Relato erótico
Recordando a mi ex
Hace años que se separó de su mujer, pero se acuerda mucho de ella, sobre todo porque, era una mujer muy caliente y le gustaba experimentar “cosas” nuevas.
Carlos – BARCELONA
Amiga Charo, te recuerdo que esta historia ocurrió cuando aún estaba casado con mi ex mujer, a la que llamaré Elena. Hace aproximadamente dos años. Entonces yo tenía 30 años y ella 27 siempre ha sido una mujer muy sensual y muy sexual. El sexo le ha encantado siempre y el experimentar ha sido una constante desde que nos conocemos. Terminé mi relato diciendo que ella cogía un poco de vaselina en el dedo y abriendo sus nalgas con una mano se empezaba a meter el dedo en el ano. Yo le pedí que se diera la vuelta para poder ver como se introducía el dedo y ella se volvió dejándonos ver como su dedo entraba y salía de su precioso ojete.
Entonces yo no aguanté más y me lancé, le quité su dedo y con el mío untado de vaselina se lo introduje hasta el fondo. Ella no hacía más que gemir de placer y animó a Fernando a que hiciese lo mismo. Entonces empezó a gemir más fuerte cuando le introdujimos un dedo cada uno. Estaba disfrutando a tope. Nos dijo que seguía mandando ella y que empezásemos a meterle dedos en el coño, a lo que nosotros obedecimos inmediatamente. Fernando me comentó que no había tocado un coño más húmedo en su vida. La verdad es que verme con Fernando metiéndole mano a mi mujer me estaba poniendo más cachondo de lo que podía pensar.
Entonces Elena dijo que quería que Fernando se pusiese debajo de ella y le comiese su “chochito” mientras yo le comía su ojete. Así que obedecimos y Fernando le hizo una comida inolvidable, según me comentó ella más tarde, mientras yo le metía toda mi lengua, y la tengo bastante larga, en su ojete. Estaba disfrutando a tope y enseguida corrió como no la había visto nunca. Le temblaban las piernas, que parecía que se iba a caer, aunque Fernando la sujetaba con su boca hundida en su coño. Después de esto nos cogió a los dos de las pollas y nos llevó al dormitorio, me mandó tumbarme y me dijo:
– Tu polla ya ha probado mi culo alguna vez, así que es hora de que conozca otras pollas.
Entonces, cuando estaba tumbado, ella se puso encima de mí de rodillas y empezó a rozar mi rabo con su coño. Me estaba poniendo malo de sufrimiento. Entonces cogió mi polla por la base, la agarró fuerte y se la introdujo de golpe hasta que mis cojones hicieron tope en su coño. Había entrado sin ninguna dificultad, como era de esperar.
– Quiero que me folles el culo con esa polla tan curvada, quiero notar como me roza lo más posible – le dijo a Fernando.
Fernando se subió a la cama, dirigió su verga hacia el orificio de mi mujer pero ésta le dijo:
– No quiero que me la metas todavía, quiero que me pases la punta de tu polla por el ojete, pero sin meterla, quiero notar su roce.
Eso es lo que Fernando hizo sin rechistar y le empezó a rozar el ojete con su polla mientras mi mujer ponía sus tetas en mi cara y me decía:
– Cómetelas todas, chúpamelas hasta que revienten mis pezones.
Yo no lo dudé y le chupé las tetas como si fuese lo último que iba a hacer en este mundo. Entonces mi mujer se puso más cachonda todavía y le dijo a Fernando que le metiese la polla en el culo de golpe, que no quería suavidades, así que éste apuntó a su orificio y de un solo empujón se la metió toda. Pude ver claramente la expresión de placer de mi mujer cuando notó toda la polla dentro de su culo y empezó a gemir y a gritar. Entonces le dije a Fernando que la enculase al mismo ritmo que yo la follaba para que mi mujer se sintiese bien jodida a la vez. Así empezamos un vaivén conjunto de empujones que la llevaron al clímax más fuerte que había podido verle disfrutar.
Entonces nos gritó que quería que nos corriésemos inmediatamente y fue Fernando el primero en llenarle el culo con su leche caliente, a lo que mi mujer me dijo:
– ¡Acaba de llenarme el culo de leche, haz tu lo mismo con mi coño!
Inmediatamente me corrí como no lo había hecho nunca. Creo que tuve cinco o seis espasmos que llenaron el coño de mi mujercita. Entonces sacamos nuestras pollas medio flácidas y observamos como quedaba ella tumbada con sus dos agujeros bien abiertos. Entonces Fernando se levantó, pero mi mujer reaccionó diciendo que esto no había terminado.
Nos quedamos mirando los tres y ella nos dijo que todavía tenía una fantasía más y me dijo:
– Quiero que os deis por culo mutuamente.
Mi cara reflejaba un asombro absoluto, sin embargo Fernando, con lo morboso que era, casi ni se inmutó. Yo le pregunté si lo había hecho alguna vez y me contestó que no. Entonces le preguntamos a mi mujer por qué quería vernos así, a lo que nos contestó que pensaba que si nos gustaba que nos metiese un dedo en el culo mientras nos chupaba la polla, que seguramente nos gustaría tener una polla en el culo.
Mi mujer cogió la vaselina y ordenó a Fernando que se pusiese tumbado boca arriba y que levantase las piernas, entonces le llenó el culo de vaselina y su polla se puso dura como antes, entonces me mamó la polla y le dio un masaje con la vaselina. En esa posición de nuestro amigo boca arriba me puse encima y mi mujer me cogió la polla para acercarla al ano de Fernando. Al contrario de lo que pensaba, no bajó mi erección, sino que se me puso más dura aún.
Entonces mi mujer me la introdujo en el culo de Fernando muy despacito, y pude observar que le ponía cachondo la cara de placer y dolor que Fernando ponía. La sensación que yo tenía era muy parecida a otras ocasiones en las que le había dado por el culo a mi mujer y empecé a disfrutar bombeando su culo. Mientras mi mujer empezó a chuparle la polla a Fernando y no tardó ni tres minutos en correrse en su boca.
Yo al ver como resbalaba el semen por la comisura de sus labios no aguanté más y me corrí en el culo de Fernando. Entonces saqué mi polla y Elena empezó a beber la leche que salía del ano a borbotones.
Yo pensaba que había terminado todo, pero me dijo Elena que ahora me tocaba a mí ser sodomizado, que quería que sintiese lo que había sentido ella con la polla de Fernando en el culo. Me dijo que me pusiese a cuatro patas y así lo hice. Entonces empezó a comerme el ojete, metiendo su lengua hasta el fondo mientras Fernando se pajeaba untándose vaselina en su curvada verga. Tras esto mi mujer me introdujo dos dedos en el ano y me dijo:
– Tranquilo, que vas a disfrutar, de eso me encargo yo.
Entonces Fernando acercó su polla a mi culo y empezó a penetrarme. Yo pensaba que me iba a doler más, pero parece que el masaje anal que me había proporcionado mi mujer lo había agrandado bastante. Cuando ya hubo metido toda su polla pude notar su curva en mi interior y como rozaba las paredes de mi ano y mi mujer, después de ver como me la había metido, se metió entre mis piernas y empezó a mamármela como ella sabe. Las sensaciones eran nuevas, pero muy placenteras e imaginarme la escena desde fuera me ponía a cien, así que le pedí a Fernando que me llenara con su leche y enseguida pude notar el líquido en mi interior. Así se lo hice saber a mi mujer que se excitó más y empezó a chupármela a tope hasta que me corrí sin que Fernando la sacase de mi culo. Entonces se levantó Elena con mí corrida en la boca y se acercó a mi culo para recoger la corrida de Fernando y con las dos mezcladas en su boca se nos acercó y nos besó a los dos llenando las nuestras con la mezcla diciendo:
– Esto es para sellar esta noche.
Desde entonces no he vuelto a coincidir con Fernando, ya que como dije, me divorcié de mi mujer. Pero me imagino que ella habrá seguido practicando sus fantasías, con o sin él. En otra ocasión les contaré algunas experiencias de mi mujer y alguna fantasía mía que accedió a hacer realidad. Besos.