Relato erótico
Soy una zorra
Fue a pasar el fin de semana a Valencia invitada por unos amigos de su jefe a los que ya se había follado. Tenía ganas de verlos ya que los tres eran unos “súper dotados”.
Lola – Barcelona
El pasado fin de semana fui a pasarlo a Valencia, invitada por unos clientes de mi jefe, que ya habían follado conmigo pero, por lo que me dijeron, tenían ganas de volver a verme. Mi jefe me dio fiesta, como es natural siendo sus clientes, cogí el tren el viernes a las ocho de la mañana y llegué a Valencia a las once, esperándome en la estación uno de ellos, Alfredo.
Me había vestido para la ocasión, iba como siempre es decir, top y pantalón blanco muy ajustado y naturalmente, como la zorra que soy, sin bragas ni sujetador. Alfredo, nada mas verme, me dio un soberano morreo que me limpió toda la boca mientras me sobaba bien el culo ante la mirada de envidia de los tíos y de las tías que allí había. Cogimos el coche y nos dirigimos a su casa, que estaba en las afueras, donde nos esperaban Jesús y Miguel Ángel, los otros dos, pues eran tres los que iban a acompañarme y hacerme pasar un buen fin de semana.
– ¡Que ganas tenía de verte, Lola, sigues estando tan buena como cuando te follamos con tu jefe! – me dijo mientras tenía la mano izquierda en el volante y la derecha dentro de mi pantalón, metiéndome los dedos en el coño.
Le pedí que parara, pues estaba muy cachonda y en cuanto lo hizo, le saqué la polla y se la chupé hasta que se corrió en mi boca. Ni que decir tiene que me tragué toda su leche y cuando levanté la cabeza, relamiéndome los labios, le dije:
– Considera esto como un anticipo por el favor que me has hecho al invitarme.
Alfredo tiene 20 cm de polla y estaba yo deseando llegar para ver los 22 de Jesús pero, sobre todo, la de Miguel Ángel, que tiene 25 cm de rabo. Como puedes ver tenía tres hermosas pollas para darme caña en un caliente fin de semana. Llegamos sin más novedad y allí, en la puerta de la casa, estaban los otros dos, que también me dieron una calurosa bienvenida, con sendos morreos que me dejaron temblando.
Jesús y Miguel Ángel solo llevaban puesto un pantalón corto que dejaba entrever sus grandes pollas, las cuales estaba deseando tener para mí. Me enseñaron mi habitación y lo primero que hice fue ir a darme una ducha. Cuando el agua mojaba mi sudoroso cuerpo, entró Miguel Ángel en el baño y quitándose el pantalón, me dijo:
– Alfredo y Jesús han ido a Valencia para arreglar unos asuntos, por lo que tú yo vamos a pasárnoslo bien un rato, ¿qué te parece?
Su polla estaba terriblemente dura y como te digo, era muy gorda. Y yo, como una puta sumisa, hambrienta de rabo, se la cogí empezando a meneársela. A veces me sorprendo de como mi culo está tan abierto para acoger semejantes pollas pero, como digo siempre, con algo así pierdo mi dignidad, convirtiéndome en una zorra, una perra en celo, sedienta de leche. Se la chupé un rato hasta que él, cogiendo el bote de gel, me dio a entender algo que yo estaba deseando. Quería darme por el culo.
Se sentó en el borde de la bañera y yo me senté en su polla, metiéndomela toda en mi ardiente conejo mientras, con el gel, metía dos dedos en mi culito que, enseguida, se abrió de par en par. Miguel Ángel me comía las tetas y yo, sacándome su gorda polla del coño, me la puse a la entrada del ano y me la metí toda a la vez que él me decía:
– ¡Qué culo que tienes, Lola, como tragas, zorra y como disfrutas… venga, zorra, hazme correr que quiero llenarte el culo de leche!
Yo subía hasta la punta del capullo y luego me dejaba caer metiéndomela toda, cosa que me encanta hacer cuando me meto en el culo una polla como la de Miguel Ángel, el cual seguía comiéndome los duros pezones. Estuvimos así hasta que soltó su poderosa lechada en mi interior, momento en el que me corrí porque el sentir la leche caliente inundar mi culo, me vuelve loca.
Nos secamos y para no ir completamente desnuda, me puse unas braguitas tipo tanga, de color blanco, y fuimos al sofá a esperar a Alfredo y Jesús. Miguel Ángel no me dejaba quieta ni un momento y tiraba de mis pezones diciéndome que tenía muchas ganas de follarme y de llenarme de leche. Es un tío muy potente y, como Alfredo y Jesús, gran follador. Puse la mano en su bulto y a pesar de haberse corrido ya una vez, volvía a tener la polla dura de nuevo, por lo que decidí chupársela, pues sus tirones en mis durísimos pezones me habían puesto otra vez muy caliente. Se la chupé hasta que se derramó en mi boca, justo cuando llegaban Alfredo y Jesús, pero no venían solos. Con ellos venía una pareja que me presentaron como Luis y Sandra. Ella estaba muy buena y solo llevaba una falda muy corta negra y un jersey de tirantes finos de color blanco, marcando unas preciosas tetas. Él, físicamente, era más o menos como mis anfitriones y en el tejano corto que llevaba puesto, se marcaba un bulto enorme, por lo que me hice a la idea de otra hermosa polla que llevarme a mis calientes y hambrientos agujeros.
Sandra, para no ser menos, se quitó el jersey y la falda, quedándose con unas diminutas braguitas que resaltaban aún más sus fabulosas curvas. Despedía sexo por todos los poros de su piel y al sentarse a mi lado, no pude evitar pasar la yema de mis dedos suavemente por sus duros pezones, lo cual hizo que reaccionara, diciéndome:
– Ven, Lola, cariño, mientras estos hablan de sus cosas, nosotras vamos a conocernos mejor… Vamos a la habitación, que estaremos más cómodas.
Cogidas de la cintura, como dos amantes, fuimos a mi habitación y tras quitarnos las bragas la una a la otra, me tumbé en la cama y ella me dijo:
-Ya tenía ganas de comerme un bombón como tú. Jesús me había hablado de ti, pero estás más buena de lo que él me dijo…
Me abrió de piernas y me comió el coño y el culo con una experiencia que hizo que me corriera dos veces en poco tiempo. Yo también se lo comí todo y también ella se corrió dos veces, antes de que nos llamaran para comer. Nos pusimos las braguitas y cogidas por la cintura, volvimos al comedor donde los cuatro machos estaban sentados a la mesa completamente desnudos. Entonces pude fijarme en el rabo de Luis y aún en reposo, era terrible. Era como la de Miguel Ángel pero más gorda, por lo que me empezó a picar todo, deseando tenerla dentro de mí. Luis se dio cuenta de donde miraba y me sonrió lascivamente diciendo algo al oído de Sandra, la cual también me miró sonriendo viciosamente. Acabamos de comer y decidimos hacer la siesta, pero lo que hicimos fue irnos cada una de nosotras con dos de ellos. Yo, que soy más puta que las gallinas, cogí de la polla a Luis y a Miguel Ángel y muy excitada, dije:
– ¡Tú y tú, conmigo!
Me los llevé así hasta la habitación y Miguel Ángel, acariciándome el ano con un dedo, me decía:
-¡Que puta eres, Lola, pero tranquila que entre este y yo te vamos a poner a gusto, zorra!
-Pues ahora quiero que me demostréis lo que sabéis hacer con vuestras pollas y mis calientes agujeros… ¡Estoy que reviento! – dije.
Me puse sentada en el borde de la cama y ellos de pie con sus enormes pollas para que se las chupara, lo cual hice con muchísimo gusto. Mientras entraban y salían de mi boca, follándomela alternativamente, en el cuarto de al lado se oían los gritos de placer de Sandra, que estaría disfrutando de las pollas de Alfredo y Jesús. Aquellos gritos me excitaron aún más y poniéndome a cuatro patas, dije:
-¡Quiero que me folléis los dos…. llenadme con vuestras pollas!
-Tus deseos son órdenes, Lola, ahora vas a ver…- dijo Miguel Ángel.
Poniéndose debajo de mí, me sentó en su polla y apretándome contra su pecho, dejó mi caliente culo a la vista donde, para mi alegría, metió toda su verga Luis. Ya estaba como quería. Empalada por aquellas soberbias pollas que me hacían disfrutar, entrando y saliendo de mi coño y de mi culo, a un ritmo enloquecedor. Al rato se cambiaron de agujero y mientras Luis me empalaba por el coño, Miguel Ángel me la metía, poco a poco, por el culo mientras decía:
– ¡Como tragas, Lola, que culo tienes y como te lo voy a llenar de leche!
-¡No, no, en el culo no! – grité – ¡La quiero en mi boca, quiero vuestra leche en mi boca!
Luis, mientras me comía las tetas, exclamó:
-¿Así que te gusta la leche…?. ¡Pues prepárate que me voy a correr!
Se salió de debajo de mi y mientras Miguel Ángel seguía follándome el culo, Luis metió media polla en mi boca, empezando a correrse abundantemente. Fue tanta la leche que soltó, que me salió por la nariz, en el momento en que Miguel Ángel me llenaba el culo con su leche caliente. Golosamente les limpié la polla a los dos con la lengua y nos dormimos los tres, yo entre los dos con una polla en cada mano.
Os diré que este fin de semana me hinché de follar y que en muchos momentos, tanto Sandra como yo, tuvimos las cuatro pollas para nosotras. Tener una polla en el culo, otra en el coño y otras dos entrando y saliendo de la boca, es algo que me entusiasma y más si las que te follan son como las de Luis y Miguel Ángel. Era todo un espectáculo ver a la rubia berreando como una cerda caliente mientras le daban caña los cuatro folladores y cuando acabaron con ella, yo les limpié el rabo con la boca, cosa que me encanta hacer.
Fueron unos días de sexo total, ya os contaré en otra ocasión todo lo que hicimos.
Un beso