Relato erótico

Una noche redonda

Charo
11 de febrero del 2018

Fue a una fiesta que daba un amigo de su marido, fue divertida y le pasó una cosa que cambio su vida durante una larga temporada.

Elena – Cádiz
Acabábamos de llegar de la fiesta que dio un amigo y con nosotros vino Alfonso, otro amigo de mi marido que nos acompaño a casa para que mi marido no llevara el coche. Entramos al interior de la casa, y mi marido se fue a la habitación, estaba muy bebido y se quedó dormido al poco rato. Me cambié de ropa, me puse un camisón muy sexy y fui al salón.
Durante la fiesta Alfonso me había tirado los tejos, incluso me siguió al baño y antes de salir me morreo y me quito las bragas, mientras me decía:
-Te las devolveré cuando acabe la fiesta.
En cuanto me vio entrar se acercó a mi, me subió el camisón y me miró el chocho, entonces dijo:
-Vamos a la habitación de invitados y después te devolveré las bragas.
Ya en la cama, me acosté de espaldas y me abrí de piernas para él que, mientras yo le mostraba mi raja mojada, se desnudó, me quitó la bata y mi coño depilado brillaba de humedad, mis senos macizos subían y bajaban de excitación. Alfonso me montó y me empezó a besar, primero el cuello y detrás de las orejas, después en la boca. Sus manos me acariciaron y apretaron suavemente mis gordas tetas, luego me las besó con toda la calma. Mis pezones estaban ya duros de lo caliente que estaba, y sus besos de mis senos se fueron a mi vientre, haciéndome estremecer y abrí más las piernas, mi raja destilaba miel y pronto sentí la lengua de Alfonso entrando en mi coño. Me lamía y me chupaba el clítoris hasta que le rodeé con mis piernas por el cuello y mientras sus manos me acariciaban las tetas, me estaba mamando deliciosamente haciéndome gemir.
Luego me giró y en un estupendo 69 empecé a chuparle la verga al tiempo que él me seguía chupándome el coño, pero yo quería más, quería que me metiera su verga, así que moviéndome, me puse de espaldas y le ofrecí mi almeja mojada. Alfonso se puso sobre mí, y en un arranque de placer, metió su verga en mi raja, y yo le sujeté con mis piernas provocándole que me la metiera de un golpe. Me sentí invadida, me estremecí y me aplastó con su cuerpo para empezar el movimiento de mete y saca. Su dura verga me estaba enloqueciendo, me la metía con sumo placer y me hacia gemir de lo fuerte que me entraba, pediéndole más y él me daba más.
Al rato sus manos me cogieron los tobillos y puso mis piernas en sus hombros irguiéndose para follarme así, logrando con esto que sus embestidas me llegaron más profundamente. Me estuvo follando de esta manera hasta que ya no aguante y le di mi orgasmo, fuerte e intenso mientras él me trabajaba sin descanso. Luego me moví y me puse a cuatro patas, ofreciéndole mi coño y mis gordas nalgas. El, agarrándome de las caderas me embistió nuevamente. Su verga era un émbolo que no se cansaba y me seguía bombeando.

Yo gemía y le pedía que me follara mucho, así lo hizo y de nuevo exploté, pero no me soltaba, al contrario, su verga estaba más dura que antes, así que me moví de nuevo y lo recosté en la cama de espaldas, ahora yo le mamé la verga con mi maestría, se la chupaba y se la pajeaba al mismo tiempo, con mis manos y uñas le acariciaba sus huevos mientras no dejaba de chuparle su verga deliciosa.
Así lo tuve un rato más, para luego montarme y darle mi coño mientras él me apretaba las nalgas y me chupaba las tetas. Yo seguía subiendo y bajando de su verga, montándolo y moviéndome sin parar. Él estaba encantado y yo estaba enfebrecida. De pronto aceleré mis movimientos y empecé a contraer mi coño en un nuevo orgasmo, esto lo calentó más y de pronto se corrió dentro de mí, eyaculó abundantemente mientras me apretaba las nalgas y me metía un dedo en el culo, logrando con esto provocar mi orgasmo hasta que me dejé caer aturdida sobre él.
Sudorosa y jadeante quería que me siguiera follando así que desmonté, haciendo que de mi coño escurriera su semen que me lo froté en mi chocho e incluso también en el culo, pues quería que me enculara y sabía que él también me deseaba mi culo.
Descansando un poco de esta follada tremenda, recuperamos el aliento, y yo, atrevidamente, le cogí la verga semi erecta y se la masturbé, pero luego me bajé a chupársela de nuevo. Sabía a su leche y a mis jugos, estaba toda pegajosa y se fue poniendo durísima de nuevo, así que le di mis mejores chupetones para endurecerla más y girándome, le ofrecí las nalgas diciéndole:
– Ven mi vida, dame por el culo, hoy soy tu puta, fóllame como tú quieras.
Al ver mis nalgas y mi culo abierto hacia él, se colocó detrás de mi, me lamió el coño, para después dirigir sus lamidas a mi culo, que se estremecía y se contraía como invitándolo a profanarme. Pronto se colocó entre mis piernas y así como estaba yo arrodillada, me puso la gorda cabeza de su verga en mi apretado ano, primero me empujó suavemente y yo cedí, entró un poco más y sentí el rigor de su gruesa verga, me cogió por las nalgas y me metió ensartándome la punta y un poco de su tallo, yo gemí y el aprovechó para entrarme más, me tenía la mitad de la verga en el culo y me dolió, pero aguanté hasta que empezó a forzarme más, mucho más, empujó y me la metió toda.
Me sentí morir, pero me encantó, su verga era muy caliente y la tenía bien dura, empujó un poco y sentí como si me petara el culo, pero no dije nada, solo gemí de gusto, así que el entendió que me encantaba esto y empezó, ahora sí, el verdadero trabajo de follarme por el culo. Me sujetó con fuerza de las caderas y me la hundía con saña, yo le daba el culo y el me lo estaba destrozando.
– ¡Así…así… rómpeme el culo, destrózamelo, soy tu puta, mi vida! – le decía.
Alfonso reaccionaba a mi solicitud follándome más y más, yo gemía y jadeaba, estaba enculada y disfrutaba como pocas veces. Me corrí de nuevo dos veces y por fin Alfonso me embistió más fuerte, entraba y salía con gran fuerza, yo lo sentí golpear mis nalgas con su pelvis y sentí como me rebotaba para luego envainarme de nuevo una y otra vez. Mis gemidos eran intensos y sus jadeos me anunciaban que estaba por terminar, así que llegado el momento me folló con furia haciéndome doler el culo pero al mismo tiempo haciéndome gozar mucho más, hasta que por fin su leche me bañó el recto.

Bombeaba y sentía yo sus contracciones de verga en mi ano distendido, hasta que se vació y me la sacó de golpe. Mi culo estaba ensanchado y sentí escurrir su leche de mí, me gustó y me quedé así, levantando el culo. El me besó las nalgas y me metió el dedo en el culito para sobarme por dentro aprovechando lo mojado que me lo dejó con su semen.
No sé como le hizo, pero incorporándose me metió de nuevo la verga en el culo, me dolió y grité, más por la sorpresa que por el dolor. Nunca pensé que me diera de nuevo pero allí estaba dándome por el culo no sé cuanto tiempo, pero ya era muy cansada la posición para mí así que le pedí que me la sacara y que yo le montaría, así lo hizo, se parada hasta el agujero de mi culo, me empalé de golpe y empecé a subir y bajar con su verga entrándome en el culo. Sus manos entonces fueron al clítoris y me lo empezó a frotar, sus dedos me entraban en el coño al tiempo que su verga se me hundía en el recto hasta que me hizo correr una vez más. Creo que esto fue suficiente para él ya que nuevamente eyaculó en mi culo y quedó al igual que yo, agotado.
Descansamos un rato, yo me levanté dolorida y me puse mi batita diciéndole muy melosa.
– Mi vida, ya es hora que te marches, pero llámame por teléfono para que esto se repita muchas veces, estoy agotadísima, pero me has llenado de placer, mi amor.
– Claro que te llamaré, estás muy buena y además eres la puta mas sensual que he conocido, y follas como ninguna, te aseguro que seguiré siendo tu macho por mucho tiempo – contestó Alfonso.
Se vistió y se fue de la casa no sin antes besarme en el portón mientras lo despedía. La verdad no nos queríamos separar, pero era ya bastante tarde, ya tendría yo oportunidad de darle mi culo de nuevo, así que sin devolverme bragas, que me había quitado en la fiesta, se fue y yo me metí en casa para ir a acostarme junto a mi maridito que roncaba y ni se enteró de lo bien que me enculó nuestro invitado en mi propia casa. Desde luego hasta la fecha no lo sabe.
Besos.

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