Relato erótico
Perspectivas cumplidas
Los compañeros de trabajo de su novio montaron una fiesta y él le pidió que asistiera. No se lo pensó ni un momento. Sabía que formaban una “pandilla” muy marchosa y estaba segura que lo pasaría muy bien.
Almudena – GUADALAJARA
Amiga Charo, un viernes por la tarde me llamó por teléfono Alfonso, mi novio, el que siempre calma mis deseos sexuales en mi cama, o fuera de ella, y me dijo que si quería acompañarlo esa noche a una reunión de la oficina con algunos compañeros y como de costumbre yo acepte.
Me recogió hacia las 8 de la noche en mi apartamento y como yo ya sabía cómo terminarían esas famosas reuniones, me vestí para la ocasión con una falda diminuta y debajo de ella absolutamente nada, coño al aire, una blusa semitransparente y sin sujetador para que se intuyera casi a la perfección la forma de mis mamas, gordas y tiesas, y unas sandalias de plataforma.
Cuando me subí a su coche él hizo un comentario sobre lo provocativa y sensual que estaba, le di un beso en la boca y le acaricié su verga por encima del pantalón. Esto pareció ponerlo un poco caliente, pues también acarició mi coño, pero cuando se dio cuenta que no llevaba ropa interior se sorprendió un poco. Yo me sonreí y le pregunté por qué se asustaba diciéndome que, como siempre, yo quería que esa noche fuera algo especial con sus amigos.
Él, me seguía acariciando el coño, metiendo sus dedos en mi chochito hasta que le dije:
– Antes de llegar a la fiesta quiero ver como tienes la polla.
Mientras él conducía, le saqué del pantalón su verga, que ya estaba un poco tiesa, y me dispuse a hacerle una buena mamada. De pronto nos metimos por una calle oscura y allí detuvo el coche diciéndome:
– Quiero que te bajes del coche, me muestres el culo y camines un buen rato así mientras yo me hago una paja.
Al principio la idea no me gustó pues me daba miedo que pasara alguien y me viera pero, ante su insistencia, terminé aceptando. Me bajé del coche y decidí quitarme la falda y la blusa quedando completamente desnuda, solo con mis altísimas sandalias, caminando frente al coche, mientras, él me seguía lentamente. Pasó uno que otro coche y pitaban y gritaban diciéndome cosas como:
-¡Que tetas tan grandes, que culote, perra, estás buenísima para darte por el culo!
Caminaba lenta y sensualmente, podía sentir como mis nalgas se movían, ya que por los zapatos tan altos se movían un poco más. Después de un rato, mi novio me hizo subir al coche y me dijo:
– A ver como mueves ese culote, me voy a correr en tu boca.
Aprisioné su verga con mis labios, me la metí toda y en el acto sentí como se corría a chorros. Después de tragármelos me dijo:
– ¡Vístete, que vamos a divertirnos de lo lindo!
Me vestí dentro del coche y cuando llegamos había cinco amigos suyos y dos chicas que estaban sentadas, y al vernos mi novio dijo:
– Bueno muchachos, yo también traje comida – y señalándome me colocó en el centro de la sala.
Todos, me saludaron mientras mi novio, dándome la vuelta, me subió la falda quedando al descubierto mis nalgas y me dio una palmada en el culo. Entonces uno de los chicos dijo:
– Yo quiero ver también por delante.
Me di la vuelta, me subí la falda y les enseñé mi coño, que ya estaba caliente.
– Baila – dijo otro chico.
Me quité la falda y la blusa, quedando totalmente desnuda, empecé a bailar sola acariciándome las nalgas, las tetas y metiéndome los dedos en el coño, que después chupaba y recorría mis labios con mi lengua con insinuante provocación. Al cabo de un rato, les pregunté:
– ¿Quien va ser el primero que meta su polla en mi boca?
Al mismo tiempo, todos dijeron “yo”, pero yo les contesté:
– Primero quiero ver lo que me voy a comer.
Rápidamente sacaron, los cinco, sus pollas de los pantalones, ya tiesas y duras. Había uno que tenía una verga muy larga y esa me llamó mucho la atención por lo que me dirigí hacia a él y arrodillándome, le acaricié la polla y luego me la metí a la boca, sacándola y metiéndola, dejando su cabeza mojada de saliva mientras con mis manos acariciaba las vergas que estaban a los lados.
– ¡Quiero que pongas el culo y me muestres a mí y a mis amigos lo que me estabas mostrando en el coche! – me dijo mi novio.
Ofreciendo el culo, sin dejar de mamar la verga que tenía en la boca, mi novio acariciaba mis nalgas y me las abría mostrándoles a sus amigos mi ano diciendo:
– Este ano es el más delicioso que os vais a comer, mirad como se abre con una verga como la mía.
Diciendo esto fue introduciendo poco a poco su verga en mi culo. Yo gemía de dolor y placer porque no lo lubricó antes de metérmela, y entonces otro se tendió en el suelo y dijo:
– Ven, quiero hacer un bocadillo contigo, súbete a esta polla que te está esperando.
Sacando la polla de mi boca y la de mi culo, me metí la verga de ese chico en el coño y les dije:
– ¿Quien me la va a clavar ahora en el culo? – y señalando a otro chico, añadí – Ven que te la quiero mamar.
Se me arrimaron dos chicos más y uno de ellos me dijo:
-Yo quiero probar tu culo – y echándose un poco de crema en su polla y otro poco en mi culo, añadió -Esto te va a encantar.
Fue metiéndola en el culo hasta los huevos y yo le dije:
– ¡Cabrón, muévete que éste que tengo abajo no puede!
Le metí las tetas en la boca mientras que el que me estaba dando por el culo se movía deliciosamente y le dije:
– ¡Dame más duro que me gusta que me duela el culo, cabrón!
De pronto el chico al que se la estaba mamando dejó salir un chorro inmenso de leche en mi boca y seguidamente sentí mi culo y mi chocho invadidos de leche calentita, escurriendo con mi coño y mi ano aquellas vergas para que saliera hasta la última gota. Cuando retiraron las pollas de mis satisfechos agujeros y después de descansar un rato, les dije:
– Bueno, pedazo de cabrones, también he traído una sorpresa – y saqué de
mi bolso un enorme consolador.
Todos lanzaron una exclamación al ver semejante cosa tan grande y tan gruesa. Yo estaba sentada frente a todos y les dije:
– Ahora mirad lo que voy a hacer con esta polla tan enorme.
Hice como si fuera una verga humana y empecé a metérmela a la boca y a hacerle una buena mamada, esto puso nuevamente caliente a los chicos y a las chicas, que empezaron a mamar las vergas de los chicos que estaban a su lado y los demás a hacerse una paja. Esto me daba más ganas de seguir mamando y me acariciaba el coño con los dedos. Después, uno de ellos me gritó:
– ¡Queremos que te lo metas en el culo!
Yo acepté encantada, pues mi culo ya estaba pidiendo verga nuevamente, saqué un pote de vaselina de mi bolso y embadurne el consolador y luego me eché en el culo, me giré de espalda al público expectante y poco a poco fui introduciendo la punta de la verga plástica, pero eran tan grande y tan gorda que apenas si cabía en mi pequeño y apretado ano.
La verdad sentía mucho dolor pero los chicos me animaban a metérmela más y con todo lo que me decían me ponía más cachonda de lo que ya estaba.
Yo hacía movimientos circulares imitando una verga de verdad hasta que fue entrando toda y por fin logré que el pollón de plástico entrara en mi culo, aunque haciéndome gritar de dolor. Después uno de los chicos se acercó a mí y yo le dije:
– ¡Muévela, que me voy a correr!
Creo que tuve uno de mis mejores orgasmos al sentir una verga tan inmensa y tan gruesa en mi culo. A continuación uno de los chicos se situó frente a mí y me metí su verga en la boca que, la verdad, me supo a gloria pues estaba tan cachonda que quería tener todas aquellas vergas dentro de mi cuerpo. Señalando a otro chico le hice señas, sin sacarme la verga de la boca, le indiqué que se acostara en la alfombra para que me clavara su polla en mi coño mientras seguía con la verga plástica en el culo. El chico así lo hizo, se tendió en el suelo y como perra en celo, me clavé su polla tiesa y dura sin ningún problema
De pronto uno de los chicos dijo:
– ¡Sácate esa verga, que quiero ver cómo te ha quedado el culo!
Lentamente me fui sacando la verga de plástico sin desenganchar mi coño de la otra y cuando salió la verga de mi ano este quedo trasformado en un gran agujero y de pronto el chico exclamó.
– ¡Este culo esta tan abierto que perfectamente le cabe dos vergas!
La verdad es que mi ano estaba tan dilatado que ni sentiría la entrada de las dos vergas. Dos chicos se situaron en mi espalda y ambos, cogiendo sus pollas, fueron apretándolas en mi ano hasta que, poco a poco, se fueron metiendo en mi culo. Yo gritaba de placer, pues la sensación que se siente estar penetrada por todos los agujeros de tu cuerpo y más sintiendo dos vergas en el culo, es única, y sentir como saltaban los dos chicos que me estaban dando por el culo, me hacían sentir como una verdadera puta y esto me excitaba aún más.
Después de un buen rato de estar con cuatro pollas dentro de mí, en la boca, en el coño y dos en el culo, me las sacaron y apuntando hacia mí, me bañaron en semen. Era una gozado notar cómo se escurría por mi cara y por mi cuerpo aquella preciosa y deliciosa leche.