Solucione mis calenturas

Hace unos años, “descubrió” la Revista Clima. Los relatos la ponían cachonda y sentía envidia de no poder vivir sesiones de sexo como aquellas. Según ella, su marido es un muermo y no se la folla con la asiduidad que ella necesita. Puso un contacto, pero fue durante las vacaciones donde encontró “la solución”

Ana – AVILA
Me llamo Ana y tengo 46 años, hace cuatro que descubrí vuestra revista casualmente y he escrito a diversos anuncios con distinta suerte, más bien mala que buena, creo que debido fundamentalmente a que soy una mujer casada y ante la ignorancia de mi pareja debo tomar excesivas precauciones.
Mis padres tienen una casa en la costa alicantina que solemos aprovechar los hijos y sobrinos en vacaciones. El pasado año coincidimos con un amigo de la infancia de mi primo y su mujer en junio. Nos conocíamos todos desde pequeños. Se llama Alex tiene 43 años y continuamente lleva capeando las propuestas de separación de su mujer debido a su capacidad para serle infiel con toda mujer que pasa por su lado.
Muchas veces, hablando con su mujer, le digo que aunque Alex sea un mujeriego ella tiene más suerte que yo, ya que mi marido en el aspecto sexual es más bien anodino.
En las citadas vacaciones del pasado año, volvíamos una noche mi marido y yo, sobre las tres de la madrugada. Habíamos salido solos y al entrar procuramos no hacer ruido por si los demás dormían. Pero nos equivocábamos pues estaban en penumbra en el salón y cuando nos asomamos la mujer de Alex, estaba arrodillada en el sofá, con sus manos agarrando el respaldo y mi primo tras ella follándosela al tiempo que, como si fuera la brida de un caballo, tiraba de un pañuelo que rodeaba el cuello de su mujer.
No se dieron cuenta de nuestra presencia y subimos a nuestra habitación. Yo estaba muy excitada pero me fue imposible lograr que mi marido quisiese follar.
Sobre las cinco de la mañana me levanté para bajar a la cocina a beber agua, me puse una camisa de mi marido que tapaba justo mi culo y bajé. Con sorpresa me encontré allí a Alex que había ido a lo mismo que yo y al estar su dormitorio al lado mismo de la cocina había salido desnudo y al sentir que alguien bajaba solo le dio tiempo a tapar su sexo con un paño de la cocina.
Sentados uno frente al otro, Alex comentó con gracia que vaya dos, la una sin bragas y el otro tapándose con un trapo de cocina.
Dejamos bromas aparte y ya más serios, hablamos sobre nuestros matrimonios y yo le pregunté si con la edad no estaba más tranquilo en cuanto a sus ligues y aproveché para decirle que al llegar le habíamos visto en el salón y que, a pesar de todo, su mujer me daba envidia porque yo con mi marido nada de nada.
– Enróllate con alguien – me dijo entonces Alex – No puedes seguir así.

Yo, con un exceso de sinceridad, le hablé de mis intentos a base de contactos y mi poca suerte con ellos.
Entonces me levanté para llenar otro vaso de agua y al pasar junto a él, extendió la mano acariciando mi culo y rozando mi sexo con sus dedos. Yo estaba chorreando y me quedé parada, no sé si por la sorpresa o mi calentura. Alex me cogió la mano y me acercó a él, retiró el paño de su sexo y me hizo sentarme sobre él. Su polla entró en mi coño con suma facilidad y casi de inmediato empecé a correrme.
– ¿Qué estamos haciendo? – le pregunté.
– Lo que más nos gusta a los dos, follar – me respondió al tiempo que metía un dedo en mi ano.
No tardó mucho en correrse y aunque yo ya lo había hecho, al sentir su leche golpeando el fondo de mi coño, me corrí otra vez mordiendo su hombro para no gritar. Luego cada uno se fue a su habitación.
Apenas dormí en toda la noche así que cuando mi marido dijo de ir a la playa seguí en la cama pero cuando oí cerrar la puerta, me asomé a la ventaba y tal como suponía solo iban mi marido y la mujer de mi primo. Entonces oí subir a mi primo y me tumbé boca abajo en la cama fingiendo dormir.
Se acostó a mi lado y su mano recorría mi culo hasta mi coño. En segundos estaba mojada de nuevo y poco a poco me fue levantando hasta colocarme a cuatro patas al borde del a cama y así él, en pie, empezó a penetrarme el coño otra vez. Jamás he tenido un amante así. Más de una hora estuvo follándome, cambiando continuamente de ritmo e intensidad hasta sacar de mi varios orgasmos y tras correrse escandalosamente, todavía siguió varios minutos sin que su polla perdiera rigidez.
Desayunamos y nos preparamos para ir a la playa, pero ya en la puerta me agarró del brazo, me llevó al salón, me tumbó en el sofá y echando a un lado las bragas del bikini, volvió a metérmela casi con violencia. Esta vez no se corrió, paró a las diez o quince minutos cuando yo me corrí de nuevo.
Aquellas vacaciones lo repetimos tres veces más y tres días después del regreso me llamó para darme las llaves y dirección de un apartamento que utilizaba para sus aventuras. Llevamos más de un año acostándonos casi a diario, cada vez de una manera más morbosa y excitante. Con él he perdido mi virginidad anal y he aprendido juegos que ni imaginaba realizables.

El también está muy bien conmigo y en ese tiempo tan solo ha estado con otras cuatro mujeres y han sido con las que hemos hecho intercambio con sus parejas los cuatro.
No hace mucho tiempo su mujer me decía que llevaba tiempo con mensos frecuencia en sus relaciones. Si no fuera porque es mi amante le hubiera dicho que era normal, si follaba conmigo casi a diario.
Gracias y muchos besos.