Su primer amor

Aún no había conocido el amor ni, por supuesto, los placeres del sexo. Aquella noche sus padres iban a una cena y llamo a una amiga. Le comento que sus padres no estaban y su amiga le dijo que iría a su casa y podían ver una peli porno que tenia.

Sofía – La Coruña
Soy hija única y en mi casa solo vivimos nosotros tres. Me llamo Sofía, tengo 18 años, mido 1’56m. Según mis amigas dicen que soy una chica muy guapa. Hago ejercicio para cuidar mi cuerpo y tengo una buena figura.
A pesar de todo, aún no conocía nada del amor hasta que ocurrió lo que voy a contar. A veces tenía la ansiedad de sentir las manos de alguien sobre mi cuerpo, yo no sabía masturbarme y por supuesto nunca había sentido un orgasmo, ni me imaginaba lo bueno que es. No había tenido novio y nunca me había besado con ningún amigo. Mis amigas me decían que como yo era tan guapa ninguno se animaba a tirarme los tejos porque suponían que les diría que no y que entonces no valía la pena.
Eran las siete cuando mis padres fueron a una cena a la que los habían invitado. Ese día llamé a mi mejor amiga Noelia, que tiene 19 años recién cumplidos.
Mide 1’60m, delgada, piel blanca, un culo grande y muy bien formado que luce de maravilla con sus tejanos ajustados, sus tetas son pequeñas pero las veces que hemos ido a alguna piscina con amigas a bañarnos, he notado que sus pezones son muy grandes, tiene el pelo lacio que le cae por los hombros, de color negro.
Llegó a mi casa y me dijo que otra amiga, le había prestado una cinta porno y me preguntó si podíamos verla en mi casa, porque en la de ella iba a ser imposible debido a la presencia de sus padres y estaba ansiosa de ver por vez primera una película de este tipo. No recuerdo el nombre de la película pero sí que nos fuimos a mi cuarto y pusimos la película en el vídeo.
En la primera escena, al inicio de la película, apareció una chica de características similares a Noelia, pero más alta y con tetas grandes, escribiendo en un escritorio de su casa, tocan a la puerta y entra una bella asiática, de proporciones muy bien definidas y con un tono de piel hermoso, algo bronceado. Se sentaron en el sillón y después de un par de minutos, la china le dijo que había comprado un sujetador nuevo y que quería mostrárselo. Se quitó la fina blusa y dejó al descubierto unas tetas grandes, redondas y muy firmes protegidas por un fino sujetador blanco de encaje. Le preguntó si le gustaba y la otra chica le dijo que sí, puso sus dedos en uno de los tirantes y levemente lo levantó y deslizó hasta llegar casi a tocar una de las tetas de su amiga.
La china le preguntó que si quería probárselo y la otra, sin dudarlo, se levantó y como lo que llevaba puesto era un vestido corto de una pieza, negro y ajustado al cuerpo, se lo tuvo que quitar todo para, con más comodidad, cambiarse de sujetador. La china puso sus manos sobre la espalda de su amiga y desabrochó el sujetador, lo dejó caer, le dio la vuelta a su amiga y poniendo las manos sobre sus tetas, la acercó hasta llegar a tener los pezones bien tiesos de ambas, rozándose. Se empezaron a besar muy apasionadamente.
– ¿Te gusta la película? – me preguntó Noelia de pronto.

Le dije que sí y eso quizá dio paso para que ocurriera lo mejor de la noche.
– Siento mucho calor – siguió diciendo mi amiga – por lo caliente que me está poniendo la película.
Se desabrochó un par de botones de la blusa.
La película continuó y la china empezó a bajar las bragas de su amiga, dejando a su vista un hermoso coño, con una delgada fila de pelos en el monte de Venus. Miré a Noelia y tenía su mano sobre su chocho, tocándose por encima de los tejanos. No le di mucha importancia, pero cuando la china acostó a su amiga en el sillón para iniciar una rica comida de coño, Noelia, que estaba acostada en mi cama, parecía que presionaba con mayor intensidad su coñito.
– ¿Qué haces? – le pregunté.
– No te enfades -me dijo- pero es que siento unas ganas tremendas de masturbarme.
Yo, como quería saber la forma en que se hacía, le dije que lo hiciera, que no importaba y para no quedar mal le dije que yo prefería hacerlo más tarde, aunque obviamente no sabía cómo hacerlo. Observé que Noelia se bajaba la cremallera y vi como introducía su mano por debajo de su braga. Yo miraba de reojo y me excitaba más el saber que mi amiga se masturbaba a mi lado, que ver a dos mujeres haciendo el amor en una película. Yo llevaba una falda cortita pero no era ajustada, así que para no quedarme atrás, me la levanté y dejé al descubierto una pequeña braguita que apenas cubría mi ya húmedo chocho. Era un tanga blanco muy fino y suave. Algo hice que hizo que Noelia se percatara de que nunca me había masturbado, porque me miró y me preguntó si ya lo había hecho alguna vez. Me avergoncé pero le dije que no.
– No te preocupes – me dijo entonces Noelia- yo he aprendido hace solo dos semanas y desde entonces lo he estado haciendo muy a menudo – y sonriendo, añadió – Te voy a enseñar Sofía, quítate la falda y la blusa.
Mientras yo lo hacía, ella se quitó los tejanos y la blusa. Luego se sacó las bragas y dejó a mi vista un hermoso pubis, completamente depilado y me dijo:
– Sin pelitos se hace más sensible toda esta parte y se siente mucho gusto ponerse las bragas cuando una va totalmente depilada. Quítatelas también tú.
Así lo hice. Yo sí tenía muchos pelos en mi coño por lo que ella me dijo:
– Luego arreglamos eso.
Nos sentamos en la cama y me dijo, señalando sobre su sexo:
– Esto es el clítoris – levantó con dos dedos el “capuchón”, observé un pequeño palito rosado y entonces añadió – El tuyo es esto.

Puso dos dedos sobre mi coñito y levantó mi capuchón. Ese movimiento me hizo sentir un espasmo muy excitante y ella me preguntó:
– ¿Te ha excitado que hiciera eso?
Le contesté tímidamente que sí y entonces me dijo que más o menos por ahí andaba el asunto de la masturbación. Quitó sus dos dedos y me dijo:
– Hay muchas partes sensibles y para sentir un buen orgasmo debes estimular todas antes de llegar a realizar un estímulo más directo sobre el clítoris, debes de tener cuidado porque es muy sensible.
Puso su mano en mi entrepierna y realizó unos movimientos de arriba hacia abajo, hasta que yo estaba entrando en un goce pleno con aquella situación. Luego puso su mano sobre mis labios mayores y con uno de sus dedos tanteaba el interior de mi vagina, la muñeca de su mano hacía una presión leve sobre mi clítoris, ya completamente excitado para ese momento. Tomó mi mano, la puso sobre su chocho y me dijo:
– Haz lo mismo conmigo.
La intensidad de las caricias subía hasta que, en un momento determinado, paramos simultáneamente y nos miramos a los ojos. Algo pasó en ese momento porque sentí mucho amor por ella y ella por mí. No quería que se fuera y en ese momento nos acercamos y nos dimos un beso muy suave y dulce en los labios, sin poner a jugar aún nuestras lenguas. Los besos que nos dábamos eran muy tiernos, parecíamos un par de enamorados y el que estuviera haciendo eso con una mujer no perturbó mi mente, por suerte, porque así pude disfrutar de aquel hermoso momento sin interrupciones.
Los besos continuaron hasta que Noelia ejerció más intensidad hasta que un beso muy apasionado nos envolvió a las dos, jugamos largo rato con nuestras lenguas hasta conocer todas las partes de cada una, el interior de sus mejillas, sus dientes, labios. Ella metía por momentos su lengua hasta el fondo de mi boca y eso me encantaba y le respondía de manera similar. De pronto Noelia me abrió las piernas y puso las suyas de la siguiente manera: su pierna izquierda por encima de mi pierna derecha y su pierna derecha por debajo de mi pierna izquierda. Así nos juntamos bastante y ambos coñitos estaban restregándose el uno con el otro.
Los movimientos se empezaron a hacer presentes, controlados por Noelia y a ratos por mí. La intensidad aumentó varios minutos después, cuando sentí como la excitación me iba llevando al clímax.

Noelia gemía de placer al mismo tiempo que me decía que no parara y que me restregara con más fuerza contra ella. Acariciábamos nuestras tetas y las chupábamos como un par de locas por el sexo. Recuerdo que ella dijo, en medio de aquella excitación:
– ¡Así, mi amor, sí, vamos, aaah, vamos muñeca, te amo, mi vida, te amo…!
El que me dijera “te amo” me llevó rápidamente a un orgasmo tan intenso que casi me desmayo. Nos besamos apasionadamente. Esa noche tuve dos orgasmos y Noelia también. Lo hicimos de diferentes formas y en especial me gustó el sexo oral. Ese sabor del coño de Noelia es exquisito, podría beber sus jugos por horas. Nos acostamos, luego de tanto placer, acariciamos nuestros cuerpos y nos besamos, al mismo tiempo que continuamos conversando. La película, como no importaba en ese momento, la quitamos.
Después, como a las nueve, Noelia se tenía que ir, quise ayudarla a vestirse y le pedí que me dejara sus bragas. Ella tomó las mías y se puso el tejano sin bragas mientras yo le acariciaba su hermoso culo. Se puso la blusa sin el sujetador que me dejó también. Sus tetas lucían hermosas a través de su blusa. Yo me quedé desnuda mientras ellas se ponía sus sandalias de tacón alto, me puse una especie de bata que uso para dormir, sin nada debajo, y la acompañé hasta la puerta.
Nos besamos dulcemente y ella me abrazó para sentir mis curvas a través de aquella fina tela. Entonces se fue para su casa. Desde entonces seguimos teniendo relaciones. Yo le soy muy fiel y ella a mí. Somos una pareja, lástima que no podemos andar de la mano por la calle, pero cada vez que podemos nos besamos. Espero que sigamos estando juntas porque nos queremos mucho. Nos amamos.
Un beso para todos.