Un relato me puso cachondo

Tenía un momento de tranquilidad en el trabajo y se le ocurrió leer unos relatos de la Revista Clima. No lo pudo evitar, se puso cachondo y su polla empezó a ponerse dura.

Jaime – Baleares
Estaba una tarde en la oficina y me puse a leer uno de los testimonios que publicabas. Me estaba poniendo cachondo y mi polla empezó a palpitar dentro de mi pantalón. Estaba tan “metido” en la historia que no me di cuenta que pasaba por allí una compañera de trabajo.
Era una de las más atractivas de la empresa y con un sentido del humor maravilloso. Siempre hacíamos bromas con temas de sexo, pero no habíamos llegado nunca a nada. Tal como te contaba no me di cuenta de la que tía estaba a mi lado y que sus ojos no se apartaban de mi paquete.
Entonces se acercó a mi oído y muy bajito me dijo:
¿No sería una pena desperdiciar lo que le está pasando a tu “amiguito”? Si, tú quieres, podría ayudarte a curarle la tensión que está padeciendo.
Dicho esto, se fue directamente hacia su mesa. Me quedé de piedra y no sabía si lo había soñado o era realidad.
Sea como sea, me lo pensé solo un minuto. Ya hacía mucho tiempo que quería echarle un buen polvo a Sara, y por lo que parecía, aquel era un buen momento.
Me dirigí a su mesa, la tome de la mano y le dije:
-Ven Sara acompáñame.
No lo dudo ni un momento y me acompañó sin problema alguno. La llevé
a uno de los cuartos de archivos viejos que hay en mi trabajo. Una vez ahí, le pregunte firmemente:
-¿Quieres chupar algo duro?
Su respuesta fue muy simple, me empujó y caí encima de los archivos, mientras me decía:
-¡Sí! Si quiero chuparte la polla y quiero que me llenes la boca de leche.
Me bajo rápidamente la cremallera del pantalón, saco mi verga que estaba a media asta todavía y la empezó a chupar, sentía como mi palo se ponía cada vez mas duro y más grueso, sentía como crecía dentro de su boca. Continuó chupando y chupando hasta que logro una erección perfecta.
Sara siguió chupándome los huevos, y regresó de nuevo a la polla, su boca me volvía loco, pero su mano me la estaba pelando despacito, pero cuando chupaba la cabeza de mi polla y la hacía brillar de toda la saliva que había dejado, me parecía que iba a perder el sentido. Siguió con mi glande hasta que ya no podía mas, quería que me la chupara hasta estallar. Agarro luego mi verga gruesa y la empezó a chupar más rápido ahora, más y más, veía como yo gozaba.
Paró un momento y mirándome con cara de guarra, me dijo:
– Córrete cerdo y dame toda tu leche.

Como toda una experta, logro hacerme sentir esa sensación que se siente antes de estallar. Le grité que me corría y ella agarro mi verga más fuerte y la chupó con ganas hasta que deje salir la descarga de leche dentro de su boca. Se lo trago todo completamente y no dejo ir ni una tan sola gotita, y las que se la fueron por un lado de la boca, las lamió con su lengua, no dejó rastro.
Sin preguntarle nada, la cogí y la tumbe encima de los papeles en los que había estado yo. Le levante la mini falda que llevaba puesta y solo con verla de aquella manera, con las piernas abiertas y ofrecida, mi rabo se puso tieso de inmediato.
Parecía que su chocho tuviera un imán, ya que mi polla fue directa hacia su agujero sonrosado. Tenía una cara de putón y de guarra que me ponía muy caliente. Además le gustaba hablar mientras me la follaba, decía cosas como por ejemplo:
-Clávamela, cerdo, métemela hasta el fondo de mis entrañas. Asi, asi, rápido. Oh que gusto me estas dando. No pares, no pares que me corro.
Y desde luego que se corrió, mi polla se deslizaba como si estuviera engrasada y mis huevos cuando chocaban con su culo, chapoteaban del gran orgasmo que tuvo.
Seguí follandomela, pero le dije que se pusiera a cuatro patas como una perra. Me encanta ver el culo de una mujer y apretárselo mientras estoy follando. Cuando ya la tenía preparada, me agaché y le comí su agujero oscuro. La tía se retorcía de gusto.
Me dio la sensación de que más de alguna vez se la habían metido por el culo. Pero ella gemía y me decía que por allí no, que dolía.
Pero yo no podía pararme, seguí comiéndole el culo y cuando ya tenía el ano completamente lubricado, le metí primero un dedo y despues otro. Sara se retorcía como una loca. Entonces coloqué la cabeza de mi hinchado rabo apuntando su agujero, pero antes, le hice una paja frotándole el clítoris. Cuando empezó a moverse, y a sentir gusto, se la clavé de golpe.
Sara gritó, pero de pronto empezó a pedir más y más. Que le diera más fuerte que se corría. Me puso tan caliente oirla que nos corrimos los dos al mismo tiempo.
Pensé que esto iba a terminar ahí, que nunca más íbamos a tener una aventura sexual como la que tuvimos pero me equivoque, para suerte mía, me equivoque.
Dos días despues a ultima hora de la tarde y creyendo que me había quedado solo, a excepción del equipo de limpieza, estaba hablando por teléfono con unos proveedores y de repente apareció Sara, se acercó a mi mesa y se me quedó mirando con ojos lascivos.

Me quede atónito, pero no podía expresarme ya que el tema que estaba tratando era muy importante. Sara se acercó más y más y no puedo negar que me puse nervioso, no sabia que tramaba esta mujer, cuando de repente lo supe.
Sara, le dio media vuelta a mi silla, se arrodilló frente a mi y me saco la verga, no tenia su dureza máxima y la sacó para chuparla, todo esto mientras, yo seguía intentando concentrarme en la conversación.
Empezó con pequeños besos en mis huevos, mientras acariciaba con movimientos de masturbación mi polla lentamente, masturbaba más y más. Logro crear en mí una erección perfecta y fue entonces cuando empecé a distraerme de mi trabajo. La mujer abrió la boca y lentamente empezó a devorar mi rabo rígido, se lo metió hasta dentro, esto me fascino. En aquellos momentos ni siquiera entendía lo que estaban contando mis proveedores.
De pronto empecé a sentir esa sensación de llegar al final y salió desde dentro de mi un lechazo con una fuerza descomunal. Sara se lo trago como una cerda, lamió las gotitas que se escurrieron por los lados sin dejar rastro alguno y entonces metió mi todavía tiesa polla dentro de mi pantalón, se relamió los labios y se fue de mi despacho.
Como podéis suponer, hemos tenido varios encuentros más, pero fuera de la oficina. Sara me ha dejado sorprendido. Es la mujer más caliente y guarrona que he conocido.
Besitos para todos y uno muy caliente especial para ti, mi querida Charo.