Relato erótico
Tenía que investigar
Hace unos años que vive y trabaja en Madrid, pero es de Córdoba. Una amiga de su madre le pidió un favor. Si podía tener unos días a su hijo en casa ya que tenía que hacer unas gestiones. De paso le dijo que a ver que le parecía si su hijo era homosexual o heterosexual.
Susana – MADRID
Amiga Charo, me llamo Susana, tengo 25 años, no me considero guapa de cara, pero dicen mis amigos que tengo una cara de cachonda de puro vicio, pechos de tamaño normal, piernas muy bonitas y amante de las minifaldas.
Hace un tiempo me llamó una amiga de mi madre, que vive en Córdoba, que sabiendo que yo era una chica liberal, quería pedirme un favor muy grande. Su hijo tenía que venir a Madrid para resolver unos problemas administrativos de su padre y quería que yo lo alojase en mi casa unas dos semanas e investigara sus tendencias sexuales. Acepté pues me excitaba la idea de desvirgar a un chico de 19 años.
Aunque había visto a Ángel por fotos, cuando lo vi en el aeropuerto no era un chico agraciado, ni en rostro ni en cuerpo, delgado, desgarbado y muy tímido, sobre todo cuando en pleno mes de enero vio que me presentaba con un jersey verde pero sin sujetador, lo que hacía que mis peones marcaran mucho más, minifalda, haciendo ver la costura del comienzo de mis medias, y mis tacones de 9 cm.
Desde el primer día fui al ataque y mientras comíamos en mi apartamento y yo hablaba con una amiga por el móvil, dejé caer mi servilleta a propósito y Ángel se agachó para recogerla comprobando, para su sorpresa, como mis piernas estaban separadas y podía ver mi pequeña y transparente braguita negra, tan calada que transparentaba mi oscura pelambrera e incluso algunos pelitos asomaban por encima de mi prenda íntima y por la cara roja de Ángel también debió ver mis labios vaginales, humedecidos y palpitantes.
Pero lo que más feliz me hizo es que Ángel se levantó de la mesa tapando su bragueta con el frutero y se dirigió al cuarto de baño, donde por sus gemidos, se estaba masturbando. Y esta misma noche, me masturbé con mis vibradores para que Ángel me oyera y se calentara más.
Al día siguiente dejé la puerta del cuarto de baño entreabierta, vi por el espejo que Ángel me estaba espiando desde el pasillo. Vio como me quitaba el camisón transparente, como me depilaba, me duchaba, como orinaba y como lavaba mis partes íntimas en el bidet y yo veía como se maneaba la polla, que mediría 16 ó 17 centímetros y era muy gorda. A continuación me fui a mi habitación a vestirme, me puse unas medias azules con liguero con una liga en blanca en el muslo derecho, braguitas y sujetador color violeta, minifalda, jersey del mismo color y me fui a mi trabajo y Ángel a sus quehaceres administrativos quedando a las nueve de la noche para cenar y yo preparar mi plan para despertar aún más su sexualidad.
Cuando volví preparé la cena, servida con una botella de champagne y le dije a Ángel que los fines de semana, como en el que estábamos y que no tenía que trabajar, me tomaba somníferos para dormir mejor y que si alguien de su familia llamaba que cogiera el teléfono. Pero lo que yo me iba a tomar delante de él eran dos pastillas de vitaminas y después de hablar un poco y de ver la tele, me despedí de Ángel comentando que estaba muy cansada.
Dejé la puerta de mi habitación entreabierta, me desnudé muy despacio y me puse unas medias de color blanco con liguero y una chaquetilla de seda transparente también blanca, sin sujetador ni braguitas y me acosté esperando que Ángel se atreviera a entrar.
A la hora noté como mis mantas y sábana eran apartadas de manera muy suave, como si Ángel tuviera miedo de despertarme, pero me llamaba por mi nombre y me tocaba los brazos con fuerza para asegurarse de que estaba totalmente dormida. Yo, con los ojos entrecerrados, veía como observaba con fascinación y miedo mi cuerpo hasta que me empezó a tocar las tetas deleitándose al pasar sus dedos temblorosos por mis pezones.
Seguidamente empezó a quitarme la chaquetilla de seda lamiéndome con mucha suavidad la piel no dejando de besar y chupar cada rincón de mi cuerpo e incluso dándome la vuelta para recorrérmelo entero. Vaya con el chico, pensé yo, además de delicado y generoso es magnífico. Y notaba a mi lado un cuerpo masculino, virgen pero vivo, que respiraba acompasadamente.
Cuando posó sus labios por mi coño, mi cuerpo se estremeció y levanté la cabeza para suspirar de placer hecho que conllevó que Ángel se asustara de que yo me hubiera despertado, pero enseguida metió dos dedos en mi chumino y con los otros me tocó el clítoris, que tengo muy desarrollado, y brotaron unas gotitas de caldo que pronto se transformaron en chorritos aromatizados. Me asombró este prodigio en un chico tan inexperto al mismo tiempo que veía como estaba de excitado al sacarse la gorda polla de su bragueta.
Al volver a emitir yo otro suspiro de placer, Ángel creyó que me estaba despertando pero se relajó de nuevo y se colocó de rodillas en la cama entre mis piernas con cara de éxtasis.
Lentamente separó los pelos de mi coño, se quedó admirando mis gruesos labios y con una ternura increíble, abrió mis valvas carnosas, tocó mi excitado clítoris comprobando que había aumentado la cantidad de mis caldos y entonces Ángel se agachó y pasó su lengua por todo mi coño. A medida que bebía mis caldos se animaba a chupar más mi coño por fuera y por dentro y solo paró hasta que creo que sus labios se cansaron de lamerme y chuparme.
Al rato se quitó los pantalones del pijama y con disimulo vi que su polla estaba amenazadoramente tiesa, como deseoso de metérmela. Se la cogió con una mano y la aproximó a la entrada de mi chocho, primero me rozó mis grandes labios en sentido vertical y muy suavemente haciéndome sentir una emoción irresistible, luego empezó a introducírmela un poco rozándome el clítoris con la punta de su gorda polla.
Apoyó Ángel sus manos en la cama y dejó que su verga entrase sola, cerré los ojos, que estaban todo el tiempo entreabiertos, y me relajé aún más todavía. Nuestros pubis se juntaron, la penetración se materializó de una forma completa y la cara que Ángel mostraba era como si el cielo le hubiera acogido como el más feliz de los mortales.
Ángel procuraba follarme sin que su cuerpo delgado no descansara sobre el mío en el metisaca de su gorda polla, unos metisaca que duraron muy poco pues de repente se paró y exclamó:
– ¡Oooh… que buena que estás, Susana!
En el acto se corrió en mi coño dejando su leche. Todo aquello, aunque resultó muy rápido, fue delicioso y él mantuvo su polla, por muchos minutos, dentro de mi chocho. Es posible que se aflojara su miembro, pero no lo sé con exactitud, solo recuerdo que cuando él recuperó las fuerzas me volvió a follar con ímpetu.
La segunda follada se realizó con más facilidad y tardó mucho más tiempo en correrse obteniendo unos logros muy superiores pues me corrí tres veces, por una de la primera follada, y además, hasta que se corrió, no paró de besar, lamer y chupar todo lo que podía de mi cuerpo.
Al bajarse de la cama, me di cuenta de que de su polla le salían unos hilillos de leche y como, cogiendo la toalla que había traído del cuarto de baño, se la limpiaba, después arregló las sábanas mojadas de nuestros sudores como para que no quedase ningún testimonio de lo que acababa de hacerme, y se fue a su habitación.
A la mañana siguiente y como si no hubiera sucedido nada la noche anterior, Ángel estaba dormido con una cara de felicidad que me hizo sonreír y besándole en la mejilla le moví para decirle:
– ¡Vamos dormilón, es hora de levantarse que te voy a enseñar un poco de Madrid!
Le pregunté que tal había dormido y me dijo que muy bien preguntándome él lo mismo con cara de preocupación, pero le contesté que muy bien, que había tenido felices sueños y que los somníferos, como siempre, habían hecho su efecto porque no me sentía nada cansada.
Le llevé a diferentes sitios de Madrid, provocándole con mis movimientos de piernas y de caderas con mi cortita minifalda, con achuchones y caricias tanto en restaurantes como en pubs y contándole mi vida sexual y preguntándole por la suya sin que me contara nada solo que era inexperto en chicas.
La noche del sábado repetí la misma táctica. Strip-tease desnudándome y vistiéndome con prendas muy cachondas y esa misma noche Ángel se recreó por más tiempo en sus chupadas en mi clítoris y como él había comprobado la noche anterior, me corrí mucho y mojé con mis caldos las sábanas por lo que colocó una toalla debajo de mi culo y me volvió a follar de maravilla por mi chumino, pero las segunda vez quiso probar mi culo. Se fue al cuarto de baño, trajo una crema de manos, se untó bien su gorda polla y otro tanto hizo con mi ano, separó mis glúteos y entró en mi orificio con una lentitud de cámara lenta. A pesar de estar acostumbrada, mi culo no se había tragado pollas tan gordas, pero la crema de manos facilitó el trabajo mientras se cuidaba de titilar mi clítoris en un juego que multiplicó mis caldos vaginales e hizo ablandar aun más mis esfínteres haciéndome correr con una intensidad grandísima.
Por la mañana me levanté y el encanto de Ángel me había preparado un rico desayuno, le di varios besos para su sonrojo y le dije que me encontraba muy descansada y feliz. Luego fuimos de nuevo de visita turística por Madrid, pero también provocándole, como el día anterior. Por la noche, yo sin tener que ir a trabajar y Ángel sin tener que ir a ocuparse de los asuntos administrativos de su padre, repetí el strip-tease al desvestirme y al vestirme con prendas íntimas muy sexys y con la intención de que mientras me follaba, yo haría como si me despertase.
Me estuvo besando y lamiendo todo el cuerpo y cuando metió su cabeza en mis ingles y empezó a titilar mi clítoris con su lengua, notando la caricia de su mano sobre mi cabello, empecé a gritar:
– ¡No te pares, mi príncipe, sigue, por favor… me estás haciendo muy feliz… ya hablaremos luego pero no te pares por nada del mundo… aaah… sigue chupando mi ojete… así, así… pasa a mi chumino… que bien lo haces y como le das placer a tu princesa, mi macho!
Mi voz se me quebró debido a que estaba consiguiendo un poderoso orgasmo. Apreté los muslos contra su cara y después de unos espasmos y tremendos estremecimientos, mis muslos se aflojaron por completo y Ángel no dejó de beberse mis jugos calientes, sorbiéndolos como si estuviera en la gloria.
Ya más tranquila, le conté el motivo de su estancia y Ángel me confesó que su despertar hacia el sexo fue un poco iniciado con chicos, que eran menos tímidos a tener iniciación sexual que las chicas de su misma edad.
Encendí la luz y los dos nos premiamos con unas folladas de todo lo que él me había robado a oscuras y diciéndole que estaba en la mejor edad para follar, me folló por el coño, por el culo y por la boca, siete veces a lo largo de la noche. En días posteriores le enseñé todos los secretos del sexo y me follaba en diferentes sitios de la casa y de la calle hasta quedar derrengados.
El día de la despedida se sentía muy triste pero yo le compré un móvil regalándole cien euros en llamadas para que me llamara contándome cualquier cosa y por la noche tener conversaciones muy sexuales, que le visitaría varias veces ya que tenía el beneplácito de sus padres y que sería muy excitante follar en su cama. Cosas que he cumplido y que han sido maravillosas
Besos.