Un buen contacto

Contactaron con una pareja que quería iniciarse en el mundo del intercambio, después de varias conversaciones quedaron en verse. Al principio parecía que se cortaban, pero la noche termino de maravilla.

Jaime – Lérida
Mi esposa Rosa, a quien le encanta follar con hombres y mujeres está a mi lado ayudándome a recordar la siguiente historia.
Juan y Conchita, una pareja que se anunciaban Clima y nosotros pensábamos que tenían experiencia en este estilo de vida, nos empezamos a enviar correos electrónicos y recuerdo que Juan me pedía que le describiera como era el club al cual pertenecemos y yo creo que se excitaba con la idea de intercambiar, pero no tenía la suficiente confianza con su esposa para proponérselo.
Un día él me envió un correo preguntándome qué se sentía al ver que otros hombres penetraban a mi mujer y yo le contesté que se siente una especie de cosquillas en el estómago como si fueran mariposas, parecido al sentimiento que uno tiene cuando le da el primer beso a una mujer o cuando tienes tu primera relación sexual. Es un sentimiento de complicidad porque a mi me encanta ver la cara de satisfacción de Rosa cuando es enculada y lo que más me gusta ver es el momento exacto que está siendo invadida por una verga que no es la mía.
Ese día me preguntó también si podíamos tener una cita para conocernos, y nosotros le contestamos que lo mejor sería conocernos ese mismo día. No pasaron más de 2 horas cuando recibimos la respuesta de Juan y acordamos que vinieran a nuestro apartamento después de las 10 de la noche. El preguntó si a Rosa le gustaban los juguetes eróticos ya que a Conchita le encantaban, y nosotros le respondimos que sí, que los podía traer pero que no era tan necesario ya que Rosa tiene los suyos, con los cuales disfruta mucho.
Llegó la hora y ellos se presentaron al apartamento. Nosotros ya estábamos listos, recién bañados y rasurados, pues a Rosa le encanta depilarse y untarse crema antes de cualquier posible intercambio. Además ella se prepara con tiempo y se introduce un óvulo en el coño para sentirse más excitada. Juan, cuando vio a Rosa, casi babeaba de pensar lo que se iba a follar. Conchita y yo nos miramos y nos presentamos. Ella es una mujer distinguida, guapa, delgada y con mucha presencia, Juan es bien parecido, con cabello rubio corto y buen cuerpo. A Rosa le gustó desde el primer momento que lo vio.
Pasaron al comedor donde nosotros habíamos preparado unos canapés con una botella de vino y comenzamos a hablar. Así nos enteramos que ellos tienen una hija de 19 años y otros dos hijos más pequeños. Nosotros les contamos que tenemos dos hijas que se encontraban dormidas en su cuarto, luego me dirigí hacia la cocina a terminar de abrir la botella de vino y Rosa me alcanzó para darme su aceptación o sea que sí le interesaba ser follada por él y también quería jugar con Conchita.
– Bueno – le dije – solo es cuestión de que ellos quieran.

De la conversación normal fuimos pasando a la de nuestro estilo de vida. Ellos estaban muy interesados en lo que nosotros hacíamos, en como nos habíamos iniciado, que si no había sentimiento de celos, que como nos veíamos después de haber follado con otras parejas, etc. En ese intercambio de información nos enteramos que ellos habían tenido una novia en común y que hacían un trío de vez en cuando pero que Juan nunca había visto a Conchita follar con otro hombre.
Yo le sugerí que si ellos querían jugar podríamos pasar a nuestra habitación, que no era necesario el intercambio total y que íbamos a parar en el momento que ellos quisieran. Que si Conchita quería jugar con Rosa solamente, estaba bien para mí y que si Juan se quería follar a Rosa también estaba bien.
Nos dirigimos a la habitación, Rosa se empezó a quitar la ropa que tenia puesta y asimismo Conchita la siguió quedando las dos completamente desnudas y recostándose en la cama en la cual, Juan y yo, ya nos encontrábamos sentados esperando el espectáculo que a continuación íbamos a ver. Conchita y Rosa se unieron en un beso y empezaron a frotarse sus cuerpos desnudos manoseándose las tetas y pasando sus manos por entre sus rajas rasuradas. Rosa estaba encima de Conchita y poco a poco se empezó a deslizar hacia arriba para dejar que Conchita le introdujera su lengua en su vagina lubricada. Rosa comenzó a mover sus caderas hacia al frente y hacia atrás para ayudar a Conchita en la mamada que le estaba dando, pero Juan no se pudo contener y besó y chupó las tetas a mi mujer. Yo solo observaba.
Juan puso una cara de preguntar para ver si yo estaba de acuerdo a que ellos jugaron y yo le levanté el dedo pulgar para decirle que continuara. Juan se desnudó y continuó manoseando a mi mujer a la vez que Conchita continuaba dándole lengua a Rosa. Así estuvieron un buen rato hasta que Rosa se desplazó hasta la vagina de Conchita para recibir sus jugos en la lengua, Juan le puso su verga torcida a Conchita en la boca y ella le hizo una mamada dejando escurrir su saliva por todo el tronco de la verga, jugando con la cabeza y los huevos de Juan.
Rosa estaba muy entretenida dándole placer oral a Conchita cuando, de repente, Juan le quitó la verga a su mujer de la boca y se la puso enfrente a mi mujer. Rosa la tomó con sus manos y le empezó a hacer una leve lamida, agarrándole los huevos. Juan disfrutaba mucho ya que lanzaba exclamaciones. Por fin Rosa se la introdujo entera en su boca y continuó haciéndole una mamada a Juan, dejando desatendida a Conchita, que se incorporó al club de observación o sea a mí lado. Los dos nos quedamos mirando a nuestras parejas tener sexo oral.

Al rato Juan le sacó la verga a Rosa de la boca y se puso un condón, situó a Rosa en la posición normal y la fue penetrando poco a poco mientras ella alzaba sus piernas para permitir el paso a la verga torcida de Juan hasta que hubo un metisaca con ritmo no muy rápido. Juan se tomaba el tiempo para introducirla y sacarla de la vagina de mi mujer, aunque ella disfrutaba mucho, según la cara que ponía y las palabras que decía:
– ¡Así, así… métela!
A Juan le encantaba oír la voz femenina de éxtasis y entonces Conchita me agarró la verga y empezó a jugar con ella a la vez que no perdíamos la visión de Rosa y Juan follando. Yo empecé a mamarle las tetas, que no eran tan grandes, pero que en la excitación me parecieran bastante jugosas y luego me bajé a hacerle un cunilinguo. Juan se me quedó mirando, aunque más bien se nos quedó mirando con una cara de aprobación de ver a su mujer con otro hombre. Entonces Conchita me dijo que me terminara de desnudar y que me pusiera un condón que ya quería sentir una verga dentro de ella, yo no esperé mucho a su llamada y nos pusimos a follar al lado de nuestras respectivas parejas que seguían jodiendo.
Recuerdo que después intercambiamos, o sea cada cual con su esposa y después volvimos a intercambiar acabando a cuatro patas los dos con nuestras nuevas amantes. Terminamos hablando los cuatro en la cama agarrándonos nuestras partes, de vez en cuando un intercambio de besos y una que otra mamada. Luego acordamos en seguir viéndonos para seguir disfrutando de nuestros cuerpos.
Esa noche Rosa y yo follamos recordando lo maravilloso que es este mundo del intercambio.
Besos de los dos.