Relato erótico
Una profunda amistad
El viaje a Londres resultó mejor de lo que esperaban. Contactaron con la hermana de una amiga que trabajaba allí y les hizo de guía. Conocieron parajes maravillosos e, iniciaron con ella, una amistad “profunda”.
Amanda – Santiago de Compostela
Después de una temporada muy estresante de trabajo, Toni y yo decidimos tomarnos unos días de vacaciones. Alquilamos una casa en un pueblecito cerca de Londres y desde allí íbamos descubriendo la zona. Al tercer día de estancia contactamos con Fina. Ella era la hermana de una compañera de mi trabajo y cuando esta supo del viaje, nos sugirió que contactáramos con ella para tener más información, ya que llevaba un par de años en la ciudad estudiando y trabajando como canguro con una familia de allí.
Quedamos para cenar juntos. Fina era una chica de 26 años, 1’60 de estatura, 60 kilos, cabello negro, ojos oscuros y cara bonita. Iba vestida con tejanos, camiseta y sudadera. De trato agradable, era más bien tímida, aunque en seguida congenió con nosotros. La cena fue muy amena, nos dio mucha información sobre excursiones y visitas y habló un poco de ella. Explicaba que su vida era aburrida, de la universidad a casa y poco tiempo libre. Tenía un novio en España, pero últimamente solo se veían en vacaciones. Quedamos para encontrarnos al cabo de dos días.
Esta vez la invitamos a cenar a un restaurante que ella propuso. Aquel día Fina apareció más arreglada: vestido de tirantes, sandalias planas y una chaqueta. Durante la cena hablamos de todo un poco y al final Toni llevó la conversación a temas sexuales. Yo seguí el juego y Fina se sonrojaba, pero finalmente habló un poco. Nos contó que aunque no era virgen, tenía poca experiencia con su novio, que era el de toda la vida, se veían poco y desde que estaba en Inglaterra solo había tenido un par de rollos.
Después de compartir un rato agradable, nos despedimos y quedamos que veríamos el día antes de marchar.
Pasamos el resto de las vacaciones disfrutando. Una de las noches, después de follar, tirados en la cama, Toni, mientras me acariciaba las tetas me propuso invitar a Fina la última noche y follarla entre los dos. No me sorprendió la propuesta, ya habíamos tenido algunas experiencias de ese tipo, pero no tenía muy claro que a Fina le interesara…
Ante la duda, Toni decidió enviarle un wathsapp haciéndose pasar por mí.
– Hola guapa. A Toni y a mí nos gustaría verte mañana para despedirnos. ¿Cómo te va?
– Hola. Perfecto. Podemos quedar por la noche. ¿Queréis que piense un sitio?
– No hace falta. ¿Te apetece venir a casa y cenamos?
– Vale.
– De hecho podrías venir preparada para pasar la noche.
– ¿Cómo?
– Nos gustaría que te quedaras a dormir, sin prisa por marchar. Nos has caído muy bien. Estos días nos has cuidado mucho y queremos darte las gracias de una manera especial.
Tardó en responder. Momento delicado.
– ¿Qué quiere decir una manera especial?
– Sexo. Como ya viste, Toni y yo somos muy liberales. Sería una noche de sexo a tres.
Pausa más larga. Momento delicado definitivo. Finalmente escribió:
– ¿Es una broma? ¿Os burláis de mí?
– No, cariño. Jamás haríamos eso. Nos gustas y queríamos tener sexo contigo. Siento que te hayas ofendido. Olvida lo dicho.
– No, espera. No me he ofendido. Quería estar segura. Todo esto me da mucha vergüenza, pero a la vez me excita.
– Me alegro que digas eso. ¿Aceptas pues?
– Si, mañana por la noche vendré a vuestra casa. ¿Qué queréis hacer?
Toni siguió conversando y le insinuó si le apetecería ser nuestra sumisa, estar a nuestro servicio, y no le desagradó la idea. Quedó para el día siguiente. Unos minutos después, me corría cabalgando a Toni mientras ambos pensábamos en el día siguiente.
Llego la noche y a la hora convenida, llegó Fina. Cenamos y a los postres Toni nos dejó solas para que pudiera explicarle las reglas. A partir de que empezará la sesión, mi marido mandaba. Ambas debíamos hacer lo que él ordenara. Yo en algún momento también sería dominante, pero solo cuando Toni lo exigiera. Todo valía, aunque no nos gusta llegar al límite del sadomaso. Solo pararían si Fina lo pedía por sentirse incómoda.
Pasamos las dos al salón. Lo habíamos preparado arrinconando los tres sofás a las paredes de manera que quedaba libre toda la zona central. Todo el suelo estaba cubierto de moqueta. Situé a Fina de pie en el centro y me puse ante ella. De manera natural me quité el vestido. Iba descalza y sin ropa interior, de manera que quedé completamente desnuda. Poco más de 1’50, con algunos kilos de más, tetas más bien grandes y culo de los que gustan a los hombres que buscan donde agarrarse. Fina me miró sorprendida. Alucinó más cuando me acerqué y la morreé metiendo la lengua hasta el fondo. Ella respondió tímidamente.
Entró Toni, completamente desnudo. Vació la bolsa que llevaba encima de la mesa auxiliar y quedó cubierta de juguetes sexuales: un consolador con arnés, vibradores, plugs anales de diferentes tamaño y un gran consolador negro, medía al menos 25cm de largo y era extremadamente grueso. También había lubricante.
Se sentó en el sofá y yo me tumbé junto a él, agarrando su polla empecé a masturbarle. El miró a Fina y le ordenó:
– ¡Desnúdate y déjate solo los calcetines y las bragas!
Ella obedeció rápidamente. Su cuerpo moreno contrastaba con el blanco de los calcetines.
El tanga negro que llevaba tapaba su coño rasurado, tetas muy grandes con pezones claros y areola extensa, caderas anchas y buen culo.
Toni le ordenó que pusiera las manos tras la nuca y separara las piernas. Nos acercamos a ella. Sus grandes tetas estaban erguidas y los pezones duros. El se situó detrás y las agarró sobándolas, yo acariciaba su coño por encima de la tela. Fina empezó a suspirar, notaba la polla de Toni en su culo y mis dedos masturbándola mientras la besaba.
Toni agarró uno de sus pezones y lo retorció, mientras con la otra mano rompía la tira del tanga y se lo arrancaba. Yo aproveché para penetrarla con mis dedos. Fina gimió de placer.
Toni nos pidió que nos pusiéramos a cuatro patas, cogió dos plugs, uno pequeño y otro tamaño mediano. Sus dos chicas estaban preparadas. Su polla se empinó más con la visión. El blanco culo de su mujer junto al moreno de Fina. Dos cuerpos rotundos y cuatro tetazas colgando.
– ¿Para qué es eso? -dijo Fina
– Es para dilatar el ano. Así cuando nos de por el culo entrará mejor.
Toni escuchaba pero como si no. Untó su mano con vaselina y lubricó a ambas, aprovechando también nuestros flujos del coño. A continuación, con un plug en cada mano nos fue penetrando. El más grande para mí, que placer. Fina se quejaba pero se fue acostumbrando y en cuanto se relajó, Toni consiguió que entrara. Cerró la ceremonia soltando dos azotes en cada nalga.
Me envió al sofá diciendo que podía tocarme, pero ni se me ocurriera correrme. Y le dijo a Fina se acercara a él a gatas.
– Vas comer un poco de polla –le dijo
Se acercó y él, sin preámbulos, se la metió en la boca. Fina hacía lo que podía, no tenía mucha práctica. Les embestidas de Toni eran cada vez más fuertes. Ella puso una mano en cada pierna de él intentando frenar un poco la follada, aunque de momento solo se había tragado la mitad, tenía la sensación de que no cabría más. Toni no opinaba así, le ordenó apoyar las manos tras de si y echar la cabeza hacia atrás. En esa posición acercó su polla a la boca en vertical y se la fue metiendo. Poco a poco fue entrando. Los huevos de Toni alcanzaron la barbilla, su polla desapareció dentro de la boca de Fina. La aguantó un rato así y muy despacio la sacó. Ella tomó aire mientras, saliva y líquido pre seminal resbalaba hacia sus tetas.
Toni la levanto y la llevó hacía el sofá donde estaba yo, abierta de piernas, con los pies apoyados en el límite, me masturbaba acariciándome el clítoris. La escena me había puesto muy caliente y enseguida entendí lo que pretendía Toni.
Obligó a Fina a ponerse de rodillas ante mi coño. Le cogí la cabeza y la hundí en mi entrepierna. Fina sacó la lengua y lamió, su boca quedó inundada rápidamente.
Toni se puso tras ella y la penetró. Su polla entró fácilmente en su coño mojado. Fina sintió que el placer la inundaba de nuevo. Sus gemidos ahogados se mezclaban con los míos. La habitación olía a sexo. Su polla continuó taladrando un buen rato hasta que decidió un nuevo cambio. Ordenó a Fina que se echara en el suelo y a mí que montara un 69 con ella. Las dos estábamos muy excitadas, de manera que rápidamente empezamos a devorarnos. Toni estuvo observándonos hasta que decidió follarme, no sin antes introducir su polla un rato en la boca de Fina.
Me estremecía de placer sintiendo la polla de mi marido mientras la lengua de mi joven amante lamía mi clítoris. Aguanté todo lo que pude para finalmente supliqué a Toni que dejara que me corriera y este, por respuesta, incrementó su follada.
Que placer sentía… Entre su polla y la lengua de Fina me estaban volviendo loca. Le pedí que me la metiera en el culo. Toni no se hizo de rogar. Rápidamente me sacó el plug y me enculó. Aquel ano dilatado acogió la polla conocida sin problema. Toni azotaba mi culo mientras lo follaba duramente. Fina veía entrar y salir la polla mientras se afanaba en comer aquel coño cada vez más chorreante. Toni bombeó a fondo hasta correrse al mismo tiempo que yo alcanzaba el orgasmo:
– Si, si, si, me corro, me corro, joder que gusto. Si, así, no pares, me corro.
Toni se puso ante mí e hizo que chupara su polla diciendo:
– Pónmela dura. Ahora le toca a Fina.
Fina estaba agotada pero, su coño ardía. Sin dudarlo fue hacia Toni. Iba a montar encima de él, pero este le obligo a darse la vuelta. Obedeció y se sentó encima de aquella polla deseada apoyando sus pies en las rodillas de Toni. Empezó a follarse frenéticamente. Se moría de gusto. Cabalgó y cabalgó como nunca lo había hecho. Nunca su coño había estado tan mojado. Fina gemía de placer.
De reojo vio algo que le hizo entender cual era la última prueba. Yo me había puesto el arnés con la polla de silicona, iba a desvirgarle el culo mientras mi marido le follaba el coño. Situada detrás de ella, actué de manera eficaz. Retiré el plug y después de untar nuevamente su ano fui introduciendo poco a poco la polla de juguete. Fina estaba asustada.
Sintió un poco de dolor, pero enseguida se transformo en placer. Nuestra experiencia hizo que la doble penetración culminará rápidamente. Estaba llena. Toni y yo acompasamos su ritmo, la follada era total, los gritos y gemidos retumbaban en el salón. Al final, Fina estalló y cayó extenuada.
La noche fue larga, tuvimos algunos orgasmos más. Al día siguiente nos despedimos, quedando en volver a encontrarnos cuando ella regresara a España de vacaciones. A las pocas semanas, ella dejó a su novio.
Saludos.