Reunion provechosa

A menudo hablaban de tener sexo con otra pareja, y cuando Carmen se lo comentó a su amiga, esta le contesto que ellos querían hacer lo mismo. Quedaron para verse y…

Norberto – CORDOBA
Mi nombre es Norberto, tengo 50 años y mi mujer se llama Carmen de 40. Somos de Córdoba y queremos contar algo que nos sucedió hace muy poco.
Nosotros teníamos Interés en hacer un intercambio de parejas y mi mujer, comentándolo con una amiga, ella le dice que con su esposo también pensaban lo mismo, pero que no tenían con quien experimentar. Como es lógico, después de hablarlo detenidamente, decidieron montar el encuentro.
Después de llevar nuestros hijos al colegio, mi mujer vino derecho a pedirme que me la follara, que no aguantaba más, que estaba muy caliente. Sin perder tiempo, la abracé y comenzamos a besarnos mientras, poco a poco fui bajando la mano hasta metérsela debajo del tanga negro que llevaba, y realmente me sorprendió lo jugosa que estaba, porque le cuesta un poco llegar a lubricarse bien, pero esta vez estaba súper empapada. Le pregunté si se había masturbado, pero me dijo que mientras hacían planes con su amiga, se iban calentando y que no aguantaba más, que quería que pronto hiciéramos el intercambio. Ese día follamos como locos, pensando en lo que nos esperaba.
Por fin llegó el día, habíamos preparado el apartamento con música suave, cava, velas, películas porno, almohadones en el suelo, lubricante, ya que Carmen es muy estrecha y Rosario no sabemos como es. También pusimos la videocámara para plasmar esta experiencia y compartirla con nuestros invitados después de los acontecimientos.
Llegaron nuestros invitados, Ramiro y Rosario, un matrimonio más jóvenes que nosotros, ella delgadita, pero con un, hermoso culo, él corpulento, con cuerpo atlético y por lo que se apreciaba, bien dotado. Después de charlar un rato, y brindar con cava, las chicas fueron a las habitaciones y nosotros nos quedamos poniendo la porno, hasta que ellas aparecieron con unos bodys negros, muy insinuantes, y se sentaron cambiando la pareja. Mientras mirábamos la porno, Rosario comenzó a meterme mano por debajo del calzoncillo buscando mi polla, al tiempo que mi mujer hacía lo mismo con Ramiro, luego se agacharon frente a nosotros y comenzaron a chuparnos la verga mirándonos a los ojos con caras de viciosas y nos decían que se habían caracterizados de putas y que haríamos un jueguito en el cual cada uno haríamos realidad su fantasía sexual.
Rosario realmente chupaba muy bien, primero recorría con su lengua suave toda mi cabeza, bajaba por el cuerpo, llegaba a mis huevos, volvía hacia arriba y lo metía todo en su boca, haciéndome vibrar hasta el ultimo de mis sentidos y yo, de reojo, miraba a mi mujer que se trataba de meter una descomunal polla en su boquita, mientras con su mano friccionaba su clítoris por sobre el body.

Verla a ella disfrutar de semejante verga me excitó más, y trataba de contenerme para no correrme y le decía Rosario que tenía ganas de chuparle el coño, que no aguantaba más, que estaba por estallar y que me correría, a lo que me contestó:
– Dale, córrete en mi boca que me gusta sentirte dentro de mí, señal que hago bien mi trabajo.
Con lo que me dijo, exploté y le llené su boca de semen. Fue realmente algo hermoso. Luego se apartó de mí, subió y me dio un hermoso beso con lengua, mientas yo le comenzaba a sacar la ropa y entonces me dijo:
– Ahora vamos a hacerle realidad la fantasía a Ramiro.
Se unió a Carmen para chuparle la polla, ya que su fantasía era que entre dos le mamaran semejante aparato. Realmente era tan larga y gruesa, que mientras una chupaba la cabeza, la otra iba recorriéndola con la lengua para terminar en dos huevos descomunales acorde a semejante polla. Ramiro emitía quejidos, mientras yo ya le había sacado toda la ropa a Rosario y deslizándome por debajo de ella, comencé a besar su entrepierna, haciendo que ella se arrodillase en el sillón para sentirse más cómoda mientras yo me sentaba en el suelo debajo de ella y así tuve toda esa hermosa almeja, depilada totalmente, jugosa, y con un clítoris sabroso, hinchado por la calentura como un gran botón, a mi disposición.
Suavemente le fui chupando el clítoris, para luego ir introduciendo mi lengua dentro de su coño, la metía y sacaba con suavidad mientras ella se contorneaba, lo que me hacía pensar que gozaba a pleno de la chupada que le estaban haciendo a Ramiro y de la comidita que le estaba haciendo yo. Pronto sentí su cuerpo estremecerse por los orgasmos y mi boca conoció el sabor de su sexo .Fue algo hermoso.
Entonces me levanté y vi a Ramiro que ya no aguantaba más, y se corrió inundándolas a las dos, que seguían chupando, tratando de que no le quedara una sola gota de leche. Me gustó ver a mi mujer como gozaba con semejante polla, pero con cara de desesperación, porque hasta ahora ella había sido pasiva en la fiesta. Comenzamos a besarla entre los dos, mientras Rosario iba sacándole la ropa. Ramiro se puso detrás de ella, que se colocó a cuatro patas y comenzó a chuparle el coño, mientras que con sus gruesos dedos iba frotándole el ano.
Carmen se estremecía cada vez que él le metía un dedo en el coño mientras le chupaba el clítoris, luego le metió dos, luego tres, y con el otro seguía rozando su culito hasta que le metió apenas la puntita, y allí ella tuvo una serie de orgasmos. Entonces Rosario nos dijo que era hora de hacer realidad su fantasía y que mi mujer sabía cual era. Quería ser penetrada por dos a la vez, eso era algo que la daba vueltas en la cabeza y con el marido practicaban, aunque con vibradores, pero ella quería sentir que la folláramos los dos juntos.

Yo me tiré en la alfombra, boca arriba, mi mujer me agarró la polla y se la fue introduciendo en el coño a Rosario hasta los huevos. Esta es una pose que mi mujer sabe que me gusta con locura. Rosario, ya ensartada por mí, se empezó a mover suavemente y Ramiro se colocó detrás de ella, Carmen untó con lubricante el agujero dilatado del culo de Rosario y también cogió entre sus manos la descomunal polla, de Ramiro, la lubricó y la apoyó en la entrada. Rosario tenía el aliento entrecortado y tuvo otro orgasmo cuando sintió la verga del marido apoyada en su culo y la mía dentro de su coño.
Ramiro fue metiéndosela con suavidad, mientras yo me quedé quieto hasta que se la tragó toda, sintiendo que nuestras pollas se rozaban cuando nos movíamos lentamente, y eso me excitó más, teniendo que hacer un esfuerzo para no correrme. Mientras tanto Carmen se colocó sobre mi cara, ofreciéndome toda su almeja para que le hiciera lo que a ella tanto le gusta, es decir, chupársela, pero ella se corrió enseguida, porque estaba muy caliente al ver a su amiga enculada por su marido y follada por mí.
Al rato noté que Ramiro quería eyacular cuando comenzó a moverse con más rapidez y yo seguí su ritmo. Rosario gritaba, de placer y de dolor:
– ¡Eyaculad de una vez… quiero sentir todo mi cuerpo lleno de leche!
Nos corrimos los tres juntos, entre gritos y quejidos de placer, quedándonos tendidos un poco cansados hablando de lo bien que lo habíamos pasado hasta ese momento, pero que estábamos en la mitad del juego, que tomaríamos algo, nos lavaríamos y luego seguiría la juerga, ya que solo habíamos cumplido las fantasías de Ramiro y Rosario, pero faltaban las nuestras. Primero al baño fueron las chicas, y luego nosotros, pero tuvimos una sorpresa cuando salimos de él y encontramos a las dos haciendo un 69. Mi mujer me miró, me guiñó un ojo y me dijo:
– ¿No querías una escena de lesbianismo mientras tú miras y luego participas?
Siguieron chupándose con mucha suavidad mientras Ramiro fue hasta un bolso y sacó un consolador de dos cabezas, se lo dio a su mujer y ésta lo comenzó a introducir en la coño jugoso de la mía, que gozaba como pienso pocas veces la vi gozar, luego se puso frente a ella y comenzó también a tragarse el juguetito de látex, mientras restregaban sus pezones hasta que tuvieron varios orgasmos. Todo esto hizo que yo estuviera muy excitado y ya era hora de entrar en acción.

Entonces me senté en el sillón, hice sentar a mi mujer sobre mí dándome la espalda, con sus pies sobre mis piernas y la empecé a follar dejando todo su coño y mi polla entrando y saliendo para que la contemplasen Ramiro y Rosario, luego le pedí a Rosario que se arrodillara frente a nosotros y que le chupara el coño a Carmen y la verga a mí mientras entraba y salía. Esa era mi fantasía, sentir que me follaba a mi esposa y que nos estaba chupando la polla y el coño al mismo tiempo otra mujer, mientras veía como Ramiro nuevamente iba enculando a su esposa. Todo esto nos puso excitadísimos a todos y nos corrimos todos juntos.
Fue realmente una noche inolvidable, y de vez en cuando vemos el video, nos calentamos tanto que terminamos follando y con ganas de que se repita pronto.
Saludos de los cuatro.