Relato erótico
Un juego excitante
Como una noche de pizza y un juego de mesa, acabó siendo una noche de excitantes“juegos de cama”.
Pablo – MADRID
Amiga Charo, quiero contarte esta historia que sucedió hace una semana y nunca pensé cuando leía estos relatos en tu revista que estas cosas realmente sucedieran pero aquí te envío mi experiencia.
Estábamos en mi casa unos amigos, mi mujer y yo, y nos disponíamos a una sesión de lo más sana del clásico juego de mesa llamado Monopolio. Como cuestión de hecho, creo que es importante describir los participantes de este asunto.
Mi amigo es un joven de 25 años, muy guapo, alto, de ojos azules y muy musculoso, como cuestión de hecho su profesión es la de luchador profesional, su mujer es una mujer esbelta de 29 años, rubia con poco culo pero unos pechos hermosos y una cinturita de abeja.
Mi mujer tiene 25 años, está algo pasadita de kilos, no mucho, pero tiene un cuerpo despampanante hablando de unos hermosos y apetitosos pechos y unas nalgas enormes, y tiene el pelo castaño. Yo tengo 27, soy un tío “normal”, y algunas amigas dicen que soy atractivo.
El asunto es que empezó el juego y nos divertíamos jugando, comiendo una pizza y bebiendo algunos tragos de buen vino, pero llegó el momento típico del juego donde uno de los participantes se quedó sin dinero y en esta ocasión fue mi mujer. Yo, muy dadivoso, le dije:
– Te perdono la deuda, pero me tienes que besar apasionadamente.
Así lo hizo y luego le tocó a mi amiga querer que su marido le vendiera una propiedad y le preguntó que quería a cambio.
– Un beso como el que le dieron aquí al amigo.
Bueno el alcohol aumentaba la euforia y la cosa iba subiendo de tono hasta que mi mujer tuvo que pagarme otra vez y yo le pedí una rica mamada. Al principio ella no quería pero luego accedió ya que es muy competitiva y odia perder. Me saqué la polla delante de mis amigos, mi mujer se arrodilló entre mis piernas, se tragó mi verga y la mamada. Fue todo un espectáculo y cuando mi mujer despegó su bonita boca de mi polla tuve la sorpresa de ver que nuestra amiga le hacia lo propio a su marido.
Demás esta decir que mi mujer olvidó el juego y pasamos a la sala donde me recostó en el sillón y siguió con su exuberante mamada mientras se desabrochaba su blusa para que sus tetas volaran al aire. En unos pocos minutos nuestros amigos estaban a nuestro lado haciendo exactamente lo mismo hasta que, en un momento de lujuria, mi mujer y la amiga se miraron a los ojos y dijeron:
– Cambiamos.
Mi cara y la de mi amigo valía millones, ellas nos miraron y nos hicieron una señal de que nos calláramos. Yo siempre había deseado a la mujer de mi amigo y de hecho mi amigo fue quien me presentó a mi mujer.
Mi mujer, antes de mamarle la verga a mi amigo, se desnudó completamente dejando todas sus abundantes carnes al aire aunque mi amiga solo se quitó la camisa y el pantalón quedando en bragas ya que no traía sujetador. Es imposible explicarlo que se siente cuando una mujer que no es la tuya te está mamando la polla delante de tu mujer que le hace lo mismo a otro hombre. Al rato de estar así y nosotros a punto de corrernos, las dos mujeres se miraron, las amiga se sacó las bragas y aún arrodilladas, ellas se abrazaron y comenzaron a chupar sus leguas cayendo al poco rato tumbadas sobre la alfombra y se comenzaron a sobar todo, hasta que se cambiaron de posición y quedaron en un hermoso y excitante 69 hermoso.
Pasado unos minutos nos hicieron unirnos al espectáculo. Mi mujer estaba boca arriba y me hizo penetrarla mientras mi amiga mamaba su sexo entonces mi amigo se la clavó a su mujer, que estaba encima. Mi amigo y yo nos corrimos casi al mismo tiempo y fue increíble ver como cada una de ellas lamía el semen de sus amigos dentro del coño de su amiga hasta dejárselos bien limpitos. Era una cosa increíble ver como se saboreaban esas dos mujeres sus grandes y rasurados coños.
Al acabar volvieron sus ojos hacia nosotros y nos preguntaron si queríamos más. Dijimos que sí, naturalmente y entonces se nos montaron encima, mi mujer a mi amigo y mi amiga a mí, cabalgando como jinetes salvajes hasta que tuvieron sus orgasmos. Yo pensé que todo había terminado, pero no pues mi mujer se acercó a mí y me dijo:
– ¡Rómpeme el culo!
Las nalgas de mi mujer son inmensas y en seis años que llevamos de casados solo me había dejado comerle ese rico culo una vez y fue en la luna de miel, por eso su petición me excitó al punto que mi polla quedó dura. Me follé el culo de mi mujer como nunca lo hice en su coño, y ella gritaba que quería más. El amigo mientras hacia lo mismo con su mujer.
En un momento dado mi mujer, ya totalmente lanzada, nos pidió a todos que la folláramos.
Sin esperar respuesta, se sentó encima de mi amigo y él le penetró su coño, que tantas veces había orgasmado y estaba lleno de leche, mientras que yo, al inclinarse ella hacia adelante, volvía a penetrarla por el culo con todo el deseo que llevaba suprimido por 6 años. La amiga iba recorriendo su cuerpo con las manos, lengua y todo lo que encontraba a su paso era mamado o tocado hasta que mi mujer tuvo el orgasmo más impresionante que he presenciado, parecía que se orinaba de la corrida tan violenta que tuvo.
Pero entonces nuestra amiga pidió trato igual, y mientras yo se la metía en su coño, mi amigo le rompía todo ese flaquito pero bien formadito culo hasta que ella tuvo su orgasmo. Al acabar ellas se tumbaron al piso una al lado de la otra y nos pidieron un baño de leche, nosotros nos masturbamos hasta derramarnos sobre ellas bañándolas todas de leche, mientras ellas la lamían y frotaban una a la otra.
Mi mujer nunca había demostrado instintos de esos deseos “sucios”, y menos lésbicos hasta aquella noche, pero fue la noche más intensa de mi vida.
Por la mañana no sabía qué hacer o decir y cuando me levanté me fui al baño y me metí en la bañera. Al cabo de un rato apareció mi mujer, se metió en la bañera conmigo, me miró, se puso de espalda e hizo que me la follara por el culo hasta que me corrí dentro.
No sé que ha pasado con mis amigos, pero este es el primer episodio de lo que ya es una hermosa etapa en mi vida conyugal.
Saludos.