Relato erótico
Nueva ciudad, nueva experiencia
La empresa la promociono y le propuso cambiar de ciudad. Como en aquel momento no tenia pareja y tenía ganas de nuevas amistades, aceptó. Solía ir algún fin de semana a su casa, pero el tiempo y lo que se gastaba en los desplazamientos hicieron que desistiera. Estaba algo aburrida hasta que ocurrió algo en la comunidad de vecinos.
Silvia – Valladolid
Esta historia comienza unos meses después de que me trasladara por motivos de trabajo a una nueva ciudad, mi empresa alquilo un piso en el centro. Los primeras semanas con el traslado y adaptarme al trabajo se pasaron volando pero luego en una nueva ciudad sin conocer a nadie nada más que a los compañeros de trabajo, me sentía un poco sola aunque al principio viajaba algunos fines de semana a mi ciudad natal mi economía y mi estado físico termina resintiéndose. Así que termine por quedarme los fines de semana en la casa nueva viendo películas de video y chateando en Internet donde me quitaba esa mascara de chica tímida, Un día en la cola del pan una vecina me comento que habían alquilado un piso en la última planta durante un año a una productora de cine para rodar películas.
El fin de semana empezaron a trasladar cámaras y equipos de rodaje. Como ese fin de semana era de cuatro días por el puente que hicimos en
la empresa, me marche a mi ciudad natal. Cuando regrese aparentemente había terminado la grabación, así que cuando me tope con la vecina le comente:
-Que pronto ha terminado el rodaje yo creía que se quedarían más y que a lo mejor podríamos actuar de extras.
La vecina me contesto:
-Quita quita, menos mal que nos dimos cuenta a tiempo del tipo de rodaje que estaban haciendo que sino…
¿Qué tipo de rodaje demasiado violento?
-No, más bien demasiado “erótico festivo”
-O sea que era una peli porno.
-Si, pero no veas la que se montó cuando un vecino se enteró. Llamamos al dueño del piso y le dijimos lo que pasaba y que este era un bloque de gente decente, así que han dejado de rodar aunque creo que el director de la película se ha quedado a vivir, espero no toparme con sea gente en el ascensor.
Mientras me hablaba yo estaba alucinada gente decente pero si seguro que vuestros maridos conocen a todas las chicas que salen en esas películas, ¡lo que hay que oír!
A la mañana siguiente cuando iba a trabajar me encontré con
el “famoso” vecino, coincidimos en el ascensor mientras bajábamos yo le salude, él con cara de extrañado me devolvió el saludo, no volvimos hablar. Hasta que al volver del trabajo me lo encontré de nuevo, nos saludamos y me pregunto si yo vivía ahí yo le conteste que si que era su vecina del cuarto, y que me imaginaba que debía ser el famoso vecino del ático, el con una sonrisa encantadora me dijo que si y que se había extrañado esta mañana de que le saludara y montara en
el mismo ascensor ya que nadie más del bloque lo hacía, yo le conteste que los vecinos de aquí parece que no han progresado moralmente como en el resto del país.
Se echo a reír, con una risa encantadora.
Cuando llegue a casa me di cuenta de lo excitada que estaba, pensé que hacía mucho, mucho tiempo que no echaba ni un triste polvo y de lo mucho que me gustaría echarlo con él, cosa por otro lado totalmente improbable, porque está muy bueno, trabaja como director de pelis porno y conocerá a muchas actrices macizas que estarán encantadas de hacérselo con él.
En esto sonó el timbre de la puerta, mire por la mirilla alucinando de que era él ¿Vendrá a pedirme sal? Sal le daría yo a otra cosa, dios mío estoy muy necesitada pensaba yo. Abrí la puerta
-Hola de nuevo vecinita, la verdad es que venía a pedirte sal, pero esa era
una excusa ya que como me has comentado que eres de fuera y no conoces a mucha gente por aquí quería saber si te interesaría que nos relacionáramos como amigos en vez de cómo vecinos educados, por cierto mi nombre es Daniel.
-El mío es Silvia y si estaría encantada de aquí un amigo que no tuviera nada que ver con el trabajo, por cierto pasa ¿me puedo fiar no? espero que además de director de pelis no seas un psicópata
Se echo a reír con una risa que hacía que se me cayeran las bragas. Estuvimos hablando de lo que me estaba costando adaptarme a
todos los cambios sufridos, que echaba de menos a mi familia etc.
Era tarde y nos despedimos, no sin antes invitarme al día siguiente a una cena en su casa, ya que al tampoco le gustaba estar solo, yo le conteste que aceptaba, pero que me tenía que contar un poco de su vida ya que yo le había contado toda la mía. Sonrió y me dio un beso en la frente, como me hubiera gustado que hubiera sido en otro lado-.
Al día siguiente por la noche yo estaba muy nerviosa, no
sabia que ropa ponerme me parecía que todo me queda mal, estuve a punto de no subir, pero subí y no creo que me arrepienta. Me abrió la puerta me saludo y me dio un beso en la frente, cuando entre había una rubia de 1.90 con unos pechos enormes que se entreveían a través de su blusa, yo me sentí algo decepcionada ya que creí que íbamos a cenar los dos solos, creo que se me noto en la cara.
Daniel me presento a Judith y me dijo que ya se marchaba porque la esperaban para un largo rodaje.
-He pedido comida china, espero que te guste –dijo-
-Si me gusta, sobre todo las ensaladas.
Pasamos un par de horas hablando de su trabajo, de que estaba cansado de esas chicas como Judith las cuales no tenían ninguna imperfección física, ya que si tenían alguna pasaban por quirófano.
Añadió que para él era un trabajo y aunque la gente se pensaba que debía acostarse con todas las actrices no era verdad. Sonriendo dijo que el sexo le gustaba, pero siguiendo un “protocolo”, cenar, charlar y si se terciaba…
Y yo pensando en echar un polvo, que desilusión. Sonó el timbre, era Judith que quería hablar con Daniel, así que como no esperaba mojar, me despedí y me fui a dormir a casa después de darme una ducha muy fría.
Cuando estaba acostada con mi pijama de franela calentito, llamaron a la puerta, mire por la mirilla y era Daniel, abrí la puerta extrañada, me cogió y me pegó un morreo impresionante, al terminar se disculpó, me dijo que con el pijama que llevaba le ponía cachondo y que había notado (como para no darse cuenta) que el también me gustaba
Estaba alucinada pensé que estaba soñando. Le dije que pasara y que se
pusiese cómodo. Le confirmé que me gustaba pero, que no me hacia ilusiones ya que, a pesar de lo que me había contado, tenía a su disposición a mujeres guapas y con unos cuerpos de vértigo.
Insistí en que se quitase el abrigo y lo hizo. Iba completamente desnudo, exceptuando unos calcetines largos. Quedaba gracioso, pero nada erótico y se lo dije sonriendo.
Entonces me fije en su instrumento estaba muy bien dotado. Me miró y dijo mirando su polla:
-Antes de ser director había sido actor.
Se abalanzo sobre mí, me quitó la parte de arriba del pijama masajeando mis senos, los cuales estaban muy duros, besaba suavemente mi cuello mientras me quitaba el pantalón y las bragas, me sentó en el sillón y empezó a lamer todo mi cuerpo, empezando por el cuello pasando por mis pechos, el ombligo y mi chocho que estaba muy húmedo,
siguió lamiendo todo mis fluidos, hasta que alcance un orgasmo bestial.
Su polla grande y gorda estaba totalmente empalmada así que me la metí como pude en la boca y empecé a lamer y chupar, como el mejor helado que nunca me había comido, chupe el glande, le lamí los testículos…
Él, mientras me acariciaba y me introdujo un dedo en mi chocho. Estaba totalmente empapada. Se aparto y me tumbé boca arriba en la alfombra, y esperaba muy nerviosa que me penetrara con su enorme cipote. Me la clavó sin avisar y me sentí totalmente empalada, empezó con suaves
embestidas, hasta que se hicieron más y más fuertes, creí que me iba a
destrozar, pero empezó un segundo orgasmos, el cual me hizo temblar.
La sacó de mi chocho y me la metió en la boca empezó a correrse. Soltó tal cantidad de leche que casi me ahogo. Me tragué hasta la última gota.
Descansamos un momento empezó a besarme y lamerme de nuevo pero esta vez empezó por la nuca, la espalda y mi culito. Empezó a acariciarme con su capullo mi ojete. Le dije que parase, que por ahí era virgen y con su polla me iba a destrozar
Paró y lo oí revolver los cajones del baño, trajo un tubito de vaselina que tenia para los labios y me dijo que no me preocupara, que me dejase llevar y que disfrutaría como nunca.
Puso la vaselina en mi orificio, y en la punta de su polla, a continuación introdujo la punta del capullo y poco a poco fue empujando, ¡que dolor pero que placentero! cuando la metió del todo creí morir. Empezó con suaves embestidas hasta que fue acelerando, era increíble el placer que me proporcionaba. Me corrí y me lleno el culo de leche.
Se acercó, me dio un beso en la boca y se puso el abrigo. Se marcho y me quedé, cansada, satisfecha y alucinada. Espero que no tarde en volver a llamar a mi puerta. Ya os contaré.
Un beso