Ella estaba ya como un volcán.
A la siguiente jugada ganó Rosa, a lo que pidió que el brasileño “jugara” con su coño, cosa que hizo bajándole el pantalón y el tanga y comiéndoselo sabiamente, ya que ella se relamía con los ojos cerrados. Después ganó ella y pidió que los dos se bajaran los pantalones, cosa a la que accedieron sin demora y ella, arrodillada, empezó a comerse la polla del brasileño, mientras masturbaba al malagueño.

Visto el panorama me dirigí a una habitación para preparar el escenario. Mientras lo hacía, según me contó Rosa, ellos la sentaron medio tumbada y se lanzaron a su coño comiéndoselo los dos a la vez. Ella se sintió flotar y muy excitada con dos lenguas en su coño. Fui hacia ellos y les dije que ya estaba listo, dijeron que de acurdo pero que iban a darse una ducha los tres juntos. Lo que ocurrió me lo contó Rosa después. Os dejo con ella y el relato.
“Llegamos a las duchas y me metí en una y ellos en otras, pero salieron antes que yo, así que me estaban esperando. Me estaba secando cuando el brasileño me quitó la toalla y me metió en una ducha, abriendo el agua. Me puso de espaldas a él y empezó a acariciarme el coño, con suavidad primero, pero aumentó la velocidad poco a poco. Ese es mi punto débil, así que me rendí a él. Mientras me masturbaba por delante, detrás notaba su enorme polla rozando mi culo y mi coño. Entonces susurrándome al oído me dijo que echara el culo hacia atrás. Apuntó su capullo en la entrada de mí chocho y de una atacada me la clavó hasta el fondo.
Me tenía agarrada de las caderas y podía notar aquella enorme polla como me perforaba y me llenaba el coño. Tuve tres o cuatro orgasmos seguidos, no podía pararme. Se mezclaban mi corrida y el agua que caía de la ducha.
Mientras estábamos así, el malagueño entró con nosotros poniéndose detrás del que me follaba y, sorpresa para mí, empezó a follarse al brasileño por el culo. Fue algo increíble, morboso y excitante hasta el límite. A cada embestida del malagueño, el brasileño me la metía hasta el fondo. Los movimientos de los dos me indicaron que estaban a punto de correrse, y así fue, el malagueño se corrió en su culo y el brasileño me inundó de una corrida bestial en mis nalgas. Algo increíble.
Salimos de la ducha y nos secamos, con una sonrisa en la boca de los tres. Andando por el pasillo hacia donde estaba mi pareja, la camarera nos acompañó y dijo que quería enseñarme una salita. Aquello fue una excusa porque lo que realmente hacia la camarera era tirarme los tejos. Me acarició el cuerpo y mis dos amantes la ayudaron. Me hicieron sentar en un sofá y me pusieron las dos pollas en la boca, pero lo que me sorprendió y muy gratamente por cierto fue la comida de chocho que me estaba haciendo la camarera. Nunca había estado con una mujer, pero reconozco que fue la mejor comida de coño de mi vida. Perdía la cuenta de las veces que me corría.

Al rato me levantaron y me llevaron a la salita de juegos, cogida de la mano del malagueño, entrando los otros dos también y dedicándose a jugar entre ellos. El malagueño me cogió por detrás y me sentó encima de él metiéndome toda la polla en el coño y follándome de nuevo allí. Mi calentura era tal que saltaba encima de su enorme polla sintiéndola hasta las entrañas y disfrutando como una loca, pero me acordé que mi marido nos estaba esperando en otra habitación. Nos fuimos hacia allí y en cuanto entramos, el malagueño me hizo agachar, me la metió por detrás y empezó una follada bestial. Ver a mi pareja mirando me puso tan caliente que me corrí abundantemente. Era como si lo estuviera engañando y esto me excitaba muchísimo.
Sin darme cuenta se puso a mi lado uno de los que estaban en la barra, masturbándose con la intención de que le comiera la polla, pero el malagueño y muy acertadamente le dijo que primero pasara por el baño. El tío salió corriendo y volvió con una polla reluciente y oliendo a jabón. Por supuesto me la metió en la boca y se la mamé.
Giré la cabeza buscando a mi marido y me quedé con la boca abierta. El tío estaba sentado en un sofá, y una tía que estaba arrodillada le estaba comiendo el rabo. Me hizo un gesto con la cabeza indicándome que se la estaban chupando bien.
Primero me sorprendí, pero reconozco que era una situación viciosa y con mucho morbo. Los dos estábamos disfrutando con otras personas y mirándonos a los ojos.
Al cabo de un rato, vi como mi marido se corría en la cara de aquella mujer, y el malagueño me lleno el chocho de leche, mientras el otro tío se corría en mi boca. Fue un final apoteósico.
Nos fuimos todos a las duchas y cuando salíamos, mi marido se acercó y me dijo:
-Que te parece si nos metemos en esta habitación y pasamos un ratito juntos tu y yo solos.
Le dije que sí. Nos tumbamos en una enorme cama. Nos morreamos, nos pusimos en posición del 69 y empezamos a disfrutar de nuestros cuerpos. Lo que ocurre y como es habitual en estos clubs de intercambio, es que cuando nos dimos cuenta había dos parejas más en la cama que se estaban masturbando mientras nos miraban.
Lo que ocurrió a partir de este momento, os lo contaremos en otra ocasión.
Gracias por leernos y muchos besos a todos.