Relato erótico
Una apuesta, es una apuesta
Había perdido una apuesta con su novio, por lo tanto, aquel día debía hacer todo lo que él le pidiera. Lo primero que le había pedido era que se pusiera unas bragas con vibrador incorporado, a partir de aquí, ya os lo podéis imaginar
Carmela – Málaga
Aquella mañana iba vestida como una golfa, ya que había perdido una apuesta con mi novio y tenía que hacer lo que el quisiese durante todo un día. Llevaba una minifalda de pliegues a cuadros, con unas medias y unas botas altas hasta la rodilla, además de un top azul con escote que me había comprado unos días antes.
Ese día me deparó muchas sorpresas, la primera fue que apareció él con una braguitas en la mano que llevaban incorporado un pequeño vibrador que se activaba con un mando a distancia que, por supuesto, se quedó él. Me las puse y las probó antes de salir para que luego no tuviese ninguna sorpresa y no le funcionaran las pilas. Cuando las encendió, el pequeño vibrador empezó a hacer un rudito casi inaudible, pero vibraba como un condenado. Me estremecí al sentir aquello en mi pepitilla y casi me muero del gusto allí mismo. Hecha la prueba lo apago y salimos de casa. Llegamos al centro comercial y en cuanto cruzaba la puerta empecé a notar aquella vibración encantadora y a la vez endemoniada en mi clítoris. Me tuve que detener hasta que me recompuse del escalofrío que me recorrió entera. De allí fuimos a la sección de caballero ya que mi novio quería comprar unas cosas. Cada vez estaba más excitada y mi coñito se mojaba un poco más, hasta que llego el primer orgasmo mientras cogíamos unas camisas para él, me tuve que agarrar a una estantería y apretar los labios fuerte para reprimir un gemido.
Mi novio esbozó una risita burlona mientras observaba mi cara e intuía que me corría, él era el único que sabía mi secreto y lo estaba disfrutando. Me calmé como pude ya que el dichoso aparatito no paraba en su empeño de darme placer. Mi coñito se mojaba por momentos y las braguitas también. Mientras seguíamos mirando cosas por allí, me llegó el segundo orgasmo, esta vez más intenso, ya que, mi excitación había crecido sobre manera en el transcurso de un rato. Esta vez me costó más disimularlo pero lo conseguí a duras penas, ya que una dependienta al verme cogida de la estantería se acerco a preguntarme si me pasaba algo, en cuanto le pude contesté que estaba bien. Mi novio disfrutaba viéndome en esos apuros y a mí me excitaba más.
La humedad de mi coñito mojaba ya toda la braguita y parte de las medias que llevaba, empezaba a notar por mis muslos una humedad y un calor que no eran normales en esa zona. Fuimos a un probador y entramos los dos. En cuando entramos me sobrevino otro orgasmo pero ya no pude reprimir los gemidos y pegue mi boca al cuerpo de mi novio y empecé a gemir así para intentar amortiguar el ruido. Cuando acabe apagó el vibrador y me metió la mano por debajo de la falda y palpo las medias mojadas y las braguitas también, lo que a mi hombre le causo una excitación increíble. Por su pantalón asomaba un gran bulto que me puso más cachonda. Sin pensármelo dos veces me puse de rodillas y le saque su polla para metérmela entera en la boca.
Se la chupe un rato hasta que me cogió por las axilas y me puso de pie. Me quito las medias y las braguitas y se asombro de ver lo mojado que estaba, mi coño estaba muy mojado y mis muslos y mi culo también, ya que mis jugos habían llegado a todas parte de mi entrepierna.
Se sentó en un pequeño saliente que había en el probador y con su polla dura como una piedra mirando hacia el techo, me hizo sentar dándole la espalda. Empecé a saltar como una loca ya que estaba muy excitada, mientras él me sobaba las tetas con sus grandes manos. Estando así me corrí otras dos veces más y casi no pude contener mis gemidos. Mi novio estaba también a punto de correrse ya que su respiración era agitada y entrecortada, por lo que yo salte con más fuerza si cabe para que se corriera como nunca. Al poco tiempo note una gran cantidad de leche caliente y espesa en mi interior, señal de que se había corrido. Me beso el cuello y la espalda y me levante, sintiendo como la leche se derramaba por mi entrepierna. No me dejó limpiar y me obligo a ponerme de nuevo las braguitas mojadas y las medias, me dio su polla para que se la limpiara y saborease sus jugos mezclados con los míos.
Cuando acabe con la tarea salimos del probador y seguimos con las compras, notaba que el coño me chorreaba y como la leche recorría mi entrepierna. Era una guarrada, pero me ponía cachonda. Le dije que quera asearme y dijo que entraría conmigo para ver como lo hacía.
Entramos en el baño, me quité las medias y las bragas que estaban llenas de su leche blanca y viscosa y cuando fui a coger papel para limpiarme, no me dejó, dijo que lamiera la leche y los jugos que empapaban mis bragas.
Primero me negué pero me recordó nuestra apuesta y tuve que acceder a su petición. Conforme chupaba su leche mi excitación subía y mi temperatura también, así que cuando acabe me puse de nuevo de rodillas me quite la camiseta y el sujetador y empecé a chuparle la polla. Cuando ya estaba muy excitado me puso de pie con el culo en pompa y me metió toda la polla de golpe, esta vez no me corte en mis gemidos ya que estábamos en el baño y no había nadie.
€l empujaba con todas sus fuerzas mientras mis tetas se movían rítmicamente con sus embestidas que cada vez eran más fuertes. Yo gemía como una loca y me corrí varias veces. Cuando estaba a punto de correrse me hizo poner de nuevo de rodillas y se corrió en toda mi cara y mis tetas. Quede toda llena de su leche, algo que me encantó y me comí toda la que pude.