Sexo entre cuatro

Contactaron con una pareja de la Revista y decidieron conocerse. Se citaron en su casa, tomaron unas copas y después de hablar de algunas de sus experiencias, pasaron a la “acción”.

Luis – San Sebastián
Querida Charo, mi mujer Conchita, a quien le encanta follar con hombres y mujeres está a mi lado ayudándome a recordar la siguiente historia.
Miguel y Eva, una pareja que también se anunciaban en Clima, contactaron con nosotros. Nos intercambias teléfonos y emails y empezamos a hablar de nuestras fantasías.
Miguel me pedía que le describiera como era el club al cual pertenecemos y yo creo que se excitaba con la idea de intercambiar, pero no tenía la suficiente confianza con su mujer para proponérselo.
Un día él me envió un correo preguntándome qué se sentía al ver que otros hombres se follaban a mi mujer y yo le contesté que se siente una especie de cosquillas en el estómago como si fueran mariposas, parecido al sentimiento que uno tiene cuando le da el primer beso a una mujer o cuando tienes tu primera relación sexual. Es un sentimiento de complicidad porque a mi me encanta ver la cara de satisfacción de Conchita cuando es enculada y lo que más me gusta ver es el momento exacto que está siendo invadida por una verga que no es la mía.
Ese día me preguntó también si podíamos tener una cita para conocernos, y nosotros le contestamos si y quedamos para ese mismo día.
No pasaron más de dos horas cuando recibimos la respuesta de Miguel y acordamos que vinieran a nuestro apartamento después de las diez de la noche. El preguntó si a Conchita le gustaban los juguetes eróticos ya que a Eva le encantaban, y nosotros le respondimos que sí, que los podía traer pero que no era tan necesario ya que Conchita tiene los suyos, con los cuales disfruta mucho.
Llegó la hora y ellos se presentaron al apartamento. Nosotros ya estábamos listos, recién bañados y rasurados, pues a mi mujer le encanta depilarse y untarse crema antes de cualquier posible intercambio. Además ella se prepara con tiempo y se introduce un óvulo en el coño para sentirse más excitada. Miguel, cuando vio a Conchita, casi babeaba de pensar lo que se la iba a follar. Eva y yo nos miramos y nos presentamos. Ella es una mujer distinguida, guapa, delgada y con mucha presencia, Miguel es bien parecido, con cabello rubio corto y buen cuerpo. A Conchita le gustó desde el primer momento que lo vio.
Pasaron al comedor donde nosotros habíamos preparado unos canapés con una botella de vino y comenzamos a hablar.

De la conversación normal fuimos pasando a la de nuestro estilo de vida. Ellos estaban muy interesados en lo que nosotros hacíamos, en como nos habíamos iniciado, que si no había sentimiento de celos, que como nos veíamos después de haber follado con otras parejas, etc. En ese intercambio de información nos enteramos que ellos habían tenido una novia en común y que hacían un trío de vez en cuando pero que Miguel nunca había visto a Eva follar con otro hombre.
Yo le sugerí que si ellos querían jugar podríamos pasar a nuestra habitación, que no era necesario el intercambio total y que íbamos a parar en el momento que ellos quisieran. Que si Eva quería jugar con mi mujer solamente, estaba bien para mí y que si Miguel se quería follar a Conchita también estaba bien.
Nos dirigimos a la habitación, mi mujer se empezó a quitar la ropa que tenia puesta y asimismo Eva la siguió quedando las dos completamente desnudas y recostándose en la cama en la cual, Miguel y yo, ya nos estábamos sentados esperando el espectáculo que a continuación íbamos a ver. Eva y Conchita se unieron en un beso y empezaron a frotar sus cuerpos desnudos manoseándose las tetas y pasando sus manos por sus rajas rasuradas. Conchita estaba encima de Eva y poco a poco se empezó a deslizar hacia arriba para dejar que Eva le introdujera la lengua en su chocho lubricada. Conchita comenzó a mover las caderas hacia al frente y hacia atrás para ayudar a Eva en la mamada que le estaba haciendo, pero Miguel no se pudo contener y besó y chupó las tetas a mi mujer. Yo solo observaba.
Miguel puso una cara de preguntar para ver si yo estaba de acuerdo a que ellos jugaran y yo le levanté el dedo pulgar para decirle que continuara. Miguel se desnudó y continuó manoseando a mi mujer a la vez que Eva continuaba dándole lengua a Conchita. Así estuvieron un buen rato hasta que Conchita se desplazó hasta el coño de Eva para recibir sus jugos en la lengua, Miguel le puso su verga torcida a Eva en la boca y ella le hizo una mamada dejando escurrir su saliva por todo el tronco de la verga, jugando con la cabeza y los huevos de Miguel.
Conchita estaba muy entretenida comiéndole el coño a Eva cuando, de repente, Miguel le quitó la verga a su mujer de la boca y se la puso enfrente a mi mujer. Conchita la tomó con sus manos y le empezó a hacer una leve lamida, agarrándole los huevos. Miguel disfrutaba mucho ya que lanzaba exclamaciones. Por fin Conchita se la introdujo entera en la boca y continuó haciéndole una mamada a Miguel, dejando desatendida a Eva, que se incorporó al club de observación o sea a mí lado. Los dos nos quedamos mirando a nuestras parejas tener sexo oral.

Al rato Miguel le sacó la verga a Conchita de la boca y se puso un condón, situó a Conchita en la posición normal y la fue penetrando poco a poco mientras ella alzaba las piernas para permitir el paso a la verga torcida de Miguel hasta que hubo un metisaca con ritmo no muy rápido. Miguel se tomaba el tiempo para introducirla y sacarla del coño de mi mujer, aunque ella disfrutaba mucho, según la cara que ponía y las palabras que decía:
– ¡Así, así… métela!
A Miguel le encantaba oír la voz femenina de éxtasis y entonces Eva me agarró la verga y empezó a jugar con ella a la vez que no perdíamos la visión de Conchita y Miguel follando. Yo empecé a mamarle las tetas, para bajar hasta su coño y comérselo. Miguel se me quedó mirando, aunque más bien se nos quedó mirando con una cara de aprobación de ver a su mujer con otro hombre. Entonces Eva me dijo que me terminara de desnudar y que me pusiera un condón que ya quería sentir una verga dentro de ella, yo no esperé mucho a su llamada y nos pusimos a follar al lado de nuestras respectivas parejas que seguían jodiendo.
Recuerdo que después cambiamos, o sea cada uno con su mujer y después volvimos a intercambiar acabando a cuatro patas los dos con nuestras nuevas amantes. Terminamos hablando los cuatro en la cama agarrándonos nuestras partes, de vez en cuando un intercambio de besos y una que otra mamada. Luego acordamos en seguir viéndonos para seguir disfrutando de nuestros cuerpos.
Esa noche Conchita y yo follamos recordando lo maravilloso que es este mundo del intercambio.
Besos de los dos.