Relato erótico
Tenia novio pero…
Hicieron lo típico que se hace en una fiesta universitaria. Bebieron, bailaron y se pusieron cachondos. Se encontró a una amiga y compañera de clase que tenía un culo que le volvía loco.
Rafael – Salamanca
Es la primera vez que envío una historia de este tipo y espero darle el realismo que merece. He decidido escribirla porque he leído varias historias en Clima y este suceso que me ocurrió encaja perfectamente y es digno de compartir.
Hace dos semanas que terminé los exámenes de la Universidad. Estaba esperando impacientemente que llegase el viernes para que terminasen los exámenes e ir con mis compañeros a pegarnos un fiestón bestial. Llegó el viernes y quedamos todos a cenar, bebimos cantidad de jarras de sangría, pero ahí no acabó la bebida, después fuimos a casa de un amigo a acabarnos el botellón que compramos. Con toda esta “alegría” fuimos a un recinto donde pinchaba un DJ y donde iba todo el mundo de fiesta.
La noche iba genial, yo llevaba el puntito de animación que da el alcohol, bromeando con los colegas y con las preciosidades del lugar, cosa que me iba poniendo cada vez más, conforme pasaba la noche. Esto me suele ocurrir cuando veo esos culitos tan bien formados, me entran ganas de tocarlos y estrujarlos.
Hasta aquí no tenía mucho de especial esta noche. Pero pasó algo que me puso a mil e hizo que se me pusiera dura en un instante. Sentí unos toquecitos en la espalda y me volví. Allí estaba ella, era Laura, una compañera de la Universidad y que es un manantial de morbo. Mide aproximadamente 1´68, no está muy delgada, pero no tiene nada de grasa, pero lo mejor es su culo. Es un culo bien puesto, y de pechos anda bien, aunque no se pasa. Luego llegamos a su cara, es una chica guapa, pero no penséis en un rostro angelical, tiene una cara extremadamente morbosa, de guarra increíble. Cada vez que veo esa cara se me pone la polla durísima. Además, su look de pelo corto rizado y engominado le da un toque fantástico.
Para rizar el rizo, sus manos son preciosas, manos largas y con los dedos finos. Atención a las uñas, las lleva siempre con un corte a la francesa, ya sabéis, cortadas rectas, ese dato me da mucho morbo, porque en todas las películas porno que he visto, las chicas llevan así las uñas. Como veis, al verla, el cerebro solo puede pensar en sexo y como habréis notado esta chica despierta en mí un morbo brutal. Nos llevamos bien, aunque no intimamos demasiado, pero al vernos se nota siempre tensión sexual.
Ella tiene novio hace tiempo, y se muestra muy cautelosa siempre cuando aparentemente de broma, le empiezo a decir que está buenísima y que me encanta su culo. Yo sabía que yo le gustaba, porque sino una chica no te aguanta esos comentarios. Soy un chico que está de buen ver, 1´75, 72 Kg., y estoy fuerte ya que practico mucho deporte. Es decir, no tengo desperdicio.
Cuando vi que era Laura se me bajó toda la sangre. Ella estaba muy simpática. Yo le pregunté por su novio y me dijo que no había venido, que estaba con unas amigas. Fantástico, me dije yo, esta es mi oportunidad. Como estaba con sus amigas le dije que le invitaba a un cubata para celebrar el fin de los exámenes. Ella accedió y nos fuimos los dos solos a la barra. Pedimos nuestros cubatas y empecé a hablar con ella. La veía muy contenta, ella también llevaba ya algunos cubatas. Yo fui tanteándola, empezamos a bailar, ella me seguía. Cada vez mis bailes eran más arrimados. Poco a poco nos fuimos apartando de la zona donde la gente te puede ver, porque yo sabía que ella tenía novio y no permitiría que nadie la viera hacer nada que no debiese.
Mis bailes comenzaron a ser cada vez más sensuales. Le metía mi pierna entre sus piernas y ella me seguía el baile, yo notaba como disfrutaba, al meterle la pierna se restregaba de lo lindo y hacía que mi polla estuviera a punto de estallar. Estoy seguro que ella notaba toda mi verga en su muslo y eso la ponía cachonda. A todo esto, se nos pasaron rapidísimamente las horas y ya eran las 6 y media de la mañana, sus amigas ya no estaban. Yo, debido a los bailes y a la situación, tenía unas ganas incontrolables de follármela allí mismo, todo lo que me había bebido esa noche y la forma de bailar conmigo, había potenciado la imagen de zorra que tenía de ella.
Al final le dije si nos íbamos a mi apartamento. Ella sabía donde iba a desembocar eso y me dijo que no, que se iba ya a su casa. Vaya putada, no me podía dejar así, esto no se me iba a quitar con una simple paja en mi casa. Yo le insistí un poco, pero viendo su profunda negativa no quise insistir. Le dije que la acompañaba a su casa y por el trayecto le fui diciendo que me encantaba su culo:
– Laura, tienes un culazo que me apasiona.
– Mi trabajo me cuesta. Horas de ejercicio.
– ¿Me dejas tocártelo?
– Claro que no. Creo que te has olvidado que tengo novio.
– Va Laura, si es solo un poquito. Siempre he pensado que con lo bien puesto que está debe estar durísimo y con todo el deporte que haces.
– La verdad es que si lo está.
– El mío también está duro. ¡Toca! – le cogí su mano y se la puse en mi culo.
– ¡Que tonto que eres! – pero volvió a tocármelo otra vez diciendo – Sí, está duro, sí.
– Lo ves, a ver el tuyo – poniéndome delante de ella, de modo que tuvo que parar.
– No vas a parar hasta tocarlo, ¿no? – y al decirle yo que no, añadió – Venga, un poquito solo.
Lo conseguí. Y empecé a sobárselo con las dos manos acercándola hacia mí. Que gozada, era el mejor culo que he tocado. Estuve recorriéndolo extasiado, gozando cada segundo. Ella no se quedó quieta y también sobaba el mío. Como era de esperar mi verga estaba a punto de estallar y mis cojones me empezaban a doler considerablemente debido a la presión del pantalón y al semen que hervía dentro de ellos. Ella debió notar todo mi rabo y se apartó diciendo:
-Vámonos, que como nos vea alguien… además tu culo no es lo único que está duro.
Su casa estaba a dos minutos, llegamos enseguida, yo seguí todo el camino calentándola. Llegamos a su piso, abrió la puerta de la escalera y me dijo:
– Bueno, lo he pasado muy bien esta noche, ya nos veremos – pero al entrar yo en la escalera, exclamó – ¿Qué haces? ¿No has tenido bastante?
– No tengo ganas de dormir.
– Va, que vas a despertar a los vecinos.
– Me voy contigo – dije y me metí al ascensor – Bueno, me voy a mi casa pero primero, déjame tocarte de nuevo el culo.
Ella se enfadó, pero accedió. Empecé a manosearle ese fantástico culo, pero ella no me tocaba el mío. Yo seguí masajeándoselo, agarraba desde abajo, presionaba y subía hasta arriba para volver a empezar. Parece que le gustó porque empezó a acariciarme el mío. En ese momento decidí que había que ir a por todas. Sin más, le clavé un morreo buscando su lengua. Ella no opuso resistencia, eso significaba que en ese ascensor iba a suceder algo glorioso. Estábamos sobándonos el culo y morreándonos. Yo empecé a manosearle el culo por debajo de la ropa, sobaba esos fantásticos glúteos sin ninguna prenda, ya que el diminuto tanga que llevaba no obstaculizaba en absoluto.
Como yo estaba sudando a lo bestia, me quité la camisa y en el espejo pude ver lo empapado que estaba, ella comenzó a besarme los pezones. Paró de sobarme el culo y comenzó a desabrocharme el pantalón. En mis calzoncillos se notaba un bulto producto de mi excitación, ella lo acarició por encima, para después liberar mi polla en todo su esplendor. ¡Que gustazo, toda la noche deseando liberarme de la presión de esos calzoncillos!
Mientras lamía mis pezones comenzó una paja deliciosa y al rato me susurró:
– No sabes bien cuanto he deseado tener esta polla para mí.
– No sabes bien cuantas veces se ha corrido pensando en ti – le contesté yo…
Al acabar esta frase se arrodilló en el ascensor y sin mediar palabra se metió toda mi tranca en su boca. ¡Qué imagen! Ni en mis mejores sueños. Continuó realizando una mamada de profesional.
Se notaba que tenía experiencia en eso de comer rabos, me encantaba cuando mi capullo friccionaba por el interior de su boca. Debido al morbo de la situación, a la visión de Laura mamándome la polla, más zorra que nunca, a esa imagen en el espejo del ascensor con todo mi cuerpo empapado de sudor y debido al ritmo frenético de su mamada no podía aguantar mucho más, por lo que agarré su cabeza con las dos manos y empecé a follarme su boca, no durando mucho más de un minuto así. Me corrí de forma brutal dentro de su boca y ella, lejos de asustarse, siguió mamando mientras expulsaba el semen por las comisuras de sus labios. Imaginaros la situación, la chica que más morbo me producía de mi carrera, esa cuya cara y figura eran símbolo de sexo, la chica que me ponía a tono por su imagen de puta de lujo estaba arrodillada delante de mí, con la cara llena de lefa y mirándome a los ojos con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Que imagen! ¡El paraíso debe ser algo así! En mi vida he disfrutado tanto una mamada. Entonces Laura, sin borrar esa sonrisa de su rostro me dijo:
– ¿Estás contento ya?
– Estoy en la gloria
Al decir esto me dio un lametón a lo largo de toda la polla desde abajo hasta arriba y con toda la cara manchada de corrida y esa sonrisa que hacían que su cara adquiriese un aspecto de vicio inimaginable me dijo:
– Ahora te toca a ti, bombón.
A continuación empezó a desnudarse, pues ella aún no se había quitado nada, y se quedó totalmente en pelotas. Apoyó su espalda en el ascensor y se abrió de piernas enseñándome su precioso coño, lo tenía todo depilado, excepto un triangulito rasurado que parecía indicar el lugar donde trabajar.
Yo me situé de rodillas y agarrándola de la cintura la subí hasta la altura de mi pecho, esta forma era la única aceptable para comerle bien el coño, debido a lo reducido del espacio. Ella estaba ya bastante mojada, además se notaba que era una chica curtida en el sexo, se le veían los labios menores sin necesidad de abrirlos. Comencé a lamerle las ingles para ir calentándola, pero ella ya estaba demasiado caliente, me cogió la cabeza y me la insertó en su coño diciéndome:
– ¡Cómeme el conejo ya!
Empecé a lamer su coño por los labios mayores, menores y cuando llegué al clítoris lanzó un gemido que me puso a tope. Seguí trabajando por ese bultito y ella comenzó a gemir. Yo tenía algo de reparo por si nos oían, pero me pudo más la excitación del momento y seguí trabajándole su coñito. Metía y sacaba mi lengua en ese delicioso chocho mientras de ella emanaban los fluidos que me aseguraban su gozo. Así estuvimos un rato hasta que le vino un orgasmo descomunal, ahora gritaba, ya no gemía. Con la leche ya reseca en su boca empezó a besarme y con su mano cogió mi nabo, ahora ya bien gordo y empezó a pajearlo, me encantaba esa sonrisa en su cara y que no desviase su mirada de mis ojos, me deleitaba con esa imagen. Estuvimos un rato así, mi polla, después de la primera corrida, ya estaba preparada para hacerla gozar durante un largo tiempo.
Le dije que se pusiera el tanga, que quería follármela con el tanga puesto y que se pusiera a cuatro patas porque mientras me la follaba quería contemplar su potente culo. Lo hizo y yo me puse un condón.
Cogí mi polla y antes de hincársela restregué mi capullo por su coñito mientras suspiraba: Ahora empecé a metérsela poco a poco en el coño, para memorizar la sensación de placer que sentía al introducir cada centímetro de mi polla, una vez que la tenía inserta hasta el fondo, apreté ese culo bien fuerte contra mi polla y comencé un metisaca muy placentero, estuvimos un rato largo disfrutando de ese ritmo lento. Me gustaba también la sensación del tanga rozando mi rabo cada vez que metía y sacaba. Poco a poco fui incrementando el ritmo, y como se notaba que era una experta folladora, al ir incrementando el ritmo ella iba haciendo movimientos circulares que hacían que abarcara completamente el interior de su coño, dándome un placer enorme.
Ella empezó a subir el ritmo más y más, yo notaba que estaba a punto de correrse. La agarraba fuerte de la cinturita y daba fuertes empujones hacía mi polla, comenzando ella de nuevo a gritar. No paraba de gritar y gritar, hasta que se corrió. Yo aún no me había corrido, pero me había percatado que su culito lo tenía bastante dilatado. A Laura le habían metido más de una polla por ese culo. No me extraña, si con el culo que tiene Laura, su novio no le hubiera petado ese culazo, sería para matarlo.
Cogí mi polla, la saqué de su coño, le quité el tanga y fui metiendo la verga poco a poco en su culo. No tuve que hacer mucho esfuerzo para meterla. Cuando Laura notó que me la iba a follar por el culo, se volvió y me dedicó una sonrisa. No cabía en mi asombro, me estaba follando a Laura en un ascensor por todos sus agujeros. En ese culazo no tuve compasión, una vez metido mi rabo, comencé a follármela con fuerza, me encantaba el sonido que hacía mi polla en su culo y la sensación experimentada al chocar mis cojones en su culo. Debido a mis fuertes embestidas Laura no paraba de gemir, lo cual me embravecía aún más. Estuve follándole el culo un buen rato, cuando estaba a punto de correrme me quité el condón y volví a metérsela en el culo, ya para acabar follándomela con fuertes movimientos de cadera y corriéndome en el interior de su culo. Una vez acabado, nos levantamos en pelotas y acabamos como empezamos, sobando cada uno el culo del otro y besándonos, esta vez en pelotas. Luego nos vestimos y nos despedimos.
No tuve noticias de ella, hasta hace dos días que me mandó un sms diciendo que nos tenemos que ir a su apartamento los dos solos para repetir lo del ascensor.
Saludos y hasta otra.