Relato erótico

Trabajo duro pero…

Charo
23 de marzo del 2019

Es Ingeniero informático y está al cargo de la red de tiendas y oficinas de una empresa muy importante. Había instalado unos programas nuevos y debía enseñarlos a los responsables de cada local. Le esperaban unos días duros pero, ocurrió un incidente que cambio el “ritmo” de trabajo.

Daniel – Madrid
Todo comenzó, querida Charo, en una empresa con muchos trabajadores entre los que había bastantes mujeres, muchas más que hombres, y su edad media rondaba los 27 ó 28 años. Yo tenía un puesto de responsabilidad y debía enseñar a toda la oficina el nuevo sistema informático que se había instalado recientemente y, como es natural, debía dedicar bastantes horas a las personas para que aprendieran a manejar estos complejos programas y a todas horas estaba colgado al teléfono para atender sus demandas.
Me encontraba en la empresa a última hora de la tarde, creo que sobre las 8, creyéndome solo y entonces como siempre a esas horas, paré el sistema para hacer unas copias de seguridad y nada más parado el servidor que contenía la gestión comercial, sonó mi móvil y oí una voz que identifiqué inmediatamente. Se trataba de Vanesa que, con aire de contrariedad, me decía que se le había colgado el equipo y que sí podía pasar para ver que le ocurría. Yo le dije que lo más pronto que pudiera iría y le pondría el sistema en funcionamiento para que pudiera continuar.
A los cinco minutos volvió a llamarme para decirme que no podía recuperar un archivo que necesitaba, solicitando mi presencia urgentemente para solucionar el problema que le angustiaba. Entonces me acerque a su mesa, que estaba al otro extremo de la oficina y que desde mi despacho no podía ver. Cuando llegué esbozó una sonrisa y me señaló con su mano el monitor para que comprobara el problema. Me quedé mirando el monitor y acto seguido la miré a ella dándome cuenta que no había separado la vista de mi desde que llegué. Entonces la miré fijamente a los ojos para decirle que debía sentarme en su silla para poder solucionar el problema. Ella llevaba una blusa blanca un poco escotada en la que se apreciaba la bella ranura entre sus pechos bien tersos, una falda corta por encima de la rodilla con una abertura por delante, zapatos negros de tacón bajo y luciendo unas piernas bien torneadas.
Nada más sentarme en su sitio y comprobar que pasaba con ese equipo, supe lo que le ocurría, se había colgado de la red. Decidí entonces comprobar las conexiones que se encontraban debajo de la mesa, me levanté y le pedí que fuera moviendo el ratón mientras yo iba tocando los cables para saber si se recuperaba la sesión o teníamos que reiniciar la máquina. Me agaché debajo de la mesa y me puse a comprobar la conexión de red pero cuando levanté la vista hacia la silla pude comprobar que se había sentado y estaba ligeramente abierta de piernas pudiendo ver el color de sus bragas.

Ante ese espectáculo intenté continuar comprobando los cables, pero lo único que comprobaba era qué podía ver más de aquella mujer que se mostraba ante mí sin ningún pudor. Al rato dirigí directamente la mirada a sus piernas y comprobé con asombro que ahora tenía los muslos más abiertos que la vez anterior pudiendo admirar bien su entrepierna y esas braguitas blancas que apenas tapaba la mata de pelos que sobresalían por los costados. Ya no sabía qué hacer, si continuar comprobando los cables o mirar más de cerca, y al final eso hice.
Cuando me levanté observé una media sonrisa en su boca que me hizo pensar. ¿No se había dado cuenta o sabía lo que hacía? Le dije que me dejara sentar en su sitio para reiniciar la maquina y una vez sentado, ella se puse de pie a mi lado, tanto que notaba el roce de su ropa sobre mi brazo, entonces se agachó apoyando sus brazos sobre la mesa para ver mejor lo que hacía, supongo.
La tenía tan cerca que pude oler su perfume y su olor corporal que mezclado hacía sentirme más excitado cada vez. De repente se giró hacia mi para preguntarme si tardaría mucho, pues se hacía tarde y debía terminar un trabajo. La miré a los ojos y a continuación a su escote, no lo pude evitar, fue muy fugaz pero lo suficiente para que ella se percatase del detalle, y distraído le dije que esperaba se arreglara enseguida.
Desgraciadamente para mi se reinició y se arregló, ella se sentó de nuevo en su sitio y dándome las gracias continuó con su trabajo. Antes de marcharme le comenté que cuando se fuera a marchar me avisara para poder apagar el servidor y terminar mi trabajo. Me retiré a mi despacho dándole vueltas a la cabeza sobre lo ocurrido. ¿Habría sido fruto de mi imaginación, fue todo casual? Por más vueltas que le daba me convencía que no podía ser que una mujer con falda, sabiendo que hay un hombre debajo de su mesa, tenga las piernas abiertas. Me convencí de que era premeditado, seguro.
No pasó más de media hora cuando de nuevo me llamó por teléfono para comunicarme que estaba acabando y que si podía pasar por su mesa para comentarme un error que le había salido en ese momento.

Me acerqué inmediatamente pensando en todo lo que había pasado y deseando que se le hubiera bloqueado de nuevo el ordenador pero cuando llegué estaba trabajando con toda normalidad y le pregunté qué pasaba.
Mirándome fijamente me dijo que creía que el ordenador iba mas despacio ahora y que si podía echarle un vistazo, me puse a su lado y me agaché apoyando mis brazos sobre la mesa muy cerca de ella, miré el monitor para comprobar si notaba algo raro, después de un par de minutos y girando la cabeza hacia ella le dije que no veía nada extraño.
Fue entonces cuando ella giró su cabeza y muy cerca de mi, apenas cabía un dedo entre nuestros labios, me dijo que ahora iba bien. No pude evitar juntar mis labios sobre los suyos y ella los entreabrió para fundirnos en largo y cálido beso, la cogí de la nuca y la apreté hacia mí metiendo mi lengua en su boca, cosa que ella aceptó de buena gana pues noté que le gustaba. Yo estaba muy excitado, pasé mi mano sobre su pecho
pero, de repente, ella se echó hacia atrás retirando a la vez mi mano.
Le pregunté si se había molestado, contestándome que no pero que era tarde y tenía que marcharse pues su marido hacía cinco minutos que la había llamado para saber cuando iba ir a casa. Acepté sin mucha gana la situación, sin mediar palabra apagó el ordenador y dándome un beso en la boca se marchó. Yo me quedé un rato más sin parar de pensar en ella y en todo lo que había ocurrido, sabiendo que al día siguiente volvería a verla con todo el mundo alrededor. ¿Qué pasaría y como reaccionaria al vernos de nuevo? No quise sacar más conclusiones y me marché también.
Al día siguiente me levanté pensando en ella y con ganas de llegar al trabajo. Cuando llegué a mi despacho me apresuré a realizar mis primeras tareas lo antes posible para poder cuanto antes acercarme a su mesa. Al terminar fui a su departamento revoloteando y disimulando mis ansias por verla, y al acercarme a ella, dándole los buenos días, le pregunté que tal iba el ordenador. Mirándome me comentó que todo iba bien y acto seguido me sonrío. No podía decirle nada pues había alrededor mucha gente y habría que disimular. Ya habrá otro momento pensé y me retiré de su lado.
Llegó la tarde y sobre las siete, mas o menos, recibí un correo de ella en que me decía que se iba a quedar y que no desconectara el servidor, no fuera a pasar lo de ayer y tuviera problemas.

Terminaba el mensaje con un beso. Rápidamente le contesté diciéndole que no se preocupara que la tendría en cuenta y preguntándole hasta que hora iba a quedarse para yo así poder planificar mi trabajo. El siguiente mensaje me decía que hoy no tenía tanta prisa como ayer pero que si yo quería desconectar antes que se lo dijera. Naturalmente le dije que no hasta que decidiera marcharse.
Llegaron las ocho, hora en la que todo el mundo se marchaba y yo estaba nervioso como nunca. Incluso pensé que a lo peor alguien más se podía quedar y entonces no estaríamos solos. Fue cuando se me ocurrió lo de enviar un mensaje a toda la red comunicando que por motivos de seguridad tenia que desconectar los servicios y que tardaría un par de horas en restablecer su funcionamiento. Rápidamente lo hice pero sin pasárselo a ella y al momento comprobé que las conexiones de todos los equipos estaban desconectadas menos uno, el de Vanesa.
Por si las moscas me di una vuelta de reconocimiento para comprobar si estábamos solos, efectivamente ya no quedaba nadie, era el momento para acercarme a su mesa y así lo hice. Cuando me vio aparecer sonrió y eso me alegró mucho, le dije que ya no había nadie, que lo había comprobado y que si le faltaba mucho. Me dijo que no, pero que no tenía prisa y que si quería podía comprobar los cables otra vez porque pensaba que no iba bien el ordenador. No me lo pensé dos veces y me agaché a comprobarlo, pero esta vez no miré los cables, mis ojos fueron directamente a sus piernas pudiendo comprobar que ahora estaba totalmente abierta de piernas y podía ver perfectamente sus bragas sin esfuerzo. Llevaba una falda parecida a la de ayer, de color azul marino y sus bragas eran negras pero me di cuenta que no se veían pelos. Se habrá depilado pensé.
Me levanté excitado y acercándome a ella la besé sin mediar palabra a lo que me respondió con fuerza, fundiéndonos en beso apasionado, entrelazando nuestras lenguas, abrazándonos fuertemente y no pasó mucho tiempo para, con mucho cuidado, acercar mi mano a su pecho. No hubo rechazo y continué con mi exploración, ahora por debajo de su camisa llegando hasta su pecho, pequeño y duro, con su pezón erecto que acaricié con cuidado.

Ella suspiraba profundamente mientras yo mordisqueaba su cuello y la besaba a la vez. Entonces le cogí la mano y la dirigí a mi entrepierna diciéndole:
– Mira como me tienes., a lo que ella me contesto
– ¡Pues si supieras como estoy yo! – me contestó.
Sin pensar bajé la mano por su trasero levantando su falda y metiendo mi mano por debajo de sus bragas alcanzando su zona húmeda que realmente estaba mojadísima. En ese instante pensé en bajarle las bragas y comenzar a comerle tan sabroso bocado, pero me di cuenta de que ese no era el mejor sitio para no ser sorprendidos si alguien entrara en ese momento. La cogí de la mano y le dije que me siguiera, nos acercamos al cuarto de baño que estaba cerca de allí y nos encerramos dentro, puse el pestillo y dirigiéndome a ella comencé a quitarle la camisa dejando al descubierto su ropa interior, bajé el sujetador y dejando sus pechos al descubierto me los llevé a la boca saboreando sus ricos pezones que se pusieron erectos al contacto con mi lengua, mientras tanto ella había dejado caer su falda y ahora podía ver sus diminutas bragas negras que girándola para verla por detrás comprobé que su culo estaba completamente desnudo solo le atravesaba por su ranura una fina tela que hacía más sexy su culo respingón y blanquito. Desde esa posición le bajé las bragas y abriendo sus nalgas pude ver su chocho que al tocarlo noté que estaba muy mojado y sonrosado, puse mi lengua sobre él, notando ese sabor salubre tan agradable que llenó mi boca entremezclándose con mi saliva, le pedí que se agachara un poco apoyando sus brazos sobre la taza del baño, y abriéndose de piernas tenía ante mi un hermoso coño dispuesto a disfrutarlo.
Me bajé los pantalones y los calzoncillos, que ya tenía mojados, y mi pene emergió por fin liberado de aquella cárcel respirando el aire fresco que tanto deseaba, ella se agachó y tomándolo entre sus manos, mirándolo fijamente me dijo que le gustaba mucho tocarla cuando estaba dura, le dio un beso tras otro por todo el capullo y por todas partes mientras con una de sus manos me tocaba los huevos apretando suavemente, me excitaba verla desde arriba como acariciaba con cariño mi pene, no tardo mucho en metérsela en la boca poco a poco, lamiéndola por todos lados y metiéndose los huevos en la boca, me tenia mojado todos mis genitales y le dije que si seguía así no podría aguantar correrme en su boca, me miró diciéndome que no le importaba que me corriera en su boca, pero mi propósito no era ese sino que necesitaba metérsela en ese chochito tan bonito que aun mantenía su sabor en mi boca, entonces le dije que quería penetrarla ahora mismo, que no aguantaba mas, se levantó y mirándome a los ojos me dijo que si tenia un condón sí, que ella no tenia, me quede pensando un momento para recordar si lo tenia y me di cuenta de que no.

No, le dije y me contestó que entonces no ya que no estaba segura de mi pues me conocía desde hacía poco tiempo pero como estaba casada y con su marido había relaciones seguras y yo no sabía con quien iba. Entonces decidimos hacer un 69 y al cabo de un rato le dije que me iba a correr contestándome ella:
– Ya me he corrido una vez, tú sigue y córrete cuando quieras – fue decirlo y eyaculé en segundos.
Pensé que al correrme retiraría la polla de su boca y cual seria mi sorpresa que no fue así, la mantuvo dentro hasta que ya no quedo ni una sola gota de semen, giro sobre mi y besándome en la boca aun con restos de mis jugos nos abrazamos estrechamente.
Nos levantamos del suelo y me dijo que debía marcharse porque debía ser tarde, se lavó, vistiéndose a continuación rápidamente por lo tarde que se había hecho, yo también me lave y me vestí. Antes de salir del baño nos dimos un beso cálido en los labios y saliendo ella primero miró alrededor por si alguien se encontraba por allí pudiendo advertir nuestra presencia, cogió su bolso y se marchó rápidamente.
Yo me quedé un poco mas pensando en todo lo que había pasado y deleitándome al mismo tiempo, y me dije que quizás a partir de mañana tengamos mas oportunidades y tendremos que aprovecharlas ¿no?
Besos para todos.

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