Recuerdos veraniegos

Este pasado verano han vuelto a Port Aventura y le ha recordado lo que paso la última vez que fueron. Hoy no cuenta como terminó aquella jornada al aire libre y con mucho sexo.

Joan – BARCELONA
Querida Charo, recordarás que dejé mi relato cuando mi mujer estaba siendo follada con gran placer.
– ¡Siií… asiií…! – exclamaba Ángela mientras la llenaban de leche por dentro – ¡No paréis, correos más, haré lo que queráis, me follaré a todo el parque de atracciones si queréis, incluidas las mujeres!
Vi salir a Ángela de detrás del edificio despeinada y sudorosa igual que Joe y Brett, le pregunté como había ido y ella, con una amplia sonrisa, me dijo que había echado un polvo increíble.
Después de montar en el barco nos fuimos a comer a la China y esta vez pagó Joe. Con la tripa llena y las energías renovadas, fuimos en busca de otra atracción y nos encontramos con las tazas, nos montamos los cuatro en una taza gigantesca, sentados solo se veía nuestras cabezas y en medio de la taza había una pequeña barra circular que hacía la función de volante, con ella podías hacer que girara la taza más deprisa. Cuando comenzó a moverse, mi mujer apoyó el estómago en la barra ofreciéndome a mí el culo y a Joe su boca. Este último le acercó su polla para que se la chupara mientras yo le bajaba los pantalones y se la metía en el coño. Ella con la mano izquierda, pues es zurda, masturbaba a Brett. Justo antes de acabar la atracción, menos mal que era larga, comencé a soltar mi leche en su coño mientras que ella se tragaba el semen de Joe y Brett le ponía la mano perdida. Que bien nos lo pasamos y como nos reímos.
Después del Dragón Khan, nos fuimos a México a montarnos en el Diablo, más tarde nos dirigimos al Templo del fuego y en la cola vimos a una pareja que hablaban y miraban a mi mujer.
– No te preocupes cariño – dijo él – cuando entremos me acercaré a ella y le preguntaré sin que sus amigos se enteren.
– Vale, yo iré delante – dijo ella.
La atracción era como una actuación, entramos un montón de personas y aquella chica se las arregló para ponerse de las primeras, mientras que nosotros éramos los últimos. Nos metieron a todos en una habitación a oscura, la poca luz que entraba venía de la misma entrada y quedamos en penumbras cuando esta se cerró. El chico que se había colocado detrás de Ángela y mi mujer aprovechó para poner su mano en el paquete del chico y lo acarició. Este, al notar las caricias de mi mujer, se quedó parado pero entonces la estancia se iluminó levemente y los actores comenzaron su actuación. El chico, al notar que mi mujer le seguía acariciando, se atrevió a poner una mano en su culo y al ver que Ángela no lo rechazaba se lo tocó con más descaro. La atracción prosiguió y nos llevaron a otra estancia igual de oscura que la anterior y cuando cerraron las puertas Ángela seguía siendo la última y el chico volvió a ponerse detrás de ella, pero esta vez se llevó una sorpresa porque al tocar el culo de mi mujer notó que ella se había bajado los pantalones y ahora tocaba su piel desnuda.

El chico se volvió loco disfrutando con el tacto de la tersa piel de las nalgas de mi mujer y se sacó la polla buscando la mano de Ángela y la llevó a ella. Entonces mi mujer se dio la vuelta y aparte de masturbarle le dio un morreo, el tío metió la lengua en la boca de Ángela y esta se la chupó, pero el chico aparte del morreo, la masturbación y el culo de mi mujer, se sentía insatisfecho así que, volviéndola a girar, busco la entrada de su coño desde atrás con la punta de la polla, mi mujer se inclinó un poco ofreciéndole su almejita sin reparos y el chico se la clavó, soltó un suspiro y comenzó a bombear, pero tuvimos que entrar en otra estancia y tuvo que parar aunque, cuando nos quedamos a oscuras, fue a por su coño directamente, follándosela lo más deprisa que pudo consiguiendo correrse antes de que saliéramos, pero no sin antes susurrarle al oído que quería más y mi mujer, para complacerlo, le pidió que montara con ella en el Yucatán y seguidamente se volvieron a morrear con pasión mientras mi mujer le volvía a acariciar la polla y él esta vez le tocó el coño directamente Al salir su novia le estaba esperando.
– Cariño – le dijo él – tú ve a los aseos que yo voy a montarme en el Yucatán y no tardaré, espérame en la puerta de los lavabos.
– Vale – dijo ella dando media vuelta en dirección a los lavabos.
Cuando hubo desaparecido, el chico fue corriendo a la atracción donde ya le esperaba mi mujer, que nos había dicho que había hecho un nuevo amigo y que le había prometido una vuelta en el Yucatán pero como la atracción era para dos yo esperé fuera mientras que Joe y Brett se fueron al Campamento mongol a jugar un rato. La novia, después de salir de los lavabos, se dirigió a la atracción y menuda sorpresa se llevó al ver a su novio montar con mi mujer, pero, al verme, se me acercó y me dijo:
-¿Esa de allí no es tu novia?
– Mi mujer – contesté.
– ¿Y qué va ha hacer con mi novio?
– No sé, una mamada supongo – dije.
– ¿Y te da igual?

– Si ella se divierte… – dije encogiéndome de hombros – Aunque me gusta más mirar como lo hace.
La chica dio media vuelta y se fue. Yo esperé un poco y la atracción comenzó, los vagones daban vueltas en círculos, pero esta atracción tenía un extra porque enseguida subió una capa de lona que tapo a todos los que se habían montado, dejando a cada vagón en su intimidad. Ángela, como era de esperar, le sacó la polla con maestría y con más maestría aun se la chupó. Yo me retiré a los aseos y al llegar vi a la chica en la puerta. Llevaba la parte de arriba del bikini y un pareo corto a juego. La verdad es que estaba muy buena y tenía unas tetas enormes.
– ¿Qué hacemos nosotros mientras ellos se divierten? – me preguntó.
– Esperar a que terminen – respondí.
Dicho esto me metí en el aseo, me mojé la cara y el pelo para refrescarme y en ese momento ella entró. Yo me quedé parado al verla pues no estaba solo en los lavabos de los hombres y había entrado sin pudor.
– No pienso esperar a que terminen – me dijo.
-¿Y que piensas hacer?
Sin contestarme se subió un poco el pareo, metió sus manos en el interior y se bajo las bragas del bikini hasta quitárselas, que por cierto eran un tanga y muy sugerente. Extendiendo el brazo me las mostró y retrocediendo se metió en uno de los aseos, yo la seguí al interior, cerró la puerta y tirando el tanga a un lado desató su pareo y dejó que resbalara hasta el suelo por su piel. Yo le bajé la parte de arriba del bikini hasta la cintura para descubrir sus llamativas tetas mientras ella me bajaba la bermuda hasta la rodilla y apoyando la espalda en la pared puso un pie casi en la esquina de la pared de enfrente y luego el otro en la otra punta, encerrándome en su prisión carnal.
Con sus brazos me rodeó el cuello, me atrajo hacia ella y yo la besé sin pensarlo, juntamos nuestras lenguas y nos acariciamos el uno al otro hasta que con una mano puso mi pene en la entrada de su cueva del amor y yo la penetré lentamente para disfrutar cada segundo, después me agarró del culo para acelerar mis arremetidas, comenzando a metérsela con violencia como ella me pedía. Así le llegó el primer orgasmo y yo aun seguía metiéndosela sin par, empezando a sudar por el esfuerzo y ella también y cuando me corrí me acompañó con un segundo orgasmo.
– ¡Sí… sí… oooh… sí…! – decía ella – ¡Es maravilloso… oooh… que gusto, que gusto, cariño!
Cuando acabamos fui a subirme los bermudas pero ella me detuvo y arrodillándose, se metió mi polla en la boca, chupándomela y masajeándomela con las tetas cambiando una y otra vez. Al principio pensé que solo quería limpiarme pero siguió durante un rato. En realidad me estaba preparando y cuando creyó que estaba listo se levantó y me dijo:
– Me gustaría que me hicieras una cosa.

– ¿El qué?
– Mi novio siempre a querido desvirgarme el culo pero yo no le he dejado nunca, ahora quiero que lo hagas tú, ¿quieres hacérmelo?
– ¡Claro que sí, me apetece! – contesté excitado a tope.
Apoyando las manos en el inodoro puso su trasero en pompa y me dijo:
– ¡Rómpemelo, hazme daño!
Yo estaba un poco cohibido, ella hablaba como si no hubiera nadie más en los lavabos, pero la visión de todo su culo era increíble. Que bien formado, que apetecible, era uno de esos culos que decían métemela una y otra vez. Puse la punta de mi polla en su ano, empecé a empujar despacio y cuando noté que estaba bien alineada empujé con todas mis fuerzas y se la metí hasta el fondo. Ella chilló de dolor pero yo sentí un placer inmenso.
– Ahora métemela deprisa como antes – dijo – y si grito no me hagas caso.
Así lo hice y no me había mentido con lo de los gritos. Creo que se oía hasta afuera y entonces escuché un ruido, miré hacia arriba y vi la cara de un hombre que dijo:
– ¿Podríais dejarme entrar? Me gustaría correrme en la cara de ella, solo eso.
Yo no dije nada pero ella, entre grito y grito, me pidió que lo abriera, sin parar de penetrarla giré mi cuerpo y conseguí abrir el cerrojo, el hombre entró como un rayo, se puso al fondo en una esquina y le pidió a la chica que mirara hacia su polla, esta obedeció y sus gritos se habían convertido en jadeos. Ahora disfrutaba.
– Abre un poco más la boca querida – dijo el hombre mientras se masturbaba.
Luego acercó su polla a la boca de la chica para sentir su aliento, aquello le excitaba, ella instintivamente sacó un poco su lengua y el empezó a restregar la punta de su polla en la punta de la lengua de ella.
– Que feliz que soy – decía el hombre – Tengo que correrme rápido que mi mujer ha ido al Templo del fuego.
Acercó aun más su polla hasta que se la metió en la boca y ella sin rechistar se la chupó.
– Me has leído el pensamiento niña, así, chúpamela vamos… ¡Sí, me corro, me corro… trágatelo, por favor, trágatelo!
El tío comenzó a correrse como un cosaco y sentí como ella llegaba al orgasmo mientras se tragaba el semen. Gemía de placer, sus piernas temblaban, eso me excitó y me corrí inundando su interior con mi leche como ella quería. El hombre salió corriendo cuando terminó y nosotros nos encontramos con mi mujer y con su novio que nos estaban buscando, ella le dijo:

– ¿Qué, te la ha chupado bien – el novio enrojeció por la pregunta y ella añadió – Ya veo que sí, pero seguro que no te lo has pasado tan bien como yo, pues me han follado y luego me han desvirgado el culo.
– ¡Pero si a mi no me has dejado nunca! – exclamó él.
– En ese momento me apetecía, pero como estabas ocupado…
El chico agachó la cabeza, su novia se le acercó y besándole en la mejilla le dijo que por la noche le dejaría a él hacérselo pero tendría que ser como ella quisiera, el chico asintió con ilusión al pensar en lo que le esperaba.
Después de despedirnos intercambiamos teléfonos, Ángela y yo nos fuimos a hacer unas fotos vestidos de vaqueros, no volvimos a encontrarnos con Joe y Brett, y al final volvimos a casa con el recuerdo de un día inolvidable.
Besos de los dos.