Relato erótico
Todavia no me lo puedo creer
Es fotógrafo profesional y lector de la revista Clima. Hasta el día que le pasó lo que nos cuenta, creía que los relatos eran fruto de la imaginación de las personas que los enviaban. Ahora ya está convencido de que la realidad supera la imaginación.
Álvaro – Pamplona
Siempre había pensado que los relatos que se publicaban eran solo fantasías de los lectores, nunca creí que historias tan calientes pudiesen pasar de verdad, hasta ahora, hace un mes mi percepción de los relatos cambio radicalmente.
Soy fotógrafo, llevo cerca de diez años de profesión y nunca me había pasado algo como lo que les voy a contar.
Un día estaba en mi oficina haciendo mi trabajo cuando me llega un mail solicitando mis servicios fotográficos para un matrimonio, pactamos una reunión y me reuní con los novios en un café, al llegar note que la novia era una chica muy bella, morena, alta, de luminosos ojos verdes y un cuerpo de diosa. Obviamente no pasaba inadvertida con esos vaqueros ajustados como si fueran una segunda piel y un top que casi dejaba escapar sus deliciosas tetas, el novio era un tipo normal, uno más del montón con una suerte envidiable, bueno así es la vida pensé con un poco de envidia.
Mientras hablábamos noté que ella era muy coqueta, que hablaba casi tratando de seducir, pero no le di importancia, pensé se solo era producto de mi imaginación.
Así pasaron los días hasta que llegó el día de la boda, fui a ordenar mi equipo y entonces me llamo la novia. Me pide que vaya a su casa para tomarle unas fotos mientras se arreglaba, cuando llegué a su casa me dijeron que pasara a la habitación donde ella se estaba preparando.
Al entrar, me dijo que estaba en el baño y que esperara, estaba a punto de salir. Mientras esperaba me puse a revisar las fotos pegadas en la pared de la habitación y ellas me llevaron estratégicamente a la puerta del baño, que estaba entreabierta no pude evitar mirar hacia adentro, y ahí estaba ella con su atuendo de noche de bodas, liguero blanco un tanga pequeñísimo y sus grandes duros y hermosos pechos desnudos danzando para mis ojos, solo me quedé un par de segundos observándola, pero me fui hacia la cama para tratar de que no se viera mi evidente erección. Mi corazón palpitaba a mil por hora era una mezcla de temor, emoción y excitación, imaginé muchas cosas, pensaba en ella chupándome la polla, con ese atuendo blanco que destacaba aún más su piel bronceada y sus curvas de infarto, mientras pensaba esto ella salió del baño y me dice que quería que le tomara unas fotos frente al espejo mientras se maquillaba.
Le estaba haciendo las fotografías y ella, que me miraba a través del espejo, me preguntó si me encontraba bien, que me veía muy nervioso y sudado.
Me sentí muy avergonzado porque al mirarme por el espejo noté que mi entrepierna estaba un poco abultada, en vano trataba de poner la funda de la cámara para disimular, pero no lo conseguía. Una vez que tome las fotos me fui raudo a mi oficina pensando en aquella diosa que había visto casi desnuda momentos antes, no lo podía creer y no podía evitar pensar que esa noche ella iba a estar entregada a ese afortunado tío que la iba a poseer y la iba a follar en todas las posiciones imaginables.
El día de la boda, después de la ceremonia y en plena fiesta noté que había algo de frialdad entre los novios, algo había pasado que no estaban muy felices, casi no se miraban, pero sonreían para los amigos y para las fotos, no le di mucha importancia y me fui a recorrer los exteriores del restaurante. Tenía muchos árboles, una piscina y lugares para hacer barbacoas, mientras disfrutaba de ese paisaje nocturno me llamó la atención algo que parecían sollozos, me acerqué a mirar y vi que estaba la novia, radiante con su traje blanco llorando sentada en una pérgola, me acerqué y le pregunté si se sentía bien, si le había pasado algo, le dije que no podía llorar la noche que se supone sería la más feliz de su vida. En ese momento ella me contó su drama, hablamos casi media hora y la convencí que volviera a la fiesta para que los invitados no sospecharan que algo malo pasaba, después de eso me fui a un bar a tomarme unas copas y pensar en lo que le pasaba a esta pobre mujer.
Más o menos una hora después, recibí una llamada de la novia que me pedía por favor si podía ir a la habitación del hotel para hacer unas fotos.
Al llegar a la habitación me hizo pasar y lo primero que vi fue al marido, tendido en la cama dormido, ebrio, no se podía ni mover, le pregunté qué fotos quería.
Para mi sorpresa dijo que lo de las fotos era una excusa para que acudiera al hotel. De pronto me agarró de la chaqueta y me besó apasionadamente, traté de separarla diciéndole que no podía hacer eso ya que estaba su marido en la cama, que podía despertar, la verdad es que no me hizo ningún caso y se empezó a desnudar.
Todo lo que había pensado mientras la veía vestirse en su habitación, se estaba haciendo realidad en ese momento. Bastaron pocos segundos para que me olvidara que estaba el marido en la cama. Mientras ella desabrochaba mi pantalón y acariciaba mi polla, que a esas alturas ya estaba dura como roca, su primer comentario fue:
-Que grande la tienes,… quiero sentirla en mi boca…
No terminó de decir esto y empezó a lamer mi capullo suavemente, como toda una experta, la lamía desde la base a la punta, pocos minutos después empezó a comerse mi verga que estaba a punto de explotar. Nunca me la habían mamado de esa manera, yo estaba a punto de correrme, le pedía que se detuviera que iba a correrme en cualquier momento.
-Te quieres correr -me dijo mirándome a los ojos- hazlo en mi boca, quiero sentir tu leche caliente.
Se la metió hasta el fondo de la garganta y empezó a succionar de manera frenética haciéndome correr irremediablemente dentro de su boca, fue la sensación más deliciosa y placentera de mi vida.
No podía creer que eso me estaba pasando, no dejó ni una gota de leche, se la tragó toda. Al ponerse de pie me miró sensualmente y me dijo que tenía una fantasía, comenzó a desnudar al marido, y se puso sobre él sacando su dormida verga, se la empezó a chupar mientras me miraba y dijo:
-Quiero que comas el chocho mientras se la chupo a mi marido.
Comenzó a levantar su perfecto culo, entregándome la visión más perfecta que podía haber visto, me puse detrás de ella, corrí su pequeño y empapado tanga blanco y comencé a ver su depilado y carnoso coño, lo lamí suavemente, solo por fuera, ella se retorcía de placer, le abrí los labios y comencé a succionar su clítoris, lo lamía, lo chupaba y ella gemía, como una puta, comencé a pasar mi dedo por su culo apretado hice presión contra su hoyito de placer, hasta que metí la punta de mi dedo en él. No podía más de emoción y placer, solo quería meter mi verga en sus agujeros, mientras ella mamaba la verga de su marido haciendo que esta se fuera levantando poco a poco, mientras ella hacía esto, la tome de las caderas e introduje mi verga en su coño violentamente, ella soltó un grito de placer impresionante, me puse a bombear detrás de ella como si nunca hubiese tenido sexo antes, la puse en todas las posiciones que se ocurrieron, mientras follábamos, no soltaba la verga del marido, hasta que se le puso dura, en ese momento me separó y me dijo que quería que la mirara mientras ella se follaba el cuerpo inerte de su marido.
No aguante mucho rato mirando la follada y le pregunté si quería sentir mi verga en su culo mientras estaba encima de su marido, ella me dijo que era lo que más quería en ese momento, se inclinó hacia delante y dejó su culito indefenso a la merced de mi verga, lo lamí un par de minutos para lubricar más de lo que ya estaba y puse la punta de mi verga en la entrada de su apretado agujerito, solo tuve que dejar que el movimiento de ella de arriba a abajo montada en la verga del marido fuera propiciando la entrada de la mía en su culo.
Así estuvimos largos minutos, mi verga entraba y salía de su apretado agujero, la tome de las piernas y la levanté llevándola hacia la ventana sin sacarle la verga del culo, la panorámica de la ventana hacia la ciudad era impactante, ese fue el mejor marco para correrme nuevamente, pero esta vez dentro de su culo. El orgasmo que tuvimos fue de lejos lo mejor que ambos hemos sentido alguna vez y el marido jamás se enteró de lo que pasó en su noche de bodas.
Al final ella cumplió sus fantasías y tuvo la noche de bodas que siempre soñó, yo tuve la oportunidad de disfrutar de la noche de bodas de una diosa y el marido se convirtió en cornudo a solo horas de haberse casado.
Debo confesar que esa noche no dormí ya que no podía con la emoción y aún no creía que eso me hubiese pasado.
Hoy, después de un mes de esta aventura me he convertido en el fotógrafo oficial de los trabajos de ambos y una vez a la semana me veo con ella para disfrutar de un rato de buen sexo.
Un beso para todos los lectores de esta maravillosa revista.