Nos gusta tanto follar

Tenían experiencia en el intercambio de parejas. Estaban de vacaciones en Ibiza y fueron a un club de parejas. Les recibió la relaciones publicas y su mujer le conto sus experiencias. Follaron como posesos y cuando regresaron a Madrid, tuvieron un encuentro con la pareja con la que follaban.

Oscar – Madrid
Somos Catalina y Oscar, un matrimonio cincuentón que en Ibiza fuimos a un club de intercambio donde hicimos el primer trío. Nos recibió una mujer de unos 45 años que nos preguntó si era la primera vez y al decirle que sí, se sentó con nosotros. Nos dijo que cuando más animado estaba eran los viernes y los sábados ya que la mayoría de los clientes son parejas pero que si nos apetecía, nos presentaba a algún chico para charlar y que nos hiciera la estancia más amena. Mientras estuvo sentada con nosotros, yo no paraba de tocarle el culo y las piernas sin que ella hiciera nada para evitarlo. Con mucha habilidad, nos sacó nuestra experiencia y así supo que a Catalina se la había follado otro y que incluso se sintió muy a gusto con Pilar.
-Sabiendo esto, si viene un matrimonio que suele acudir los jueves y ella es bisex, se lo presentaré -nos dijo.
Al rato nos presentó a un chico de unos 35 años, de aspecto majo y muy agradable en su conversación. Nos invitó a una copa. Supimos que era soltero y que tuvo novia pero que lo dejó para irse con su mejor amigo. El tema era siempre el sexo. Que sí lo habíamos pasado bien con ese matrimonio, que si habíamos hecho tríos, etc.
Cuando tocaron música muy lenta, sacó a bailar a Catalina. Al rato estaban muy abrazados y a pesar de la oscuridad, yo veía como él agarraba a mi mujer por el culo. Sin saber porque, me encontré nervioso pero con la polla a tope viendo como un chaval comía la boca a mi mujer y que, ya sin disimulo, le había levantado la falda y le metía mano en el culo y en el coño. En un momento se acercaron a la mesa y Catalina me dijo que saliera con ellos a la pista. Así lo hicimos. Nada más arrimarnos a Catalina, ella cogió la polla del chico, que no sabíamos ni como se llamaba, y la mía, mientras nosotros, a cuatro manos, no dejábamos ni un centímetro del cuerpo de mi mujer sin sobar. Así fue como, yo por detrás rozándole el culo con mi polla y el amigo metiéndole una mano en el coño haciéndole una paja al tiempo que le chupaba una teta, al momento explotó con unos chillidos de placer diciendo:
– ¡Sí, sí… seguid así… me estoy corriendo… oooh…!.
La muy zorra se corrió como una bestia mientras nosotros teníamos las pollas a tope. Así nos fuimos a la mesa, tomamos otra consumición y cuando ya estábamos más calmados, este chico propuso que pasásemos a un cuarto lleno de colchonetas. Así lo hicimos. Allí había tres parejas que estaban follando y otro grupo de dos chicas y tres chicos. Nosotros nos situamos cerca de este grupo. Catalina se quedó contemplando como una de las chicas estaba agachada, comiendo la polla de uno mientras otro, detrás de ella, se la follaba a estilo perro y la otra pareja le sobaban las tetas, hasta que dando grandes chillidos demostró que estaba corriéndose.

– ¿Te gusta esta postura o prefieres la tradicional? – le preguntó entonces el chico a mi mujer.
Yo estaba muy cachondo sólo de pensar que se iban a follar a mi esposa y le dije al amigo:
– A ella le encanta que le coman el coño así que, anda, cómeselo antes.
Fue dicho y hecho. La tumbó en la colchoneta, la abrió de piernas y metió la boca en su coño mientras yo me la meneaba escuchando los suspiros que daba Catalina. Cuando él creyó oportuno, la colocó a cuatro patas y empezó a follarla tipo perro.
– Si no te importa – le dije – yo me pondré debajo y mientras te la follas le iré comiendo el coño.
Eso hice contemplando el metisaca y comiéndole el chocho. Tenía la polla del chico rozándome muchas veces la boca, cosa que aún me excitaba más y cuando mi mujer empezó a gritar que no parásemos, que se estaba corriendo, el chico dio un envite corriéndose en el coño de mi mujer y una gran parte de su semen cayó en mi boca a la vez que yo me corrí también, pues no había dejado de pajearme. Cuando ya nos despedíamos del chico, dio un beso a Catalina en la boca y tocándole el coño, me dijo:
– Venid por aquí más a menudo. Tienes una mujer muy cachonda y que folla muy bien.
Con Pilar y Luis nos llamamos por teléfono y nos contamos todo. En Navidades nos dijeron que tenían intención de venir unos días a Madrid y que, por favor, les buscásemos un hotel.
El día que llegaron, les dijimos que como estamos solos en casa y hay dos dormitorios libres, que se viniesen con nosotros, cosa que aceptaron. La primera noche ya dormimos juntos. Pilar y Catalina, las muy zorras, no paraban de meterse mano poniéndonos cachondos a nosotros.
-Como ya te han abierto más el coño – le decía Luis a mi esposa -no tendrás inconveniente en que te meta mi calabacín, como tú dices.
Después de mucho magreo, empezamos a follar. Una de las veces, Pilar y yo hacíamos un 69 y cuando más animados estábamos, la muy zorra empezó a meterme un dedo en el culo. Noté un estremecimiento de placer, un placer que nunca había sentido. Al ver que yo no protestaba, ella siguió hasta que, cuando lo creyó conveniente, me introdujo dos. Luis y Catalina ya estaban follando.
– ¡Cabrón, como duele al principio, pero que gusto me da después! – le decía mi mujer – ¡Venga, no pares, sigue, sigue que me estoy corriendo!
Pilar se puso encima de mí y se la metió toda en el coño mientras me daba la vuelta, me atenazaba con sus piernas y me introducía un dedo en el culo diciendo:
– ¡Toma, cabrón, verás como esto te va a gustar!
Así fue como me corrí, sintiendo un placer desconocido para mí, pero muy satisfactorio. El día siguiente, sábado, llevamos a nuestros amigos al club de intercambio. Quedaron alucinados de ver como en la pista, mientras se baila, se meten mano e incluso alguna pareja folla.

Yo estaba con Pilar y le tenía la falda levantada cuando se pegó una pareja y el tío empezó a meterle mano. Al momento estábamos los cuatro sobándonos a fondo. Cuando vimos en un rincón de la pista a Catalina apoyada en un taburete y a Luis que la estaba follando estilo perro mientras un tío le estaba sobando las tetas que le había sacado fuera de la blusa, pasamos a los cuartos de las colchonetas. Allí follamos las tres parejas y el tío, que aún no sé de donde había salido. Yo jodí la a otra chica y a mi mujer se la jodieron los tres tíos. Ya de madrugada, volvimos a casa. Nada más llegar, Pilar me dijo:
– ¡Oscar, que cabrón eres, no me has follado en el club así que, por lo menos cómeme el coño ahora!
La tumbé en la cama y me amorré a su chocho. Así estaba cuando Luis y mi mujer empezaron a chuparme la polla a la vez que un dedo se paseaba por mi culo. Era el de mi mujer pero pronto noté que me suavizaba el ano con saliva y una cosa muy dura se apoyaba en mi orificio. Quise gritar pero Pilar oprimía mi boca contra su coño pero oí como la zorra de mi mujer me decía:
– Ya verás como al principio te duele un poco pero enseguida te va a dar mucho gusto.
La polla de Luis se iba metiendo hasta que noté como me partía el culo a la vez que, con sus manos, me agarraba la polla meneándomela. Catalina se puso a horcajadas sobre la cara de Pilar, que le metió la lengua en su coño a la vez que se besaba con Luis. Así nos corrimos los cuatro y aunque quedé con el culo dolorido, supe lo que es disfrutar ya que nunca pensé que me gustase la bisexualidad. Cuando nos despedimos de Luis y de Pilar nos abrazamos como los buenos amigos que somos y prometiéndonos repetirlo lo antes posible. Hace pocos días, estando follando mi mujer y yo, ella me dijo:
– Tengo una sorpresa para los dos.
Fue a la cocina y vino con un calabacín, que introdujo en el coño pero metiéndome la otra punta a mí, en el culo.
– Mira, es como si Luis nos follara a los dos – dijo.
Próximamente iremos al club, bien para un trío o para un intercambio. Catalina dice que lo que no ha follado antes, después de sus 50 años, desea gozarlo ahora con tíos más o menos jóvenes que se la follen bien. Cosa que yo disfruto viéndolo.