Sexo consolidado

Desde hace muchos años se encuentra en un hotel con un matrimonio. Se montan unas buenas sesiones de sexo y dice que a pesar del tiempo que hace que se ven. No sea perdido el morbo y el vicio.

Jorge – PALENCIA
Amiga Charo, ese día quedamos de vernos en un hotel y la estrategia para entrar en él fue la que hemos seguido desde hace ocho años. Paco y Lidia llegan al hotel, se registran y después él me llama al móvil diciéndome en que habitación están, con ese dato entro en el estacionamiento de una manera muy normal, como si fuera un huésped mas y subo por las escaleras para evitar la recepción. Como digo, durante ocho años, una vez cada tres meses, lo hemos hecho así sin ningún contratiempo hasta hoy.
Pues bien, subí por las escaleras hasta el piso donde estaban hospedados y él estaba vigilando con la puerta entreabierta para cuando yo llegara, entré sin dificultad hasta la habitación y allí estaba Lidia, sentada frente al tocador con una faldita corta y una blusa negra transparente. Se podían ver sus piernas cruzadas y más arriba de la rodilla el borde de la media negra sujeta por un liguero del mismo color. Me acerque, la besé en la boca y ella me recibió abriendo los labios y fundiéndonos en un apasionado beso, de esos que duran largos momentos porque no calman la pasión despertada de forma rápida. Después del beso empezaron las caricias en sus piernas, hasta que la cogí de las manos y tiré suavemente para que se pusiera de pie y la pudiera admirar totalmente.
Sus grandes pechos apuntaron hacia el frente dispuestos a soportar la pasión a la que serían sometidos por un buen rato. Esos pechos son lo que más me atrajo siempre de Lidia, enormes es la palabra que los puede describir además de hermosos, nunca he follado con otra mujer con tetas más grandes que las de Lidia, son soberbias.
Aunque ella no es una jovencita, ni tiene un cuerpo de diosa, destila una sensualidad que logra excitarme desde el primer momento de estar cerca de ella, no es muy guapa pero tiene lo suyo, pelo negro, boca grande y ojos bonitos. En su juventud debió ser mucho más sensual pero yo la conocí ya de edad y aun conserva esa sensualidad. A lo largo de ocho años de ser amantes los tres nunca he tenido falta de apetito sexual al estar con ellos.
Nos conocimos en un cine cuando yo tenía 31 años, una tarde, poca gente en cines tan grandes como los que había en ese entonces y desde que nos conocimos, nuestros tríos no dejan de ser tan intensos como el primero. Aún este encuentro, que es el motivo del relato, resultó como nunca antes lo habíamos hecho. En un momento dado ella me pidió un momento para cambiarse y ponerse algo más sensual, fue con Paco al vestidor y sin que yo pudiera verlo, se cambio de ropa y cuando salió estaba súper erótica. Llevaba un picardías negro trasparente y las medias y el liguero. Empezó a pasear frente a mí exhibiendo su cuerpo, se apoyó en la pared, subió una pierna y empezó a fumar un cigarro. Parecía una prostituta en su esquina, y después de un rato de hacer ese juego erótico, se acercó y se sentó junto a mí, mientras tanto Paco miraba desde un sillón, completamente desnudo y acariciándose la verga.

Lidia empezó a acariciar mi pecho y a quitarme la camisa, luego siguió con el pantalón y quede en calzoncillos solamente, entonces me tocó la polla, que ya estaba bien tiesa pero como yo no aguantaba más las ganas de follármela, la cogí de la cintura y me la llevé a la cama, la acosté y aparté a un lado la ropa para poder empezar a mamarle la almeja, o mejor su enorme coño. Se lo mamé con dulzura al principio y después con fervor, haciéndola correr dos veces, no porque sea un artista chupando, sino porque fue mucho el tiempo de estimulación oral ya que se lo comí por más de media hora.
Paco se unió a nosotros mientras yo se lo comía y después de que ella se corriera por segunda vez, le abrí las piernas a su máxima extensión para poder ver bien su chocho abierto y escurriendo saliva y jugo. Le separé los labios con los dedos y le dije a Paco que se acercara para que se lo mirara y se asombró de lo dilatado que la tenía. Metió dos de sus dedos y se los llevo a la boca para chuparlos y entonces le pregunté si se le apetecía meterle la verga.
– ¡Claro que sí! – me contestó.
Entonces le dije que se acostara boca arriba para cumplir una de las fantasías que teníamos planeada para la ocasión, y como él tenía la polla bien dura, le pedí a Lidia que se sentara sobre ella y lo hizo colocando su gran culo sobre la verga de Paco, pero como él trataba de situarla y no podía, acudí en su ayuda, le agarre la polla con una mano y con la otra separé las nalgas de ella, busqué la entrada de su chocho y coloqué con toda suavidad la verga de Paco dentro de ella. Al ver esa escena casi me produce una corrida, pero me quedé viendo de cerca como entraba y salía esa verga del coño de su esposa, luego estiré mi mano y tomé con mucha delicadeza los huevos de él, acariciándolos en circulo, y después acerqué mi boca y empecé a lamerlos a los dos mientras entraba y salía esa rica verga de la preciosa Lidia. Yo pasaba la lengua desde sus huevos y la subía hasta el culo de ella empezado a estimular con la lengua el ano para que se fuera dilatando y poder lograr la doble penetración que teníamos planeada.
Cuando sentí que ella estaba lista y él estaba por correrse, les pedí que se detuvieran y se quedaron quietos esperando mi penetración. Apunté hacia el ano de Lidia y empecé a entrar poco a poco, sintiendo como mi aparato se abría paso en su esfínter. Ella cerró los ojos y cuando Paco le preguntó si le gustaba, ella solo movió la cabeza afirmando. Seguí penetrando aquel hermoso culo hasta que logré meter toda mi verga, deteniéndome para darle tiempo a Lidia para que se acostumbrara a la penetración y después le pedí que ella marcara el ritmo. Empezó a moverse de atrás hacia delante mientras yo me detenía viendo como entraba y salía mi verga de su culo,
– ¿Te gusta como te la está metiendo en el culo, mi amor? – le preguntó su Lidiado.
– ¡Mucho, me encanta! – contestó ella,

Seguimos así hasta que Paco se corrió, se aferró a sus tetas y soltó un grito de triunfo. Yo ya no aguantaba más y les dije que iba a correrme pero quería hacerlo en las tetas de Lidia, me salí, me quité el condón y ella se acostó boca arriba, me situé sobre sus tetas, me meneé un poco la verga y empecé a arrojar el semen sobre sus mamas y que ella recibió mientras con sus manos lo extendía sobre sus senos con una sonrisa cachondísima en su cara. Me miraba y me mandaba besos desde abajo. Me corrí como pocas veces y le llené de leche todo el pecho, mientras tanto se acercaba Paco y empezaba a besar en la boca a su esposa, después se bajó a la altura de las tetas para besarlas, aunque más que besos era una lamida, recogiendo y tragando el semen que había quedado extendido en ellas.
A continuación, me situé entre sus piernas y con mi boca le comí otra vez el coño, que Paco había dejado lleno de su leche. Así estuvimos hasta que no hubo rastro de semen, ni en su coño ni en sus tetas. Fue un trío magnífico, luego descansamos y al rato volvimos a la batalla. Así pasamos toda la tarde y parte de la noche hasta que nos despedimos, muy satisfechos los tres y quedando en hablarnos por teléfono para la próxima cita.
Ahora hemos pensado en invitar a otra pareja a nuestras citas, aunque también me gustaría participar solo con otras parejas. En fin, todo lo referente a sexo es bienvenido.
Saludos a todos los lectores y una caricia profunda a ti, amiga Charo.