Relato erótico
Queria una polla negra y…
Admite que es adicta al sexo y que ha follado con muchos hombres, pero tiene un sueño quiere follar con un hombre negro. Le fascinan esas pollas grandes y brillantes.
María – Torremolinos
Mi nombre es María, tengo 25 años y no es por ser presumida, pero siempre me he considerado una mujer muy hermosa. Mido 1.70, soy morena clara, ojos negros y con un cuerpo que vuelve locos a los hombres, por esa razón, conseguir un buen amante nunca ha sido problema para mí, es más, me he podido dar el lujo de escoger con quien salir y con quién no. Sin embargo tengo un problema, bueno, no es precisamente un problema, lo que sucede es que soy adicta al sexo, si,
efectivamente me encanta follar por todos mis agujeros.
Ahora lo que sí es realmente un problema es que de tanto hacerlo ya nada me satisface, es que lo he probado de todo bueno, casi de todo. Hay algo que aún no he hecho y que siempre ha sido una de mis grandes fantasías, tener sexo con un hombre negro. Tengo ganas de comprobar si tienen la polla tan grande como dicen. Para mí el tamaño si importa, además esos hombres son atléticos y musculosos, en fin, me encantaría ser follada por uno de esos hombres de ébano.
Una noche salí de fiesta con unas amigas a un bar cerca de mi casa jamás imaginé que esa noche por fin cumpliría mi fantasía.
Eran cerca de las 11 de la noche y la fiesta estaba algo aburrida, cuando de pronto, como por arte de magia lo vi. Ahí estaba él, mi sueño hecho realidad, era un hombre negro, alto muy alto tal vez de más de 2 metros de altura, muy musculoso, atlético, con unas manos enormes, parecía un jugador de básquet.
Me acerqué sin dudar ni un momento, despidiéndome de mis amigas les dije:
– Hablamos otro día, creo que voy a estar ocupada un buen, buen rato.
Mi mejor amiga me guiñó el ojo, comprendiendo muy bien lo que ocurría, se fueron y me dejaron sola. Llegué a donde él se encontraba y lo saludé.
– Hola guapo. ¿Qué haces por aquí tan solo?
Él me observó varias veces de arriba hacia abajo, seguro le gustó lo que vio, iba vestida con una minifalda negra muy, muy corta y una blusa roja de mangas cortas con un muy pronunciado escote; como dije, estoy orgullosa de tener buen cuerpo y me encanta mostrarlo.
– Nada, aquí disfrutando un poco de la noche, en solitario.
– Pues lo siento mucho guapo, pero tu soledad se acabó…
Estuvimos un buen rato charlando y riéndonos de tonterías y con varias copas encima. Yo estaba ansiosa por estar en los brazos de ese hombre así que me acerqué un poco a él y empecé a acariciarle los músculos mientras él colocaba su mano izquierda en mi cintura y luego bajaba hacia mis piernas; yo me pegué aún más e instintivamente nos besamos apasionadamente por algunos segundos.
De pronto me dijo:
– ¿Quieres venir a mi casa? Vivo solo, no muy lejos de aquí, ahí estaremos más tranquilos.
Aunque dentro de mi cabeza pensé, claro que si, puedes llevarme donde tú quieras -le respondí un poco dudosa haciéndome la difícil.
– No va a pasar nada, si tú no quiere, sólo nos tomaremos unas copas y hablamos.
– Está bien, acepto, pero sólo un rato
Salimos del bar, subimos a su coche y nos dirigimos a su casa, en el camino yo iba muy ansiosa, hubiera querido tener sexo con ese hombre en ese mismo momento, pero debía de esperar…
Llegamos a su casa, era un pequeño apartamento bastante acogedor.
– Ponte cómoda, en un momento regreso.
Me senté en el sofá de la sala y él regresó con un par de copas de cava estuvimos ahí en la sala, pero yo estaba cada vez más caliente. Me acerqué a él lentamente y sin mediar palabra nos empezamos a besar como locos, le coloqué la mano encima de los pantalones y noté una gran erección, lo cual me puso muy caliente, le quité la camisa de inmediato, y pude ver sus espectaculares abdominales, era una escultura hecha de carne y hueso!!.
Pero lo que me dijo luego me puso a punto de explotar de caliente.
– Desnúdate por completo mujer, he pasado toda la noche queriéndote ver desnuda y ya no aguanto más. Vamos arriba que está mi habitación.
Al decir eso dibujó en su rostro una sonrisa pícara, lo que él quería era verme el culo mientras subía las escaleras, así que lo complací y subí muy lentamente moviendo las caderas lo mas sensualmente que pude, me imagino que eso lo puso muy caliente, esa era mi intención, quería tenerlo al límite.
Al llegar a su cuarto inmediatamente me arrodillé delante de él y le bajé los pantalones y luego el calzoncillo. ¡Vaya polla tenia! Era más grande de lo que me había imaginado.
Inmediatamente la empecé a chupar y a los pocos minutos estaba ya completamente dura y erecta, ese era su verdadero tamaño. Me quedé paralizada al ver aquel monstruo, que con dificultad me cabía en la boca, así que la empecé a lamer y a besar y a tocar. La tenía tan gorda que casi no la podía rodear con la mano.
– ¿Qué te parece, crees que vas a aguantar la noche completa?
– No lo sé, pero no importa que no aguante, lo que quiero es que me la metas ya.
Me tumbó en la cama y empezó a comerme el chocho. No podía aguantar más y le grité:
– Fóllame por favor, ya no aguanto más…
Abrí las piernas completamente, lista para recibirlo dentro de mí, tomó su polla con las manos y empezó a penetrarme. Era lo más bestial que jamás había sentido en mi vida, ese polla rellenaba mi coño completamente, por más que abría las piernas, parecía que no cabía toda.
Me follaba tan fuerte y tan rápido que a los pocos minutos tuve mi primer orgasmo, fue lo máximo, nunca me había sentido tan bien
Inmediatamente me dio la vuelta y me puso en cuatro patas, mi posición favorita.
Fue impresionante la follada por detrás. Entraba en mi chocho hasta el fondo, notaba sus huevazos chocando con mi culo. Cada vez me daba más duro y más rápido, yo estaba extasiada sintiendo ese enorme trozo de carne dentro de mí, lo mejor de todo era que cada vez más mi coño se iba acostumbrando a semejante tamaño y me molestaba menos, además estaba bien lubricada así que cada vez dolía menos y se gozaba más.
Tuve otro orgasmo rápidamente y él como si nada me seguía dando cada vez más fuerte, yo estaba como loca, y empezaba a gritar todo tipo de cosas de las cuales yo misma me sorprendo.
Me di cuenta que mi cuerpo ya no me pertenecía, era de él por completo. Le di el culo totalmente para que lo usara como se le diera la gana, yo estaba disfrutando como una loca, así que no me importaba que me tratara como un objeto sexual y que se satisficiera con mi cuerpo, mientras yo no dejara de sentir placer eso no importaba. Siempre me ha gustado más ser la parte pasiva en la cama. Me encanta que ellos hagan el trabajo mientras yo sólo recibo placer eso me encanta y me excita mucho.
Entendió el mensaje muy bien, me tomó de la cintura, respiró profundo y me folló con todas sus fuerzas. Nunca había sentido tanto placer en toda mi vida. Mantuvo ese ritmo todo el tiempo.
Era increíble me tuvo en esa posición más de media hora. Tuve más de ocho orgasmos en ese tiempo. Tenía los músculos dormidos y estaba agotada completamente, tenía un ardor en el chocho que nunca había sentido, me tumbé y vi que un tenia la polla tiesa.
Entonces me la puso en la boca y me dijo:
-Quiero correrme en tu boca, chupa y traga.
Pasaron más de veinte minutos hasta que se corrió, me dolía la boca de tenerla tan abierta. Cuando se corrió, casi me ahora. En mi vida había tragado tanta leche. Le deje la polla limpia y lustrosa.
Si describiera todo lo que hicimos el resto de la noche tendría que escribir otras cincuenta hojas. Solo os diré que me folló hasta las seis de la mañana sin descansar ni un momento, me puso en unas posiciones dignas del Kama Sutra y tuve más de diez orgasmos.
La verdad ese hombre me trato como una puta cualquiera e hizo con mi cuerpo lo que se le dio la gana, pero no me importó, nunca había sentido tanto placer en toda mi vida y nunca había gozado más, fue la mejor noche de toda mi existencia y nunca he repetido algo igual. Al día siguiente me duché y me fui, nunca más lo he vuelto a ver, pero al recordar todo lo que me hizo esa noche me masturbo como loca y eso no me deja olvidarlo nunca.
Besos calientes para todos.