Relato erótico
Queria ser un cornudo
Poco a poco, mientras fantaseaba con su mujer, se dio cuenta de que le gustaría ser un cornudo. Lo habló con su mujer y ella aceptó muy gustosamente.
Roberto – Palma de Mallorca
Lo que voy a contar es como yo solito, poco a poco, me convertí en un cornudo sumiso. Me casé hace 7 años con Luisa, mujer guapísima que ya había tenido relaciones con otros hombres anteriormente. Al principio de salir con ella, los celos me hacían pasarlo muy mal y no soportaba que se hubiera acostado con otros hombres. Poco a poco fui superándolo y aprendí a vivir con ello. Ya casados, nuestra relación era perfecta y en materia sexual, poco a poco empezamos a ver películas porno, leer revistas y fantasear. Las fantasías eran de lo más variadas, decíamos que ella se acostaba con mujeres, que lo hacíamos al aire libre, etc.
Pero lo que empezó a obsesionarme, fueron los relatos y películas de infidelidades. Notaba que cada vez que fantaseábamos con que otro hombre se acostaba con ella, me ponía a mil por hora. Cada vez era mayor mi obsesión y me encantaba que me contara como había follado con otros hombres, que sentía, que me contara hasta el más mínimo detalle. Fantaseábamos continuamente con que se acostara con otros y yo empecé a insistir en que quería verla follar con otro hombre, que me pusiera los cuernos, que se la chupara a otro hombre.
Pronto empezamos a poner nombre a nuestras fantasías y pensábamos en Jaime, el hombre que la desvirgó y en Juan, el único hombre que se ha corrido en su boca, cosa que a mi no me deja. A mi cada vez me gustaba más que fuera directa en sus fantasías y a ella le gustaba serlo. Me decía que nunca me permitiría que me corriera en su boca, que eso solo se lo había permitido a Juan y que es el único al que le permitiría volver a correrse en ella.
A mi me mataba de placer que fuera así de cruel. Que mi mujer me dijera que yo no podía correrme en su boca, pero que otro hombre sí, es perverso y humillante, pero no sé porqué razón, a mi me vuelve loco.
Cada vez aumentaban más sus humillaciones, me decía que los otros hombres con los que había follado la tenían más grande que yo y que le habían dado más placer, que quería volver a follar con ellos para sentir placer de verdad y que tenía ganas de que yo viera como Juan se corría en su boca, algo que yo nunca podría hacer. Cuanto más humillantes eran sus palabras, más intenso era mi placer.
Un día nos planteamos en serio llevar a cabo nuestra fantasía y vimos las posibles alternativas. La que más posibilidades tenía, era ir a un local de intercambio de parejas. Yo sé que ella se moría de ganas por ponerme los cuernos y follar con otros hombres delante de mí, pero le daba un poco de miedo dar el paso. Yo le insistía continuamente en que me daba igual como y con quien, pero que quería a toda costa sentirme cornudo y verla follar con otros. Nunca se sabe si es realmente una fantasía o de verdad se desea que sea realidad. Ahora yo ya sé que realmente lo deseaba.
Hace cosa de un mes, Luisa me dijo que quería que habláramos en serio, sin estar follando y sin fantasear. Le dije que de acuerdo y nos fuimos a cenar. Me preguntó si realmente creía que me gustaría verla follar con otros hombres. Le contesté que sí, que lo deseaba con todas mis ganas. Ella me dijo que si daba el paso no le podría reprochar nada, pues fui yo quien la convenció para hacerlo. Le dije que de acuerdo y que por encima de todo, estaba nuestro matrimonio, que funcionaba a las mil maravillas. Una vez aclarado todo, me dijo que el viernes de esa semana, la esperara en casa porque me iba a dar una sorpresa. El viernes pasé un día de excitación total y apenas podía contenerme sin masturbarme. Estuve en casa todo el día esperando que llegaran las 10 de la noche, la hora acordada.
A las 10 en punto, pude oír la puerta y vi como entraba Luisa con Jaime, el hombre que la desvirgó y Juan, el único hombre que se ha corrido en su boca. No me salían las palabras, pero enseguida vi como se presentaba la noche, pues Luisa me dijo riéndose:
– Por fin vas a ver como me follan dos pollas de verdad, me vas a ver disfrutar como no he disfrutado nunca y verás como sí que soy capaz de tragarme el semen, el semen de otro, no el tuyo claro.
La humillación que sentí fue mucho mayor que otras veces, pues esta vez fue delante de sus ex novios y antes de que se la fueran a follar. No entiendo por qué pero me gustaba sentirme así de humillado, ver como mi mujer se reía de mi con sus dos ex novios preparados para
follársela delante de mí. Ellos lo único que me dijeron fue que tratara de aprender como se folla, y que no me perdiera detalle de lo que le iban a hacer a Luisa. Subimos a la habitación y Luisa me dijo sin contemplaciones:
– Has de hacer todo lo que te diga sin rechistar o me iré a follar a otro sitio y no te dejaré ver como se me follaban. Desde ahora serás mi cornudo sumiso.
Yo le dije que de acuerdo, que acataría todas sus ordenes sin rechistar pero que no fuera muy dura, que no sabía si podría soportar la situación pues era nueva para mí y muy fuerte.
– Te vas a enterar si voy a ser dura. ¿No querías ver como follo con otros? Pues aquí tienes lo que te mereces, cornudo mirón, mira bien lo que me hacen porque hay cosas de las que solo podrás disfrutar mirando como otros me lo hacen, porque tú jamás me lo harás – añadió.
La situación me estaba superando, estaba sintiendo un placer y una excitación imposible de explicar y de entender. Luisa me pidió que la desnudara para que fuera yo el que la entregara a Jaime y Juan. La desnudé y la acerqué a ellos para que empezaran a hacer su labor y la primera sorpresa llegó cuando ella me dijo:
– ¿No pretenderás que me follen vestidos? Desnúdales para que podamos follar a gusto.
Cuando protesté me amenazó de tal manera con irse a otro lado, que no volví a protestar ninguna de sus ordenes. Desnudé a Jaime y Juan y dejé a los tres desnudos, pero la siguiente sorpresa me dejó helado, aunque tampoco me atreví a quejarme.
– Chúpale la polla a Jaime, que quiero que la tenga bien lubricada antes de follármelo.
No me lo podía creer, me estaba pidiendo que le chupara la polla al tío que se iba a follar a mi mujer. La situación superaba la situación más humillante que pudiera haber imaginado en mis fantasías, yo de rodillas, chupándole la polla al tío que había desvirgado a mi mujer, para que se la follara delante de mí en mi cama. Hice caso y le chupé la polla a Jaime para dejársela húmeda antes de follarse a Luisa. Jaime también hacía comentarios que me hacían sentirme aún más humillado.
– Prepárame bien la polla, que voy a darle verdadero placer a tu mujer, para que por fin puedas ver como disfruta de verdad – decía.
Mientras tanto, Luisa empezó a chupar la polla de Juan y me vino a la mente la imagen que tantas veces me había contado de Juan corriéndose en su boca. Ella me miraba sonriendo y en un momento dado me dijo:
– Mira bien, mira como Juan se corre en la boquita de tu mujer, cosa que tú nunca podrás hacer. Si quieres ver como me sale el semen por la boca, tendrás que llamar a Juan para que se corra en la boquita de tu mujer.
Me quedé mirando y Juan no tardó mucho en correrse. Creía que me moría, estaba siendo mucho más fuerte de lo que podía imaginar. Ver como otro hombre se corría en la boca de mi mujer y esta me decía que yo nunca podría hacerlo, estuvo a punto de volverme loco. Ya no me podía humillar más, o eso creía yo. Me sentía la persona más humillada del mundo, pero a la vez la más excitada. Deseaba follarme a Luisa con toda mi alma, pero ella me lo impidió diciéndome:
– No, ahora quiero que me folle una polla de verdad, voy a follar con Jaime para que veas lo que es follar de verdad, quiero que veas bien a tu mujercita follada por otro, que veas su coñito penetrado por una polla de verdad.
Jaime la tumbó y empezó a meterle la polla, diciéndome:
– Mira bien, mira bien este momento cornudo mirón, porque a partir de este momento ya eres un cornudo para toda tu vida, mira como le meto la polla a tu mujer, porque ya no hay vuelta atrás, este es un momento muy importante para ti, mira como penetra mi polla en el coño de tu mujer. Ya, ya eres un puto cornudo, ya siempre será un puto cornudo sumiso mirón, ya no hay vuelta atrás ¿Te gusta, te gusta ver como me follo a tu mujer?
Jaime disfrutaba humillándome mientras se follaba a Luisa. Yo mientras tanto, sentía placer y excitación por todo el cuerpo viendo la situación que yo había provocado. No paraba de mirar como Jaime se follaba a Luisa mientras Juan le chupaba las tetas y se morreaba con ella. Realmente me sentía cornudo sumiso, humillado mirón. Cuando vi que Jaime llegaba al orgasmo y se iba a correr, creía que todo estaba acabando. Llegaron juntos al orgasmo y en mi vida había visto a Luisa un orgasmo como el que tuvo. De repente Luisa me dijo que le limpiara el coño de semen y dije que enseguida, que iba a por papel.
– ¡No puto cornudo sumiso, de papel nada, quiero que me limpies bien todo el coño de semen con la lengua!
Estaba tan resignado y humillado ya, que sin rechistar, le limpié el coño con la lengua. Le salía semen por todas partes, pero yo se lo limpiaba con mi lengua. ¿Hay algo mas humillante que desnudar a tu mujer para entregársela a otros 2 hombres, desnudarles, chuparle la polla a uno para que se folle a tu mujer, ver como el otro se corre en la boca de tu mujer mientras esta te dice que tú no podrás nunca hacer eso, ver como se la follan, se corren dentro de ella y tener que limpiar con la lengua el semen de otro de su coño? Yo creo que no, pero después de ver en lo que me he convertido y como se las gasta mi mujer, no sé lo que me espera en el futuro.
Seguimos muy bien en nuestro matrimonio, pero de momento las relaciones sexuales se han convertido en juegos de humillación donde ella disfruta humillándome y yo disfruto siendo un puto cornudo sumiso mirón, como ella me llama.
Saludos y ya os iré contando lo que ocurra de ahora en adelante.