Utilice los relatos

Estaba con los exámenes finales del instituto y en sus horas libres ayudaba en la farmacia que tenía su padre. Unos meses atrás entró a trabajar una chica y, en cuanto la vio, le gustó. Era mayor que él pero…

Rubén – Alicante
Hola Charo, déjame que te cuente la siguiente historia que me sucedió hace unos meses, con una chavala a la que llamaré Verónica. Ella tiene 24 años y yo 18.
Todo comenzó cuando ella entró a trabajar en la farmacia de mi padre. Desde que la vi me gustaron sus ojos verdes y su voz muy dulce, pero por sobre todo, ese traserito redondo y salido y el tamaño de sus tetas. El día que llegó, se presentó y me dio un beso que rozó mis labios. Todo transcurrió normalmente durante unas dos semanas en las que nos conocimos un poco más, hasta que ella me preguntó que si yo tenía novia, a lo que yo rápidamente contesté que no. Yo le pregunté lo mismo, y ella me dijo que tampoco tenía novio.
Al siguiente día, un viernes para ser exacto, ella estaba sentada y me dijo:
– ¿Eres homosexual? Como no me haces caso… – y al decirle yo que no, ella añadió – Demuéstramelo.
Yo, acercándome a ella, la comencé a besar, pero ella no se dejó hacer más y entonces le pregunté que si ella era lesbiana porque no dejaba que la tocara, y me dijo que no, que así no debían ser las cosas.
En los siguientes dos días estuve muy pensativo y por fin una idea brillante llegó a mi mente, me puse a leer los relatos de vuestra revista Clima. Esa noche bajé muchas historias, escogí las más cachondas y al siguiente día llegué con varias de estas historias y me puse a leerlas, delante de ella. Durante cinco minutos ella no dijo nada y luego me dijo que quería saber lo que leía. Yo le dije que no, porque eran unas historias muy cachondas y que ella no las debía leer, ella insistió y yo me deje convencer, se las deje y me fui al instituto para hacer unos exámenes finales.
Cuando regresé como a las dos horas, ella estaba terminando de leerlas, y cuando acabó se las quite y me metí al lavabo. Enseguida llegó y me abrazó, me empezó a besar el cuello y yo me di la vuelta y la comencé a besar, poco a poco le fui metiendo la lengua en la boca y enseguida noté como le cambiaba la respiración. Empecé a besarle el cuello y poco a poco bajé lentamente.

Ese día ella llevaba una blusita negra y un sujetador del mismo color. Poco a poco empecé a levantarle la blusa, pero sin dejar de besarla y aunque ella quiso detenerme yo no la deje ya que la seguí besando. Una vez que le quité la blusa, en un dos por tres le quité el sujetador y cuando le vi esos pezones gordos, de color rosa, que sobresalían de sus gordas tetas, un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Empecé a besarle los pechos, le mordí los pezones, que ya tenía muy duros, luego le subí la falda y le baje poco a poco el tanga que llevaba y cual fue mi sorpresa al comprobar que estaba muy húmeda. Enseguida le empecé a besar el ombligo, cosa que la volvía loca, bajé lentamente hasta llegar a su chocho, que estaba totalmente depilada. Le hice la mejor comida de coño de su vida y en ese momento su respiración aumentó mucho más, empezó a temblar y de repente sentí sus jugos que me supieron a gloria. Luego me confesó que había sido el primer orgasmo de su vida.
Después de que ella descansase un poco, se levantó, se limpió y salió, dejándome súper caliente, por lo que no tuve más remedio que hacerme una paja. Esa misma tarde, ella entró en el baño, yo la seguí, le tapé los ojos y la comencé a besar como lo había hecho en la mañana. Desde que la besé en el cuello su respiración cambio, y supe que esa era mi oportunidad, pero no fue así, le volví hacer otra comida de coño y esta vez tuvo dos orgasmos seguidos. 24 años esperando por esto y por fin los sentía. Me abrazo, me besó y me dijo que me amaba.
Al siguiente día por la tarde, le hice lo mismo en el baño, solo que esta vez ella me quitó la camiseta y me empezó a besar el pecho y la espalda, algo que me vuelve loco. En ese momento mi polla se puso a mil y rápidamente sentí como crecía dentro de mis jeans. Me di la vuelta, la puse contra la pared y en ese momento ella sintió mi polla. Me dijo que me debía doler, a lo cual yo asentí, así que me quitó el cinturón y me desabrochó el pantalón, me bajó el slip y me la empezó a agarrar como si nunca hubiera tenido una en vivo en su vida, y le dio un besito.

Pero me la manoseó tanto que cuando yo sentí que me corría le dije que se la pusiera en la boca y que la volviera a besar y cuando lo empezó a hacer, me corrí en ella dejando todo su pelo y su cara llenos de mi leche caliente, pero como algo le caía hacia la boca, sacó la lengua y la probó diciéndome que sabía deliciosa. En ese momento le bajé los jeans y al quedarse con el tanga, ella me dijo que ya no aguantaba, que necesitaba tenerla dentro. Nada más recordar la forma en que me lo pidió y esa voz tan dulce se me levantó la polla.
La llevé al cuarto y la empecé a acariciar el coño con los dedos hasta que tuvo un orgasmo y entonces, entre gemidos, me dijo que ya la quería tener dentro.
– Pero métemela con cuidado – dijo – porque soy virgen.
En ese momento no lo creí, pero cuando le metí el capullo, sentí esa telita, cosa que me éxito aun más pues me estaba follando a una chavala de 24 años y virgen. Cuando entró todo el capullo me dijo que fuera con cuidado, porque la tengo muy ancha, así que me la saqué y me la lubriqué toda con los jugos que emanaban de ese coño virgen, y como ella estaba acostada, la agarré por las piernas y se la empecé a meter poco a poco, hasta que de repente se rompió su telita. Al entrar ya la mitad de mi verga la agarro fuerte de las caderas y le dejé ir el resto de un solo golpe. Ella gritó de dolor, pero luego se transformó en gozo y tuvo un orgasmo en ese momento.
Yo, le dije que ya estaba a punto de correrme y ella me contestó que quería sentir mi leche caliente dentro de ella, y así los dos tuvimos un orgasmo al mismo tiempo. Fue genial aunque quedé exhausto porque le llene todo el coño con mi leche. Y aunque yo tenía ganas de echarle otro polvo, ella me dijo que estaba muy cansada, y yo la comprendí. Se limpio y salió de la habitación.
Al siguiente día ella quiso repetir lo mismo, pero yo le dije que tenía otra idea. La acosté desnuda en la cama y traje una cubeta con hielo, que empecé a pasarle por los pezones, los cuales se levantaron de inmediato. Entonces se los mordí, haciendo que ella se excitara cambiando su respiración. A continuación empecé a lamerle el coño, que tenía colorado y que ya desprendía jugos y de repente se corrió en mi boca.
Pero yo estaba muy excitado así que la levanté, me quité el calzoncillo, la apoyé en la pared, le levanté una pierna y metiéndole la polla en el coño me la empecé a follar. Luego la puse a cuatro patas y se la metí toda. Ella tuvo muchos orgasmos, pero cuando yo estaba a punto de correrme, le giré la cabeza y le dije que me la mamara. No tuve que repetirlo pues en el acto comenzó a succionar hasta que, de repente, le dejé la boca llena de semen y casi se atraganta, aunque se tragó la mayor parte.
– Te amo y nunca te voy a olvidar – me dijo, con mi semen resbalándole por los labios.

Así pasamos dos semanas maravillosas follando por la mañana, por la tarde y por la noche. Le enseñé muchísimos juegos y diferentes posiciones, hasta que, de repente, un día me dijo que se iba y yo no la detuve. Le había enseñado lo necesario para que ya no fuera una niñita de 24 años, me besó y me dijo que jamás me iba a olvidar. Después de todo ¿como iba a olvidar al chaval que le quitó la virginidad y que le enseñó tantas cosas?
Felicidades por la revista, gracias por leerme y hasta otra.