Todo vino rodado

Fueron de viaje a casa de su madre a pasar la fiesta de fin de año. Se encontraron con el vecino, un chico joven, muy simpático, que les invitó a salir con sus amigos a tomar unas copas. La idea era jugar unas partidas al billar y después ir bailar. La cosa, acabó un “poco” diferente.

Carmen – ALICANTE
Amiga Charo, llevo 6 años de casada y mi marido es un hombre muy fogoso e imaginativo, sobre todo en lo sexual. Llevamos una vida sexual muy activa, hemos salido con chicos, chicas y con parejas. Pero mi marido tiene una fantasía desde hace mucho tiempo y me lo viene pidiendo y es verme participar de una gran orgía donde la única mujer sea yo y que sean por lo menos seis hombres.
Sinceramente esa situación no me agrada demasiado ya que en ese caso creo que no podré complacer a todos por el cansancio y de quedar todos complacidos yo quedaría deshecha. Pero mi marido insiste sin insistir, o sea que no me lo pide pero me dice que sería su mayor fantasía y mi mayor demostración de amor.
Pero antes de seguir con mi experiencia voy a hacer una descripción de cómo soy. Me llamo Carmen, tengo 25 años, soy rubia y llevo el cabello corto, tengo ojos verdes y mi rostro es muy bonito, con una piel muy blanca. Mido 160 cm y peso 50 kilos. Tengo muy buen tipo con unos glúteos redondos, muy firmes y el culo respingón. Mi cintura es estrecha y completo con unos pechos muy grandes, talla 110, y bien duros por lo que casi nunca uso sujetador. Mis piernas son bonitas, bien trabajadas en el gimnasio al igual que el resto de mi cuerpo, donde no sobra grasa y faltan curvas.
Hace unos meses decidimos ir a Zaragoza a visitar a mi madre para pasar con ella las fiestas de fin de año y año nuevo. Mi madre tiene un vecino de 20 años, que es un muchacho atractivo, bastante atrevido y simpático.
Después de los festejos de fin de año, ese vecino y su novia nos invitaron a ir a jugar al billar con unos amigos y luego a bailar. Realmente yo estaba un poco mareada por la cantidad de alcohol que había tomado y no quería ir, pero mi marido insistió tanto que al final me di una ducha y me arreglé para salir pero mi vestimenta le pareció un poco anticuada a mi futura cuñada, por lo que fuimos los cuatro a su casa y elegimos ropa para ponerme. Como Lola es mas bajita que yo, su ropa me quedaba un poco corta pero de medidas somos parecidas abajo, ya que de pechos yo soy mucho más voluminosa.
Me probé un conjunto de blusa y minifalda color verde agua que era una belleza de como se sentía en la piel. La blusa era totalmente sin espalda y el escote se regulaba por las tiras y para que no me quedara demasiado corta en el abdomen tuve que alargar los tirantes de tal forma que casi se me veían los pezones que por el roce de la tela y por no llevar sujetador, se me habían puesto bien duros. La falda era una risa ya que para que no se me viera ni el culo ni el coño me la tenía que bajar un poco más debajo de la cadera, por lo que de atrás se veía el nacimiento de mis glúteos y de adelante, si no estuviera totalmente depilada, se me verían casi todos mis pelos púbicos. Por esta causa no me pude poner mi tanga, así que iba sin ropa interior. Completaba mi indumentaria unas botas altas.

Realmente me veía como un putón, pero me agradó como me veía. Así que salí para que mi marido y el amigo me vieran mientras Lola se bañaba y se cambiaba de ropa. Mi marido al verme me dijo con la boca abierta y una erección que iba a romper el pantalón:
– ¡Te quiero follar!
El vecino, que estaba igual de excitado me dijo en broma:
– Yo también.
Verlos así hizo que me mojara toda pero le dije a mi marido que ahora era imposible por Lola pero que luego podría ser. Ellos dos se miraron y se rieron preguntándome si era una broma, a lo que les contesté que no.
-Y para demostrároslo voy a adelantar algo, tengo 5 minutos para haceros unas chupaditas.
Inmediatamente los dos estaban con las pollas fuera y me doblé por la cintura para hacérselo primero a mi marido, pero el amigo aprovechó la posición en que yo estaba sin bragas para tomarme de la espalda y metiéndome su polla en el coño de un golpe, empezar a follarme como un loco. No habían pasado ni dos minutos cuando sentí que mi coño era inundado por la leche del muchacho, así que apuré lo que le estaba haciendo a mi marido, haciéndolo orgasmar en el mismo momento que sentía que la ducha se cerraba. Como no tenía donde escupir su leche opté por tragármela, cosa que siempre me ha dado asco, pero ahora me pareció rico. Inmediatamente los dos se acomodaron las ropas mientras que yo tuve que entrar al baño donde estaba Lola diciendo que no aguantaba las ganas de orinar.
Mi marido y el amigo me habían follado y me parecía delicioso, pero me había quedado con una calentura enorme ya que a mí no me habían dado tiempo para nada y me quería correr, quería desahogarme.
Finalmente salimos los cuatro rumbo al billar. Lola y su novia en su coche y nosotros en el nuestro. Lola iba muy mona y provocativa también. Por suerte Lola nunca sospechó lo que ocurrió mientras ella se bañaba.
Cuando llegamos nos presentaron a los amigos, que era un grupo como de diez donde solamente dos tenían novia.
La sensación que causé por ser una cara nueva, estar vestida, por decir vestida ya que si querían me podían ver desde los pezones hasta el coño, muy provocativa y por ser muy atractiva, fue muy grande. Los chicos que estaban sin novia inmediatamente me invitaron con tragos y cigarrillos. Yo acepté los tragos y luego les mentí que no quería tomar más porque ya estaba medio borracha, cosa que no era así.
Jugamos unas partidas y yo aproveché para que me vieran todo con todo lujo de detalles, cosa que provocó que las chicas que estaban con los novios los convencieran para irse con la excusa de ir a bailar.
Quedamos nosotros cuatro y seis amigos del vecino para ir a un boliche que para mi gusto era bastante raro y al que Lola no quiso ir ya que dice que en la pista de baile no hay nada de luz, que es un sótano oscuro y solamente hay luz tenue en la barra de bebidas. El vecino habló a solas con sus amigos y se fue con Lola a otro local de baile.

El problema que se dio fue que quedamos 8 para ir en un solo coche, por lo que nos tuvimos que acomodar de la siguiente manera: los dos más corpulentos, mi marido y otro chico bastante grande, fueron delante y el resto nos colocamos atrás. Por supuesto que un chico bastante flaquito y yo, fuimos sobre las piernas de los otros cuatro. Cuando subí al coche y como me tenía que acomodar en las piernas de los chicos, aproveché haciéndome que estaba medio borracha, para tocarles las pollas y para mi sorpresa todas estaban bien duras. Uno de ellos no aguantaba la presión que hacía su aparato en los jeans y sin avisar nada se bajó la bragueta y la sacó para afuera. ¡Que tamaño tenía ese animal!
Quedé fascinada pero hice como que no me daba cuenta. Como estaba sentado a mi lado, le dije al chico que me llevaba en las rodillas:
– Me cambio para el de al lado, para aliviarte un poco.
Cuando me senté en las rodillas del chico sentí en mis glúteos el roce de semejante polla y quedé totalmente mojada. Inmediatamente sus manos se apoderaron de mis tetas mientras que otras manos, muchas manos, recorrían mi culo y mi coño. Pronto unos dedos jugaban con mi almeja y dos más se habrían paso en el interior de mi culo. Ya no aguantaba más, quería aquella polla en mi culo que estaba dilatado y lubricado con mis propios jugos, así que me levanté un poquito, la situé en la entrada de mi culo y muy despacio me fui dejando caer hasta que la sentí totalmente dentro. En ese momento comencé a tener un orgasmo fuertísimo y todos se dieron cuenta de lo que pasaba, aunque mi marido me lo preguntó y le contesté:
– Es que… me estoy corriendo… con una… polla enorme en el culo… oooh… más polla… mi amor, no quiero ir a bailar… sí fóllame fuerte… quiero ir a algún lugar a follarme a todos estos chicos… más, mas… por favor…
Mi marido me dijo que estaba de acuerdo siempre que yo no me negara a nada de lo que ellos me pidiesen. Yo le contesté que iba a ser buena, que iba a ser sumisa y que iba a hacer todo que ellos quisiesen. Entonces los chicos nos guiaron a una casa en la playa, entramos y apenas dentro, se me tiraron como fieras y pidieron lugar para follarme. Yo, ya desnuda, me situé en medio y les dije:
– ¿Por qué no lo vamos haciendo de tres por vez?
No había terminado de decirlo cuando uno de ellos me dijo que primero se las tenía que chupar a todos. Se sientan en los sillones y yo, de rodillas, comencé con mi tarea ante una hermosa colección de pollas de muchas formas y tamaños. El primero no duró ni un minuto y cuando quise sacar mi boca me apretó la cabeza y me dijo que la tragara toda y obediente lo hice. Seguí de esa manera con todo y muchos me obligaron a tragar la leche y otros me acabaron en la cara y las tetas.

Pero yo quería follar, así que me monté sobre mi marido dejando mi culo expuesto para los chicos y como muchos ya se habían recuperado de la felación, se fueron turnando en mi culo para follármelo. En eso llegó el vecino y también se apoderó de mi culo y en aproximadamente dos horas y media de recibir frenéticamente pollas en mi culo hasta lastimarlo verdaderamente, me había corrido como veinte veces.
Ahora le tocaba a mi marido follarme el culo y lo hizo como un verdadero hijo de puta. Me la metió de un solo golpe y me enculó a lo bestia logrando destrozarlo aún más. Comenzaron ahora a montarme de a tres y mientras uno me seguía rompiendo el culo otro me daba por el coño, que también estaba irritado y otro se desahogaba en mi boca. Yo vivía un orgasmo detrás de otro. Cada vez que uno de los chicos cambiaba posición con otro yo tenía un orgasmo. Esta maratón sexual duró más de seis horas, donde yo quedé totalmente destrozada. No podía ni siquiera estar sentada, me caía, pero si me hubiese seguido follando yo me habría seguido corriendo.
Quedamos todos dormidos por unas diez horas y yo estaba toda pegajosa de la leche seca que tenía en la cara el pelo y todo mi cuerpo. Cuando me desperté les pedí que por favor me llevaran a la ducha porque no podía caminar y entre cuarto me llevaron y me pusieron en una bañera, luego se unieron al resto y entre todos me orinaron encima, el cuerpo, el pelo, la cara…. Luego me llenaron la bañera y pusieron sales aromáticas. Me trajeron licor de huevo y café negro, lo que me devolvió en algo las fuerzas. Terminé mi baño y ya con algo de fuerzas logré salir sola de la bañera y ponerme una toalla de baño que me habían traído. Totalmente dolorida e irritada caminé hasta el living y estaban todos reunidos desayunando, me senté con ellos y recién ahí pude verles las caras.
Conversamos de todo y nos preguntaron cuando íbamos a venir nuevamente a Zaragoza y les dije:
– ¡No antes de un par de meses, cuando me recupere!
Quedamos en hacer turismo todos juntos en la costa, pero esa es otra historia.

Luego me vestí para irnos pero los chicos dijeron que se querían despedir como correspondía, me tiraron sobre una mesa con el pecho pegado a ésta y apoyada en mis piernas, entonces de uno en uno fueron penetrándome y follándome hasta que todos, inclusive mi marido, se acabaron dentro de mi culo o de mi coño, provocándome cuatro orgasmos más. Luego me obligaron a que les limpiase la polla con mi boca y después nos retiramos.
Recibe todos mis besos y los saludos de mi marido.