Relato erótico

Sus mamadas me “engancharon”
Es una mujer latina, de un gran culo y su entrega y vicio en la forma de mamársela, dice que le han enganchado.
Josep Lluís – Girona
Queridos amigos de Clima, soy un asiduo lector de Clima y siempre me han gustado un montón los Testimonios. Me pone cachondo imaginarme las folladas de otros. Nunca me hubiera imaginado que podría vivir una experiencia como las que publicáis, es decir, conocer a una chica, hablar y echar un polvo. Que todo fuera tan rápido pensaba que solo les ocurría a otros.
Por cierto, me llamo Josep Lluís, tengo 28 años y dicen mis amigas que soy un tío atractivo. Soy informático y normalmente como fuera de casa. Voy a un bar de la zona que hacen un menú bueno y económico.
Como llevo bastante tiempo frecuentando el restaurante he conocido a muchos camareras y camareras, pero la que fue la protagonista de esta historia lleva un año trabajando allí.
Se llama Lucia, debe tener unos 45 años y es latina, metidita en carnes y con un culo grande redondo y de enormes nalgas. Personalmente me gustan las mujeres delgadas, pero me daba morbo aquel culazo.
Era una mujer muy simpática y aparentemente vergonzosa, pero me daba la sensación de detrás de aquella pantalla de recato se escondía una verdadera putona. O al menos esa era la fantasía que tenía yo.
Los viernes, por la tarde no trabajo y hasta las tres del mediodía no voy a comer y a esa hora, el local no está muy concurrido. Aquel viernes en cuanto llegué, Lucia me dijo:
-Dígame lo que quiere comer, que el cocinero hoy tiene que marcharse antes y lo dejará preparado. Por mi no hay problema, yo me voy sobre les cuatro y media.
Todo iba normal hasta que a la hora de servirme el postre, una crema catalana, justo cuando la dejaba sobre la mesa, le resbaló y me cayó sobre los vaqueros. Lucia se deshizo en excusas y me dijo que la acompañara al baño que me quitaría la mancha.
La seguí y fuimos al baño de mujeres. Me dijo que sería mejor que me sacara los pantalones, que a ella no le importaba. Empezó a frotarlos debajo del grifo y con el movimiento sus nalgas empezaron a balancearse. Llevaba una faldita negra por encima de la rodilla y en aquella posición casi le veía el inicio de las nalgas.
No sé lo que me pasó, pero me acerqué a ella, la agarre de las tetas y le
restregué la polla por el culo. Lucía se quedó sorprendida, pero, se dio la vuelta y empezó a morrearme, mientras que con una mano sacaba mi inflamado rabo del calzoncillo y lo pajeaba. Estaba como loco y muy caliente. Que todo aquello pasase en el baño de un restaurante aún me ponía más cachondo.
Lucia me dejó un momento y cerró la puerta por dentro. Cuando volvió, se arrodilló y poniéndose mi polla en la boca, inició una de las mejores mamadas de mi vida. Además, mientras me la chupaba iba diciendo:
-Oh papito, que polla más rica tienes. Así, así, fóllame la boca. Ohh que dura y que grande, dame tu lechita…
Fue oír estas palabras y me corrí como un adolescente. A mi edad y como os podéis suponer he follado por activa y por pasiva, pero una mamada como aquella nunca me la habían hecho. Era la pasión y la entrega que ponía lo que me descolocaba. Se tragó toda la leche y me dejó la polla reluciente.
Se levantó y le di un morreo y quise tocarle el chocho, pero paró mi mano y dijo:
-No papito, ahora no, hoy el placer es solo para ti, si quieres, un día de estos podemos quedar y entonces disfrutaremos los dos.
Me pasó los pantalones y se marchó. Los sequé como pude con el seca manos y salí del baño. Lucía estaba recogiendo mesas y me sonrió. Volví a sentarme a la mesa para pedir un café y cuando me lo trajo aproveché para preguntarle:
-Lucía, mañana es sábado y no trabajo, ¿Tu qué haces?
-Casualmente, mañana libro –dijo- ¿Por qué quieres saberlo?
-Me gustaría volver a verte, si quieres te recojo en tu casa, vamos a comer a algún chiringuito de la playa y después, si quieres, vamos a mi casa.
Aceptó, me dio su número de móvil y su dirección y me marche. Aquella noche me costó dormir. Pensaba en lo que había ocurrido y mi polla estuvo toda la noche pidiendo guerra. Por supuesto no me hice ninguna paja, me reservaba para el siguiente día.
Me levanté sobre las diez, desayune y me di un buen baño, arregle un poco la casa, cambié las sabanas y cuando llegó la hora fui a buscarla. En cuanto llegué a la puerta de su casa, casi me corro al verla.
Sin el uniforme del bar, era lujuria pura. Llevaba una falda justo por encima de la rodilla, un top muy ajustado que marcaba sus enormes tetas y me di cuenta, que si bien estaba gordita, su cuerpo era escultural.
Me saltaré lo que comimos e iré directamente al grano. Llegamos a mi casa sobre las cuatro de la tarde, fue al baño, se dio una ducha liguera y cuando salió, solo llevaba una toalla que le envolvía el cuerpo. La cogí de la mano y la llevé a mi habitación, la tumbe en la cama, abrí la toalla y contemplé su cuerpo desnudo. Le abrí las piernas me sorprendió ver aquel chocho, totalmente depilado, de labios oscuros y cuando los abrí vi un coño de un rosa oscuro.
Metí la cabeza entre las piernas y empecé a comérselo todo, pasaba la lengua a lo largo de la raja, le chupaba los labios y le mamaba el clítoris. A los pocos minutos, gritando, dijo que iba a correrse. Quiso apartar mi cabeza, pero no la deje, al contrario, no pare de mamarla hasta que lleno mi boca de un líquido dulzón y sabroso.
Me pedí que se la metiese y lo hice. La coloqué a cuatro patas y se la metí en el coño. Me agarre de aquellas enormes nalgas y me la folle con furia. El panorama de su culo me sacaba de mis casillas. Nunca había embestido a una mujer con tanta fuerza.
Ella gritaba y decía:
-Así mi amor, así papi, destrózame, fóllame, no pares papi…
Seguí y seguí hasta que conseguí que se corriera otra vez. Cuando le dije que iba a correrme, dijo:
-En el chocho no, dame tu lechita, quiero tragarla toda, me vuelve loca tu leche.
¡Joder!, en cuanto me decía estas cosas, perdía los estribos. Se la metí en la boca y se la folle salvajemente. Notaba como mi capullo le llegaba al fondo de la garganta. Tuvo un par de arcadas, pero siguió mamando.
Cuando noté que me corría, se la metí hasta el fondo y notaba como se la iba tragando. Cuando acabé, me la limpio, me mamó los huevos y me enseño su boca vacía, para después relamerse los labios.
Esto ocurrí hará casi un año y sigo follando con ella, sus mamadas me tienen enganchado. Es más, hace un par de meses he vuelto a salir con mi antigua novia y aunque la quiero mucho, no puedo dejar a Lucía.
Otro día os contaré como fue la primera vez que le di por el culo.
Besos a todos.
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