Queremos más II

Con el título de “Queremos más” publicamos la primera parte de este testimonio. Nos contaban todas las fantasías que tenían y se ponían calientes imaginándolas. Ahora se han hecho realidad y quieren compartirlas con vosotros.

Álvaro – VALLADOLID
De nuevo saludos a ti, amiga Charo, y a todos los lectores y lectoras de esta revista y comienzo presentándome. Te recuerdo que me llamo Álvaro y tengo 32 años, que no soy alto, 1,75 m, pero debido a circunstancias personales debo de cuidarme mucho y tengo un gran físico. Mi mujer se llama Sara, es morena, tiene 30 años, mide 1,69 m, siempre ha sido bastante delgada pero tiene un cuerpo de impresión, sobre todo un culo de órdago, unas tetas muy gordas con unos pezones muy salidos cuando se excita, de esos que te dan ganas de chupárselos continuamente.
En mi anterior carta terminé diciéndole a mi esposa que el siguiente día que fuéramos a la piscina nudista entraría yo por lo menos para ver que se sentía estando desnudo delante de los demás y para ver el percal. Ella, al ser un poco celosa, me dijo que ya podía tardar poco porque sino entraría a buscarme, a lo que me eché a reír.
Eso fue lo que hice, la siguiente vez fui solo aprovechando que mi mujer trabajaba todo el día. Fue una sensación extraña pero placentera el estar desnudo delante de otras mujeres, ya que la sensación de enseñarlo todo delante de otros hombres ya la conocía por el gimnasio y no era algo que me entusiasmara. Por la tarde, al ir a recogerla, le conté lo sucedido y no le sentó nada bien, me dijo que el siguiente día entraríamos cada uno por nuestro lado.
Primero entré yo. Me situé en la zona más alejada de la puerta, entre varios hombres y alguna mujer, para que ella tuviera que exhibirse ante todos. Por un momento pensé que no se iba a atrever ya que tardaba mucho, pero pasados unos 10 minutos allí estaba ella, desnuda por completo con el coño prácticamente depilado, su pelo largo moreno suelto, andando con esa picardía que tienen las mujeres cuando quieren provocar al personal. Las gordas tetas le bailaban a cada paso que daba y tenía los pezones erectos debido a la excitación. La muy zorra se puso en una zona rodeada de machos donde yo podía ver todo lo que hacía. Empezó tendiendo su toalla asegurando mantener el culo y el coño a la vista de ellos para provocarles lo suficiente. Al tumbarse tanto boca arriba como boca abajo se dedicaba a abrir lo suficientemente las piernas para que se le vieran sus dos maravillosos agujeros. Estaba muy cachonda, se le veían los labios del coño brillantes y eso solo quería decir que estaba mojada. Aun así yo sabía que ella solo quería calentar algunas pollas, aunque no sabía hasta que extremo.
Lentamente se dedicó a darse crema pero como no llegaba a ciertos sitios de su cuerpo pidió ayuda a un hombretón que estaba a su lado. La guarra eligió bien, era alto, moreno, corpulento, llevaba el torso depilado como yo y mostraba en ese momento una pequeña erección. Según le iba repartiendo la crema y al llegar al culo la erección era completa y la tenía más grande que la mía, le debía de medir los 20 cm seguro. Sara se dio cuenta y sonriendo se la agarró con la mano derecha moviéndola como cuando estrechas la mano a alguien que conoces. Al contemplar como Sara tocaba por primera vez otra polla que no fuera la mía me tuve que dar la vuelta porque estaba a punto de correrme.

Salió airosa del primer envite porque, ambos ya más relajados, se dedicaron a hablar hasta que vino un amigo de César, que es como se llamaba el primer amigo. Este segundo se llamaba Pepe, era rubio con el pelo lacio y largo, cara aniñada con un cuerpo atlético y un rabo más largo que César pero menos grueso. Siguieron hablando y cada cierto tiempo Sara tenía que volver a echarse crema protectora, a lo que los nuevos amigos la ayudaban, la repartían crema por todas las partes del cuerpo, incluido el coño. Supe en ese momento que Sara estaba fuera de sí y que todo podía pasar porque ella cuando se pone es una bomba de relojería. No paraba de mirarles el rabo y aprovechó también para darles crema a ellos en pollas y culos.
En cierto momento se giraron mirándome, parece ser que les contó que yo era su marido y que por darme celos había entrado en este recinto, les contó la fantasía que yo tenía y que con lo caliente que estaba lo iba a llevar a la práctica con ellos si no les importaba. Se levantaron y se dirigieron hacia mí. Sara me los presentó y me dijo al oído:
– ¿Quieres que haga realidad tu fantasía y me tire a estos tíos buenos?
– Sí – le respondí.
– Si lo hago hoy, ¿me dejarás que haga realidad también una fantasía que yo tengo?
– ¿Cual es?
– Estos dos amigos, a parte de estar muy buenos como puedes ver, son bisexuales y les gustas.
A buen entendedor pocas palabras bastan, esa noche terminaría con el culo un poco escocido. Quedamos a las once para cenar en un restaurante cercano a nuestra casa, no sin antes despedirse de Sara con un morreo con lengua en toda regla. Se puso su vestido y salimos de la piscina parra coger el coche y dirigirnos a casa a prepararnos. En el trayecto le toqué el chocho y descubrí que lo tenía completamente encharcado.
Nos duchamos y nos dispusimos a vestirnos para acudir a la cita. Sara se puso muy agresiva, un vestido blanco largo que la queda muy bien, el defecto o la virtud de este vestido es que se transparenta lo que lleva debajo siempre que no sea color carne. Se puso un tanga blanco de encaje que me encanta y no se puso sujetador, por lo que se le transparentaban y marcaban los pezones y el tanga tan agresivo que llevaba. Estaba realmente sexy.
Al llegar ya nos estaban esperando dentro tomando una copa, y cuando la vieron se les caía la baba al igual que a los dos camareros que nos habían dejado pasar y nos acompañaron a la mesa respectivamente. La cena transcurría un poco sosa y los temas se habían desviado del tema sexual. Bebimos bastante y acabamos bastante tarde. La última o la penúltima copa decidimos tomarla en casa como estaba dispuesto. Les pedimos que se comportaran como amigos hasta entrar en nuestra casa para preservar un poco nuestra intimidad de cara a los vecinos. Al llegar a casa nos lo tomamos con un poco de tranquilidad pero después de la primera copa, fue cuando empezó la sesión.

Sara me pidió que pusiera una película bisexual que le compré a la par que el doble consolador. Parecía interesada en el tema y les empezó a hacer preguntas como:
– ¿Quién os la pone más dura un hombre o una mujer… quien lo hace mejor un hombre o una mujer… quién la come mejor…?.
La cosa se calentó demasiado y en una escena en la que un matrimonio hacía un trío con otro hombre se decidió a dar el paso siguiente y me dijo:
– Si se la chupas a nuestros invitados bien chupada me los follo ahora mismo.
Dicho y hecho, les bajé los pantalones y comencé a tocárselas por encima de los calzoncillos, luego tomé sendas pollas con cada mano y comencé a mamárselas como si en ello me fuera la vida. Ellos supieron apreciarlo porque se les puso muy dura y parecía gustarles. Me sentía raro comiendo una polla pero no sé si fue la excitación o que de veras me gustaba, pero no podía dejar de chupárselas.
Cuando Sara me dio el alto comenzó su espectáculo. Se quitó el vestido y solo con el tanga se acercó a proseguir ella con la faena. Se la empezó a chupar a Pepe, momento que aprovechó César para apartarle en tanga por detrás, comerle la almeja a placer y sobarla por todos los lados, al igual que hacía su amigo. La escena era muy excitante y me comencé a masturbar. La película que estábamos viendo era ya como un cuento de niños porque Sara se dio la vuelta para chupársela a César ahora, Pepe no perdió comba y aprovechó para metérsela por detrás en el coño aprovechando la postura de perra viciosa que Sara conservaba.
No se la consiguió meter entera porque esta postura no le agrada demasiado pero poco a poco le fue gustando más y más hasta que se la ensartó prácticamente toda. Pepe la agarraba de las tetas en cada embestida y César de la cabeza para asegurar que Sara siguiera con la mamada.
– Mira Álvaro, ¿qué te parece lo que estás viendo? – decía ella de vez en cuando sacándose la verga de la boca – ¡Fóllame cabrón! – le decía a Pepe mientras alternaba la follada con la mamada – ¡Ahora fóllame tú César!
Pronto invirtieron los papeles y César era ahora el que la follaba por el coño pero en la postura que a ella le gusta, es decir ella encima. Yo no podía dejar de masturbarme, esto era infinitamente mejor de lo que había soñado y aproveché la postura para metérsela en la boca y así obligarla a comérmela como ella sabe.

Pepe entonces se dedicó a chupar todo lo que podía, a veces los huevos de su amigo, a veces el culo de éste, el coño de Sara o el culo también, cosa que pareció gustarle más porque es a lo que más tiempo dedicó. Yo ya lo veía venir, Sara parece que no, pero la intención de Pepe era llenarle de rabo el culo y cuando notó el glande de Pepe en el ano trató de resistirse pero al final se dejó ir y después de varios minutos consiguió encularla.
Nosotros en nuestra vida sexual lo habíamos hecho en contadas ocasiones ya que su culo es estrecho y mi polla es bastante gorda. Pero ahora esto era maravilloso, tenía tres pollas metidas en su cuerpo. En la mayoría de nuestras fantasías Sara decía que no quería nada más que chupar y follar por el chocho, pero en esta situación, creo que por el morbo, se atrevió a todo. Yo no quería perderme el momento en que Sara se corrieran y como era evidente que tarde o temprano eso iba a suceder, se la saqué de la boca y me senté en una silla a observar el espectáculo y a masturbarme como el que está viendo una peli porno.
Ambos la llenaron de crema, corriéndose en su coño y en su culo respectivamente. Cuando se la sacaron, sus dos agujeros estaban encharcados de semen y comenzaron a caerle borbotones, siendo esto el detonante para correrme derramando mi leche en mi propio torso.
Ellos seguían con el miembro erecto y Sara con un calentón de campeonato, fue entonces cuando decidió realizar su fantasía y era que ambos hicieran un bocadillo conmigo. César sería el encargado de encularme mientras yo debía hacer lo mismo con Pepe. Antes de esto y para que me entrara mejor el trabuco de César y me recuperara de la paja, me lubricó el ano y me folló con el doble consolador durante varios minutos, cosa que la hizo correrse de gusto.
Cuando se la metí a Pepe se veía que le habían follado el culo con anterioridad porque no me costó metérsela entera aunque mi polla como he dicho antes es bastante gruesa. Tenía el cuerpo también depilado y la verdad que me estaba gustando. César comenzó con la penetración. Parecía que me iba a romper el culo, poco a poco me la iba metiendo hasta que sus huevos toparon con mis nalgas. El metisaca y el morbo de que lo estuviera viendo Sara hizo que disfrutara enormemente. Cuando nos íbamos a correr nos fuimos los tres hacia Sara y se lo echamos en la boca, cara y tetas, llenándola de lefa. Parecía una auténtica puta y no pude más que darle un gran beso y compartir el sabor de la leche con ella.

Después de haber follado nos dimos una ducha reparadora, dejando a Sara que disfrutara de ellos por última vez en la ducha pues quien sabe si volverá a realizar alguna experiencia de este tipo.
Nuestros amigos se marcharon después de darle un soberbio morreo a Sara y con una sonrisa en la boca.
Saludos y hasta otra.