Una jefa con mal carácter

Es informático y trabaja en una importante empresa. Su jefa es una mujer, atractiva, con muy mal carácter y suele ponerlo nervioso. Tenían que ir de viaje a Zaragoza para un proyecto y decidieron ir en tren. Pasó algo que le sorprendió incluso a él.

Ricardo – Pamplona
Hola amigos, me llamo Ricardo y tengo 25 años. Son informático y trabajo en una oficina en el centro de Pamplona. Suelo ir al gimnasio dos o tres veces por semana, y tengo un buen cuerpo, mido 1,86 y dicen mis follamigas que estoy muy bueno.
Mi jefa tiene treinta y seis años, para mi gusto está un poco delgada, pero tiene unos buenos pechos y un culito respingón que la hace muy atractiva. Rubia, media melena y con clase. Está casada.
Era arrogante y mal educada y cuando me pedía que hiciese alguna cosa siempre me lo pedía de muy malas maneras.
Total que empecé a trabajar en un proyecto de Zaragoza y cuando llevaba aproximadamente unos tres meses trabajando, vino a mi mesa y me dijo que el lunes siguiente tendríamos que ir a una reunión a Zaragoza, con la jefa de informática. A mí no me hacía nada de gracia pero le dije que de acuerdo debido a que no tenía otro remedio.
Total que quedamos a primera hora de la mañana en la estación para coger el tren. Yo llegué un poco antes. Estuve esperando unos veinte minutos a que llegasen. Cuando vi aparecer a mi jefa casi doy un salto del asiento al verla, iba vestida con traje que se le ajustaba perfectamente al cuerpo. Llevaba el pelo mojado y un discreto escote.
Entramos en el tren y fuimos a nuestros asientos. La jefa de informática se sentó a mi lado y mi jefa delante. Total que empezamos a hablar sobre la reunión cerca de una hora, mi jefa no paraba de hablar y yo no dejaba de mirarla, cuanto más lo hacía más cachondo me estaba poniendo.
Le miré a la cara los gestos que ponía, los pechos (disimuladamente). Total que cuando ya llevábamos un tiempo hablando, dijo la jefa de informática que tenía bastante sueño y que se iba a echar un rato. Entonces nos quedamos hablando mi jefa y yo. Pasaron como unos veinte minutos cuando mi jefa se levanto del asiento y dijo que iba al lavabo y le dije que vale que la esperaba en el asiento. Entonces la vi como se perdía por el pasillo y me empecé a calentar una barbaridad y no puede contenerme y salí tras ella. Vi como le preguntaba a un empleado del tren que donde estaban los lavabos y que este le indicaba que al final del último vagón. Mi jefa se dirigió al baño y yo fui detrás de ella poniendo cuidado de que no me viese. Total que vi como entraba en el baño y cerraba la puerta. Entonces me acerqué a la puerta del baño y puse el oído en la puerta y pude oír un ligero ruido, entonces empecé a mirar toda la puerta como un poseso en busca de algún agujero que me permitiese ver algo. Y justo al lado del picaporte de abrir, vi un pequeño agujerito por el que se veía el interior.

Pegué el ojo al agujero y pude ver como mi jefa estaba retocándose el pelo en un espejo que había en el baño .a continuación se empezó a bajar los pantalones, que maravilla de piernas que tenia, un poco flacas para me gustó, pero una maravilla. Entonces note como empezaba a crecerme algo en la parte de abajo. Entonces con las pantalones medio bajados se acerco a la puerta, a mi casi me da un infarto, y miro a ver si estaba bien cerrada la puerta. Al acercarse pude ver sus braguitas de encaje de color rosa. Ya no podía más tenía el miembro a punto de estallar. Entonces vi como se daba la vuelta, se bajó las bragas y se sentó en el baño. Tenía el coñito depilado totalmente, era una visión espectacular. Entonces oí como empezaba a mear, una vez termino de mear note como empezó a acariciarse el coñito de una forma lasciva, empezó metiéndose un dedo y luego dos. Yo no podía más, miraba su cara de puro gusto y estaba a punto de estallar. Entonces miré en el pasillo en el que estaba de un lado al otro y no vi a nadie, entonces me baje la cremallera, saque el miembro y empecé a masturbarme. Mi jefa seguía sentada en el baño con dos dedos metidos en su entrepierna y cada vez aumentaba más el ritmo. Se empezaban a oír unos pequeños gemiditos, empezó a aumentar el ritmo del movimiento hasta que oí un gemido alto y seco indicador de que se había corrido. Se puso las bragas se subió los pantalones y se dirigió a la puerta y la abrió. Con la rapidez que pude me metí el miembro en el pantalón pero no me dio tiempo a nada mas, total que cuando mi jefa abrió la puerta me encontró de frente a ella y me preguntó que coño hacia yo allí, le conteste que a mí también me habían entrado ganas de mear y que había ido al baño, entonces me contestó:
-Seguro que ha sido eso.
Yo me empecé a mosquear, igual ella sabía que yo había estado espiándola. Entonces con todo el calentón que tenía, la cogí por la cintura y la introduje dentro del baño y cerré la puerta con cerrojo. Así la mire a la cara, con una cara de enfermo sexual, que la sorprendió un poco y me dijo:
-Que coño se supone que haces.
Ya no podía dar marcha atrás, la cogí con fuerza le di media vuelta y la puse de cara al lavabo, ella empezó a gritarme en un tono más insistiendo en que es lo que me pasaba, pero no podía parar, no hacia más que tocar sus pechos por detrás y restregar mi polla con su culo.
Entonces cogí la parte alta de su pantalón y se lo bajé de un tirón hasta los tobillos. Allí tenía a mi jefa en el baño del tren con los pantalones bajados hasta los tobillos y una braguitas de encaje que le hacían un culito muy bueno. No pude aguantar más, saqué mi miembro y empecé a restregárselo por el culo por encima de la braguitas, el solo roce con las bragas ya casi hizo que me corriera. Cogí las bragas y se las bajé también hasta los tobillos e introduje un dedo en su coño.

La muy perra ya no podía disimular más y estaba totalmente mojada, entonces saqué el dedo del coño, busqué la entrada de su ano e introduje un dedo. Esto no le debió gustar tanto porque hizo un ruidito con la boca de desaprobación, pero yo estaba que no podía más, me iba a correr antes de metérsela. Entonces acerque mi rabo a la entrada de su coño y empecé a introducírsela poco a poco. Aquí ya sí que no había disimulos, mi jefa gemía de una forma descomunal. Entonces ya no pude aguantar más y me corrí dentro de ella. Posteriormente me tuve que sentar en el baño porque me temblaban las piernas que no era capaz de mantenerme en pie. Entonces mi jefa se volvió hacia mí, me dio un beso en la mejilla y me dijo:
-Esto lo tendremos que repetir algún día. Y se fue caminado hasta los asientos que teníamos.
Aquel viaje fue una maravilla, las gestiones que teníamos que hacer en Zaragoza fueron un éxito y las visitas que hice todas las noches a su habitación del hotel fueron muy “productivas”.
Cuando llegamos a Pamplona, me dijo que teníamos que dejar de vernos. Que estaba casada y que no podía hacerle eso a su marido, pero solo fueron palabras.
Teníamos unas sesiones de sexo bestiales en la oficina. Era una mamona de categoría y además sabía lo que hay que hacer con la leche de macho, pero esto, os lo contaré otro día.
Un saludo para todos.