Orgía total

Una buena amiga le llamó para ir el fin de semana a un chalet de unos amigos. Al final fueron dos chicas y tres chicos. Fue “casi” una orgía.

Víctor – Alicante
Mi testimonio empieza cuando cierto día recibí una llamada de teléfono de Sonia, una muy querida amiga, para decirme que con sus amigos Oscar, Sergio y Eva planeaban un fin de semana en la playa y todos estaban de acuerdo en invitarme. Acepté encantado.
Fuimos los cinco en el coche de Oscar y por el camino nos reímos un montón contándonos chistes. Finalmente llegamos a la casa donde nos alojaríamos el fin de semana. Era un chalet que los amigos de Sonia y lo alquilamos entre todos.
El lugar era muy agradable y acogedor, y había habitaciones para todos, así que descargué mis bolsas en la habitación y en un momento estaba listo para ir a la playa. Yo fui primero y di un paseo por la orilla. A la vuelta, encontré a Sergio y Eva, que también estaban dando un paseo. Esa noche, fuimos a cenar todos a un pequeño restaurante cerca de la playa y a saborear algunos mariscos, pero no fue a ningún otro sitio ya que estábamos algo cansados del viaje y preferimos guardar energías para la playa al día siguiente.
Al otro día nos levantamos a horas diferentes cada uno y yo fui uno de los últimos. Me levanté un poco antes que Sergio, que era más dormilón que yo. Uno a uno, fueron a la playa pero yo fui ya por la tarde y me uní al grupo, que estaba disfrutando del hermoso día de sol, y me acosté sobre la toalla boca abajo sin poder quitar los ojos de Sonia que llevaba un tanga blanco diminuto, que dejaba ver todas las formas de su cuerpo. El hilo de su tanga se metía dentro de la raja de su culo dejando libres sus redondas y carnosas nalgas. Miré a Sergio y Oscar y pude notar que ellos también observaban de reojo a Sonia, admirándola. Sergio jugaba al vóley con Eva y a veces perdía puntos por tener los ojos en Sonia en vez de en el juego. De pronto vi que Sonia iba en dirección a la orilla, moviendo su hermoso culo en un andar sensual, y se metía en el mar, entre las olas que acariciaban su cuerpo de diosa. Parecía una Venus emergiendo del mar. Incluso me ponía celoso del mar, que se adueñaba de su cuerpo.
Para ser discreto esperé unos cinco minutos hasta que me levanté y me fui hacia la orilla como quien quiere darse un baño, aunque lo que en realidad quería era estar cerca de Sonia. Me metí en las primeras olas, que estaban frías, mientras Sonia ya estaba nadando en lo más profundo. Me acerqué a ella y cuando me vio, me sonrió. Comenzamos a jugar juntos. Hacíamos carreras a nado hasta la orilla y empecé a preguntarme si ella ya habría adivinado mis intenciones. De pronto vi que Oscar también entraba en el agua, pero él no participaba de nuestros juegos.

De repente Sergio nos llamó proponiéndonos ir todos a tomar algo al chiringuito, pero Sonia quería quedarse un rato más y Oscar también se quedaba un rato más. Yo percibí que ellos dos tenían que charlar sobre algo, así que traté de calmar mis ansias de estar cerca de Sonia y me fui con Sergio y Eva.
Cuando estábamos llegando al parador, vi que detrás, a pocos metros, venían Sonia y Oscar, con cara de que haber estado hablando de algo serio. Nos sentamos en una mesa Sergio, Eva y yo, y nos pusimos a charlar y hacer bromas. Intentaba olvidarme del cuerpo de Sonia mirando a Eva. Eva no es tan bonita, ni tiene tanta teta, pero me gustaban sus piernas. Eva estaba sentada de piernas cruzadas al mi lado y tenía una vista privilegiada de ella. Al poco rato, llegaron Sonia y Oscar y se sentaron. Sergio bromeó diciéndoles:
– ¿Ya habéis terminado de follar vosotros dos?
– ¡Qué estúpido eres! – le respondió Sonia.
Una vez en casa, nos duchamos por turno. En el momento en que yo me estaba duchando, me dieron ganas de masturbarme con el recuerdo del cuerpo de Sonia, pero me contuve. Al fin y al cabo la noche estaba comenzando y no sabía qué podría pasar. El último en ducharse fue Sergio. Los otros cuatro ya estábamos en la sala tomando unas copas, escuchando música y esperando que el bromista estúpido del grupo terminara. En determinado momento Oscar y Sonia estaban en la cocina. Me asomé y vi que él le estaba dando unos masajes a ella. Comencé a arder de celos, volví a la sala y vi a Eva frente al equipo de música bailando sensualmente. Me uní a ella y los dos comenzamos a bailar. Sergio salió del baño. Nos vio bailando y lanzó otra de sus estupideces:
– ¿Otra vez comenzó la follada?
– ¡Idiota! – le respondió Eva y siguió bailando.
Sergio se unió al baile. Yo estaba delante de Eva y el detrás. A Eva parecía gustarle la situación, sonreía y se ponía cada vez más sensual. Sergio, desde atrás, abrió su toalla. Eva no lo veía porque estaba de espaldas. Él apuntó su verga erecta hacia el culo de Eva, que estaba vestida con un short bastante corto y una camiseta sin mangas. Sergio me lanzó una mirada cómplice riéndose de su gracia y yo me reí con él. En eso, entraron en la sala Oscar y Sonia y esta, al ver la escena, abrió los ojos asombrada.
– ¿Qué es esta juerga? – preguntó Oscar entre risas.

Sergio se apresuró a cerrarse la toalla.
– ¿Qué estabas haciendo, degenerado? – le preguntó Eva a su vez.
Sergio se rió y Oscar dijo que Sonia y él iban a salir un momento.
-Dale duro a Sonia, que nosotros nos encargamos de Eva – le respondió Sergio.
– Siempre el mismo idiota – dijo Eva.
– ¡Mira como me tienes! – le decía a Eva.
Eva me tomó de la mano y me invitó a bailar con ella pero me dijo que primero me quitara la ropa. Comencé a sacarme prenda tras prenda y ella me miraba a medida que desnudaba. Finalmente me quedé en calzoncillos con el “paquete” hinchado.
– Tienes dos pollas para elegir – le dijo Sergio a Eva, se abrió la toalla y agregó – Aquí tienes una ya preparada.
Eva lo miraba y se reía. También me miraba a mí como preguntándome si yo también me enganchaba en esa onda. Sergio comenzó a apoyarle la polla en el culo que Eva se movía mirándome. En eso, oímos que se abría la puerta de entrada y los tres corrimos a sentarnos y disimular, poniéndose Sergio la toalla de nuevo. Eran Oscar y Sonia que al vernos en ropa interior nos preguntaron de qué iba aquello.
– ¿Nos perdimos la fiesta? – bromeó Sonia mirándome a los ojos.
– No, acababa de empezar – respondió Sergio.
Los dos estábamos en erección todavía, y dándose cuenta Oscar, nos dijo:
-Sí, ya veo las “banderas” tiesas.
-Estábamos haciendo striptease – aclaró Eva.
Entre risas, nos pusimos a conversar. Los que estábamos en ropa interior nos quedamos así, hasta que Eva les propuso a Oscar y Sonia que también hicieran striptease. Yo me preguntaba dónde habían ido Sonia y Oscar. Después ella me diría que fueron a discutir porque ellos dos habían salido juntos un tiempo y él quería volver con ella, pero ella no quería y me confesaría que era porque yo le gustaba mucho. Sonia llevaba con una minifalda que dejaba ver sus muslos morenos y un top que marcaba sus deliciosas tetas. Se sacó la falda y el top quedándose en ropa interior. Yo me sentí en la gloria al contemplarla y más porque ella me miraba mucho mientras se desvestía. Oscar se quedó también en calzoncillos.
Decidimos continuar con el juego del striptease y propusimos que las chicas se quitasen los sostenes.

Eva se lo quitó primero, muy sensualmente. Mostró sus tetas lindas y redonditas, pero a mí me enloquecían las de Sonia, grandes y carnosas. Todos querían que Sonia mostrara sus tetas, pero a ella se le notaba con vergüenza y no se quitaba el corpiño. Eva pareció haberse dado cuenta y quiso ayudarla. Se levantó y se fue en dirección a la cocina con la excusa de buscar una botella y le pidió a Oscar que la acompañara para bajar unas cajas de vino que había allí. Ella entonces le preguntó a Sonia si quería que trajera una botella o dos. En realidad le estaba preguntando en código si quería quedarse con uno o con dos, como me enteraría después. Sonia respondió que una, así que Eva le pidió a Sergio que también la acompañara. Sergio se imaginó una fiestecita en la cocina y se fue con ellos, mientras, Sonia y yo nos quedamos conversando y tomando lo que quedaba.
De pronto, oímos gemidos en la cocina, me levanté, me asomé y vi a Eva de rodillas haciéndole una mamada a Oscar, mientras, desde el suelo, Sergio se la follaba por detrás. Volví caliente con la imagen y Sonia me preguntó qué pasaba.
– Eva está gozando con los dos machos – le respondí.
Nos reímos al unísono. Me senté al lado de Sonia en el sofá y le acaricié la cabeza. Ella me miró y le di un beso en la boca, contestándome ella con pasión, metiéndonos mutuamente las lenguas en nuestras bocas. Su cuerpo estaba caliente, su piel me excitaba más. La recosté sobre el sillón, me puse encima de ella y le desabroché el corpiño mientras, oíamos como Eva seguía gimiendo. Estaba teniendo unos buenos orgasmos y me excitaba oírla. Pude ver las grandes tetas de Sonia, se las estrujé, se las chupé, se las mordí. Luego metí la mano debajo de su tanga, le toqué el coño y lo noté húmedo. Pasé mi dedo por su clítoris y se lo acaricié luego fue lamiéndole el abdomen, bajando hasta su entrepierna y apartando un poco su tanga, le empecé a lamer el coño hasta que Sonia tuvo su primer orgasmo. Entonces me saqué el calzoncillo, le mostré mi verga, le abrí las piernas y se la metí en el chocho, primero la puntita y después toda hasta el fondo. Me la follaba mientras nos besábamos, mordiéndonos los labios el uno al otro y a ratos me comía sus tetas.
En eso, entró Oscar que volvía de la cocina desnudo, y nos vio follando. Sonia no se dio cuenta, pero yo lo vi. A Oscar se le levantó la polla y se empezó a pajear. Finalmente Sonia lo vio y le pidió que se acercara. Oscar se acercó con su polla hasta la boca de ella y Sonia empezó a chupársela muy golosa, mientras yo seguía follándomela. En eso, entraron en la sala Sergio y Eva desnudos. Estaban exhaustos y se quedaron viendo la escena. A Sergio se le levantó, Eva se arrodilló y empezó a chupársela mientras, sobre el sofá, Sonia seguía siendo penetrada por mí chupándole la polla a Oscar.

En un momento dado Eva se sacó la polla de Sergio de la boca y se la ofreció a Sonia. Sergio se acercó, se colocó frente a ella y yo saqué mi verga del coño de Sonia, ella se sentó en el sofá y empezó a comerse la polla de Sergio mientras nos pajeaba a Oscar y a mí. De repente Sergio descargó su leche en la boca de Sonia y Oscar y yo largamos nuestros chorros sobre su cara y sus tetas. Sonia tomó mi polla y me la limpió toda con la boca, después hizo lo propio con la de Oscar.
Nos quedamos los cinco tendidos por toda la sala, exhaustos. Sonia y yo nos quedamos en el sofá abrazados. Decidimos juntar los colchones en el suelo para dormir todos juntos desnudos esa noche y así fue que dormimos aunque, de madrugada nos despertamos y echamos un polvo más en grupo.
A los amigos de Sonia, después los vi en algunas ocasiones, pero no volvimos a estar todos juntos ni para follar, pero cuando veo a Sonia, siempre recordamos ese fin de semana en la playa y nos excitamos juntos.
Saludos.