Relato erótico
¡Queremos más!
Son jóvenes, están casados desde hace unos años y sus relaciones sexuales son explosivas y con mucha imaginación. Han incluido algún “juguete” y cada vez quieren más.
Álvaro – VALLADOLID
Saludos a ti, amiga Charo, y a todos los lectores y lectoras de esta revista y comienzo presentándome. Me llamo Álvaro y tengo 32 años. No soy alto, 1,75 m, pero debido a circunstancias personales debo de cuidarme mucho y tengo un gran físico. Llevo leyendo esta revista desde hace varios años pero nunca me he decidido a escribir, cosa que voy a remediar a partir de ahora si consigo excitaros con mi relato. Mi mujer se llama Sara, es morena, tiene 30 años, mide 1,69 m, siempre ha sido bastante delgada pero tiene un cuerpo de impresión, sobre todo tiene un culo de órdago, unas tetas muy gordas con unos pezones muy salidos cuando se excita, de esos que te dan ganas de chupárselos continuamente. Siempre hemos estado muy bien compenetrados en el tema del sexo. Llevamos muchos años juntos, por lo que cuando la conocí ella no había tenido relaciones sexuales, lo más que había hecho era darse algunos morreos con sus anteriores novios pero nada más que eso. Yo también era virgen cuando la conocí pero sí que había tenido otro tipo de relaciones antes de conocerla.
Supongo que como todas las parejas hemos ido decreciendo el número de veces que follamos al mes, pero éstas cada vez se han vuelto más morbosas y con un nivel erótico mayor. Varias etapas hemos pasado, desde follar en la intimidad, el exhibicionismo, hasta llegar a hacerlo sabiendo que alguien nos mira. Esta es en la etapa en la que se había quedado Sara. La verdad es que yo por unas circunstancias y otras soy una persona muy activa sexualmente y no paro de imaginar formas y situaciones nuevas para disfrutar. En la etapa que yo me había quedado es en la que te apetece experimentar con otras personas pero ella ya de antemano se había cerrado en banda y no había manera de que transigiera, lo más que había conseguido era contarle mis fantasías y cuando follábamos me seguía la corriente. Había veces que la fantasía la proponía ella y me dejaba perdido porque la planteaba como si realmente quisiera realizar un trío o una orgía con uno o varios chicos. Decía que le daba asco hacerlo o imaginarse haciéndolo con otra chica. Esto hizo girar mi vida sexual ya que las fantasías que pudiera tener eran solo relacionadas con tríos, orgías con hombres para ella.
A partir de aquí, le ponía películas de orgías, de dobles o triples penetraciones y descubrí que le encantaba ver a hombres teniendo relaciones entre sí, por lo que en nuestras fantasías incluíamos relaciones bisexuales de hombres con hombres y con mujeres. Yo no soy gay, ni bisexual pero cuando estás en situación parece que todo te gusta, tanto es así que otra de sus fantasías era darme por el culo, por lo que le compré un doble consolador con el que lo pasábamos de miedo.
Un día, al llamarla al trabajo, me dijo que tenía una sorpresa de las que a mí me gustan y que me la iba a enseñar cuando llegara a casa.
Al llegar me recibió solo con el sujetador puesto y con el coño prácticamente depilado. Tan caliente me puso que no tuve otra opción que hacerle una comida de coño brutal, cosa que me encanta, sobre todo cuando consigo que se ponga tan cachonda como para que sea ella la que lleve la iniciativa y la que empiece a inventarse una fantasía mientras follamos. Después de estar un rato degustando tan delicioso manjar terminó cachonda perdida y me tiró al suelo para follarme en la postura que a ella más le gusta, ella arriba y yo debajo.
Entonces empezó a ponerme cachondo perdido inventándose una fantasía en la que quería follar con otros hombres diciéndome:
– ¿A qué te gustaría ver como me follo a otros tíos?
– Pues ya sabes tú que sí – le respondí.
– ¿A quién? – me preguntó.
– Quiero que te folles a los cuatro dependientes de la charcutería – le dije.
Son trabajadores del mismo centro comercial que ella, en una charcutería que hay al lado del almacén donde Sara y sus compañeras se cambian de ropa, y tontean de vez en cuando con ellas.
– ¿Y como te gustaría que me los tirara? – preguntó.
– En una de las veces que vas al almacén pide ayuda a Antonio que es el que es el que mejor se lleva contigo según me cuentas, para mover alguna caja pesada y haz como que te caes para que se preocupe por ti. Cuando lo hayas hecho busca alguna excusa para que enseñarle las bragas o el sujetador.
– Sigue, me estás poniendo muy cachonda – confesó.
– Cuando veas que se fija en lo que le estás enseñando aprovecha para dejarle bien claro que quieres follar, tócale la polla y dile que llame a sus compañeros para que te llenen de rabo. Cuando vengan tira al suelo a Pedro, el joven, alto y fuerte con una polla que según has calculado será de 20 cm, para follártelo y aprovecha la postura para que Antonio, que me has dicho tiene unos 35 años, es bajo y delgado pero con una polla que también has calculado será pequeña y fina, para que te la meta por el culo. A la vez intenta tener contento a Santiago, el de uno 45 años, bajo y gordo pero con una polla, supones que mas gruesa y que sabrá trabajarte mejor y a Carlos, el más jovencito, poquita cosa e inexperto con una polla media, chupándoles el rabo alternativamente.
Sara estaba ya muy cachonda, creo que porque en esta fantasía estábamos poniendo por primera vez nombres y caras a los personajes a los que se estaba follando. Creí que también ella debía de tener cierta atracción hacia alguno de ellos o hacia todos ya que en cuestión de muy poco tiempo de estar follando y de meterle en el culo un par de dedos para hacer más semejante la situación, empezó a correrse.
– No los deseo… – me decía – ¡Pero me estoy corriendo continuamente… aaaah… no paro de correrme… oooh… sí… aaaah… cuéntame más, Álvaro, donde se corren…!.
– Pues Pedro en tu coño, llenándote de semen para que después le entre mejor a Santiago, Antonio en tu culo, Carlos, por ser inexperto, en tu boca obligándote a comer gran parte de la lefa, y Santiago en tu coño también dejándotelo muy abierto y chorreando de leche – continué.
– ¡Aaah… no puedo parar de correrme…!.
– ¿A quién le vas a regalar las bragas como recuerdo? – le pregunté.
– A ti, te las voy a traer empapaditas de semen de los charcuteros para que te hagas una paja mientras te cuento como se las he chupado y como me los he follado – dijo colaborando.
No pude aguantar más y me corrí en su coño, que para aquel entonces lo tenía muy lubricado debido a las abundantes veces que se había corrido. Después nos levantamos, aseamos y vestimos sin comentar nada de lo ocurrido, pero a mí en los días siguientes me hizo reflexionar que quizás había que hacerlo con alguien conocido para que ella diera el siguiente paso.
Entonces se me ocurrió ir un día a la piscina, en concreto a una piscina municipal que posee un apartado nudista con la intención de que le picara la curiosidad y así fue. Para la ocasión ella llevaba un biquini rojo muy ajustado que le levantaba el pecho, haciéndole un canal muy atractivo, con una braga muy pequeña que con el movimiento se le metía por el culo y le hacía marcar descaradamente la raja del chocho, ya que como he mencionado antes lo llevaba prácticamente depilado.
Según íbamos caminando en la piscina se nos quedaban mirando tanto los chicos como las chicas, ya que yo llevaba un bañador tipo nadador que me queda bastante bien. Nosotros nos fijábamos también en que en la zona normal de la piscina había mucha gente que estaba en tanga, en top-less, vamos que también había mucha gente ligerita de ropa. Al ver a una pareja, él de unos 50 años y ella de unos 35, ambos en tanga, Sara dijo:
– Hoy creo que me lo voy a pasar bien.
No sé con qué intención lo dijo, o porque el hombre tenía un aspecto ridículo o porque le podía ver todo prácticamente ya que la polla se le intuía. El caso es que sabía que con el biquini rojo llamaba la atención y me hizo dar una vuelta a toda la piscina con el pretexto de encontrar el lugar adecuado. Cuando le dije que en esta piscina había un espacio para los nudistas me dijo que fuéramos a indagar y al preguntar que qué es lo que quería ver me dijo que nunca había ido a una playa nudista y que le daba morbo. Fuimos a ver donde estaba pero lo tenían cerrado con unas vallas tipo de caña. No se podía ver nada desde fuera y al preguntarle que si pasábamos me contestó que solo quería actuar de voyeur. Seguí picándola diciéndole que me la imaginaba tumbada tomando el sol en pelotas con el coño depilado como lo llevaba rodeada de mirones también desnudos con la polla dura alrededor de ella.
Le dije que solo con pensarlo se me estaba poniendo dura, y era verdad me tuve que poner boca abajo para que no se me saliera la picha del bañador. Le dije que si eso lo hubiera visto de verdad me podría correr con sólo mirarlo.
Ella se empezó a reír pero la muy cabrona ya no me seguía la corriente porque sabía que lo decía de verdad ya que en numerosas ocasiones me preguntó por si yo sería capaz de dejar que otros se la cepillaran y sin la calentura de estar follando le dije que sí, incluso le confesé que tuve un par de sueños eróticos en los que ella se tiraba a dos hombres en mi presencia mientras me masturbaba disfrutando de la escena y que me había gustado la experiencia.
Continué con mi ataque diciéndola que el siguiente día que fuéramos a esa piscina entraría yo por lo menos para ver que se sentía estando desnudo delante de los demás y para ver el percal. Ella al ser un poco celosa me dijo que ya podía tardar poco porque sino entraría a buscarme, a lo que me eché a reír.
Pero lo que sigue y que pienso es muy cachondo, ya os lo contaré en una próxima carta
Saludos y besos de los dos.