Sueño o realidad

Estaban a punto de cerrar el bar y entraron dos chicas que eran azafatas. Les comento que estaban a punto de cerrar y dijeron que se irían rápido. Mientras les llevaba lo que habían pedido a la mesa, entro un chico. Lo que ocurrió después, aun le parece un sueño.

Amelia – Zaragoza
Aquella noche ya era casi hora de cerrar y yo me encontraba arreglando algunos platos y vasos que acababa de lavar, mientras mi marido limpiaba la cocina que estaba en la parte trasera del local, un chico terminó de tomar su café, pagó y salió sin decir palabra, al salir casi tropieza con dos chicas vestidas de azafatas, al parecer recién llegadas de algún viaje. Ambas me pidieron un trozo de pastel y una taza de café, mientras les servía, les informé que estábamos a punto de cerrar, ellas me dijeron que no tardarían pues estaban bastante cansadas.
Mientras me encargaba de llevarles lo que habían pedido, un joven entró y se sentó en la barra, al llegar a donde estaban ellas conversaban bastante animadas, nunca antes había visto dos hembras tan bien “formadas”, mi cuerpo está bastante bien pues tengo un par de tetas envidiables y un buen culo, pero ellas eran casi perfectas. Una era una chica de ojos azules, cabellos dorados y piel clara, de enormes piernas y pechos, con una cinturita que se perdía entre las curvas de sus pechos y sus caderas, la otra era una chica de cabellos negros y lacios con una carita de niña envidiable, al igual que su compañera con un bello perfil y hermoso cuerpo, en su rostro sus labios carnosos eran un magnifico toque, me sorprendí mirando el escote de una de las chicas en el cual podía verse el inicio de un par de senos extremadamente bien formados, rápidamente despejé de mi mente esos pensamientos y me dirigí a la barra al llegar le pregunté al joven en qué podía servirle.
-Quiero un bocadillo
Yo me dirigí a la cocina y le dije a mi marido que necesitaba un bocadillo. Él me miró molesto pues ya había lavado todo, me dirigí nuevamente al bar, pero para mi sorpresa el joven ya no estaba en la barra, estaba sentado en medio de las dos chicas, las cuales ya no conversaban sólo lo miraban con expectativas, él sonrío al verme y le susurró algo al oído a la chica de su izquierda ella inclinó su cabeza y le besó apasionadamente, él con una mano la tomó de la nuca y deslizó la otra a su entrepierna, ella se dejó acariciar por el joven, luego de aquel beso su excitación subía más y más a cada caricia que el joven le daba a su entrepierna, él le ordenó subirse la falda y ella lo obedeció, yo los miraba impávida sin poder reaccionar cuando al fin pude decir algo, llamé a mi marido que no respondió pues estaba ocupado en la cocina, le fui a buscar y lo traje al bar a empujones, cuando él vio aquella escena quedó igual de impactado.
-Qué están haciendo ustedes…
El joven lo miró y le contestó:

-Nada hombre sólo me estoy follando a estas dos chicas. ¿Quieres venir y ayudar?
La respuesta del chico, hizo que me estremeciera. El chico, mirándonos retiró la mano de coño de la chica y le abrió la blusa, mientras la otra chica sólo los miraba esperando su turno para participar en aquella excitante escena, busqué la mirada de mi marido pero él estaba extasiado con las tetas de la chica que en ese momento estaba acariciando.
Cuando el chico vio que mi marido estaba embobado, y le dijo que si quería chuparle las tetas.

Cuál fue mi sorpresa al ver como mi marido avanzaba hacia la chica que ahora se acariciaba animosamente sus enormes senos, mi marido se sentó junto a ella y sin decir palabra tomó uno de los pezones en su boca y cual niño de pecho empezó a mamar para saciar sus ansias, me quedé como toda una tonta mirando cómo mi marido y el chico manoseaban a las chicas.
La chica rubia no aguantó más la excitación, arrodillándose frente a mi marido empezó a quitarle el pantalón, sacó la polla tiesa de mi marido y se la metió en la boca. Mientras con una mano sostenía la polla, con la otra se masajeaba el coño, el chico seguía extasiado mientras la morena le comía la polla en incesantes metidas y sacadas, y de pronto dijo:
-¿Tú también quieres participar?
No sé que me pasó, pero dije que sí.
Él me sonrió y mientras con una mano acariciaba los senos de la chica y con la otra la colocaba detrás de la cabeza ayudándola en la mamada, dijo:
-Ve a cerrar la puerta y baja las persianas.
Como una autómata me dirigí a la puerta y siguiendo la orden cerré puertas y ventanas, mientras no podía creer aún lo que estaba pasando al llegar a la ventana pude ver personas caminar en la acera del frente sin siquiera darse cuenta de la orgía que se realizaba dentro del restaurante. Me dirigí a la mesa y nuevamente me detuve frente a ellos, para cuando regresé la chica morena estaba en cuatro en el suelo mientras el chico la penetraba por el coño dándole repetidas embestidas al cuales ella asentía con gemidos de placer que se acallaban rápidamente pues mi marido tenía metido su polla en la boca de la chica que lo tragaba y sacaba a cada embestida.
La chica rubia permanecía sentada sobre las caderas de su compañera con las piernas abiertas frente al chico mientras éste le acariciaba el coño y le mamaba las tetas. Nuevamente el chico me miró y con una mano me invitó a acercarme, pero mis piernas no me respondían, mi cuerpo estaba súper caliente, mi coño muy húmedo y mis pechos se me habían puesto muy duros, ya sentía la necesidad de follar, pero no podía ni moverme de la excitación, el chico al verme en ese estado detuvo sus caricias para con la rubia y mirándola le dijo.

-Ella también quiere follar ve por ella y tráela aquí.
La rubia sin decir palabra sonrió y se levantó caminando hacia mí, en mi mente la vi acercar en cámara lenta, ya sólo tenía puesto las medias y sus zapatos de tacón, estaba casi desnuda, sólo su minifalda enrollada a la cintura cubría una pequeña parte de su abdomen, al llegar junto a mí, me tomó de la mano acercándome hacia la mesa, pero para su sorpresa yo no me moví, resistiéndome a su tirón. Ella me soltó la mano y tomándome por la cintura con una mano con la otra tomaba mi nuca y me dio un apasionado beso.
Me puse a temblar de pies a cabeza, sentí como mi coño se humedecía más de lo que estaba y casi estuve al borde de un orgasmo, mientras la chica rodeaba con su brazo mi cintura y exploraba con su lengua mi boca, sin soltarme y sin dejar de besarme deslizó su mano a mis nalgas y su otra mano a mi coño, empezó a acariciarme más y más hasta y la seguí hasta la mesa, entonces el chico me dijo:
-Ya sabes lo que tienes que hacer, chúpame la polla.
Se levantó y dejó de penetrar a la chica morena, que rápidamente fue acomodada por mi marido en una silla y él siguió arremetiendo contra el coño de la chica, ella seguía en éxtasis, sin la menor resistencia se dejó acomodar en la silla y dejando escapar nuevos gemidos dejó que mi marido la penetrara y jugara con su coño y sus senos como mejor le pareció. Yo obediente me arrodillé ante el joven quedando frente a una enorme polla de la cual goteaban aún la mezcla de sus propios líquidos y los del coño de la chica, me cogió por la nuca y metió su polla en mi boca, estaba tan lubricado que fue fácil empezar a meterlo y sacarlo, tragué cuanto pude de esa enorme polla que aún estaba tan caliente.
El chico hizo un movimiento y me sacó de mi éxtasis al retirar su polla de mi boca, yo seguí de rodillas en el suelo, al ver que mi marido estaba tendido en el suelo mientras la chica morena subía y bajaba en su pene sentada sobre él, el chico se acercó por la espalda de la chica mientras mi marido la penetraba y le acariciaba sus senos, la empujó suavemente hacia delante, ella quedó acostada sobre mi marido, él inició metiéndole un dedo en el ano, luego dos y luego tres, metiéndolos y sacándolos, hasta que la chica estuvo preparada y él metió su polla por el ano de la chica seguido de gemidos de dolor y placer por parte de la chica, que se movía como poseída metiendo y sacando la verga de mi marido en su coño y la del chico en su ano.

Yo seguía mirando la escena alucinada, no podía creerme lo que estaba pasando. Los dos hombres soltaron a la chica morena y entonces la rubia, se abalanzo para comerle el chocho.
Mientras, mi marido y el chico se acercaron a mí. Mi marido me la metió en la boca y el chico me follaba el chocho. Las dos chicas empezaron a gritar diciendo que se corrían y mi marido y el chico me llenaron la boca y el coño de leche.
Cuando nos relajamos, las dos chicas se vistieron y se fueron. El chico hizo lo mismo y nos dijo que cuando quisiéramos podíamos avisarlo y montarnos un trío.
Mi marido y yo nos miramos incrédulos por lo sucedido y terminamos de arreglar todo. Desde entonces acostumbramos cerrar un poco más tarde por si aquel desconocido vuelve a aparecer.
Un beso.