Relato erótico
Una vieja amiga
En uno de sus viajes a Madrid se encontró con una mujer con la que habia salido un par de años. Estaba espléndida. Le contó que se habia separado de su marido y lo invitó a comer, cosa que hizo cuando volvió a ir a Madrid.
José – TOLEDO
Soy José, antiguo lector de tus revistas e incluso te he enviado algún testimonio junto con mi mujer, Teresa.
Por cuestiones de trabajo viajo con mucha frecuencia a Madrid y una tarde, hace unos meses y mientras caminaba por el centro, oí una voz femenina que me llamaba y cual no fue mi sorpresa cuando al girarme reconocí a Rebeca, una antigua novia con la que salí un par de años, aunque de eso hace ya mucho tiempo, aproximadamente veinte años.
A pesar de haber pasado tanto tiempo, seguía estando buenísima de físico y además con mucha clase, cosa que se nota enseguida.
Hablamos y me dijo que había estado casada durante diez años pero que hacía un año que se había separado y que como en este momento tenía prisa pues llegaba tarde a una cita, me pidió el número de móvil y me prometió que me llamaría para encontrarnos y recordar viejos tiempos e incluso para proponerme un negocio.
Dos días después me llamó al móvil y como yo volvía a Madrid al día siguiente y tenía toda la tarde libre, me dio su dirección y me invitó a comer en su casa.
Llegué sobre las dos, llamé al timbre y cuando me abrió me dejó boquiabierto ya que llevaba una bata semitransparente que dejaba ver que debajo solo llevaba un liguero con medias negras pero sin bragas ni sujetador.
Cuando cerró la puerta me agarró del cuello e iniciamos un largo morreo por lo que mi polla se puso a reventar. Cuando reaccioné abrí el lazo de su bata, que enseguida se deslizó hasta el suelo, dejando al aire sus grandes tetas y ese precioso chocho, con poco vello y muy cuidado.
Abrazados llegamos al dormitorio donde la dejé caer en la cama y yo empecé a desnudarme con su ayuda, ya que ella me bajó el pantalón y el calzoncillo y cogiendo mi rabo exclamó:
– ¡Como me acordaba de este pollón cuando me follaba el cornudo de mi marido y además hoy quiero queme folles bien el culo!.
– Hoy te voy a follar como tú quieras -le contesté-.
En el acto inició una tremenda y sensacional mamada, con una maestría exquisita pero cuando ella notó que mi corrida estaba próxima, aminoró el ritmo y luego se tumbó en la cama, abierta de piernas, pidiéndome que se la clavara aunque yo, después de chuparle un poco el coño con pasadas de lengua por el agujero de su culo, le dije:
– Cariño, date la vuelta , que el primero va a ser por el culo.
Ella, obediente se giró diciéndome:
– ¡Rómpemelo con tu polla, cariño, fóllate bien a tu puta!.
Primero le introduje el capullo y paré un poco para que se acostumbrara a la penetración, pero ella, rápidamente, me dijo:
– ¡No pares, quiero todo tu rabo dentro del culo!.
Yo no me hice de rogar y de un golpe de riñones se la metí hasta el fondo haciéndola exclamar:
– ¡Así, así, cabálgame… oooh… como recordaba tus folladas!.
Empecé una cabalgada brutal, notando como se corría pero yo seguí con lo mío hasta que ella volvió a correrse con espasmos tremendos lo que hizo que yo explotara dentro de ella, llenándole el culo con mi leche que incluso le chorreaba por los muslos.
Nos relajamos acariciándonos y después de ducharnos, nos secamos y sin vestirnos, nos fuimos al comedor. Mientras comíamos yo le recordé lo del negocio y ella me confesó:
– Mira, José, desde que me divorcié y animada por una amiga, puse unos anuncios en periódicos y revistas ofreciéndome para sexo. Vamos, que soy tu puta de verdad ya que no me faltan clientes. Además hay algunas veces que los clientes me piden que lleve algún hombre.
Increíble, me estaba ofreciendo convertirme en prostituto y la verdad era que la idea no me desagradaba y después de pensarlo un rato y otro polvazo, esta vez en su coño, le dije que aceptaba.
Ya os contaré como fue esta nueva etapa de mi vida.
Besos a todos.