Relato erótico
Nos conocimos y …
Ambos están casados y se conocieron en un chat. Se sinceraron el uno con la otra y acabaron contándose sus vidas. Ella, no estaba muy satisfecha, sexualmente hablando, y poco a poco se animaron y se conocieron.
Manuel – Tarragona
Después de leer muchos relatos, que además me encantan, me atrevo a contar mi historia. Esto ocurrió hace más o menos un año atrás, cuando chateando conocí a una mujer. Lo hacíamos en buena onda, sobre la familia, el trabajo y como ambos estábamos casados, a la pregunta típica de cómo va tu matrimonio, me contestó:
– Al comienzo casi bien, pero…
– ¿Hay problemas?
– Sí, pero después te cuento, cuando esté sola.
Insistí en el tema un día en que estaba solo y ella igual, ambos en nuestras casas. Estábamos chateando cuando ella me preguntó cómo, iba mi matrimonio en lo sexual, yo le dije que bien y le pregunté:
– ¿Y a ti como va?
Me dijo que no muy bien ya que su marido es mayor que ella. Ella tiene 37 años y el marido 59. Me contó que su marido pasaba poco con ella en la cama, y que toda su vida había sido un desastre, ya que se subía encima, hacía un par de movidas, se corría y se ponía a dormir. Yo le pregunté si siempre era igual y me dijo que sí, siempre igual.
– ¿Pero nunca has tenido un orgasmo? – insistí.
– No sé lo que es ya que siempre igual, siempre le he sido fiel, y no podría opinar algo diferente, ya que he tenido sexo solo con él.
Yo le dije que había perdido toda una vida, que su marido no había sabido aprovecharla, que yo aguantaba más de media hora sin correrme dándole placer a la mujer pero ella me dijo que no fuera mentiroso. Yo le aseguré que no mentía y que tendría que probar para comprobar que era verdad. Al no responderme, le escribí varias veces pensando que la había molestado, respondiéndome que se había quedado dando vueltas a la propuesta. Entonces le pregunté qué había pensado y me dijo:
– No sé, mejor cambiamos de tema.
-¿Es que no te gusta lo que digo, o no te gusto como persona?-pregunté.
Ella me conocía por fotos pero yo a ella no, ya que, según me dijo, no tenía fotos para mostrar. Ella me decía que era morena, delgada, buena presencia, enfermera y añadía que los piropos en su trabajo eran frecuentes, que varios tipos tenían ganas de llevarla a la cama, pero que nunca les daba importancia, que tenia hermosas piernas, y se ponía biquini parecía de menos edad y las miradas de los hombres eran muy provocativas, que su trasero es duro, redondito, que sus tetas eran pequeñas y nada caídas.
-Te puedo preguntar algo sin que te siente mal -le pregunté- y al decirme que no me preocupara, añadí- ¿Como tienes la cosita de abajo?
Riéndose me contestó que se arreglaba los pelos para ir en bikini.
– Me dejo un moñito y corto los pelos por al lado de los labios de la cosita, no me depilo, pero si me corto los pelitos.
– ¡Que hermosa debes de estar! – le dije – ¿Dejarías verlo a un extraño?
Nuevamente silencio, y entonces añadí que mi fantasía era estar con otra mujer, y si estaba casada mejor aún, y si añadía lo de casada era porque entonces es algo pasajero, sin compromisos, ya que solo es una fantasía.
– No quiero problemas, quiero a mi familia, solo sexo es mi fantasía.
– Me encanta como dices las cosas, vas al grano de inmediato – exclamó.
– Si lo digo es verdad, ¿para qué voy a mentir?
Hablamos de muchas cosas hasta que vi que el terreno era apropiado y le pregunté:
– ¿Te excita nuestra conversación?
– Sí, me siento rara, noto húmedo mi tanga, algo que no es usual en mi…
– respondió.
– O sea, eso significa que te gusta nuestra conversación.
– Sí – respondió-
– ¿Has tenido sexo virtual? – le pregunté.
– ¿Qué es eso?
Le conté que conversando y diciéndose cosas calientes o como estarías con la otra persona, te calientas y te masturbas.
– ¡Ah, no! – respondió – Nunca lo he hecho y nunca me masturbo.
Al preguntarle si me lo decía en serio, insistió en que sí, en serio. En ese momento me atreví a la pregunta que hacía rato quería hacerle.
– Oye ¿y te gustaría hacer realidad nuestra fantasía?
Silencio nuevamente, pero al rato me respondió que no sabía. Entonces me dije a mi mismo que aquello podría funcionar.
-Eso significa que podría ser -le dije- que te gustaría disfrutar y tener orgasmos sin que tu pareja acabase apenas te montase…
-Sí, me gustaría, pero me da cosa, nunca lo he hecho, pero me gusta la idea, te tengo confianza ya que nos has sido grosero, esta conversación se ha dado sola y quiero y deseo experimentar algo nuevo…
Estábamos en ciudades distantes unos 100 a 120 kilómetros, y quedamos en que un día, viernes en que ella tenía turno, pero que podría arreglar la salida al mediodía. Yo pediría permiso en mi trabajo y en casa diría que viajaba por trabajo.
Esto ocurrió en vacaciones de invierno durante las cuales mi mujer viajó con nuestros hijos y quedé solo. Me fui el viernes con la duda que no nos veríamos, pero me arriesgué. Llegué al medio día, habíamos quedado, sobre la una de la tarde, en encontrarnos en la plaza de la ciudad y en eso estaba, dando vueltas, cuando sonó mi móvil. Era ella que quería saber donde estaba. Yo le dije que había llegado y estaba en la plaza, contestándome que hacia allí iba.
– ¿Como vas vestida? – le pregunté para reconocerla.
– De negro, falda y abrigo.
Yo, súper nervioso e inquieto, volví a llamar y entonces me dijo que ya estaba en la plaza. Cuando la vi viene hablando con el móvil, nos saludamos, nos miramos y reímos como dos adolescentes. Le dije que tenía mi coche a dos manzanas y caminamos hablando de no recuerdo qué cosas. Yo ya había visto por Internet algún motel, ya que el acuerdo era ir de inmediato a sitio de esos para que nadie nos viera. Era uno retirado del centro, de esos que se arriendan por tres horas, ya que ella me dijo, riéndose, que íbamos a estar más que más una hora.
Entramos, nos abrazamos y nos besamos de inmediato, su cuerpo tiritaba, era delgada, con lindas piernas, de cara no era realmente hermosa, pero muy atractiva y me gusto como era. Bajé mis manos hasta sus nalgas, y comencé a subir su vestido, a meter mano en su culo, pasé mis manos por tu coño mientras ella, solo gemía.
Yo, en tres tiempos, estaba solo en calzoncillos, la abracé nuevamente, le saqué la blusa, el sujetador, y comencé a besar sus pechos, duros, tiesos, con unos pezones exquisitos, que mamé.
Ella estaba cada vez más agitada y se sacó el tanga. Tenía un cuerpo de diosa. Entonces me saqué el calzoncillo con mi polla levantada y muy dura.
Metí mi mano en su coño y estaba muy húmeda, la sobé, sentía sus pelos cortitos y metí mi dedos en la raja, estaba mojada, muy mojada, y la empecé a masturbar estando de pie. La besaba y mis dedos jugaban en su coño y así se corrió solo con mis dedos. Me apretaba muy fuerte y respiraba rápido hasta que oí un gritito. Estábamos en la orilla de la cama, se dejó caer sin soltarme, caí sobre ella, abrió sus piernas y mi polla entró sin problema de lo mojada que estaba. Pegó otro gritito y pensé que le había dolido, por lo que le pregunté qué pasa, pero ella no decía nada solo gemía.
Mi polla estaba tan dura que me dolía un poco y empecé a moverme, a entrar y sacar mi polla de su coño. Así le llegó su primer orgasmo, daba gritos cortos y su respiración era rápida mientras yo seguía dándole al tiempo que besaba sus tetas. Sus pezones estaban muy duros. Pero yo de repente paraba, no quería correrme, la besaba pero seguía metiendo. Esta mujer realmente estaba necesitada, solo era orgasmo tras orgasmo, hasta que me pidió que me bajara. Estaba muy cansada.
– ¿Te has corrido? – me preguntó y al decirle yo que no, añadió – ¿Tanto te dura?
– Sí – le dije – me puedo controlar
La besé queriendo meter mis dedos en su ano, pero se asustó y me dijo que ahí no, que debía de doler mucho. Yo quise seguir con mi dedo pero no me dejó, dándose la vuelta colocando su culo en mi polla, pero diciéndome que no lo intentase. Yo solo atiné a besar su cuello y mis manos fueron de nuevo a su coño y ella abrió las piernas para facilitar que mis dedos jugaran. Comenzó a gemir y yo le decía cosas al oído:
– ¿Estás gozando, como estás zorrita?
Ella no decía nada, pero se corría con mis dedos en su coño. Creo que se había corrido unas tres veces con mis dedos, ni sabía que era multiorgásmica, cosa que me contó después. Luego se dio la vuelta, me besaba y me decía:
– ¿Qué hago ahora para complacerte? – al ver mi cara, añadió – Por atrás no, cualquier cosa menos eso.
– Pues chúpame la polla.
– Nunca lo he hecho pero… te complaceré.
Comenzó torpemente, pero luego se acopló bien preguntándome a intervalos, si lo hacía bien. Yo decía:
– Sí, lo haces muy bien, aprendes rápido… que gusto me das, sigue…
Me estaba haciendo una mamada de miedo, hasta que la oí decir que deseaba montarme. Se puso en cuclillas y se fue metiendo mi polla en el coño mientras yo le sobaba las tetas. Así comenzó a cabalgar sobre mí, con una cara de estar gozando. Tenía los ojos cerrados y gritaba cuando se corrió muy rápido, pero seguía moviéndose. Estaba gozando como nunca, se movía, gritaba y su respiración era muy rápida hasta que cayó sobre mí diciendo:
– Ha sido maravilloso, nunca pensé que se podía gozar tanto.
Estaba muy agitada, me besaba, estaba muy agradecida, pero yo aún no había acabado y entonces me dijo:
– ¿Qué quieres que te haga?
– Mámala, quiero correrme en tu boca – le contesté.
Me miró como dudando, pero estaba tan excitada que bajó y me la volvió a mamar mientras yo me masturbaba y cuando estaba a punto de acabar le dije:
– ¡Métetela en la boca!
Lo hizo y descargué todo mi semen, teniéndoselo que tragar todo para no ahogarse. Habían pasado dos horas, la besé, recorrí todo su cuerpo con mis manos y estaba mojada, mis dedos la volvieron a calentar, entonces, le dije que se diera la vuelta,
– No – me dijo – no insistas, por atrás no.
– Date la vuelta, que te la meto por el coño.
Se puso a cuatro patas y se la metí desde atrás. Qué hermoso se veía su culo. Era una visión maravillosa, ni yo me la creía, no hacía mucho que había acabado, y ya la tenía dura nuevamente. Normalmente en casa un polvito y descansar, pero ahí estaba de nuevo dándole. Que gusto daba sentir su cosita mojada, mi polla brillaba con sus jugos y empecé el metisaca haciendo que se corriera como dos veces y en la última le dije:
– Ahora me voy a correr yo igual.
– Sí, hazlo dentro de mí, quiero tus jugos dentro de mi coño.
Gemía mientras se estaba corriendo, y yo me corrí dentro de ella, no fue tan abundante como la anterior, pero fue bueno, nos besamos y me dijo:
– No sé qué decir, pero ha sido maravilloso, la fantasía más buena de mi vida.
Me dijo que ella se ducharía en casa y cuando yo salí de ducharme ella estaba vestida, yo también me vestí y ella me dijo:
– Despidámonos aquí, no quiero que me vean.
Nos besamos muy apasionadamente, se pintó y nos marchamos. La dejé cerca del centro de la ciudad y le dije que yo llegaría en unas dos horas para que entrase al Chat.
– Te estaré esperando – me dijo.
Me dirigí a mi ciudad y por el camino solo pensaba lo maravilloso que fue, que cuantas mujeres les pasará lo mismo por culpa de sus maridos. Realmente esta mujer estaba necesitada de sexo.
Besos, hasta otra si es que tengo algo que contarte.