Relato erótico
¡Me lo quiero follar!
A ella le atraían sus labios carnosos, pero él tenia otros planes. Por supuesto que besó sus labios, pero a cambio le entregó una parte de su cuerpo que todavía tenia virgen.
María V. – GERONA
En la primera parte de mi experiencia, que se publicó conté que hacía meses que me rondaba una idea por la cabeza, y era que no podía olvidarme de aquellos labios carnosos, ¡umm!…unos labios que nunca te cansarías de morder. Hacía meses con la idea en la cabeza, quería probar los labios de Miguel, mi ex-cuñado. ¡Me producían mucho morbo, tan tiernos y a la vez tan sensuales! Cuando los veía no podía evitar imaginar que me estaba montando mientras me decía al oído que le encantaba cabalgar yeguas como yo. Después estaba tan caliente que tenía que masturbarme, conformándome solamente con mis caricias y mi imaginación.
También conté que nos encontramos en la fiesta de cumpleaños de un amigo y como, estaba refrescándome en el lavabo apareció él y logró que le hiciera una mamada, pero que antes de terminar con ella, me dijo:
– Otro día será, haces muy buenas mamadas, pero tu culo virgen ha de ser para mí, ya la probarás en otro momento. ¡Levántate y ponte de cara al espejo, quiero que te veas todo el rato!
Obedecí y en mi imagen reflejada, observé mis labios húmedos y mis pezones en punta, notando su pecho caliente en mi espalda y su polla presionando contra mi culo. Sin que me lo ordenara, separé las piernas y apoyé mis brazos en el lavabo ofreciéndole mi culo en pompa. Estaba tan caliente que ya no pensaba en que me pudiera hacer daño, quería sentir como me la metía y me follaba.
– Ya sabía yo que eras una chica mala! ¿Qué quieres que haga con esto? – me susurraba mientras me paseaba su polla entre el coño y el culito.
– ¡Fóllame por favor!… fóllame… ¡ – una fuerte palmada en mi culo.
– ¡Eso ya pensaba hacerlo, pero quiero oír por donde quieres que te la clave!
– Por el culo… – dije con un hilo de voz.
– ¡No te oigo! – y esta vez el cachete me hizo gritar.
– ¡Por el culo! – chillé – ¡Métemela por el culo! – me daba cuenta que estaba haciendo conmigo lo que quería, y eso me excitaba mogollón, me gustaba sentir que me dominaba.
Lentamente fue entrando la punta, dilatando mi esfínter y haciéndome un poco de daño. Pero no quería acabar de entrar. Pensé que tal vez yo era demasiado estrecha pero, de improviso, noté que hacía fuerza y que la punta me atravesaba de golpe.
– ¡Gmmmm! – protesté, pues me había dolido.
– Tranquila, ya está dentro, vas a gozar de tu cuerpo como nunca lo has hecho hasta ahora, nunca había petado un culo tan abierto!
Mientras pensaba que debía ser de lo caliente que iba, noté como poco a poco empezaba a clavármela toda hasta el final. Me sentía llena, mucho más que cuando te penetran por el coño, y cuando me la había metido toda, me cogió firmemente por las caderas y empezó a mover la polla adelante y atrás.
El movimiento de su polla me estaba volviendo loca y notaba sus cojones en mi coño cada vez que me la clavaba.
– ¡Abre los ojos y mírame!
Obedecí y vi su mirada de placer y de dominio, parecía como si me leyese el pensamiento.
– ¿Te gusta eh? Me parece que hoy recuperarás el tiempo perdido, ¿Quieres que te siga follando?
– Como pude le dije que si, que quería más.
– ¿Así te gusta, eh? –
Yo ya no sabía donde estaba, el placer era indescriptible y sentía como me llegaba el orgasmo. No sabía como estaría él, pero yo notaba una sensación brutal de placer que, desde el culo, me invadía toda entera.
– Susurraba que me corría mientras las piernas me fallaban, pero no me caía porque él me tenía cogida por las caderas y empalada por el culo, pero se había dado cuenta y paró.
– ¿Ya te has corrido… tan caliente estabas? Y yo que pensaba jugar al rodeo. Igual todavía te quedan ganas – y me preguntó – ¿Qué… quieres más? – y mientras lo decía movía la polla dentro de mi culo y yo notaba que mi coño se mojaba de nuevo.
– ¡Lléname… quiero sentir tu calor dentro de mí! – le dije gritando – ¡Córrete en mi culo, vacíate en mí!
– Muy bien – pero se retiró de golpe de mi culo produciéndome una extraña sensación de vacío – Ponte a cuatro patas que vamos a ver si eres una buena yegua. ¡Te voy a montar como te mereces!
Me dijo que me arrodillara y me colocó con el culo en pompa.
-¡Que vista más bonita que ofreces desde aquí María, estás hecha para ser montada, conozco a muchos que pagarían por verte! ¿Quieres que te los presente algún día?
Cada vez le oía más cerca y finalmente su polla empezó a jugar con la entrada de mi culo. Se debía de estar apoyando en algún sitio pues notaba solo sus piernas a lado y lado.
– ¡Venga yegua, vamos a montar un poquito! – noté como se abría paso por mi esfínter metiéndomela toda de un solo golpe.
Sentí como si me partieran el culo, iba moviendo lentamente la polla adelante y atrás.
Aunque me había imaginado en mis fantasías que me montaban así, nunca había creído que en la realidad dejaría que me lo hicieran.
– ¡Lo haces muy bien para ser la primera vez! – dijo y apoyándose en mis caderas aceleró el ritmo, sintiendo su polla penetrándome, haciendo que mi culo se deshiciera de gusto – ¿Te gustaría tener en la boca otra cosa caliente eh? – y sin poder evitar imaginar que le estaba comiendo la polla a otro tío, me puse más caliente.
Notaba el suelo helado en mis rodillas y manos, pero me daba igual. Solo quería sentir su polla en mi culo, follándome y su mano paseándose por mi coño. Entonces dejó de montarme y sin salirse me ordenó que me dejase caer de lado. Obedecí y me llenó la sensación de su polla girando dentro de mí hasta que llegué al suelo, y él empezó a bombear de nuevo, arrodillado, en contacto con mi maltrecho culo. En aquella posición, metió dos dedos en mi mojadísimo coño.
Sentía un gusto terrible, notando como alternaba el ritmo de la polla con el de los dedos, notando como cuando me la metía los sacaba, y al revés, llenándome toda. Estaba excitadísima y él también.
– ¡Que culo que tienes… no puedo más! – sus palabras me excitaron aún más – – ¡Fóllame… fóllame… fóllame! – le dije
El estaba súper caliente, notaba su polla durísima a punto de reventar. Entonces y, mientras me retenía de la cadera con una mano, con la otra me cogía estirándome fuertemente hacia él.
– ¡Que polvazo que tienes cabrona… te voy a llenar entera! – gritaba clavándome la polla salvajemente, haciendo que mis sentidos estuvieran a punto de estallar, sintiendo los espasmos de su polla.
– ¡Aaah… ten… ten…ten…! – me gritaba, y estallamos los dos en un brutal orgasmo que me hizo temblar entera, mientras sentía que su leche me inundaba el culo.
Gemí, gozando con sus últimos espasmos.
– ¡Muy bien María, no sabía que fueras tan caliente! – dijo dándome un beso en el cuello y se retiró todavía empalmado de mi culo, dejando que su semen saliera poco a poco de mi castigado esfínter.
Estaba tan reventada que no podía ni moverme. Ni siquiera pude hablar. Se vistió rápidamente mientras yo seguía sin reaccionar y, acercándose a la puerta, me dijo enseñándome el tanga:
– Lo tendré en casa y si lo quieres recuperar, solo tienes que venir tan guapa como hoy. Y no hace falta que lleves otros… ¡Ya te pondré yo este! ¡Hasta otra! – y cerró la puerta tras él dejándome desnuda en el suelo, pues llevaba solamente las medias y los zapatos de tacón.
Cuando por fin conseguí incorporarme se abrió la puerta. Por suerte era Isabel, mi mejor amiga.
– ¡María! Pero…– y al ver lo que me resbalaba por las piernas, añadido – ¡Has estado follando en el lavabo! – y mirando hacia la puerta añadió – ¡Con Miguel… que cabrona… con lo que me gusta a mí… y en el lavabo…que morbazo!
– Isabel… por favor… ¿me quieres ayudar a ponerme el vestido? – y al ayudarme vio mi culo enrojecido.
– ¡Pero que salvaje! ¿Te ha montado como un loco, eh? – me dijo con un retintín de complicidad – ¡Pero que cara de bien follada que haces… que envidia! Oye, ¿y tus bragas… se las ha llevado? ¡Claro! Era eso lo que se metía en el bolsillo. ¡Que vicioso!… ¿No te habrá…? ¡Que a este le va el rollo de detrás!
– ¡Sí Isabel, me ha dado por culo y casi me desmayo del gustazo… que polvo! Y ahora vamos a bailar… ¡que la noche aún es joven!
Saludos y hasta otra.