Relato erótico

Un largo viaje

Charo
14 de julio del 2019

Iba rumbo a Portugal y se encontró una chica haciendo auto stop. Era tarde y paró para llevarla. Hablaron, le dijo que estaba casada y que volvía a casa para darle una sorpresa a su marido.

Miguel – Madrid

Voy en coche rumbo a Portugal, pocos minutos después de cruzar la frontera de Ayamonte, paro a una chica en autostop, es una joven que va a Faro, la ciudad más importante del Algarve. Viene de trabajar en los campos de fresa y va a reunirse con su marido, que es vendedor ambulante. Me sorprende porque ya son las 10 de la noche, le digo que la puedo llevar unos kilómetros, que tengo pensado pasar la noche en un área de servicio a unos 25kms, ella acepta y se sube.
Se llama Almudena, debe tener poco más de 20 años, es bajita. Le pregunto que si no le da miedo andar de noche haciendo autostop, que en las autovías esta prohibido. Me dice que a ella no le da miedo, que se las sabe apañar bien y que lo más que le ha ocurrido es que alguno se ha aprovechado; lo dice mirándome fijamente, observo el matiz, no ha dicho que algunos intentan aprovecharse sino que lo hacen. Me fijo en ella, no va muy aseada, lleva vaqueros y un gastado jersey de lana, su cuerpo es muy proporcionado y sin ser guapa tiene un exótico atractivo.
Estamos llegando al área de servicio, le digo que mi habitación es doble que si quiere puede darse un baño, descansar y continuar conmigo el viaje por la mañana, me dice que no, le pregunto si su marido la espera esa noche y ella me contesta que no, que le va a dar una sorpresa.
-La sorpresa se la puedes dar mañana por la mañana -le digo-
Sonríe, sabe lo que le estoy proponiendo, pasar la noche conmigo pero debe de estar poco acostumbrada a que ese tipo de ofrecimientos se lo hagan de forma más ruda e irrespetuosa, paro en el área de servicio.
– He cambiado de opinión, mejor paso aquí la noche contigo, que ya estoy harta de andar por ahí sola.
Nos registramos en el hotel, subimos a la habitación, el conserje que me conoce de otras ocasiones me mira con cara de complicidad, le encargo que nos suban la cena a la habitación.
– Estás en tu casa, si quieres te puedes dar una ducha mientras llega la cena.

Acepta, se quita el pantalón y el suéter, quedándose en braguitas y camiseta, no puedo disimular la admiración, su cuerpo es fabuloso, piernas esbeltas y llenas y como dicen en Andalucía, un fabuloso culito respingón. La habitación tiene dos camas individuales unidas y una mesa con sillas y sofá, además del baño. Llega el chico con la cena mientras ella esta en la ducha y la deja en la mesa, sale envuelta en una toalla, su pelo negro y mojado le llega casi a la cintura, recién duchada está preciosa, le digo que si quiere puede ir cenando mientras yo me doy un baño rápido que la cena se enfría, me dice que se tiene que cepillar el pelo y que me esperará. Cuando entro en el baño la veo cepillándose suavemente el pelo ante el espejo, estoy nervioso. Me ducho y salgo en slips y camiseta, me siento en la mesa con ella, escancio vino en nuestros vasos, un excelente Rioja.
Mientras cenamos entablamos una conversación. Nos acabamos el vino y pido otra botella, junto con otra ración de jamón.
– Mi marido es muy bueno, pero es muy flojo, vivimos en casa de mi suegra y si no llevo dinero nos hecha a la calle. Ahora he estado un mes trabajando, vuelvo a mi casa hasta que se me acabe el dinero y otra vez a empezar.
La miro a la cara, el vino le ha dado brillo a sus ojos, bajo la vista y oteo el canal de sus tetas que se atisban prometedoras. Terminamos la cena y le sirvo una copa del minibar.
– ¿Sabes una cosa? Me gustaría cepillarte ese pelo tan bonito que tienes.
Se sienta al borde de la cama, aunque ya esta seca sigue con la toalla enrollada como único atuendo, sus piernas (lo que se ve de ellas) tienen un vello oscuro que no me disgusta en absoluto, tras ella comienzo a cepillar su larga melena suavemente, ella echa la cabeza hacia atrás para facilitar la operación, puedo olerla, huele a limpio y a una fragancia animal que me enerva. Continuo cepillándola y comienzo a acariciarle los hombros con las yemas de los dedos, con su cabeza hacia atrás tengo una visión desde arriba del comienzo de sus tetas morenas… prometen. Viendo como acepta mis caricias en los hombros, acerco mis labios a su cuello y la beso, cierra los ojos y se deja hacer, se le pone la piel de gallina, envalentonado por mis progresos suelto la toalla que la viste y puedo ver unos maravillosos par de tetas, abundantes, redondas, sus oscurísimos pezones están enhiestos.

Desde atrás cojo cada una de sus tetas con mis manos y las acaricio, me gusta su tacto suave, su tersura, rozo sus pezones y los acaricio, puedo verle la pelambrera del coño, negra como el azabache, sus pelos rizados y abundantes tienen en mi un efecto hipnótico, la quiero besar en la boca pero solo me da sus labios, no su lengua. Me pongo a su lado y comienzo a chuparle una teta, una sensación gloriosa, sentirla gemir y acariciar mi pelo mientras yo chupo como si fuera mi nodriza, acerco mi mano a su coño y me apodero de el, con la otra aprieto sus nalgas duras, el trabajo duro la mantiene en forma, solo sus manos están un poco estropeadas aunque llaman la atención sus uñas largas y cuidadas, pintadas de rojo intenso. Siento el calor de su coñito húmedo en mis dedos, con tan abundante pelambrera me cuesta encontrar su clítoris pero una vez que lo localizo lo rozo y pajeo haciendo que sus jugos se derramen. Se tumba en la cama, tengo la polla que parece que me va a reventar, se abre de piernas, me di un preservativo y me dice:
– ¡Venga métemela!
La obedezco, me pongo el condón y se la clavo con suavidad hasta las pelotas, comienzo un suave metisaca pero ella me pide que me esté quieto, me abraza, cruza sus piernas en mi cadera para tenerla metida hasta la empuñadura y comienza a hacer movimientos vaginales con mi polla clavada.
Es maravillosa, una cualidad escasa y apreciada, un coñito cuyos músculos domina a voluntad, puedo sentir su presión en mi polla casi como si fuera un culito virgen, algo tremendo, me dejo hacer mientras ella sigue con sus especiales movimientos, mientras le chupo sus exquisitas y magníficas tetas, sintiendo la dureza maravillosa de sus pezones en mis labios, puedo sentir su humedad inundando mis pelotas. Intento reanudar el metisaca cuando da un giro sin sacársela y me deja abajo, poniéndose ella arriba y aquí comienza mi estancia en el paraíso.
No hay metisaca, mi polla está clavada hasta los huevos que topan con los labios de su coño mientras ella mueve su culo sobre mí, me folla, me folla divinamente, haciendo círculos sobre mí, tomo sus tetas con mis manos y ella deja caer su peso sobre mis manos apretándolas, le gusta y lo hago, hay que tener cuidado con las tetas de las mujeres, algunas las tiene muy sensibles y hay que tratarlas con mucha delicadeza, otras (como Almudena) aceptan e incluso piden que se las sobes y pellizquen hasta extremos casi dolorosos, lo hago y se estremece de placer.

Casi veinte minutos con una diosa del sexo como Almudena, montándote lujuriosa, no hay quien los resista, sin rendir tributo en forma de copiosa corrida en su coño, comienza a arquear mi cuerpo, soportando todo el peso de Almudena concentrado en su coño mientras empuja en dirección contraria y mantiene su coño apretadísimo sobre mi polla.
Cuando termino de correrme Almudena se tumba sobre mí y acerco sus labios a los míos, ahora su lengua busca mi lengua y nos quedamos fundidos besándonos unos minutos. Realmente ha sido un polvo extraordinario.
Se incorpora y muy tímida, casi avergonzada por haber gozado, va a lavarse. Cuando vuelve se va a su cama y yo me acerco; cierto temor y arrepentimiento afloran en ella, la tranquilizo, la acaricio, beso su piel y acabo de nuevo chupando sus maravillosas tetas, mientras ella acaricia mi pelo y aprieta mi cabeza contra su pecho. Mis labios van bajando por su vientre, acercándose al bosque de pelos negro azabache que tiene en los alrededores de su coño, ella intenta pararme, pero no hago mucho caso. Mi nariz ya esta a la entrada de su coño, oliendo su fragancia animal, fuerte, intensa, descubro unos labios marrones abiertos como una flor, bordeados por unos inferiores más claros, con un oscuro y abultado clítoris.
Ella insiste en que no se lo chupe, pero mi lengua ya esta lamiendo suavemente y presionando su clítoris, entonces ya se deja llevar loca de un placer que creo, nunca había sentido. Era la primera boca que bebía en el coño de esa diosa y me empleo a fondo, creo que no lo olvidará en su vida, lamiéndole primero lentamente, rozándole el clítoris con los labios y dándole suaves chupaditas para acabar abriéndole los labios del coño y lamiéndoselo a toda velocidad, sintiendo en mi barbilla como su coño se desborda con todos su juguitos.
Se corre de una forma exquisitamente animal, sensual, dando suaves ronquidos continuos, me toma de la mano para llevarme a su altura y me da un beso en la boca con todas sus fuerzas, con su lengua buscando desesperadamente mi lengua.
Me tumba en la cama y se incorpora sobre mí, lamiéndome el cuello, las tetitas, el ombligo y por fin, llevando mi polla a su boca y comenzando una mamada absolutamente genial, lamiéndome la polla mientras me mira a los ojos con mirada de gata traviesa y sonriéndome, sabiendo que me tiene en su poder, se le ve poderosa con mi polla en la boca, chupándome el capullo y lamiéndolo después, mientras me acaricia la base y los huevos con una mano y con la otra aprieta mis nalgas.
Me tiro unos minutos follándole la boca hasta que le pido que se ponga a cuatro patas al borde de la cama frente al espejo de la habitación. Pone su culo en alto y el panorama es grandioso, un coño redondeado y moreno dividido por una fina línea coronada por el oscuro hoyo de su culo y un coño hermoso asediado por un bosque de pelo negro y largo.
Le meto la polla y me quedo quieto concentrando en todo el poder de mi empuje mientras el coño de Almudena me recibe con sus mágicas contracciones musculares, sin sacarle ni un centímetro comienzo un vaivén que ella acompaña mientras siento como su coño se dilata y se contrae alrededor de mi polla, me mojo un dedo y humedezco la entrada de su culo, repito la operación varias veces y noto que Almudena contrae su culo cuando siente mi dedo, repito la operación y le meto el dedo por el culo poco a poco; Almudena se mueve ahora en ondulaciones como una serpiente con su coño apretando más que nunca mi polla y mi dedo aprisionado en el agujero de su culo. Comienza sus suaves ronquidos y percibo que se está corriendo de nuevo, que se está mojando viva en mi polla. Cuando se recupera del orgasmo comienzo a juguetear por la línea que separa sus nalgas en dos y acercando la punta de mi polla a la entrada de su culo, rozándola, sin decirle nada, pidiendo su aprobación sin palabras.

Cuando siente la cabeza de mi polla en la entrada de su culo, noto que con un movimiento se echa atrás y la presiona, me ha dado la aprobación que andaba buscando y yo también presiono, mi capullo tropieza con el primer anillo de su esfínter que va cediendo y dilatándose hasta que cede ante el empuje de mi polla, sin prisas y dejándole a ella que sea la que me vaya dando licencias para ir penetrándola sin lastimarla, poco a poco, se la clavo enterita y al igual que en su coño, sin sacarle un solo centímetro, comienzo el vaivén mientras le acaricio las tetas, así enculada, con su oscura espalda cimbreándose y con los movimientos de sus nalgas recibiendo bien abiertas mi polla mientras sus pezones crecen en mis dedos. Salgo del mundo real para llegar a la gloria corriéndome en el culo de Almudena como si fuera la primera vez que me corro en mi vida. Nos quedamos abrazados y dormidos; al amanecer follamos de nuevo.
Al día siguiente llamo a mi jefe y le pido tres días de fiesta por asuntos personales. Tardamos tres días en recorrer los 150 Km restantes, realmente una situación morbosa y el sexo acercan a personas de distintas procedencias y con pocas cosas en común; más tiempo juntos y quizás la química hubiera dejado de funcionar, pero en esos casi cuatro días lo único que surgió era lo que nos unía, el morbo, las ganas de pasarlo bien como si el mundo hubiera dejado de dar vueltas. Estuvo magnífico, además de vez en cuando Almudena aparece en mi vida, justo cuando tiene unos días libres.
Saludos

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