Probando “cosas” nuevas

Contacto con una pareja que se anunciaba en la revista Clima y que buscaban un hombre para ella. Se citaron, se conocieron y después de tomar un café, decidieron empezar su “relación”. Nuestro amigo nos confiesa que experimentó “algo” que nunca se hubiera imaginado.

Pablo – MADRID
Estaba leyendo la revista Clima, como cada semana, y vi el contacto de una pareja que según decían buscaban una pareja para salir de la monotonía. Por la fotografía, ella me gustó un montón. Decían tener 37 años él y 35 años ella. Me llamó la atención y me calentó el saber que ella quería saber lo que se sentía con dos pollas a la vez.
Los llamé por teléfono y hablamos un poco. El marido me dijo que quería ver como su mujer se la chupaba a otro, mientras él se la follaba pero, sobre todo, estaban buscando a un hombre que fuera educado, discreto y limpio, y si además tenía una buena polla, mejor.
Sonriendo les dije que era la persona que estaban buscando, por lo tanto, quedamos en conocernos al día siguiente en una céntrica cafetería.
En cuanto entraron por la puerta, supe que eran ellos. Aunque en la fotografía no se le veía la cara, el cuerpo era el suyo. Buenas tetas, anchas caderas y un culo que quitaba el hipo.
Nos presentamos y tomamos un café. Hablamos de todo un poco, hasta que nos centramos en el sexo. Como eran las nueve de la noche y la gente se había ido a cenar, podíamos hablar con toda libertad.
Me confirmaron que querían montar un trío. Ella dijo, con cara de guarra, que estaba loca por estar con dos hombres a la vez.
Como se hacía tarde decidimos comernos un bocata y cuando estábamos a punto de irnos, ella que se llamaba Toñi, dijo:
-Estaba pensando que si queréis podríamos tener un primer encuentro hoy mismo. Parece ser que nos gustamos y ¿Para qué vamos a dejar para mañana, lo que podemos hacer hoy?…
Por supuesto acepté y el marido, Miguel, también.
Pagamos y nos fuimos hacia su casa caminando, ya que vivían a dos calles de la cafetería.
Toñi me dijo que si quería podía darme una ducha y que en el armario del baño encontraría un albornoz de color blanco que estaba nuevo.
Me di una ducha rápida, pero con un buen repaso a “los bajos”. Si tenía que mamármela debía estar limpia.
En cuando salí, entraron los dos a ducharse y al poco rato salieron. También llevaban un albornoz y deduje que debajo iban en bolas como yo.

Miguel, fue a la cocina, mientras me preguntaba si quería tomar algo. Le pedí un cubata y siguiendo las instrucciones de Toñi me senté en el sofá. La tía no se cortó ni un pelo, se quedó en pelotas, se arrodillo y sin mediar palabra, me abrió el albornoz y empezó a chuparme la polla. Me quedé sin palabras y como os podéis imaginar al medio minuto, mi rabo estaba a punto de explotar.
Cuando salió su marido de la cocina con las copas en la mano, sonriendo dijo:
-Vaya, veo que has empozado sin mí. Me parece bien, pero déjame ver como tiene la polla, a ver si es un pollón tal y como tú querías.
Toñi se la sacó de la boca y mientras me la pajeaba se la mostraba a su marido como su fuera un trofeo. Entonces, se levantó y se sentó a mi lado. Miguel se acercó y se sentó dejando en medio de los dos. Bebimos unos tragos y entonces Toñi dijo que quería seguir chupándome, pero que estaríamos mejor en la cama. Mientras nos dirigíamos hacia la habitación, Miguel me preguntó si no me importaba que me sacaran unas fotografías, le dije que me daba igual.
Me hizo tumbar en la cama y siguió con la mamada. La tía era una experta y a los pocos minutos tenía unas ganas de correrme que no sabía si podría aguantar. Como se dio cuenta del tema, paró y le dijo a Miguel que se acercara a la cama. Nos hizo sentar el uno al lado del otro, se arrodilló y fue alternando las chupadas. Aquello, me dio un respiro y pude aguantar la eyaculación.
De pronto paró y dijo que ya era hora de que me la follara. Se colocó a cuatro patas, de cara al cabezal de la cama y dejó a mi alcance su chocho depilado y su ojete palpitante.

No me lo pensé ni un momento, me agarré mis 24 centímetros y se los metía de golpe en el coño. Toñi soltó un grito y le dijo a su marido:
-Joder Miguel, que gusto da que te taladren el chocho con una polla como esta. Oh, qué bueno, sigue, no pares que voy a correrme.
La bombee un buen rato, hasta que se puso a gritar diciendo que se corría. Pude notar su orgasmo, pero aquello me excitó tanto, que la saqué y me corrí sobre sus nalgas.
Cuando acabé, me di cuenta que Miguel estaba sentado en la cama, pelándosela a toda velocidad. Entonces Toñi me dijo:
-Me gustaría que me comieras el chocho.
La hice colocar a cuatro patas en la cama, me tumbé cómodamente y le dije:
-Dame tu chocho guarrilla, te vas a enterar lo que es correrse.
Bajó su chocho hasta mi boca y empecé a lamerle la raja. Le mamaba el clítoris y se lo follaba con la lengua. Toñi se movía sin parar y al poco rato, estaba restregando su almeja contra mi cara y soltando fluidos sin parar, mientras decía que era la mejor comida de su vida.
Entonces decidí hacerle algo que me encanta. La agarré por las caderas, acerque su chocho a tope y en cuanto le encontré el botoncito, se lo mamé sin parar. Esto la puso a tope, intentaba escaparse, pero no la dejaba. Gritaba, maldecía, pero no paraba de correrse. Literalmente, me estaba cabalgando la boca. Pero entonces, ocurrió algo con lo que yo no contaba.
Noté como alguien me agarraba mi erecta polla y empezaba a mamarla con una suavidad y lentitud que me desconcertó. Si, no me equivocaba, Miguel me estaba haciendo una mamada.
Mi estimado rabo, solo lo habían tocado y chupado mujeres, pero no pude o no quise reaccionar, era la mejor mamada de mi vida, por lo tanto, me dejé llevar.
Cuando Toñi, se dio cuenta, se levantó, se acercó a su marido y empezó a acariciarle la polla y los huevos, creando una “cadena de placer”.
Miguel me comía los cojones con una habilidad, me la mamaba y chupaba con tal maestría que no sé porque, no pude evitar correrme en su boca.

El tío no me soltaba, y mientras me estaba corriendo, paró, pero en cuanto ya no soltaba ni una gota, en lugar de dejarme como siempre les he pedido a las tías que han estado conmigo, siguió chupando y succionando. Al principio me dolía, pero a los pocos minutos, volví a sentir tal gusto que mi cipote volvió a ponerse duro. No entendía lo que estaba pasando, pero el placer era infinito.
Toñi se tumbó en la cama y me pidió que me la follara. Se la metí en el chocho y empecé con mi follada. Entonces Miguel, aprovecho la ocasión, se colocó delante de mí y me metió de un solo golpe sus 20 centímetros en mi boca, virgen hasta que el día de rabo.
Quise resistirme, pero Toñi me tenía agarrado por las caderas y Miguel me había cogido la cabeza y me estaba follando la boca. Pasé de todo y me dediqué a follar y a mamar sin parar. Era una nueva sensación eso de tener una polla en la boca y notar que estaba dura y palpitante. Estaba tan concentrado que no me di cuenta de que Miguel aceleraba y se corría.
No puedo negarlo, tuve una arcada que casi vomito, pero como no me soltaba, me la trague y pasado los primeros momentos, seguí chupando y limpiándosela hasta que Miguel la sacó.
Nos tumbamos los tres en la cama, en silencio y sin mirarnos. Miguel rompió el silencio diciendo:
-Pablo, lo siento, la idea era explicarte nuestras intenciones, no hoy mismo, sino después de unos cuantos encuentros. Pero en cuanto he visto tu polla no he podido resistirlo. Soy bisex practicante, pero lo de hoy, no me había ocurrido nunca.
Estuve un rato callado, y le contesté:
-Vale acepto tus disculpas. Es la primera vez que me como un rabo, pero no quiero ser hipócrita. Con tu mamada he disfrutado muchísimo y me parece justo devolverte el placer. Si os parece bien, y nos volvemos a ver, por mi parte no hay inconveniente en “ir probando”.
Dicho esto, nos fuimos a dar un buen baño, tomamos unas copas y nos despedimos.
Esto ocurrió hace un año y seguimos viéndonos un par de veces como mínimo a la semana. Han pasado muchas más cosas, pero esto ya os lo contaré otro día.
Un besito