Sexo sin tabúes

Aunque les costó decidirse ya han ido a un club de intercambio y se han “acostado” con parejas y han hecho algún trío. Las ansias de placer de su mujer fueron aumentando y por supuesto, consiguió lo que quería.

Andrés – SAN SEBASTIAN
Hola Charo, somos Andrés y Sara, un matrimonio heterosexual de 45 y 47 años, y vivimos en San Sebastián. Sara es muy guapa, morena con unos extraordinarios pechos redondos, muy grandes, vamos, de los que no caben en la palma de una mano y necesitas las dos. Tiene un hermoso culo, que ha empezado a disfrutar de él hace poco. Yo soy alto, delgado y bastante musculoso, y gracias a mis ojos verdes, me han permitido ser atractivo y disfrutar de los intercambio de parejas dándole morbo a la mujer de la otra pareja.
¿Como explicas a tus amigos o conocidos, que te da muchísimo morbo ver a tu mujer alcanzando el orgasmo con otros hombres?
Empezó todo con nuestra relación. A medida que fueron pasando las semanas, meses y años, fuimos incorporando fantasías en la alcoba. Empezamos a hablar de terceras personas durante el acto sexual a los pocos meses y al segundo año hicimos un trío con un chico.
Luego vino la visita a un club de intercambios, pero Sara salió corriendo de aquel sitio. Aún no estábamos preparados, aunque al final lo hicimos con una pareja. Y otras noches repetimos con parejas, en una de ellas la esposa era una amiga de Sara, lo hicimos con chicos y hasta con un grupo bastante raro en una ocasión. Esa noche fue cuando Sara descubrió que también podía disfrutar de las penetraciones anales. Ahora voy a contar una de nuestras aventuras.
Una noche le comenté a Sara que hacía tiempo que no hacíamos alguna travesura y me contestó:
– Pues venga, prepara algo para el viernes noche.
– ¿Y que tenías pensado, chicos, pareja…? – le pregunté.
Me sorprendió cuando me dijo que quedásemos con dos chicos, en casa, añadiendo que pusiera un anuncio en vuestra revista para conseguir chicos muy viciosos, con una foto de ellos, y ella ya les contestaría.
No sé porque, pero conseguir chicos es mucho más fácil que chicas para estas cosas. La verdad es, que como siempre, voluntarios había muchos. Contacté con al menos diez chicos que quisieron enviarnos una foto. Sara las vio y contestó a tres o cuatro que eran de su agrado. De estos escogió a dos: Gabriel y Andoni.
Gabriel había mandado una foto de cuerpo entero, en la cual se podía ver un buen aparato y Andoni mando dos, en una de las cuales estaba muy guapo, según Sara. En su mail Sara le decía que le gustaba el sexo anal y los consoladores. Quedamos con ellos en un lugar cerca de casa, donde debía recogerles a la hora indicada.
Aquella noche, unas horas antes de la cita, Sara me pidió que le afeitase el vello del pubis, diciéndome:
– Déjame el culito bien limpio de pelos, quiero que esta noche esté perfecto.
Yo estaba muy excitado. Le afeité toda la zona de la entrepierna, dejando un minúsculo triangulo en la parte superior del pubis y me esmeré separándole los carrillos del culo para llegar bien hasta el ano.
– Voy a tomar un baño de relax. ¿Por qué no preparas el salón mientras? – me dijo.

Habíamos quedado que pondríamos un colchón en el centro del salón. La idea era que, mientras yo iba a buscar a los chicos, ella se masturbaría y se pondría a tono.
Llegó la hora, cogí el coche y me acerqué al lugar de la cita. Estaba nervioso y excitado, tanto que llegué cinco minutos antes. Gabriel ya estaba allí. Me acerqué y pregunté:
– ¿Eres Gabriel?
– Sí, hola, ¿eres Andrés? – contestó.
Empezamos a hablar y me preguntó si era lejos, pero en eso llegó el coche que me había descrito Andoni, se bajó, nos presentamos y dije:
– ¿Venís con ganas de pasarlo bien? Pues vamos, que Sara nos espera.
Ya en el ascensor, empezamos a hablar de la noche que nos esperaba y Andoni preguntó:
– ¿Y es verdad que a Sara le gusta el sexo anal?
Le contesté que sí, que no podía imaginarse cuanto. Entramos sin llamar. Allí estaba Sara, sentada en el sofá y viendo una película porno, llevaba un vestido negro y medias de malla. Yo la noté algo acalorada, seguro que se había masturbado mientras veía la película. También sabía porque llevaba esas medias. Son de las que dejan la entrepierna, el estómago y el culo libres. Sobre el colchón, un tubo de vaselina y nuestro consolador negro. Un bicho de 20 cm y bastante grueso.
Entonces vinieron las presentaciones, la situación, siempre es un poco tensa al principio, besitos y Gabriel y Andoni se sentaron a cada lado de Sara. Yo les pregunté si querían una copa, a lo que todos me dijeron que sí y cuando volví de la cocina Andoni ya tenía su mano sobre la pierna de Sara y estaban hablando de la doble penetración que la protagonista de la película estaba recibiendo.
– ¿Cariño, esto es lo que quieres que te hagan esta noche estos chicos? – pregunté.
– Espero que me hagan esto y mucho más – respondió sonriendo.
– ¿Porqué no nos enseñas esas medias tan bonitas que tienes? – añadí.
Sara se levantó y, en las narices de los chicos, empezó a levantarse el vestido de forma a enseñar, poco a poco, las aberturas de las medias. Llegado el momento se lo levantó del todo y pudimos ver su culo, enmarcado en esas medias y su chocho recién rasurado. Se nos hacía la boca agua.
Entonces Sara se tumbó en el colchón y, levantándose el vestido, se abrió de piernas y masajeando se suavemente su clítoris, empezó a masturbarse preguntando:
– ¿Quien quiere masturbarme?
Enseguida, Gabriel se tumbó a su lado y siguió con la faena. Andoni se levantó y empezó a desnudarse mientras yo le desabrochaba el vestido a mi mujer. Era de los que se abren por delante, tres botones y ya está, no tenía nada más puesto que las medias.
Andoni, estaba empalmado y se tumbó detrás de Sara, sobándole los pechos mientras Gabriel la masturbaba, entonces ella echó mano hacia el pene de Gabriel y empezó a restregárselo por el culo mientras yo me desnudaba y le abría las piernas por completo.

Gabriel aprovechó ese momento para desnudarse también, mientras yo les decía:
– Mirad, así es como le gusta que la masturben.
El puso su polla en la boca de Sara obligándola a comerse su polla. Hasta entonces, no me había fijado en el tamaño que tenían los chicos, y aunque en las fotos se les veía bien armados, la realidad es que eran grandes.
– ¿Podrás con estas pollas, cariño? – le pregunté.
Sara empezó a chupársela a Andoni y dijo:
– Ya verás cuando me la metan por el culo, ¿Porque me vais a follar también por el culo, verdad?
– No sabes las ganas que tengo – dijo Andoni.
– Y yo – añadió Gabriel.
– Primero por el chocho, mientras mi marido me dilata el culo con el consolador – dijo ella.
Dicho y hecho, Gabriel empezó a meterle su pedazo de tranca mientras yo cogía el lubricante y el consolador. Gabriel bombeaba cada vez más fuerte y Sara se estaba poniendo a cien. Mientras, empecé a meterle la puntita del consolador en el culo.
– ¿Te gusta? – le pregunté.
– Me encanta – decía Sara – Sí, así, despacito, poco a poco, hasta que me lo metas entero.
– ¿Andoni, cambiamos? – le dije.
Andoni tomó el consolador, mientras Sara me la chupaba y Gabriel se la follaba.
– ¡Ay sí, que bueno! – decía Sara – ¿Está todo dentro?
– Ahora sí – contestó Andoni.
– Masturbarme mientras Gabriel me folla. ¿Quieres ser tú el primero que me la meta por el culo?”
– Me encantaría – Andoni no sabía decir otra cosa.
Sara tuvo un orgasmo, largo, seguido y exclamó:
– ¡Ahora, quiero que me la metas ahora!
Andoni se tumbó de espaldas, con su mástil bien erguido y le dijo:
– Siéntate encima.
Sara se puso de espaldas a él y agarrando la polla, se lo fue introduciendo poco a poco en el culo. Una vez metida entera, se recostó sobre él dejando su coño al descubierto, entonces Gabriel le metió de nuevo la polla en la boca y yo la masturbaba. Sara se estaba poniendo como una moto, se movía, con la polla de Andoni bien metida y alcanzó otro orgasmo.
– ¡Gabriel, métemela tú también! – le pidió.
Gabriel se colocó frente a ella y le introdujo el miembro en el chocho.
– Así te quería ver yo, con una polla en el culo y otra en el chocho – dije.
– ¿Sí? Pues mira esto – Sara se levantó y dijo – Chicos, cambiamos de posición.
Se puso a cuatro patas, Andoni debajo y Gabriel detrás, ella se sentó sobre la polla de Andoni, metiéndosela por el coño mientras se apartaba los nalgas, dejando su agujero dilatado a la vista y le decía a Gabriel:

– ¿No tenías ganas tú también?
Sara se corrió varias veces esa noche, más de ocho o diez veces. Yo me encargué que se corriera con la polla de los chicos metida por todos sus agujeros y masturbándola cuando bajaba su excitación. Terminamos, no por que ella no quería más, sino porque la vi exhausta, aunque quizás me estaba poniendo celoso de ver como no paraba de correrse mientras la sodomizaban uno tras otro. El caso es que, cuando se fueron los chicos a las tres horas, me preguntó que cuando lo repetiríamos.
Besos