Una buena cornamenta

Su mujer estaba de acuerdo con él, también tenía ganas de follar con otro tío. Podía mirar o participar, pero lo que quisiera, lo que si estaba claro es que a partir de aquel momento tendría unos buenos cuernos.

Javier – Málaga
Me llamo Javier y mi mujer Macarena, tenemos 35 años ella y 40 yo, somos de Málaga. Lo que voy a contarte empezó cuando estábamos en casa a punto de ir a la playa. Mi mujer me llamó desde el dormitorio, fui deprisa y la encontré desnuda tumbada en la cama, diciéndome que si quería tomar el postre antes de ir a la playa. Yo me desnudé rápidamente pero dijo que le gustaría que le depilase el chocho, que por cierto lo tenía peludito.
La idea me gustó y a los pocos minutos, ya tenía el coñito totalmente depilado. Contemplar tal preciosidad me puso cachondo y empecé a comérselo. No tardo nada en correrse, pero yo estaba tan caliente que no podía parar, por lo tanto, la coloqué a cuatro patas y se la metí por el culo. Mientras me la estaba follando, le dije:
– ¿No te gustaría tener otra polla en el chocho mientras te doy por el culo?
Me dijo que sí, que disfrutaría mucho teniendo dos pollas para ella sola y yo le dije que a mí también me encantaría ver como se tiraba otro tío.
Solo de imaginármelo me corrí como un cerdo llenándole el culo de leche calentita.
Después de nuestra follada comenzamos hablar del tema de meter un hombre en nuestra cama y ella me dijo que si yo estaba de acuerdo ella no pondría inconveniente.
Al día siguiente fuimos a una playa nudista que había cerca. Era la primera vez que íbamos a una playa de este estilo. Al rato llegó un hombre de más o menos de nuestra edad, sobre los 40 años, que puso su toalla cerca de nosotros, desnudándose totalmente. Se tumbó y de vez en cuando miraba hacia donde estábamos nosotros.
Pasado un rato se nos acercó para pedirnos fuego. Mi mujer le sonrió un poco cortada y sacó en encendedor del bolso. Me di cuenta de que, sin querer, no sacaba la vista del pedazo de pollón de aquel tío, era más grande que la mía que debe medir unos 18 cm, o sea que no está nada más, pero el cabronazo aquel me ganaba en largo y gordo. Iba totalmente depilado.
Tras encender el pitillo entablamos una conversación intrascendente y luego fuimos al agua los tres. Cuando salimos del agua nos sentamos juntos y yo le pregunté a mi mujer al oído qué le parecía la polla de Jaime, más grande que la mía y tan depilada como su coño. Ella me dijo que no estaba mal pero que yo decidiera si aún seguía con las ganas de que otra polla la follara, yo le dije que sí, que esta era una buena oportunidad para hacer realidad mi fantasía.
Entonces se sentó para fumarse un cigarrillo con las piernas abiertas frente a Jaime, que la miraba de vez en cuando pudiendo este ver su raja depilada.

Con la confianza que fuimos cogiendo, marchamos al agua otra vez, Jaime y ella se pusieron a jugar con la colchoneta hinchable. Cuando salió del agua se tendió junto a mí y yo le pregunté:
– ¿Como te lo estás pasando?
– Pues él, jugando, me ha tocado varias veces el coño y eso me ha puesto muy caliente – me contestó.
– ¿Y si le invitábamos a comer y vemos lo que pasa? – añadí.
Ella dijo que de acuerdo y cuando él salió del agua se lo comenté, estuvo de acuerdo y recogiendo las cosas marchamos al apartamento. Antes de comenzar a comer nos duchamos los tres para sacarnos el salitre del mar y mi mujer se puso una camiseta playera de esas de andar por casa, nos pusimos a comer y a los postres, después de haber bebido un par de botellas de vino blanco bien frío, comenzamos a charlar sobre el nudismo y mientras hablábamos me fijé que ella no se había puesto bragas, cosa que aproveché para comenzar a meterle mano debajo de la camiseta, aunque ponía algunos reparos.
Al rato y después de tantos toqueteos, aceptó que le quitáramos la ropa y ya desnuda, yo la besaba por todas partes hasta que le hice una señal a Jaime y este comenzó a masajearla por la espalda. Pronto yo dije que para estar más cómodos fuéramos al dormitorio y sobre la cama comenzamos a sobarla los dos.
Por fin, se decidió a chuparle la polla a Jaime y el dándose la vuelta comenzó hacer el 69. Después de un rato de precalentamiento, le agarré cogiendo la polla, la primera que tocaba en mi vida salvo la mía naturalmente, se la llevé a la entrada del coño y le dije:
– Es toda tuya, fóllatela con pasión.
– Ahora vas a ser un cornudo consentido -me dijo ella.
Yo le respondí que eso era lo que yo quería y se la fue metiendo poco a poco en el coño. Ella disfrutaba con la nueva polla que la estaba jodiendo y mientras la follaba yo le seguía comiendo los pies. Al rato se dieron la vuelta poniéndose ella encima, momento que yo aproveché para comerle el culo y a veces le pasaba la lengua por su raja lamiendo también el trozo de polla del nuevo amigo que, a ratos, salía del coño de mi mujer. Cuando llevaba un rato chupándole el ano, cogí y se la fui metiendo poco a poco, ella gemía todo el rato y decía que estaba riquísimo, mientras Jaime le comía las tetas y la boca. Al rato yo me corrí, llenándole el recto con mi esperma y cuando salí de su culo, aprovechó él para metérsela por el mismo agüero y ella le gritaba:
– ¡Más, dame más, más… que me corro…!.
Al rato él se corrió y nos quedamos los tres tumbados en la cama descansando un rato hasta que yo me levanté para traer algo de beber y cuando llegué con las bebidas él le estaba comiendo el coño. Yo les ofrecí las copas y tras dar unos tragos, él siguió comiéndole el coño hasta que mi mujer me dijo que me agachara un poco, le cogiera la polla a Jaime, que la tenía un poco morcillona, y comenzase a meneársela. Dudé unos instantes hasta que mi mujer me ordenó que me la metiera en la boca. Obedecí con cierto reparo pero terminé haciéndole una mamada y ella, al verlo, me dijo:
– No sabía de estas aficiones tuyas pero sí, me gusta ver que te estás comiendo la polla que también se ha follado a la puta de tu mujer, y ahora trae la vaselina para hacer una cosa.
Me levanté y traje la vaselina, ella me hizo poner a cuatro patas con el culo en pompa, cogió un poco y me la puso en el ano diciéndole a él:

– Anda, fóllale el culo a ese cornudo.
Intenté protestar mientras Jaime se me acercaba, se agarró su tremenda polla y apretando contra mi virgen y estrecho ano comenzó a follarme el culo. Al principio me hizo mucho daño pero tras estar follándome un buen rato empecé a encontrarle bastante gusto, pero cuando iba a correrse me la sacó, se la enchufó en el chocho a mi mujer corriéndose y cuando se la sacó ella me dijo:
– Venga, cómeme el chocho tan llenito como lo tengo.
Obedecí y se lo comí no quedando rastro de leche luego me levanté y, por orden de mi mujer, fui a la terraza a dormir la siesta quedando ellos dos solos en la cama. Sobre las ocho de la tarde se levantaron y él se despidió cambiándonos nuestros teléfonos para quedar para otro día. Al quedarnos solos le pregunté a mi mujer que me dijera que había pasado cuando los dejé solos, ella me dijo:
– Pues Jaime me ha follado tanto por el culo como por el coño y luego me ha pedido que le comiera el culo y así lo hice al igual que él también me comió el mío.
– Déjame ver cómo te ha dejado el culo – le pedí.
Al verlo, aún tenía restos del último polvo que Jaime le había echado y ella me ordenó que yo comenzara a comérselo para limpiárselo. También me dijo que para otra vez que Jaime me enculara, tendría que estar mi culo depilado y ella le dijo que esa misma tarde me lo depilaría. Al acabar de hacerme este comentario, me mandó al cuarto de baño a buscar la maquinilla de afeitar para que me lo rasurase, me tumbé en la cama y mi mujer me rasuró todo el culo así como los pocos pelos que tenía alrededor de la polla.
El jueves mi mujer me hizo llamar a Jaime para preguntarle si vendría a la playa el fin de semana, él me confirmo que sí y que si no tenía inconveniente vendría con su mujer a pasar el fin de semana con nosotros, yo le pregunté si ella sabía lo nuestro y él me dijo que ella estaba informada y que también había hecho varios intercambios de parejas. Nos despedimos y quedamos para el viernes, pero cuando le comenté a mi esposa como habíamos quedado, al principio se quedó un poco cortada pero después reaccionó aceptando lo que viniera.
El viernes cerca de las diez de la noche llegaron a nuestro apartamento Jaime y Carmen, después de los saludos salimos a cenar y tras la cena fuimos a una discoteca de la zona donde estuvimos bailando hasta cerca de las cinco de la mañana, marchando después al apartamento. Cuando llegamos tomamos unas copas y comenzamos hacer el juego de las prendas, terminando todos rápidamente desnudos, pudiendo contemplar que Carmen también tenía el coño completamente depilado y Jaime, al mirarme, vio que yo también estaba depilado completamente cosa que le agrado.
Carmen fue al dormitorio donde tenían las maletas que trajeron para pasar el fin de semana y volvió con dos cajitas que eran unos regalos, uno para mi mujer y otro para mi pero antes de abrirlos Carmen nos pidió disculpas por si eran muy osados y yo le dije que mientras no los viera solo podía imaginar, pero los regalos, si se hacen con cariño siempre gustan.

Primero mi mujer abrió su regalo y que eran unas bolas chinas con mando a distancia que a mi mujer le encantaron y mi regalo era un consolador doble, con un pene de medida normal, como de 17 cm, y uno de la misma anchura pero más largo, como de 22, para el ano. Jaime comentó que este regalo me gustaría mucho cuando lo usara con mi mujer y también cuando ella lo usara conmigo.
Carmen dijo que, si no nos importaba, podíamos probar cómo funcionaban y automáticamente en unos de los vasos de agua que tendíamos en la mesa lavó las bolas chinas y comenzó introducirlas en el chochito de mi mujer, conectando el mando para que estas vibraran, cosa que hizo que mi mujer al principio sintiera como cosquillitas dentro de su chochito y luego, cogiendo mi regalo, Carmen se puso el arnés que llevaba, metiéndose la polla normal en el coño y me pidió que me pusiera a cuatro patas que me lo iba a meter. Jaime me puso un poco de vaselina en el culo para no hacerme demasiado daño y mientras Carmen me follaba Jaime tiraba del cordoncito de las bolas chinas que mi mujer tenía dentro.
Fue un gran placer y mientras me follaba me agarraba mi polla masajeándomela y meneándola hasta que por fin me corrí. Jaime y mi mujer estaban haciendo un gran 69 donde él tanto le comía el chochete como el culo hasta que al poco rato se corrió en las tetas de mi mujer.
Terminada la juerga propuse que Carmen se acostara conmigo y mi mujer con Jaime y cada pareja marchó para dormitorios diferentes. Antes de ponernos a dormir y después de la juerga que habíamos tenido estuvimos los dos un rato hablando y luego nos pusimos a dormir
El sábado, cuando yo me levanté, me asomé al dormitorio donde estaban Jaime y mi mujer. Ella estaba con las piernas entreabiertas y de su depilado coñito le salía unas gotitas de leche, me acerqué y comencé a lamérselo limpiando la leche que tenía, le di un beso y marché a hacer el café. Un poco más tarde se presentó en la cocina Carmen completamente desnuda pidiendo un café
Lo que sigue os lo contaré en una próxima carta.
Besos y de todos y hasta muy pronto.