Un buen inventario

Eran compañeros de trabajo. Al principio no se relacionaban mucho pero, poco a poco, fueron haciéndose amigos. Estaban en Navidad y tenían que hacer inventario. Quedaron los tres para trabajar hasta última hora.

Javier – Badajoz

El relato que os voy a contar me sucedió hace 5 años, en mi anterior trabajo en una empresa donde estaba en una oficina de administrativo, en el cual tenía dos compañeras muy guapas y atractivas que nos volvían muy locos a todos los tíos de la sección. Una de ellas, Mireia, rubia, hermosa, ojos marrones, con muy poquita delantera, pero con un culo como cincelado en mármol, perfecta y por lo que dejaban ver sus siempre apretadísimos pantalones, duro y súper apetecible. La otra, una increíble hembra llamada Carmina, morena, de ojos negros, con un cabello espectacular ondulado que le llegaba al culo, ostentaba unos tremendos pechos y un cuerpo de modelo súper completo.
El tema es que cuando entré a trabajar allí no había mucha onda entre nosotros, luego, con el tiempo, las distancias se fueron acortando, ya sea por compatibilidades musicales que íbamos descubriendo, pequeñas bromitas tontas o libros que leíamos y nos íbamos pasando. Después de unos tres meses de estar trabajando allí tuve algo casi inocente con Mireia, solo unos besos, toqueteos y no mucho más que eso. Entre ellas estaban muy compinchadas, eran muy amigas, por lo que se lo contaban todo. Esto dio pie a que entre nosotros se generase una buena onda, con muchas bromas cargadas de contenido sexual e insinuaciones.
Esto duró unos meses, hasta que hacia fin de año, en uno de los días en que nos quedábamos hasta muy tarde debido a los inventarios generales de la empresa, pasó lo que tanto había soñado y a lo que ahora, después de un buen tiempo, difícilmente puedo dar crédito.
Era un día de Diciembre en el que estuvimos trabajando hasta las diez de la noche (mientras que nuestro horario normal terminaba a las seis de la tarde), esto lo hacíamos porque la paga adicional era buena, no por otra cosa. Al concluir nuestras tareas ya quedábamos en la oficina Mireia, Carmina, Claudia (otra compañera que apenas terminó con lo que estaba haciendo, tomó su cartera, saludó y se fue muy apurada) y yo.
Entonces me puse a hablar por teléfono con un cliente al que si o si debía contactar aunque fueran horas poco convenientes. Mireia se me acercó por detrás y mientras hablaba por teléfono, empezó a pasar su lengua por mi cuello, así, sin más preámbulos, por lo que Carmina, en el escritorio de enfrente del mío comenzó a reírse con ganas, entonces Mireia comenzó a desabrochar lentamente mi camisa mostrándole a la amiga como acariciaba y humedecía con su saliva mis tetillas.

A esas alturas yo no podía cortar la llamada pero ya estaba como loco y era evidente el bulto que se estaba formando en mi pantalón. Entonces Carmina se puso de pie y vino hacia mí, excitada por la situación se puso de rodillas frente a mí y comenzó a sacarme los zapatos, yo no lo podía creer, encima el cliente con el que hablaba me daba la lata por lo que la charla parecía eterna.
En ese momento Mireia terminó de quitarme la camisa y comenzó a morderme las tetillas, yo tenía que hacer malabares con el teléfono y aguantarme para no dar muestras sonoras de placer, Carmina comenzó a acariciar mi verga semi erguida a través del pantalón terminando por excitarme completamente, tenía que tapar el tubo del teléfono con la mano ya que Mireia insistía en pasarme la lengua por los labios, a todo esto concluí la comunicación lo menos cortante que pude y entonces me dediqué a saborear esas dos boquitas ansiosas que no paraban de mordisquearme y de rozar sus lenguas entre ellas. Empecé por darle un profundo beso con lengua a Mireia, mordiendo sus carnosos y húmedos labios mientras le masajeaba sus diminutas pero sabrosas tetas.
A ese beso se sumó Carmina, en ese punto yo alucinaba porque jamás me había besado con dos hembras a la vez. Lentamente bajaron mi cierre a la vez mientras yo trataba de ir sacándoles a ambas las prendas que podía, y tirando terminaron por sacarme el pantalón y el slip, dejando al descubierto mi polla, a esa altura ya babeante por la excitación. Debo decir que no estoy superdotado, pero considero estar bastante bien equipado, unos 18cm en erección. Carmina se puso de pie, se sacó la ropa y Mireia la imitó, quedando ambas en ropa interior, confirmando lo que ya se les notaba totalmente vestidas; Mireia con su culo hermoso y firme, sus tetas delicadas pero llamativas y esa cara hermosa transformándose en la de una puta en celo.
Por el otro lado de Carmina con un corpiño en el que se imponían esas terribles tetas, su cuerpo era una suma increíble de curvas, todas perfectamente colocadas. En ese momento, yo sentado en mi silla totalmente desnudo y ellas en ropa interior, se arrodillaron frente a mí, primero se besaron entre ellas apasionadamente, frotando fuertemente sus lenguas y labios y luego comenzaron a besarme una los huevos y la otra la verga, se iban turnando y también chupaban las dos juntas.

Mientras tanto fui quitando sus sujetadores como podía hasta que ambas quedaron con las tetas al aire, después continué con los tangas, Carmina me alcanzó unas tijeras del escritorio y me pidió que los cortara, cosa que hice rápidamente.
Mientras me chupaban les manoseaba esas tetas hermosas disfrutando como un loco, ellas continuaban exprimiéndome con sus bocas al tiempo que les decía montones de groserías de esas que inspira la calentura extrema. Llego un momento que mientras Mireia continuaba enloqueciéndome recorriendo mi polla caliente con su lengua y labios una y otra vez, Carmina se puso detrás de ella y empezó a comerle la vagina, a lo que Mireia respondió con un sinfín de gritos ahogados que culminaron rápidamente en un espasmoso orgasmo que se tradujo a su boca masticándome un poquito el glande con ternura. En cuanto acabó, me pidieron que me acostara en el suelo, así lo hice, y mientras Mireia continuaba su impecable labor deglutiéndose mi polla, Carmina se puso de cuclillas en mi cara, empezando una comida de coño, que según me dijo luego, jamás le habían dado. Iba de sus húmedos labios vaginales a su clítoris y de allí a clavarle la lengua para enloquecerla aún más, vuelta a los labios y al duro clítoris, una y otra vez. Cuando sintió que le faltaba poco para correrse, apartó amablemente a Mireia y se metió toda mi polla en su coño depilado, cuyo dulce sabor todavía daba vueltas en mi boca. Me cabalgó durante unos buenos minutos durante los cuales yo me incorporaba abrazándola por la cintura y le mordía sus increíbles pezones, llenando de saliva sus dos enormes aureolas y de vez en cuando nos dábamos algún que otro beso bien húmedo, a los que se prendía también Mireia.
Con varios espasmos y gemidos me indicó que estaba terminando su cabalgata sobre mí, enseguida se la saqué y al instante Mireia se puso a cuatro patas ofreciéndome su culo perfecto con el que tanto había soñado y al cual también le había dedicado alguna que otra paja. Llené mi mano de saliva y me la pasé por toda la verga, repetí la operación pero esta vez, llevé mi mano mojada a su culito apretado y masajeándolo lentamente, comencé por introducirle un dedo, moviendo lentamente aquel agujerito, a medida que se acostumbraba le iba metiendo otro dedos, el índice y luego el anular, tres dedos, en ese momento me dijo:
– ¡Fóllame ya, por favor! ¡Rómpeme bien el culo!
Ni corto ni perezoso decidí darle el gusto y le fui metiendo la tranca despacito. Cuando terminé de clavársela del todo, reprimió un gritito de dolor, la empecé a bombear decididamente por atrás mientras le metía un dedo en la boca y con la otra mano le masajeaba una de sus tetas y de vez en cuando me llegaba hasta su clítoris para volverla más loca todavía. Carmina se puso detrás de mí, pegando sus espléndidas tetas a mi espalda y calentándome aún más, a veces se despegaba para darme unos terribles chupones en la boca que me hacían arder en ganas de llenarlas de leche caliente a ambas y de seguir follándolas toda la noche.

Después de darle por el culo a Mireia un buen rato y con los besos de Carmina, no aguantaba más, les advertí que estaba por acabar, entonces saqué la polla a punto de reventar del culo de Mireia y las dos se pusieron nuevamente a chuparla con ganas, pasados escasos minutos ya no aguanté más y estallé con sumo placer.
Ellas continuaron disputándose mi polla, recibiendo un fenomenal chorro de semen hirviendo en sus caras. Se chupaban entre ellas y al parecer, se habían propuesto la tarea de no derramar una sola gota, ya que todo trazo que veían, lo lamían, también les había empapado las tetas que se la limpiaban la una a la otra, era una escena digna de ser vista, algo increíble para mí, un sueño maravilloso hecho realidad.
Después de un rato de estar los tres desnudos descansando sobre la alfombra, me levanté y fui al baño de la oficina, ya que mi vejiga me pedía a gritos una descarga, al regresar vi un cuadro soñado, estas dos bellísimas zorras se estaban frotando y chupando entre ellas como dos locas desesperadas, al ver esto, mi polla volvió a ponerse súper dura, como si no hubiera acabado solo unos minutos antes.
Estuve observándolas durante un buen rato, Carmina le daba de mamar a Mireia, a lo que esta respondía con grandes lametones dejando esas tetas preciosas totalmente empapadas, Mireia también metía sus deditos en la vagina sedienta de sexo y los sacaba chorreando fluidos, me los ofrecía y yo los chupaba con gusto, poco a poco me fui incorporando, cuando me sumé a ellas, ya habían logrado varios orgasmos.
Bueno, la cosa es que empecé metiendo la lengua en el coñito rosado y estrecho de Mireia, mientras Carmina me chupaba la polla con una fruición increíble, por un momento pensé que me la iba a arrancar de lo fuerte que tiraba de ella, pero el placer no dejaba lugar para casi ninguna otra sensación, cuando se sacaba mi verga de la boca me decía:
– ¿Te gusta? Soy tu puta, me encanta chuparte y quiero que me folles siempre…
Estas palabras eran combustible para mi motor, no podía creer escuchar eso de la boca de semejante hembra, que en un principio no creía a mi alcance. De la excitación que me produjo, creí que iba a correrme ahí mismo, pero fue una falsa alarma, después de chuparme un rato Carmina me pidió que se la metiera también por el culo y sin rodeos, procedí a ellos.

Una vez más humedecí mis dedos y masajeándole bien el ano lentamente, los fui introduciendo en ella con gran sorpresa, ya que ese agujero se tragó casi entera mi mano, cuatro dedos, solo el pulgar quedó fuera por muy poco, se notaba que mi compañerita tenía experiencia.
En el momento en que mis dedos estaban dentro de ella, Mireia tomó mi verga que estaba medio morcillona y le empezó a dar unos lametazos espectaculares, los cuales hicieron que pronto se pusiera de nuevo a punto. Encima, con uno de sus dedos me frotaba la zona del escroto, eso me excitaba aun más, me pone como loco, así que la hice ponerse de cuclillas debajo de Carmina y empecé a clavársela a está última en su divino y abierto culo. La bombeaba como desesperado y apretaba sus pezones hasta el punto en que gritó por el dolor que le producía, pero ella me animaba a seguir apretando, ya que la mezcla de ese pequeño dolor, con el placer que le producía mi polla entrando y saliendo de su ano, era explosiva para ella.
En un par de minutos de intenso zarandeo, ella acabó con visibles sacudidas, seguí dándole durante un rato hasta que no pude aguantarme más, se la saqué del culo y le llené la espalda de esperma, mientras un resto iba a parar a la boca, tetas y cabello de Mireia, que continuaba debajo nuestro lamiendo el coño de Carmina mientras yo le daba por el culo.
Cuando acabé, la muy puta me lamió toda la verga y limpió todos los restos de leche, sin importarle que estuviera recién salida del culo de su amiga. Esto hizo que se me pusiera de nuevo dura, pero solo fue una reacción natural ante semejante estímulo, lo cierto es que realmente yo ya estaba agotado, pero en cierto modo orgulloso de haber podido dejar satisfechas y casi agotadas a esas dos bestias.
Al parecer efectivamente estaban completamente satisfechas, ya que comenzaron a limpiarse, nos vestimos, nos dimos unos sabrosos besos de a tres como al principio de nuestra faena, salimos de la empresa, nos despedimos y cada cual se fue por su lado.

Aunque ya no trabajo con ellas, seguimos viéndonos, muy de vez en cuando tengo fogosos encuentros a solas con Mireia, en cambio con Carmina nos vemos bastante seguido y continuamos con su afición por los tríos, pero ella necesita de más pollas y ahora la follamos junto con un nuevo compañero de su trabajo.
Besos.