Relato erótico
Trío salvaje y “amistoso”
A él y a su mujer les enloquece el sexo. Follan siempre que pueden y les gusta fantasear. A la pareja se les ha unido una amiga de los dos y se montan unos tríos geniales.
Ramón – Lérida
Amigos, soy Ramón de Lérida, casado con Gloria de 47 años y los dos somos muy liberales. Antes de conocer a mi mujer tuve una amiga que se llama Nuria, de la misma edad y que también está muy buena. Habíamos follado por los descosidos y, cosa que yo no sabía, ellas dos se conocían.
Al final me enrollé con Gloria, una morena que está buenísima y que, de todas las amantes que he tenido, es la más cariñosa, la más dulce y que siempre está dispuesta a follar sea la hora que sea.
Debido a esto, a mi ligue con Gloria, Nuria dejó de hablarnos pero con el tiempo retomamos la amistad hasta el punto en que la hemos convertido en nuestra amante y montamos unos tríos fabulosos. Cuando mi Gloria le come el coño se vuelve loquita de gusto y no para de exclamar:
– ¡Así, más mi amor… más… que gusto… oooh… me comes el coño mejor que tu marido… aaah… aaah…!.
Entonces yo me pongo sobre su cara y le meto la polla en la boca hasta que al final me coloco detrás de Gloria y me la follo mientras ella sigue comiéndose el coño de nuestra amiga. Y cuando cambiamos, yo me follo a Nuria mientras esta ahora le come la almeja a mi mujer y Gloria me dice:
– ¡Así, cariño, fóllala, dale polla en todo el coño y llénaselo de leche! – Y luego, dirigiéndose a nuestra amiga, añade – ¡Oooh… que gusto con esa lengua… Nuria, mi amor, más… y sigue follándola Ramón, que me gusta mucho lo que me hace!
Así seguimos hasta que nos corremos juntos. Estas sesiones las hacemos a menudo y soy muy feliz ya que nos compenetramos muy bien y aunque Nuria tiene pareja, es con nosotros con quien más disfruta. Tiene coño y polla, mi Gloria igual y yo dos coños a mi disposición.
Hace poco que hemos hecho amistad con una mujer viuda de casi 50 años, pero de muy buen ver, maciza y se llama Juana, tiene un buen culo y un par de tetas muy lindas Mi mujer y yo hablábamos muchas veces de lo buena que está y, que entre los dos nos la follaríamos y cuando nosotros estamos follando mi mujer me dice:
– Ramón, ¿qué la harías a la Juana si la tuvieras aquí?
– Cariño, pues que mientras le comes el coño le pondría la polla en la boca y luego también os follaría – le contestaba yo.
Seguíamos fantaseando así hasta que nos corríamos como bestias. Al final se lo planteamos directamente diciéndole que nos gustaría follar los tres juntos pero ella, sin escandalizarse demasiado, nos daba largas hasta que al llegar la época de las vacaciones, que yo no pude hacer por culpa del trabajo y tuve que quedarme mientras mi mujer se iba, esta le dijo a Juana:
– Cuida a mi marido, por favor, procura que esté bien servido y podéis echar algún polvito de vez en cuando, que no pasa nada, y cuando yo vuelva lo montamos entre los tres.
Días después Juana vino a comer a casa y a los postres le dije:
– Quiero follar contigo, estás buenísima, cabrona.
Ella se negó en redondo y cuando quise morrearla, apartándose, me dijo:
– Mira Ramón, no está Gloria y no está bien.
– Pero Juana – repliqué – ya sabes que ella ha dado el visto bueno para que follemos, cariño.
– Sí, pero no está bien – insistió ella.
– Bueno, pues ven al dormitorio, que te enseñaré un video – le dije.
Sentados en el filo de la cama estuvimos viendo como yo me follaba a Gloria y me la chupaba y luego unas imágenes donde mi Gloria le comía el coño a Nuria y aquí Juana se descontroló exclamando:
– ¡So cabrón, me estás poniendo a mil!
Sin añadir nada más se echó hacia atrás con los pies colgando y yo, rápidamente, deslicé la mano bajo la falda y apartándole la braga le metí mano en todo el coño.
– ¡Que gusto, cabrón, has conseguido en un rato lo que no ha conseguido mi “novio” en siete meses!
Entonces se sacó el jersey y desnudando sus tetas empecé a chupárselas bajando por todo su vientre hasta llegar a su hermoso coño donde empecé a chuparle el clítoris haciéndole gritar:
– ¡Sí, más… que bien lo haces, golfo… oooh… méteme la polla, so cabrón y mira como abro mi coño para ti!
A pesar de todo y aunque me la chupó y me mordió las tetillas, no había forma de que me empalmara para follarla, consecuencia normal debido a las copas que había tomado con ella a la hora de comer y sudorosos tuvimos que dejarlo, pero la puerta ya estaba abierta y le dije que cuando viniese Gloria lo haríamos juntos.
Al día siguiente, a las siete de la mañana, sonó mi teléfono. Era Nuria que me decía:
– Hola, cariño, ven a buscarme que tengo ganas de follar.
Así lo hice y cuando llegamos a mi casa empecé a chuparle el cuello mientras le sacaba el vestido y le comía un rato el coño cogiéndola de la cabeza hasta que se la metí en el coño, bombeando sin para mientras ella gritaba
– ¡Así, mi amor, sigue… sigue… no pares… oooh… que gustooo… sí, lléname el coño de leche…!
Seguí follándomela hasta que me vino un gustazo bestial diciéndole:
– ¡Toma leche, so mamona …!
Cuando más tarde hablé con mi Gloria por teléfono y ella me preguntó si Nuria me había vaciado bien los cojones y que si había disfrutado, y yo le conté todo lo que había sucedido.
Una mañana me llamó Nuria para acompañarla a un recado y al acabar, me dijo:
– Cariño, como aún es temprano, vamos un ratito a casa.
Yo me las prometí felices porqué follaríamos seguro y efectivamente, nada más entrar en casa se quitó lo de arriba dejando al aire esas hermosas tetas que, a sus 47 años, muchas jovencitas quisieran tener. Le chupé un buen rato los pezones hasta que ella se arrodilló, me bajó los pantalones y los calzoncillos y se dedicó a mamarme la polla hasta que me la puso completamente dura. En ese momento yo hice lo mismo con ella, le bajé los pantalones y se los saqué, como así mismo las bragas. Ella, entonces, se abrió de piernas en el sofá y me dijo muy excitada:
– ¡Fóllame, cariño!
Obedeciéndola, se la meti hasta los cojones pero como era una postura incómoda, le dije:
– Vamos a la cama de matrimonio, que buenos polvos hemos echado en ella.
Cuando llegamos a la habitación, Nuria se colocó a cuatro patas sobre la cama y abriéndose los glúteos para que se viera bien el agujero de su culo y la raja de su coño, se la metí en la almeja hasta los cojones, bombeando sin parar haciendo que ella me gritase:
– ¡Así, fóllame cabrón, no pares y lléname el coño de leche, que después me lo vas a comer!
Tardé poco en correrme, gritándole ahora yo:
– ¡Toma mi leche, so, golfa, mamona… aaah…!
Cuando se la saqué del coño me fasciné viendo como le salía la leche del chocho y le corría muslos abajo. Entonces se fue a lavar y al volver le dije, mientras empezaba a comerle el coño:
– Cariño, ahora me toca a mi.
– ¡Así, mi vida, no pares de chuparme el clítoris, que me matas de gusto…! – exclamaba.
– ¡Échame tu licor en mi boca! – le contesté yo – ¡Ya sé que mi mujer te come el coño mejor que yo, que nadie te lo come como ella, pero ahora quiero tu corrida en mi boca!
Le decía eso al tiempo que le metía un dedo en el coño y otro en el culo y así, dando fuertes bandazos, reventó en una corrida espectacular.
Una vez en la calle, me llamó mí mujer al móvil preguntándome como estaba y yo le contesté:
– Pues mi amor, aún me tiemblan las piernas de la gran follada que acabo de hacer con nuestra amante Nuria.
– Si has disfrutado y te lo has pasado bien, me alegro y en casa me lo cuentas con todo detalle – me contestó – aunque me hubiese gustado estar allí para, al mismo tiempo, comerle el coño, que sabes que me encanta.
Nuestra amiga Nuria tardó casi un mes en venir por casa en plan de follar aunque anteriormente había venido pero con algún familiar y delante de ellos los tres somos muy correctos, ni una palabra ni un toque ni nada que los demás puedan sospechar, pero cuado estamos a solas los tres somos unas fieras hambrientas de sexo. Pero cuando ella vino con ganas de follar lo primero que hizo fue meterse en la ducha y detrás de ella se metió Gloria empezando a pasarle el agua y el jabón por todo el cuerpo pero centrándose en las tetas y en el coño hasta que yo, sin ropa y mirando con la polla tiesa, acabé por meterme también dentro, aunque el lugar era muy estrecho para tres.
Tras darnos un morreo mi mujer se bajó y empezó a comerle el coño a Nuria y yo, en el filo de la bañera, le puse la polla en la boca y ella empezó a chupármela. Yo tenía la polla como nunca de dura y no pude por menos que exclamar:
– ¡Que cuadro más hermoso y que gustazo… así mis putas, mis mamonas… que golfas sois!
Pero mi Gloria, levantando la cabeza y viendo como Nuria me la chupaba, me dijo:
– Cariño, somos los tres iguales de golfos, de eso no hay duda.
Nos fuimos la cama, Nuria con el coño abierto como una flor esperando a Gloria que empezó a comérselo y mientras ella se retorcía de gusto, yo le comía la boca y las tetas haciéndola gemir:
– ¡Así… oooh… no pares, me lo comes como nadie, mi amor!
– Cariño – le contesté yo – nos tienes encoñados a los dos, no queremos que folles con nadie más y cuando sientas necesidad te vienes aquí que entre Gloria y yo te damos lo que quieras.
– Ramón, cómele el coño tú ahora un poco – me dijo al rato mi mujer.
Cambiamos el turno pero pronto Gloria me dijo que me follara a la amiga. Esta se puso a cuatro patas y yo se la metí en el coño hasta los huevos mirando Gloria como le entraba y salía mi verga de su almeja.
– ¡Dale fuerte, mi amor! – me decía.
– Gloria, ponte con el coño abierto delante de la cara de Nuria que mientras me la follo te lo vaya comiendo – la animé yo.
Al final nos corrimos los tres llenándole yo el coño a Nuria con mi leche. Un besazo grande de los tres.