Relato erótico
Noche salvaje
No tenía muchas ganas de salir, pero su amiga la convenció. Le dejó ropa atrevida, como la que ella llevaba y salieron a divertirse. Fueron a un bar musical y se sacaron de encima a unos cuantos tíos pasados de copas. De pronto apareció un chico, atractivo y muy agradable. Las invitó a tomar una copa y decidieron irse a otro sitio.
Sonia – ALICANTE
Me llamo Sonia, vivo en Alicante y voy a contarte lo que me ocurrió a mi y a mi amiga íntima Alba, un sábado por la noche. Yo no tenía muchas ganas de salir pero, cuando ella me vino a buscar a casa, decidí salir. Alba vestía espectacularmente, como siempre, con una mini roja muy cortita, un top negro que ceñía sus tetas, pero dejándolos al aire más de la mitad, y sobre el top solo una blusa transparente, abierta, la melena suelta y zapatos de tacón alto.
Me sentí la fea del cuento, pero ella tenía planes para mí, así que sacó de un bolso algo de ropa, me ordenó ir a darme un baño y al salir me hizo vestir una mini negra, cortita, blusa azul semi-transparente, zapatos altos y listas para la aventura. Ni me imaginaba que realmente, iba a ser una aventura.
Fuimos a un bar céntrico, nos sentamos cerca de la barra y empezamos a tomar unas copas hasta que, al poco, se acercaron varios chicos, pero no teníamos ganas de lidiar con borrachos, así que no les hicimos caso, hasta que llegó uno de aspecto muy distinto.
Se llamaba Alfredo, se acercó a nosotras y nos dijo que si le permitíamos invitarnos a unas copas. No sé bien por qué aceptamos. Se sentó y comenzamos a conversar, hablamos de su vida, de la nuestra, de todo y al cabo de un par de horas parecía que éramos amigos de muchos años.
Seguimos bebiendo y de repente él se puso en pie y nos invitó a bailar a las dos. Debo reconocer que el alcohol nos hizo aceptar y a los pocos minutos éramos el centro de atención del lugar. Todos nos observaban, bailamos, reímos y hasta empezamos a cachondearnos un poco. La música se hacía cada vez más provocativa, exótica, y nosotros cada vez, y sin proponérnoslo, nos estábamos calentando. De repente él nos miró fijamente y nos dijo:
– Que os parece si nos vamos de aquí, a un lugar más íntimo…
Nos quedamos sorprendidas pero aceptamos, ese día teníamos ganas de jugar juegos distintos, así que salimos y nos dirigimos a mi coche ya que el no llevaba. Salimos rumbo a un motel, pero como solo admiten a una persona, nos dispusimos a esconder a una, que resultó ser Alba, pues yo iba conduciendo. Entramos, pagamos y al cerrarse la puerta ella salió del coche y pasamos los tres a la habitación. Era amplia, limpia, encendimos la tv y nos tiramos los tres a la cama, Alfredo desde luego en el centro y cada una de nosotras a un lado de él.
Buscamos por consenso una película porno y como si lo hubiéramos hecho muchas veces, Alba y yo comenzamos a acariciar a Alfredo. Yo fui más ágil y le gané a Alba la boca de Alfredo, comenzando a besarnos mientras ella le abría la camisa y comenzaba a besarle el pecho. Sus manos nos acariciaban a las dos ya debajo de la ropa y no sé bien como es que quedamos los tres desnudos, pero sucedió rápidamente. Entonces Alba comenzó a acariciarle la polla, suavemente, mientras yo empezaba a recorrer su pecho con mi boca y él se dejaba querer.
Al rato Alba se colocó entre sus piernas y se dedicó a mamarle la polla, haciéndoselo muy suave, pero tragándose todo lo que podía. Mis manos y mi boca recorrían su pecho pero mi destino final era ayudar a Alba con la polla de Alfredo. Entonces él me asió por las caderas y me hizo montarlo dejándole la raja de mi coño en su cara y mi boca cerca de Alba la cual, al ver esto, se sacó la polla de la boca y me lo ofreció, quedando así trenzados en un 69.
Su boca me derretía, su lengua dentro de mi raja me excitaba demasiado y sus dedos no dejaban en paz mi clítoris así que, de repente estallé en un orgasmo espectacular. Alba empezó entonces a lamerle los huevos, metiéndose uno y luego otro en la boca mientras yo no paraba de hacer un metisaca a mi boca con la verga de Alfredo, cada vez más dura. No sé cuanto tiempo estuvimos así pero estábamos excesivamente calientes.
Cuando nos detuvimos, Alfredo me guió hacia su verga y me hizo sentarme en ella, dándole la espalda, a continuación cogió a Alba de la mano y la hizo ponerse de espaldas a mi, haciendo que se sentara en su cara, así que mientras yo cabalgaba su verga, él devoraba la raja de mi amiga.
Comencé a subir y a bajar sobre esa caliente y dura polla, apretando mi coño cada vez que bajaba para que él sintiera más placer y mientras eso pasaba, él tenía su boca, dedos, lengua, dientes, clavados dentro de la raja de mi amiga. Los tres gemíamos como locos y yo estaba gozando mientras mi amiga casi gritaba del éxtasis.
Cuando él estaba a punto de correrse, me hizo detener y vino un cambio de posturas. Alfredo puso a Alba a cuatro patas y me pidió ponerme debajo de ella, como si fuéramos a hacer un 69, pero libres de hacerlo o no, lo único que me pedía era que a la hora que él estuviera follando a Alba, yo le mamara los huevos, así que él primero me hizo mamar su verga un poco y luego empezó a enterrársela a mi amiga bien adentro, empezando yo a mamarle los huevos.
Nos movimos salvajemente durante un rato y al calor de la calentura que teníamos, mi amiga sacó de su bolso un envase de desodorante, muy parecido a una verga y empezó a metérmelo dentro de mi raja húmeda. No sé que sentí pero casi al entrar esa cosa en mi cuerpo, me corrí salvajemente, pero ella no dejó de hacerme un metisaca, al ritmo en que ella era follada por Alfredo. Yo no sabía si gemir, gritar, mamarle los huevos a Alfredo o qué, solo sé que estábamos gozando salvajemente los tres.
Una vez más, cuando Alfredo estuvo a punto de correrse, se detuvo e hizo que cambiáramos de lugares Alba y yo, ella abajo, yo a cuatro patas sobre ella y Alfredo detrás de mí. Cogió una crema de algún lado y empezó a meterme un dedo en el culo. Yo estaba gozando.
Alba le mamaba la verga a Alfredo mientras él me preparaba el culo y yo le enterraba el desodorante a mi amiga que ya estaba muy mojada. Una vez listo mi ano, Alfredo sacó la verga de la boca de Alba y me la puso en la entrada de mi culo. Yo esperaba que me penetrara suave, pero tomándome con fuerza de las caderas, me enterró la verga hasta el fondo, por lo que de mi garganta salió un alarido de dolor, pero él no me dejó en paz y empezó a cabalgarme rápidamente, como poseído y después de unos instantes yo estaba gozando como una loca con cada arremetida de su verga en mi culo.
Los tres caímos en un salvajismo loco, nunca antes vivido, estábamos tan coordinados que cuando él por fin empezó a acelerar para correrse por fin en mi culo, yo aceleré el metisaca del desodorante en la raja de mi amiga. Para ponerme totalmente a tono, Alfredo empezó a jugar con mi clítoris hasta que yo también quedé a punto de correrme y así los tres nos follamos los unos a los otros hasta que la primera en correrse fue Alba, luego yo y casi de inmediato Alfredo se derramó en mi culo.
Al terminar los tres, después de unos instantes, nos fuimos al baño y nos duchamos, luego regresamos a la cama, nos acostamos y acariciándonos suavemente, totalmente satisfechos, fuimos quedándonos dormidos.
Cuando nos despertamos, nos duchamos, llevamos a su casa a Alfredo, luego yo llevé a mi amiga a la suya y en mi casa me volví a meter en la cama para no despertarme, muy tranquilizada, hasta media tarde.
Besos, querida Charo.