Relato erótico
Siempre hay una primera vez
Está casada, siempre ha sido fiel y en sus planes no estaba cambiar de idea. Una compañera de trabajo se casaba y a invitó a la despedida de soltera. Estuvo a punto de no ir pero su marido la animó.
Mónica – Gerona
Me llamo Mónica, tengo 38 años bien llevados, de ideas tradicionales y conservadoras más bien. Estoy casada desde los 26 años con mi marido con el cual salía desde los 23, Carlos se llama él, y nunca llegué a pensar que algún día pudiese serle infiel. Siempre habíamos estado muy unidos y yo creía que me satisfacía sexualmente. El sexo no era una cosa primordial en mi vida.
Todo empezó cuando anuncio que se casaba Gloria, una compañera de la oficina, la cual nos invitó a su despedida de soltera.
La despedida de soltera consistía en una cena, un viernes. Aunque dije que iría, me daba mucha pereza salir. Además no tenía mucha relación fuera del trabajo con ella. Como sabia que serian bastantes y ya había pagado, pensé en no ir. Mi marido había salido de viaje el jueves y por teléfono fue él quien me animó a ir. Así pues me arreglé para ir a cenar. Me puse un vestido negro con sandalias de tacón, estaba bastante elegante creo. Llegamos al punto de encuentro. Nos presento a todas, éramos 12 mujeres
Yo, algo mayor que las demás, todas debían rondar los 25, yo tenía 36, aunque muy bien llevados creo.
Nos fuimos al restaurante, donde cenamos amigablemente, nos lo pasamos muy bien, quizás bebí algo más de la cuenta pero, no se notaba apenas. Ese grado de desinhibición fue lo que me llevo a aceptar a ir a una discoteca con todas las demás.
Entramos y el ruido me pareció un poco molesto, aunque aguante bailando por ahí, un poco descolocada, pero estaba pasándomelo bien. Al cabo de un rato me senté, iba a tomar algo cuando se me presentaron los tres chicos que tenía cerca, fue un tanto cordial así pues no sospeché nada, les dije que iba a tomar algo a lo que se ofrecieron a irme a buscar la bebida, cosa que me alago. Les pedí una limonada.
Se presentaron, se llamaban Sergio, Juan y Pepe. Hablamos durante rato de mi vida de lo que hacía, de mi marido, de mis aficiones. Al cabo de media hora solo se quedó uno hablando conmigo, era Sergio, el más guapo de los tres. Estuvimos bastante rato. Cuando llegaron las canciones lentas, me invito a bailar. Era agradable, pero se apretaba mucho a mí, no sabía que me pasaba pero comencé a humedecer las bragas.
Me respiraba en la oreja, notaba su aire caliente. Cuando noté su miembro en mi barriga, me asusté un poco, pero terminé excitándome mucho. Por suerte paró la música en el mismo momento que me tocaba el culo, así que nos sentamos.
Como si nada hubiese pasado, seguimos hablando, al cabo de un rato vinieron los otros dos y se ofrecieron a invitarme a beber, no pude decirles que no, y aunque pedí una limonada me trajeron un cubata, fui bebiendo, esta vez hablaban entre ellos, empezaron poco a poco a subir el tono de la conversación, hablando de polvos con diferentes mujeres y como todas terminaban pidiéndoles más, yo me sentía avergonzada, pero no me fui, escuchaba y a la vez mi coño segregaba flujo.
De pronto compañeras me dijeron que se retiraban, si les acompañaba, hice ademán de ir, pero amablemente me pidieron que me quedara. No sé porqué pero me quedé.
Sin pedirlo me trajeron otro cubata, fui bebiendo, y charlando, no podía olvidar lo que había sucedido en la pista de baile, sin embargo é parecía obviar eso. Sus dos amigos suyos, no sin antes decir a su compañero que no tardara, Sergio les contesto que le dejasen 30 minutos. En ese momento no entendí esa respuesta, estaba aturdida y pensé que se iban, nada más lejos de la realidad.
Me quede sola con Sergio, el cual volvió a buscar bebida, para mí también, al cabo de no sé cuánto tiempo, estaba algo bebida y confusa. Empezó a acercarse a mí, seguía hablando de su vida de lo que hacía, poco a poco cambio la conversación a temas eróticos, me explicó sus relaciones, yo escuchaba atenta, puso su mano en mi rodilla, me quedé electrizada, pero no dije nada, en ese momento me beso, suavemente primero, hasta que su lengua contacto con la mía, notaba que su mano subía por debajo de la falda hasta alcanzar mis bragas, gemí como una loca.
Pasó los dedos por debajo de las bragas y me acarició el coño, entonces me dijo:
-Si que vas caliente, estas empapada…
Yo estaba fuera de mí, entonces Sergio dijo:
-Ábrete de piernas, no puedo tocarte bien.
Me estuvo metiendo los dedos durante al menos cinco minutos, hasta lo más hondo, y besándome en la boca, con toda la lengua metida en la mía. Me tenía en su poder, estaba bebida y caliente. Entonces sin dejar de meterme los dedos, me preguntó si había sido infiel a mi marido antes, le dije que no, y también si me había dado por el culo, a lo cual también dije que no, entonces me dijo que iba a follarme, que le siguiera.
Llegamos a su coche, abrió y nos pusimos detrás. Delante estaban sus amigos, les dijo, vámonos, con 20 minutos me ha sobrado. Hoy esta calentorra sabrá lo que es bueno. Sergio le dijo:
-Arranca el coche, tengo los huevos que me explotan, cuando veas un descampado apartado paras.
Durante el trayecto que duró unos diez minutos me estuvo metiendo sus dedos en mi coño, yo gemía fuera de mí, los otros dos se reían, vaya pedazo de golfa está hecha -decían.
Cuando vieron un camino de tierra se metieron y a lo lejos había una pequeña caseta, estaba abierta. Me metieron dentro, solo había cacharros de labranza y trastos.
Me desnudaron, Sergio se acerco a mí, yo estaba de pie, me apoyó en la pared, y se sacó la polla, me la empezó a restregar por el coño. Ya no podía más y le dije que se pusiera un condón y me follara. El dijo que de condón ni hablar, que cuando se encuentra una esposa fiel, está sana seguro y que no se puede desaprovechar la oportunidad de descargar en su coño, pero que no me follaría a menos de que yo se lo pidiese.
Siguió pasándome la polla por encima de mi coño, a veces entraba un poco la puntita y la sacaba de inmediato, estaba fuera de mí, y no pude más le rogué que me follase.
Los otros jaleaban su nombre, Sergio eres el puto amo, fóllatela, entonces me dio la vuelta, me dobló sobre una mesa, y por detrás me ensarto su polla en el coño. Yo no podía parar de gemir. Estuvo follándome a un ritmo bestial, me corrí varias veces orgasmando como una zorra, los otros se reían y me llamaban puta. Sergio antes de correrse me aviso de que lo iba a hacer, yo le pedí que la sacara, pero seguidamente note como me inundaba el coño de su leche.
Estuvo con su polla dentro de mí hasta que se vació totalmente, yo me corrí una vez más. Cuando la sacó, me obligó a limpiarle la polla con la boca, finalmente la sacó de mi boca, diciendo a los otros dos que era su turno.
Juan se acercó rápido a mí, me empezó a sobarme las tetas, me beso, seguidamente se bajo los pantalones y me ordenó que se la chupara, lo hice, estaba fuera de mí, al rato tenía su rabo erecto, me hizo poner en el suelo cara arriba y sin mediar palabra me penetró, me folló sin consideración, rápidamente y pronto se corrió, también dentro de mí como le ordenó Sergio.
Seguidamente fue el turno de Paco el tercero de ellos, vino hacia mí y me cogió del pelo, tirando hacia atrás de él, me hizo subir la cara y me besó. Se bajo los pantalones y vi que su miembro, era muy grande, me obligó a realizarle una mamada, me cogía del pelo y me follaba la boca sin compasión. Cuando se cansó de follarme la boca me dijo que me iba a dar por el culo, entonces Sergio le dijo que él seria quien me estrenase el culo, y le dijo a Paco que me la metiese por el coño también.
Este le obedeció, su polla era de un calibre considerable, me sentí muy llena, al instante que me la metió, me corrí. Paco tenía un aguante increíble, me estuvo follando durante unos veinte minutos, me corrí varias veces, y finalmente explotó en mi interior.
Yo estaba exhausta, avergonzada por lo que me habían hecho, entonces Sergio les dijo que me sujetaran, y que me pusieran boca abajo con el culo en pompa. Estaba aprisionada, entendí que me iba a dar por el culo. Le pedí que por favor no lo hiciese, entonces me tiró del pelo y me dijo que no entendía nada que era ya su puta, y que si no quería que se enfadase, que le suplicara que me follase el culo.
Yo, fuera de mí le pedí que me desvirgara el culo. Después me cogieron fuerte, note que separaban mis nalgas, y que apoyaba su capullo en la entrada de mi ojete. Fue empujando sin parar, me dolió mucho y chille, solo había entrado un poco cuando de un golpe me metió la mitad.
Fue un dolor indescriptible, parecía que me rompían el culo. Paro un momento y de golpe me ensartó hasta el fondo, llore de dolor todo el rato mientras me sodomizo brutalmente, sin piedad, y sin atender a mis sollozos y ruegos de que parase.
Al cabo de un buen rato de darme por el culo se corrió, soltando embestidas, como deseando llenar mi culo de esperma, sin derramar nada fuera. Me quede en el suelo exhausta.
Después me acompañaron a mi coche y me dijeron que me fuera a dormir, que aquella sesión había sido un regalo de mi compañera Gloria, la que se casaba. No pude por más que sonreír y despedirme con un hasta nunca.
Me fui a casa, cuando llegue me bañe, recordé lo que me había pasado, como me habían tratado y no pude más, me masturbe pensando en ellos.
Nunca le comenté a mi compañera lo que había pasado y aunque ella me preguntó si me había divertido, simplemente le dije que sí.
Un beso para todos.